sábado, 25 de mayo de 2013

Christophe Dejours en Argentina: Los sindicatos europeos han entrado en un proceso de colaboración con la patronal (Parte II)

viernes, 17 de mayo de 2013- Argenpress


Desgrabación y Edición: Mario Hernandez (especial para ARGENPRESS.info)

Del 2 al 10 de mayo visitó nuestro país, invitado por la revista Topía, el psiquiatra y psicoanalista francés y director del Laboratorio de Psicología del Trabajo en Francia, Christophe Dejours, quien está especializado en temas laborales y posee una vasta producción bibliográfica, entre otros, La banalización de la injusticia social y Trabajo Vivo (Tomos I y II) que presentó en la Feria del libro de Buenos Aires, ambos editados por Editorial Topía.

El presente texto corresponde a la segunda parte de una larga conferencia de prensa que diera el pasado 2 de mayo en la Alianza Francesa de Buenos Aires.

P: ¿Cómo es la relación de las empresas con la nueva generación de jóvenes? ¿Qué hacen para atraerlos al trabajo? Porque no tienen miedo de perder el trabajo, tienen otra relación con la empresa.
R: El fenómeno de la Generación Y. Me parece que hay algo de cierto en lo que Ud. dice, sin embargo, el fenómeno es mucho menos importante de lo que se sostiene. Al interior de la misma generación la mayoría de los jóvenes no se comportan como la Generación Y de la que forman parte. Es un fenómeno minoritario y se puede entender fácilmente porqué.
Efectivamente, en esa minoría hay prácticas sociales nuevas y una manera de negociar la relación con el trabajo diferente que es el resultado, un efecto secundario podría decirse, de las nuevas formas de organización del trabajo que transformaron profundamente las relaciones entre las personas, no solo las de solidaridad y cooperación, que fueron desestructuradas por los nuevos métodos.
Hoy podemos ver que los trabajadores que más se comprometen, que más participan en su trabajo, son los que corren más riesgos por su salud mental porque las mismas empresas que les piden que se comprometan al máximo con su trabajo, que los amenazan con las evaluaciones individualizadas, son capaces unos años más tarde de deshacerse de ellos como un pañuelo descartable. Incluso de practicar métodos de acoso hasta que cometa un error para luego poder echarlo con causa. Si uno está muy comprometido con la empresa ese cambio de actitud puede ser muy peligroso.
Los que mantienen una distancia grande con respecto a la empresa, que hacen el mínimo, no se suicidan cuando la empresa se vuelva injusta con ellos porque ya lo sabían de antemano. En cambio, cuando uno creyó en su empresa y se comprometió, corre muchos más riesgos en cuanto a su salud mental.
Hay jóvenes que pertenecen a un medio burgués favorecido y que pudieron darse cuenta de que la empresa no es leal, que el nuevo management tiene un cinismo mucho peor que la empresa paternalista ya sea que se trate de Ford en EE. UU. o en Japón en el sistema de Toyota. Los empresarios ya no son leales y los jóvenes que cursaron estudios superiores lo entendieron bien. Siguen cursos, miran los programas en TV, están al corriente de los trabajos, hay todo un avance de la crítica social que comenzó hace ya algunos años y esos jóvenes no quieren reproducir el modelo de sus padres porque saben que es una trampa. Si la empresa es desleal no hay que comprometerse mucho.
En realidad, es una minoría la que puede hacer eso. La Generación Y está formada por personas muy capacitadas técnicamente, son inteligentes, cultivados y comprendieron que hay que comportarse con habilidad sino corre riesgos su salud mental y como no tienen confianza en las empresas negocian en cuanto a los riesgos que pueden correr por su salud mental y tienen la convicción que primero se tienen que ocupar de su salud, de su placer individual porque nadie lo va a hacer en su lugar, sobre todo, la empresa.
Para eso hay que tener un poder de negociación, no alcanza con ser joven, se necesitan verdaderas competencias profesionales, sino no se puede negociar con la empresa y rechazar un contrato que le desagrada o juzgar con provocación el funcionamiento de la jerarquía porque sino uno perderá su trabajo. Pero estos jóvenes se burlan de eso.
No puedo ser totalmente afirmativo pero creo que muchos de los que pueden inscribirse dentro de la Generación Y son personas que tienen un sentido de la seguridad que no les viene solo de ellos mismos sino de su medio social. Si no tienen trabajo la familia los va a ayudar. Hay dinero suficiente para que puedan pasarse un año desempleados, pero el caso no es el mismo para todos. Eso les permite efectivamente tener una relación diferente con el empleador que se ve un poco desorientado con esa actitud porque la mayoría son personas muy sometidas, más que antes, sin duda y además tienen miedo.
Existe la Generación Y. ¿Cuál es su futuro? Para mí no es posible decirlo ahora en lo inmediato, pero es posible que gracias a las redes sociales, es decir, estas nuevas formas de comunicación entre jóvenes que saben utilizar muy bien esas técnicas, lleguen a formar redes de información en cuanto al funcionamiento de las empresas porque no son todos tan cínicos y tal vez logren producir una cultura específica de resistencia a la empresa neoliberal y a formar nuevas formas de solidaridad. Si lo lograran sería un enorme peligro para la empresa neoliberal, pero pienso que son minoritarios y lo van a seguir siendo. Tampoco, por ahora, han llegado a formar un pensamiento político porque tienen otras relaciones sociales en las que se da preponderancia al individualismo y no se ve que promuevan una cultura política diferente.

P: Mi pregunta apunta al concepto de “vivir juntos”. Este vivir juntos que en algún punto se dio en las décadas intermedias del siglo XX era en un contexto donde los trabajadores trabajaban gran parte de su vida en la misma empresa y donde no había una gran rotación laboral. ¿En qué medida eso podría darse en un contexto como el actual donde hay mucha rotación y las personas cambian constantemente de trabajo y hay concepciones más individualistas de la vida?
R: Tiene razón en general. La precarización del empleo es profundamente perjudicial para que se cree esta cooperación y el vivir juntos, es cierto. De todos modos, muchas actividades de producción exigen una estabilidad del empleo, sobre todo a causa del desarrollo de las actividades de servicios. Muchas de ellas exigen la estabilidad del personal, por ejemplo, los docentes, los profesores tienen que permanecer estables porque si se cambian todo el tiempo los alumnos trabajarán mal. También en el caso de los médicos la estabilidad es muy importante para la calidad del servicio. En el caso del urbanismo también se necesita estabilidad. En los bancos, los grandes banqueros, sobre todo los internacionales, tienen que ser muy estables porque las negociaciones son muy largas para hacer una buena adquisición y se necesita una cooperación considerable entre banqueros, juristas, aseguradoras y, a menudo, tienen que participar muchos bancos. Todas esas actividades de servicio dependen de la confianza y se necesita tiempo para crearla. Cuando se ha logrado hay que conservarla. Hay muchas actividades que exigen estabilidad y, a pesar de eso, los métodos de organización del trabajo que promueven los managers incluso en los servicios públicos son de evaluación individualizada del rendimiento que rompen con la cooperación y el vivir juntos, deteriorándolos. Ahí hay un desafío importante para los próximos años y creo que es posible que se reconstituya un movimiento alternativo a partir de los trabajadores para luchar contra esas formas de organización y contra la gestión.
Solo a partir desde abajo porque los sindicatos, por lo menos en Europa, y en Francia en particular, han cambiado mucho y han entrado en un proceso de colaboración con la patronal. Se llama “sindicalismo de acompañamiento”. Ya no es más un sindicato de lucha, entonces la reconstitución del “vivir juntos”, si es posible, va a depender de la reconstrucción de nuevos métodos de cooperación que los asalariados van a llevar en contra de la dirección y la obligarán a negociar, retomarán el poder sobre la organización del trabajo lo que es posible porque probablemente los asalariados van a poder beneficiarse en muchos lugares de la población que reclama un buen servicio y entonces también podrán intervenir en las negociaciones con la empresa pública.
El futuro del que Ud. habla, del que no estoy muy seguro, consiste en aprovechar esa dimensión particular de la organización del trabajo que se llama la cooperación transversal.
Hay tres tipos de cooperación:
a) Horizontal, entre los colegas, de la que hablamos, para desarrollar el vivir juntos.
b) Vertical, que también participa en ese vivir juntos, porque cuando estamos en un colectivo de trabajo necesitamos buenos jefes. Es muy difícil trabajar en un grupo cuando el jefe es malo. La cooperación vertical también aporta su contribución al vivir juntos.
c) Pero para las actividades de servicio, la tercera dimensión de la cooperación, es con el cliente o beneficiario del servicio. La calidad del servicio depende de la capacidad que se tenga de crear una cooperación entre el que aprovecha el servicio y el que lo presta. Por ejemplo, para que un enfermo pueda recibir un tratamiento médico adecuado hay que crear una cooperación entre el enfermo y el médico. Para la gran mayoría de las enfermedades crónicas, la diabetes, por ejemplo, en la insulinodependencia, se necesita una cooperación entre el paciente y el médico. La calidad del control de la diabetes depende de esa cooperación y, por lo tanto, también del trabajo producido por el enfermo. En la escuela los alumnos no pueden beneficiarse del profesor sino aceptan cooperar con él, sino no hay ninguna transferencia del saber posible. El profesor no es solo una persona que transmite el saber, sino que inventa la cooperación con los alumnos. Hasta ahora no lo habíamos analizado, pero eso forma parte del trabajo.
Esa cooperación en todas las actividades de servicio, sobre todo el público, pero también en el privado, por ejemplo, la distribución en los centros agroalimentarios también es una relación de cooperación entre clientes y vendedores. Tienen que entenderse para saber qué producto comprar, también si se trata de materiales de construcción, herramientas, ferretería. Cada cliente los compra en función del consejo que le da el vendedor. Este tiene que ser capaz de evaluar las capacidades técnicas del cliente para aconsejarle qué máquina le conviene comprar y no la otra que es mejor pero no va a saber cómo utilizarla. La relación entre cliente y vendedor es complicada. Un centro comercial es también un lugar de estructuración del bien social, siempre en torno al trabajo, por eso se puede pensar que en el futuro el vínculo que se establezca entre los trabajadores que producen servicios, en la salud, la escuela, los centros comerciales y la población, va a ser un medio muy poderoso para obligar a las empresas a cambiar su management y modificar la organización.
Es posible reconstruir el “vivir juntos” sobre la base de nuevas solidaridades que siempre son modos de cooperación. El desarrollo de las comunidades locales va a cumplir un papel importante en la medida que existan como colectividades y vivir juntos, trabajando juntos en las asociaciones, culturales o militantes, de defensa del barrio, por ejemplo, pero siempre se trata del trabajo y ahí se puede construir el “vivir juntos”.

http://www.argenpress.info/2013/05/christophe-dejours-en-argentina-los.html

Christophe Dejours en Argentina: La transformación del trabajo provocó la crisis en Europa (Parte I)

martes, 14 de mayo de 2013- Argenpress



Desgrabación y Edición: Mario Hernandez (especial para ARGENPRESS.info)

Del 2 al 10 de mayo visitó nuestro país, invitado por la revista Topía, el psiquiatra y psicoanalista francés y director del Laboratorio de Psicología del Trabajo en Francia, Christophe Dejours, quien está especializado en temas laborales y posee una vasta producción bibliográfica, entre otros, La banalización de la injusticia social y Trabajo Vivo (Tomos I y II) que presentó en la Feria del libro de Buenos Aires, ambos editados por Editorial Topía.

El presente texto corresponde a la primera parte de una larga conferencia de prensa que diera el pasado 2 de mayo en la Alianza Francesa de Buenos Aires.

P: ¿Podría explicarnos por qué, según su perspectiva, el trabajo se puede transformar en un factor de salud y emancipación o, por el contrario, de enfermedad y alienación?
R: En principio la explicación es la relación entre la organización del trabajo y la subjetividad o salud mental. Algunas formas de organización del trabajo son particularmente nocivas para la salud mental. En un período reciente, desde los ’90, nuevos métodos de organización del trabajo han provocado un gran deterioro en relación a la salud mental hasta el hecho que han aparecido casos de suicidios en el lugar de trabajo. El primero que se conoció en Francia fue en 1995.
Entre los nuevos métodos de organización del trabajo los más nocivos se relacionan con la cuestión de la gestión. Hasta ese momento el peso de la organización del trabajo estaba puesto en los ingenieros y pasó a los managers.
Los nuevos métodos implican la introducción de la evaluación individual del rendimiento, la introducción de la calidad total y de la precarización como modelo que viene a reemplazar al anterior que tendía a ir hacia la estabilidad con contratos de trabajo de duración indeterminada.
La evaluación individualizada del rendimiento lleva a todos los trabajadores asalariados a un proceso de competencia generalizada, incluso entre ellos mismos, y si a esa evaluación se asocia una amenaza al puesto de trabajo, la competencia se vuelve aún más grave. Se desata una lucha individual donde cada uno piensa en sí mismo, donde el éxito de un colega resulta malo para mí, donde todo está permitido, hasta la competencia desleal, donde generalmente la solidaridad se va destruyendo. Cada uno está solo en un mundo hostil. Representa un cambio muy profundo de la organización del trabajo.
Para revertir esa situación hay que dejar un poco de lado la evaluación individual e interesarse por el trabajo colectivo y las condiciones de posibilidad de la formación de una cooperación. Esta no es posible si la gente no se habla, para cooperar hay que escuchar al otro, hay que expresar el propio punto de vista, aceptar el debate, buscar soluciones intermedias, acuerdos, etc., y esa dinámica necesaria para construir la cooperación, también es una dinámica que se reconstruye al mismo tiempo que el saber vivir, el vivir juntos, la convivencia y la solidaridad.
La verdadera prevención de las enfermedades mentales en el trabajo no es un asunto que concierna solo a los psicólogos ni a los médicos. Antes no se registraban suicidios en los lugares de trabajo porque existía ese vivir juntos, había solidaridad y nunca se habría dejado que un colega cayera en la depresión. Sus colegas se hubieran interesado en él, le habrían hablado, le habrían exigido que él hablara y no lo habrían dejado solo.
Entonces, la verdadera prevención es esta cuestión de vivir juntos en el trabajo y que la cooperación sea el principal principio en la producción. Vivir juntos no depende solo de bellas intenciones, se forma en la relación con el trabajo, para afrontar las dificultades del trabajo y necesita una ayuda de los demás, no solo de quienes están en una misma línea, sino también de que mi jefe me ayude. Mis subordinados también, porque la acción está orientada hacia una obra común. Todos aprendemos a desarrollar capacidades para vivir juntos.

P: Ud. sabe que Europa está sumergida en una crisis descomunal. Las condiciones objetivas no son las mejores para generar una situación de solidaridad que evite el sufrimiento en el trabajo, ¿en qué medida se ha profundizado tal cual lo describe en sus libros?
R: No estoy tan seguro que la crisis sea la causa del agravamiento de las patologías mentales. Tal vez voy a ser un poco provocativo. Pienso que es todo lo contrario: fue la transformación del trabajo la que provocó la crisis. La introducción de nuevos métodos, en particular la gestión que dejó de lado a los ingenieros y que permitió aplicar un proceso de reducción de personal. No solo se trata de un cambio científico de la ingeniería a la gestión, se trata de una transformación de los métodos de dominación.
La llegada de las ciencias de la gestión permitió iniciar un proceso de reducción de personal y eso es una paradoja porque implica desconocer por completo en qué consiste el trabajo y en ese contexto los managers decidieron que se podían reducir los efectivos. El razonamiento del manager consiste por un lado en los objetivos que tiene que alcanzar, cumplir los contratos, incluso individualizados y, por lo tanto, la evaluación y, por otro, el rendimiento. Objetivos por un lado y rendimiento por otro, entre las dos cosas no quiere saber nada del trabajo.
Las personas que conocían el trabajo se opusieron con firmeza a los managers y podían demostrar incluso que tenían puntos de vista falsos, equivocados y hubo una pulseada entre ellos, que incluyó a los asalariados, y los managers, pero esa lucha se perdió. Eso fue muy grave. En Francia, en particular, pero también en toda Europa, es necesario analizar las causas de esa derrota que hoy en día tiene consecuencias trágicas y provoca la crisis que para nosotros es una crisis del empleo, pero no para los managers ya que ellos y los directivos de las empresas siguen enriqueciéndose. Nunca han sido tan ricos como ahora. Se trata de un retroceso histórico que pone en cuestionamiento el compromiso social, el acuerdo social que era conocido por los economistas con el nombre de “acuerdo fordista”.
Volvimos a una época anterior a ese acuerdo y a formas del capitalismo salvaje del siglo XIX. ¿Por qué perdimos esa lucha?
Simplificando, principalmente por dos razones. La primera fue que los sindicatos no entendieron la importancia de este giro hacia los managers, incluso lo apoyaron y ese fue un error histórico muy grave. Le puedo explicar en dos palabras el análisis que hacían. Pensaban que la evaluación individual del rendimiento, objetiva, cuantitativa, a través de la medición, era justa e incluso permitiría alcanzar más justicia porque todos iban a ser medidos con las mismas herramientas y ese fue un grave error. Después voy a retomar este punto.

El trabajo es el resultado de la inteligencia de los trabajadores
La segunda razón fue que los científicos en su casi totalidad aportaron su ayuda y apoyaron la ideología de la evaluación al sostener que todo puede ser evaluado y medido.
La responsabilidad de los científicos fue mayor porque creyeron que la automatización iba a reemplazar al trabajo vivo, al trabajo humano, y creyeron en la tesis absurda del fin del trabajo. Estoy hablando desde los ingenieros hasta los filósofos. Todo el mundo aceptó la tesis del fin del trabajo que es un absurdo intelectual como si se pudiese producir valor, riqueza, sin pasar por el trabajo humano.
Todos creyeron en eso. Esa confianza desmedida en los medios de medición del trabajo cumplió un papel esencial en dar autoridad a las ciencias de la gestión que se establecieron en todo el mundo.
Es muy fácil demostrar que las tesis de los managers son falsas pero los científicos las apoyaron. Personalmente tuve que discutir, luchamos con algunos otros, pero fuimos pocos, contra la comunidad de los científicos, en torno a las tesis del fin del trabajo y de su medición.
En realidad no se puede medir el trabajo, no se mide y nunca se hará. Hace un rato hice una presentación en la cual demostré que el trabajo es el resultado de la inteligencia de los trabajadores y si no se moviliza esa inteligencia no hay producción de valor. Eso es lo que se llama trabajo a reglamento o “huelga de celo” ya que el celo es precisamente todo aquello que los trabajadores agregan a la organización prescripta para hacerla eficaz, pero la inteligencia de los trabajadores depende de la movilización de toda su personalidad. Hay que pensar en el trabajo fuera de él, no hay que dormir por la noche, hay que soñar con el trabajo y eso forma parte del trabajo. Fuera de todo eso, el sufrimiento en el trabajo, el placer, el reconocimiento, no pertenecen al mundo visible sino a la subjetividad como también el amor, el odio, la amargura, la decepción, que tampoco pertenecen al mundo de lo visible, no se ven, pero solo se puede medir lo que se ve o puede hacerse visible. Cuando se hace una evaluación individualizada del rendimiento se mide algo, pero no el trabajo, porque no existe ninguna proporcionalidad entre el resultado del trabajo y el trabajo mismo.
Supongamos que tengo alumnos difíciles procedentes de medios desfavorecidos, entonces voy a trabajar mucho más y le será más difícil que al docente que lo hace en un medio burgués con niños cultos y los resultados van a ser mejores en el caso del que trabaja menos. Si tomo el caso de un enfermo difícil, por ejemplo, un niño psicótico, entonces trabajo mucho y los resultados serán malos. Por el contrario, si trabajo con jóvenes que sufren depresiones agudas en medios favorecidos, lo haré en menor medida y podré curar a mucha más gente y mis resultados serán mucho mejores. Asimismo, es un poco más difícil obtener una buena facturación en un centro de distribución alimentaria en un barrio pobre que en uno rico. La facturación no reflejará el trabajo. Si uno es policía, como se hace actualmente en Francia con la cultura de los resultados, del rendimiento y la evaluación, lo que cuenta es el número de actuaciones policiales logradas con éxito, el número de actas, de detenidos, etc., pero si estoy trabajando con un buen equipo policial que trata de atrapar a traficantes de drogas y despliego una operación de vigilancia durante ocho horas y se escapan, tengo resultado 0, fracaso y puede ser que fracase una segunda vez y los atrape en la tercera. Si estoy en la cultura del rendimiento, cuando vuelvo a la comisaría y digo que no obtuve resultados inevitablemente me van a llamar la atención y al otro día qué hace el policía, va a detener a todos los autos porque siempre va a haber alguno que no tenga la licencia de conducir o haya bebido demasiado, otro al que le falta el retrovisor y entonces volverá a la comisaría con veinte multas y será un buen policía, pero eso no sirve para nada desde el punto de vista de la seguridad pública.
Si uno hace un trabajo difícil el resultado no necesariamente refleja la calidad del trabajo. La idea de la evaluación cuantitativa del trabajo es falsa, el trabajo no se evalúa pero, sin embargo, eso se aceptó con la colaboración y el apoyo de los científicos. Todos creyeron que el trabajo era medible. Ahora en Francia y el resto de Europa, incluso en Australia, a los científicos también les hacen evaluaciones individuales de rendimiento. ¿Qué se mide en sus casos? La cantidad de publicaciones en revistas con comité de lecturas en inglés. ¿Qué relación hay entre la cantidad de publicaciones y el trabajo realizado por el investigador? Es absurdo pero los científicos cayeron en su propia trampa. Se lo merecían.

http://www.argenpress.info/2013/05/christophe-dejours-en-argentina-la.html

Mundo-Roundup, es mas tóxico para el ADN humano que la mayoría de los venenos conocidos

12-5-12 Ecocosas

Un nuevo estudio publicado en la revista Archivos de Toxicología muestra una vez más que no hay nivel seguro ante la exposición al herbicida Roundup de Monsanto (glifosato), preparado para ser utilizado en los organismos modificados genéticamente (OGM).
Según los nuevos hallazgos, Roundup, del que se rocían decenas de miles de toneladas al año en todo el mundo, sigue siendo tóxico para el ADN humano incluso si se diluye a un simple 0,02 por ciento , es decir un 99,8 más de lo que se hace cuando se utiliza normalmente para su uso en los cultivos transgénicos.
roundup weed 2 5 11 Roundup, es mas tóxico para el ADN humano que la mayoría de los venenos conocidosNumerosos estudios advirtieron ya el hecho de que Roundup provoca daños en el ADN, por no citar alteraciones endocrinas y cáncer. Pero este nuevo estudio, que procede la Universidad Médica de Viena, es el primero en mostrar que la toxicidad de Roundup se mantiene incluso a niveles muy diluidos, lo cual entra en contradicción con lo que dicen los gigantes de la Agricultura Industrial sobre la supuesta seguridad de Roundup.
“Las comparaciones con los resultados de estudios anteriores sobre los linfocitos y células de los órganos internos indican que las células epiteliales son más susceptibles a los efectos citotóxicos del herbicida, provocando daños en el ADN”, escriben los científicos en el resumen de su estudio.
“Desde que descubrimos los efectos genotóxicos (que dañan el ADN) por una exposición a concentraciones 450 veces por debajo de las utilizadas normalmente en la agricultura, nuestros resultados indican que su inhalación puede provocar daños en el ADN de las personas expuestas”.
Pero no solamente el ingrediente glifosato de Roundup es extremadamente tóxico, sino que aumenta su toxicidad por la presencia de otros aditivos en su formulación. La polioxietileneamina, por ejemplo, un agente tensoactivo que facilita la absorción del glifosato por las células, encontrándose que aumenta de manera significativa la toxicidad sinérgica de Roundup en los seres humanos.
Pese a las afirmaciones de Monsanto en sentido contrario, Roundup muestra con claridad su toxicidad y que no debiera ser utilizado en agricultura. De acuerdo con datos recompilados por GreenMedInfo.com, Roundup está vinculado con el linfoma no-Hodgkin, desequilibrio hormonal en los niños, daño en el ADN, bajos niveles de testosterona, alteraciones endocrinas, cáncer de hígado, meningitis, infertilidad, cáncer de piel,, daño en los riñones y mas.
Para el medio, Roundup es una amenaza constante, para el aire y el agua, sobre todos para las aguas subterráneas y potables, ya que los estudios han demostrado que no se biodegrada después de ser aplicado en los cultivos.
El pasado otoño, el Servicio Geológico de Estados Unidos (Usgs) publicó datos que mostraban que el aire y el agua estaban altamente contaminados con glifosato.
Vía: NaturalNews

Investigación completa para descargar: Archives of Toxicology

Mas Informacion en
http://ecocosas.com/noticias/roundup-toxico/

Mundo-Las semillas y el dominio del mundo por el hambre

viernes, 24 de mayo de 2013


Vicky Peláez (RIA NOVOSTI, especial para ARGENPRESS.info)

Controla el petróleo y controlarás naciones;
controla los alimentos y controlarás pueblos.
Henry Kissinger


En cada ciclo histórico la potencia dominante de turno siempre trata de establecer el control casi absoluto de una región de interés geoeconómico buscando diferentes instrumentos para dirigir todos los aspectos de la sobrevivencia humana.
En esta era globalizada se trata ya no del dominio de una región seleccionada por la única superpotencia existente sino del planeta entero. El uso de la maquinaria bélica y de los recursos energéticos no ha sido suficiente para el control completo de la voluntad de los pueblos. Se necesita algo más y este “algo más” resulta ser la comida diaria en el planteamiento de uno de los más siniestros globalizadores, David Rockefeller.
Durante la guerra en Vietnam el otro político maquiavélico, Henry Kissinger incorporó la idea de Rockefeller en la agenda diplomática de Washington. La comida se convirtió en un arma frecuentemente más poderosa que las armas de destrucción masiva. También jugó un papel muy importante para llevar a cabo el golpe militar contra el gobierno legítimo de Salvador Allende en Chile en 1973.
Al comienzo de los años 1980 los globalizadores iluminados llegaron a la conclusión que el control de la alimentación habría que comenzarlo desde las semillas, reduciendo las variedades regionales y nacionales tradicionales para crear simultáneamente una o varias variantes de semillas para cada cultivo universal pero controladas por un reducido número de las transnacionales.
Así, se inició la época de los Organismos Genéticamente Modificados (GMO) basada en la manipulación genética, y crearon finalmente lo que el estudioso y escritor norteamericano, F. William Engdahl llamó en su libro “Seeds of Destruction: Hidden Agenda of Genetic Manipulation”, “semillas de la destrucción”. México, Brasil, Colombia y Argentina fueron seleccionados como países con grandes recursos para iniciar los primeros pasos en la implementación de la agenda del “dominio usando alimentos”. La llegada de Carlos Menem al poder en Argentina con su agenda neoliberal y su ambición de ser aceptado en el club de los ricos y poderosos del planeta llevó a David Rockefeller a la conclusión de iniciar los primeros experimentos con semillas genéticamente modificadas en Argentina.
Las corporaciones Monsanto, Cargill Inc., DuPont decidieron transformar la agricultura argentina haciendo énfasis en la soja, para esto inventaron el pretexto de que el sistema de monocultura agrícola y dijeron que aportaría grandes dividendos al país por la exportación de soja, lo que facilitaría el pago de la deuda externa de Argentina que estaba ya en el límite impagable. Así según William Engdahl, “desde 1991 antes que la Modificación Genética (GM) fuera aceptada en los Estados Unidos, Argentina se convirtió en un laboratorio secreto para el desarrollo de los cultivos genéticamente modificados y su población fue utilizada sin su conocimiento como “conejillos de Indias”.
Para facilitar los experimentos con semillas GM de maíz, trigo, algodón, girasol y soja, el gobierno de Menem entregó 569 grandes extensiones de tierra cultivable a las transnacionales. La Comisión Nacional Asesora sobre Biotecnología Agropecuaria (Conabia) que fue formada para el control sobre los experimentos se reunía secretamente y sus conclusiones jamás fueron divulgadas. Y no podía ser de otra forma porque sus miembros eran empleados de Monsanto, DuPont, Syngenta, Dow AgroSciences y otros gigantes del GMO. Como los resultados eran muy prometedores, las grandes corporaciones internacionales, como Seaboard Co., Cargill y Quantum Fund de George Soros dieron inicio a la compra apresurada de grandes extensiones de tierra cultivable en Argentina y posteriormente en el Brasil, Paraguay, Colombia, México, Guatemala y Uruguay.
En una década la agricultura, Argentina fue transformada radicalmente. Si en 1970 la soja se sembraba en 9,500 hectáreas ahora su superficie de siembra supera 18 millones de hectáreas produciendo más de 35 millones de toneladas de soja al año. Actualmente Argentina es el primer productor en el mundo de aceite y harina de soja y el tercero de granos. A la vez el país dejó de ser tanto en el mercado externo como interno proveedor de alimentos de naturaleza diversificada. Prácticamente el 100 por ciento de la soja producida en el país es GM RR resistente al herbicida glifosato y ocupa el 50 por ciento de la tierra cultivable.
El impacto del uso de 200 millones de litros de glisofato anualmente, de las fumigaciones, el desmonte, el desplazamiento de campesinos, la falta de alimentos, las nuevas enfermedades, las inundaciones y las sequías son el precio que paga el pueblo por la “sojización” de la agricultura. En su libro Las semillas de la Destrucción”, William Engdahl lanza una advertencia al gobierno de Argentina: “a este paso la tierra cultivable en el país va a ser destruida en unos 50 años”. ¿Pero a quién le interesa en este mundo globalizado e individualizado lo que pasará en el futuro?
Mientras tanto las ganancias de las transnacionales GMO están creciendo desmesuradamente junto con el control sobre la producción de semillas en el mundo. Ya poseen tecnología “Terminator” que permite modificación genética de las plantas para producir semillas estériles usando un inductor químico llamado “Traitor” para “activar” o “desactivar” algunos rasgos genéticos del cultivo y para controlar la esterilidad de las semillas. En Guatemala, Brasil, Argentina y México el maíz GN RR contaminó el maíz original orgánico y lo mismo está sucediendo con el algodón, la alfalfa, el trigo, girasol y otros cultivos. Se estima que actualmente los cultivos GM ocupan el 25 por ciento de la tierra productiva en el mundo.
El poder de la Monsanto y otras transnacionales de GMO llegó hasta Washington convenciendo al departamento de Estado de ser promotor de la agenda global de la industria de biotecnología. De acuerdo a la ONG “Food & Water Watch”, el departamento de Estado ha hecho cabildeo en gobiernos extranjeros para adaptar políticas y leyes amigables hacia la biotecnología. Según cables de WikiLeaks, el gobierno norteamericano trató de influir sobre el tema de la biotecnología a 113 países del total de 193 miembros de las Naciones Unidas entre 2004 y 2009. Lo que trata de hacer Washington es incentivar el consumo de esos alimentos en todo el mundo con el argumento falso de combatir el hambre y crear condiciones para el desarrollo.
Otro de los países que se ha convertido en el paraíso para la industria transgénica es México. Allí la Monsanto, Syngenta, Dow AgroScience, Bayer y PHI México no solamente están implantando el uso de las semillas GM, sino las mismas transnacionales ya tomaron bajo su control la producción y comercialización de los alimentos, lo que significa la pérdida de la soberanía alimentaria en el país. Precisamente lo que en los años 1980 planificó el gobierno de Ronald Reagan elaborando el plan del dominio del mundo a través de los alimentos: “los países que son amigos recibirán los alimentos y se les denegará a los que se rebelan”.
En el mismo Estados Unidos ya entró en vigencia una clausula legal que permite a Monsanto, Syngenta, DuPont –Pioneer, Dow, Bayer y Basf estar por arriba del sistema judicial, ignorando las órdenes de jueces de suspensión de siembra de cultivos transgénicos inclusive por evidencias científicas que señalan daños a la salud de la población. Actualmente Estados Unidos es el primer productor de la soja en el mundo con 63 millones de toneladas métricas al año y el 90 por ciento de este cultivo es producido con las semillas GM RR. La misma tendencia se observa con el maíz y alfalfa haciendo peligrar las plantas orgánicas y las granjas familiares con la siembra de Monsanto GE alfalfa. Sin embargo, según la conclusión del departamento de Agricultura, a los consumidores no les interesa si los alimentos orgánicos o la leche que consumen tengan o no tengan componentes genéticos.
Así de simple funciona el sistema moderno globalizado del dominio del mundo a través del uso de las “semillas de destrucción”.
Los “iluminados” tienen su agenda, científicos a su disposición y los medios de comunicación para convertir una mentira en la verdad con el propósito de confundir la opinión pública. Ni les interesa la reciente declaración del Foro Mundial sobre la Soberanía Alimentaria de la Organización de las Naciones Unidas sobre la Agricultura (FAO) que indicó que “la monopolización por unas cuantas empresas transnacionales de la tecnología de creación, de organismos genéticamente modificados (GMO) representa una grave amenaza a la soberanía alimentaria de los pueblos”.
El fin justifica los medios. Monsanto, DuPont Pioneer, Dow, Syngenta, Bayer, Basf son simplemente un brazo del poder global para minar la soberanía de los 193 países del mundo aprovechando la ignorancia e individualismo de sus pueblos y la docilidad de sus gobiernos que creen que son del uno por ciento y para el uno por ciento.

http://www.argenpress.info/2013/05/las-semillas-y-el-dominio-del-mundo-por.html