jueves, 17 de junio de 2021

Argentina - FONCAP- Un modelo que ayudó a sacar de la pobreza a 25 millones de personas y ahora se propone en Argentina

 17-6-2021 Diario Pagina 12

Un modelo que ayudó a sacar de la pobreza a 25 millones de personas y ahora se propone en Argentina

Quién es Mateo Bartolini, el hombre a cargo del FONCAP que trabajó en Bangladesh con Yunus 

El economista asumió en un área que Mauricio Macri casi cierra. Qué lo marcó de su experiencia en Bangladesh. Cómo trasladar el microcrédito a la Argentina de pandemia. Sus anécdotas con el Premio Nobel de la Paz y sus logros de estos meses. La inclusión de la perspectiva de género.

Por Romina Calderaro

Muhammad Yunus es el único economista del mundo que recibió un Premio Nobel...de la Paz. A pesar de que su premiada tarea está vinculada estrictamente a lo económico: logró que en Bangladesh, unas 25 millones de mujeres que no tenían ni la más remota chance de acceder a un crédito bancario recibieran microcréditos para poder llevar adelante sus emprendimientos. Mateo Bartolini, que hoy tiene 26 años y está a cargo del Fondo Nacional de Capital Social (Foncap) hizo una pasantía de dos meses en Bangladesh trabajando con Yunus y estuvo un mes y medio trabajando en el banco Grameen, que creó el economista. Asegura que con la gestión en pandemia siente que envejeció 10 años, pero está orgulloso de poder aplicar en su país algunas de las cosas que aprendió en el extranjero.

"Bangladesh fue una oportunidad para ver cómo era posible que una persona que no tenía incorporada la palabra colegio en su casa un día encontró la posibilidad de subirse a una bici a vender al mercado sus cuatro plantas", dijo a PáginaI12.

En lo que lleva de gestión frente al FONCAP, llevó educación financiera a 276 comedores populares. En criollo, fue a enseñarles a las mujeres en una primera etapa desde cómo acceder al IFE, a explicarles cómo transferir plata desde el celular o a alertarlas de que los cajeros (por entonces) no tenían por qué cobrarles por sacar plata.

De Yunus, dice que admira que "es alguien que hace treinta años sabe lo que quiere hacer y lo sigue haciendo. Empezó prestándole 50 dólares a una mujer de la aldea que hacía artesanías y entendió que los pobres no necesitaban donaciones, sino créditos. Recibió dinero de la Corona de España y de la de Mónaco y de las del banco y la devolvió en ambos casos".

Y el banco fue un éxito: las mujeres que recibieron el dinero lo devolvieron en un 98 por ciento y hasta llegaron a ahorrar para seguir invirtiendo.

Un golpe del azar
El macrismo tenía toda la intención de cerrar el FONCAP: si no hubiese sido porque la Reina consorte de los Países Bajos, Máxima Zorreguieta, visitó la Argentina cuando gobernaba el expresidente y se interesó por los microcréditos, el líder de Juntos por el Cambio no hubiese hesitado en hacerlo. Pero se contuvo.

Bartolini hubiese tenido que reabrirlo. Pero a veces --las menos-- el azar juega para los que menos tienen. De todos modos, no es que el actual titular lo haya encontrado en las mejores condiciones. "No tenía equipo de gestión, el 7 de marzo se nos rompió toda la presencialidad. Pero a pesar de la pandemia, recuperamos la política de educación financiera en Argentina. La llevamos a 276 comedores populares", sostiene. Traducido, eso quiere decir que le enseñaron a la gente que no sabía cómo hacerlo desde a cobrar el IFE, que fue una de las tareas más importantes en el AMBA en la primera etapa de pandemia, hasta qué es un CBU o cómo se transfiere plata desde un celular.

El FONCAP otorga microcréditos en todo el país. A Bartolini lo marcaron especialmente dos experiencias. En Misiones, un ex combatiente de Malvinas recibió un microcrédito para su carpintería. "Y me quedé con un taco de madera de recuerdo", cuenta.
Y en Salta, a una mujer a la que se le había incendiado el PH en el que vivía y empezó a hacer humita en el pasillo le dieron un microcrédito para algo tan básico como poder comprar choclo.

El funcionamiento del FONCAP es complejo, pero en líneas generales depende del Ministerio de Economía, de donde salen los recursos económicos. "Somos como un mayorista del microcrédito", define. Y se enorgullece de haber triplicado la inversión desde 2019 y de que hoy haya presencia de la institución en todo el país cuando al asumir sólo había filiales en 13 provincias.

Perspectiva de género
La impronta que quiere darle a la gestión incluye la perspectiva de género. "Por primera vez hay un protocolo de perspectiva de género en créditos para las finanzas. Si sos una institución con mayoría de mujeres, por ejemplo, te bajamos la tasa".
Algo que le preocupa es que las mujeres tengan claro que el dinero es para el emprendimiento y no para sus familias.
En este momento, hay en el país 10.000 personas inscriptas en un programa de educación financiera público, gratuito y federal. "Nunca pasó", asegura.
Para el final de su gestión, asegura que su sueño es que "si a una persona no le dan un crédito en un banco sepa que se lo pueden dar en el Foncap. Que los excluidos de los bancos sean los incluidos del Foncap".

https://www.pagina12.com.ar/348899-un-modelo-que-ayudo-a-sacar-de-la-pobreza-a-25-millones-de-p

ABUSO SEXUAL EN INFANCIAS Y ADOLESCENCIA- Lic Silvia Kreiman

 17-6-2021  Generoso Aporte al Blog de Lic Silvia Kreiman

ABUSO SEXUAL EN INFANCIAS Y ADOLESCENCIA-  Lic Silvia Kreiman 

"Mientras alguien escuche alguien hablará, con palabras, con síntomas" Jorge Garaventa

Las siguientes propuestas se orientan a transmitir las consideraciones esenciales respecto del Abuso Sexual de NNyA Partiendo de la significación de Infancia, que deviene de INFANS: del latín… “ el que NO HABLA”, las siguientes consideraciones se remiten a la Defensa de los DDHH de Niñxs y Adolescentes, víctimas de Abuso Sexual El Abuso Sexual de NNyA es una violación a los Derechos Humanos, Es de vital importancia su visibilización social, y el reconocimiento de la gravedad y magnitud del problema. Que saber qué es y conocer sus características , evitará ambigüedades al momento de definir si una determinada conducta configura o no abuso sexual El reconocimiento de los indicios e indicadores específicos o no, contribuyen a la detección del mismo. Lo más grave del “abuso” es el estrago devastador para quienes lo padecen. Como dice Gabriela Insua: “es el horror más silenciado”. Es uno de los delitos más impunes de la Humanidad, que atraviesa a toda la sociedad, según declara el Dr. Carlos Rozansky El daño que produce el abuso sexual persiste a través del tiempo. No reconoce tiempo calendario. Es un tiempo subjetivo. El cese del delito no impide que los efectos perduren. Es fundamental para las víctimas que haya una escucha atenta y que se entienda de qué se trata. La denuncia, y la condena, si hubiere delito, ejercen un efecto reparador.

Hay otros malos tratos cometidos contra la población de NNyA, pero en ésta ocasión, nos ocuparemos especialmente del Abuso Sexual

Pueden ocurrir los abusos en situaciones impredecibles, en ataques sorpresivos.

En esos casos, y del mismo modo que en otras conductas humanas que irrumpen inesperadamente, producen severos traumatismos., pero es difícil su prevención.

En éste documento de trabajo, vamos a abordar abusos sexuales con otro tipo de características. 'La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices' (Albert Einstein). Algunas ideas para compartir y debatir : Las infancias y las adolescencias son diversas/ múltiples Hay infancias vulneradas, marginadas, hegemónicas, aparentemente cuidadas y protegidas. El abuso sexual acontece, atravesando a todas las infancias y adolescencias y a todas las clases sociales, produciendo un traumatismo desgarrador en todas las víctimas, más allá del contexto social en el que se que se efectivice.

La deconstrucción del significado de los conceptos “público y privado” permite abandonar la concepción de la privacidad de la familia, y adoptar el sentido comunitario que implica proteger a los más vulnerables. Hacer público el delito, es decir, denunciarlo e instar a una condena justa, es el camino para que cese la impunidad En sentido contrario, en ocasiones prima la concepción de la inexpugnable privacidad familiar, que impide la denuncia… y el delito se silencia. En el marco de la idea de que el niño/a es propiedad de sus padres y/o adultos responsables, el delito se naturaliza. Hecho que sucede a partir de años de cultura patriarcal y tutelar respecto de la de la infancia. ¿Por qué el lugar más peligroso para niños, niñas y adolescentes es la propia casa? Dos de cada tres agresiones sexuales contra NNyA son perpetradas por personas del ámbito familiar, en mayor o menor porcentaje: padre, padrastro, tío, abuelo. amigx.. vecinx familiar… Freud afirmó que: “Si cesaba la represión civilizadora de los apetitos malos, entonces se mostraría que los hombres cometen actos de crueldad, perfidia, traición barbarie", es decir: que el ser humano es capaz de cometer cualquier delito si sabe que sus actos quedan impunes El Dr. Carlos Rozanski agrega, en el mismo sentido, que no hay mayor estímulo para el delito que la impunidad. ¿Qué sucede cuando el abuso lo comete un/a adolescente? Cuando el adolescente es el que comete un abuso, y violenta/maltrata de alguien al que supera en edad, fuerza física, etc., no lo llamamos abusador. Consideramos que, como adolescente, aún está constituyendo su personalidad. Sí reconocemos que tuvo conductas abusivas, maltrato, violencia, etc. (conductas previas al hecho de abuso) entonces, indefectiblemente se debe abordar la problemática como ASI.

¿Qué es el Abuso Sexual contra un Niño, Niña o Adolescentes?

A veces percibimos alguna conducta en niñes y adolescentes que no comprendemos.

Si conocemos de qué se trata el delito contra la integridad sexual, existe la posibilidad de detectar, si los habría, indicios del mismo. Por eso es importante conocer sus aspectos más característicos.

Acercamos algunas definiciones, para evitar ambigüedades:

Inés Intebi define el abuso sexual infantil de este modo: “Se considera abuso sexual infantil (ASI) a involucrar a un niño/a en actividades sexuales que no llega a comprender totalmente, a las cuales no está en condiciones de dar consentimiento informado, o para las cuales está evolutivamente inmaduro/a y tampoco puede dar consentimiento, o en actividades sexuales que transgreden las leyes o las restricciones sociales”. (Intebi 2013))

“El abuso sexual infantil se manifiesta en actividades entre un/a niño/a y un/a adulto/a, o entre un/a niño/a y otra persona que, por su edad o por su desarrollo, se encuentra en posición de responsabilidad, confianza o poder. Estas actividades -cuyo fin es gratificar o satisfacer las necesidades de la otra persona- abarcan pero no se limitan a: la inducción a que un/a niño/a se involucre en cualquier tipo de actividad sexual ilegal, la explotación de niños/as a través de la prostitución o de otras formas de prácticas sexuales ilegales y la explotación de niños/as en la producción de materiales y exhibiciones pornográficas”.(Guía de abordaje integral ante situaciones de Violencia Sexual hacia Niños, Niñas y Adolescentes Ministerio de Salud BA) (Organización Mundial de la Salud, Octubre, 2001)

“El abuso sexual en la infancia es una realidad muy invisibilizada en nuestro país. Tiene severas consecuencias para el desarrollo individual y social de miles de niñas y niños.Es una de las formas de abuso de poder y dominio sobre la niñez más dolorosa. Durante décadas las voces de gran cantidad de niñas y niños víctimas de abuso sexual fueron silenciadas y continúan siendo en gran medida. Silencio sostenido por el abusador a través de amenazas y manipulación; por las familias, quienes en pro de mantener la “unidad familiar” postergan los derechos de los niños/as; y por las múltiples instituciones que no son capaces de detectar, escuchar y actuar para proteger y velar por la integridad psico, física y social de las niñas y niños abusados sexualmente “ ( ABUSO SEXUAL EN LA INFANCIA, Guía de orientación y recursos disponibles en CABA y Provincia de Buenos Aires)

Según López y Bartolomé (2012),: “El abuso sexual infantil implica la transgresión de los límites íntimos y personales del niño o la niña. Supone la imposición de comportamientos de contenido sexual por parte de una persona (un adulto u otro menor de edad) hacia un niño o una niña, realizado en un contexto de desigualdad o asimetría de poder, habitualmente a través del engaño, la fuerza, la mentira o la manipulación. El abuso sexual infantil puede incluir contacto sexual, aunque también actividades sin contacto directo como el exhibicionismo, la exposición de niños o niñas a material pornográfico, el groomingo la utilización o manipulación de niños o niñas para la producción de material visual de contenido sexual”

“ Una definición amplia y descriptiva sostiene que el abuso sexual es la convocatoria a un/a niño/a por parte de un adulto, a participar en actividades sexuales que no puede comprender, para las que no está preparado su psiquismo por su nivel de constitución, y a las cuales no puede otorgar su consentimiento desde una posición de sujeto; y que viola la ley y los tabúes sociales.Cuando la convocatoria es a un/a adolescente, por más que éste/a ya haya atravesado la pubertad y puede comprender de otro modo la intencionalidad del abusador, constituye un abuso a partir de que casi siempre la relación de poder no permite que ese/a adolescente pueda negarse o protegerse, y a partir de que proviene generalmente de alguien de quien se espera cuidados y no ataques. El adulto, o sea el agresor usa al/la niño /a o adolescente para estimularse sexualmente a él mismo, al niño-niña adolescente o a otra persona Las actividades sexuales pueden consistir en cualquier tipo de relación oro-genital, genital o anal, o un abuso sin contacto como el exhibicionismo, voyeurismo, o la seducción a través de las redes sociales e internet, o la utilización del niño en la producción de pornografía; e incluye una amplia gama que oscila entre la violación forzada hasta la sutil seducción..”(Acerca del Abuso Sexual Infantil Juvenil la Apropiación del Cuerpo Ajeno-Susana Toporosi, 28 de abril de 2021, Pag 12)

¿Qué es el abuso sexual contra un niño, niña o adolescente?

El abuso sexual ocurre cuando un niño es utilizado para la estimulación sexual de su agresor (un adulto conocido o desconocido, un pariente u otro NNyA) o la gratificación de un observador. Implica toda interacción sexual en la que el consentimiento no existe o no puede ser dado, independientemente de si el niño entiende la naturaleza sexual de la actividad e incluso cuando no muestre signos de rechazo. El contacto sexual entre un adolescente y un niño o una niña más pequeños también puede ser abusivo si hay una significativa disparidad en la edad, el desarrollo, el tamaño o si existe un aprovechamiento intencionado de esas diferencias….”

La interacción abusiva, que puede ocurrir con o sin contacto sexual, incluye:

- Los manoseos, frotamientos, contactos y besos sexuales.

-El coito interfemoral (entre los muslos).

-La penetración sexual o su intento, por vía vaginal, anal y bucal aún cuando se introduzcan objetos.

-El exhibicionismo y el voyeurismo.

-Actitudes intrusivas sexualizadas, como efectuar comentarios lascivos e indagaciones inapropiadas acerca de la intimidad sexual de los NNyA.

-La exhibición de pornografía. En ocasiones, disfrazada como “educación sexual”.

-Instar a que los NNyA tengan sexo entre sí o fotografiarlos en poses sexuales.

-Contactar a un NNyA vía internet con propósitos sexuales (grooming)

(Abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes Una guía para tomar accione y proteger sus derechos Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (UNICEF) buenosaires@unicef.or)

-La Organización Mundial de La Salud (OMS), define al abuso sexual como “La utilización de un niño, niña o adolescente en una actividad sexual que no comprende,para la cual no está en capacidad de dar su consentimiento y no está preparado por su desarrollo físico, emocional y cognitivo”

“¿Qué es el abuso sexual contra un niño, niña o adolescente?.

“Se entiende por abuso sexual contra una niña, niño o adolescente cuando un adulto/agresor la/o hace intervenir o la/o usa para actos sexuales,estimularse él mismo, al NNyA o a otra persona. Incluyen los tocamientos, manoseos, violaciones,explotación o utilización en pornografía, obligar a un/a NNyA a observar actos sexuales de otros (sean adultos o NNyA), entre otros. Pueden existir abusos sexuales realizados por un/a NNyA menor de 18 años cuando entre el agresor y la víctima existe fuerza o asimetría de poder o diferencias etarias significativas. El abuso sexual puede ocurrir en el hogar, instituciones, escuelas, lugares de trabajo,dentro de las comunidades, entre otros. Los agresores pueden ser del ámbito familiar, conocidos, vecinos, o desconocidos y pueden ser de cualquier nivel socioeconómico y educativo” (Un análisis de los datos del programa “Las Víctimas Contra las Violencias” 2018-2019.)

“Las menores víctimas del maltrato y el abandono son aquel segmento de la población conformado por niños, niñas y jóvenes hasta los 18 años que sufren ocasional o habitualmente actos de violencia física, sexual o emocional, sea en el grupo familiar o en las instituciones sociales El maltrato puede ser ejecutado por omisión, supresión o transgresión de los derechos individuales y colectivos e incluye el abandono completo o parcial. (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, 2006), (p.4)

Abuso sexual sin contacto físico: Generalmente se considera erróneamente que la falta de contacto o lesión física hace que el abuso no sea un delito, cuando nuestra ley específicamente considera el acceso carnal como un agravante. En esta categoría se encuentra por ejemplo: el exhibicionismo; los juegos sexuales sin contacto físico; en- señar y/o hablar de sexo con el niño/a; obligarlos/as a mantener relaciones sexuales entre ellos; espiar la intimidad del niño/a (mientras se baña o se cambia); obligarlos/as a observar al adulto desnudo o durante el acto sexual. También se considera abuso sexual hablar o mostrar al niño/a material pornográfico, comentarios verbales y aquellas situaciones de abuso o acoso realizadas mediante las nuevas tecnologías –grooming- (internet, facebook, chats, mensajes de texto, entre otros).

Abuso sexual con contacto físico: El contacto físico puede ser por debajo o por en- cima de la ropa. Por ejemplo: besos, tocar en forma sexual el cuerpo del niño/a, acariciar sus genitales, violación, intentos de penetración vaginal, oral y/o anal, penetración digital, entre otras(Guía de orientación y recursos disponibles en CABA y Provincia de Buenos Aires´ Abril 2015)

Estadísticas

En la Argentina, según un datos del gobierno nacional, el 53% de los casos de abuso sexual infantil se produce en el hogar de la víctima, el 18% de los casos se producen en la vivienda del agresor y el 10% de los casos en la casa de un familiar, es decir, el 63% de los casos se producen en el ámbito familiar del NNyA.

De acuerdo a los datos mencionados, en el 47% de los casos el abuso se produce entre los 6 y 12 años de edad de las víctimas. En el 75% de los casos la agresión proviene de un familiar, en el 40% se trata del padre, en el 16% del padrastro. El 89% de los agresores es de género masculino. Y en cuanto a la edad de los agresores, el 49% tiene entre 18 y 40 años, el 39% tiene entre 41 y 60; y el 12% más de 61 años.

Cualquier NNyA puede ser víctima de abuso sexual, independientemente de su edad, género, etnia y nivel sociocultural. La agresión puede venir de cualquier persona pero una parte importante de los abusos es de tipo incestuosa, ejercida por familiares y conocidos del NNyA y favorecida por la convivencia o cercanía (Foro por la Niñez)

Estudios epidemiológicos realizados en EE.UU., Canadá e Inglaterra señalan que el 20% de mujeres y un 10% de varones han sufridos algún tipo de violencia sexual en su infancia. Es decir que una de cada 5 chicas y uno de cada 13 chicos sufre abuso sexu… Según datos de la OMS, 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres adultos declararon haber sufrido abusos sexuales en la infancia (Una guía para tomar acciones y proteger sus derechos Abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes ( Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (UNICEF- buenosaires@unicef.org www.unicef.org.ar)

Para UNICEF, cada hora de cada día, 228 niños – principalmente niñas- son explotados sexualmente en América Latina y el Caribe. (Documento disponible en línea: who.int/mediacentre/factsheets/fs150/es/. Nos referimos al informe Ocultos a plena Luz.

Un análisis estadístico de la violencia contra los niños. Disponible en línea: unicef.org/ecuador/ocultos_a_plena_luz.pdf.)

Según Carlos Rozanski, es el delito más impune de la tierra. En Argentina, de los delitos que se denuncian se esclarecen alrededor del 1 o 2 % y a su vez, se denuncia el 10% de lo que se produce. El resto, queda impune. O sea que, de cada mil abusos, se esclarece uno.

Las cifras del mundo , sobre los casos que pudieron ser registrados, coinciden con las cifras en Argentina, registradas por organizaciones locales que realizaron estudios estadísticos. La amplia extensión de esta problemática ha sido constatada, tanto a nivel internacional, como nacional, con cifras que oscilan entre un 10% y un 20% de la población infantil occidental (Organización Mundial de la Salud, 2014).

Concluímos que hay subregistro del delito, realidad inquietante para abordar la problemática. A su vez, es un dato que nos convoca a fortalecer los mecanismos de prevención y detección.

Porqué sucede que los abusos sexuales se invisibilizan?

El abuso sexual contra niñas y niños tiene una presencia contundente en la sociedad. Si bien muchos casos son denunciados, la mayoría de las veces se pone en marcha la hipócrita maquinaria de mirar para otro lado .Jorge Garaventa

 Porque los abusos se cometen en secreto (en la mayoría de los casos ocurre dentro del grupo conviviente, y también en instituciones) Visibilizarlos implica cuestionar al grupo familiar conviviente, o a familiares vecinos o amigos cercanos a la familia.

 Porque encontramos cómplices, casos de adultos que no escuchan, que no ven, que niegan el delito que sucede cerca, por motivos diversos: .

 Porque la mayoría de los abusos son hacia niñas menores de edad, por parte de adultos varones convivientes,las que carecen muchas veces de recursos para afrontar el abuso.

 Porque se genera confusión en las víctimas. En general no delatan, o lo hacen pasado un tiempo: pues sienten culpa, enojo, contrariedad, dolor La confusión se produce al ser agredidos por quien debería cuidarlos. Entonces, no lo cuentan. Por ejemplo el abusador suele decir al niño: “ésto lo pensaste vos, ésto te pareció, lo inventaste vos…” (Toporosi)

. Porque el trabajo del abusador va minando paulatinamente la subjetividad del niño hasta que la víctima se percibe desamparada, sin poder confiar en otros, y desprotegida. Como relata Intebi (2013) la seducción por parte del abusador genera comportamientos agradables, palabras complacientes, grandes actitudes carismáticas, apatía o apariencia destacable y la realización de obsequios sin razón explicativa habitual al niño.”

• Porque en ocasiones hay amenazas de parte del abusador a las víctimas acerca de posibles desgracias, pérdidas, muertes, etc, si no conservan el secreto del abuso que padecen. Si los niñxs son pequeños, le temen al abusador, le creen, y lo mantienen en secreto.

• Porque es común que el abusador tenga aislada a la víctima .Le van recortando relaciones con otrxs.

• Porque hay discursos, que aparecen en los medios de comunicación, que hegemonizan ciertas opiniones y que minimizan el ataque sexual y la violencia. (Comentan, con cierta sutileza, pero como argumento que justificaría el abuso, qué tipo de ropa usaba la víctima, su modo de vida, etc.) En ocasiones. si no hay marca física se lo niega.

• Porque hay asimetría de poder, físico y psicológico, entonces, la víctima, obedece la orden del más poderoso .Esa orden es: hacer silencio, no contar… Y los niñxs obedecen, pues confían en un adulto a quien en general conocen.

• Porque el niño abusado muchas veces no habla, pues el dolor de nombrar su padecimiento es intolerable. Puede que con el tiempo, se “olvide y aisle en su psiquismo el abuso, y que no haya recuerdo.

• Porque ocurre la retractación: si la víctima no percibe condiciones para ser escuchada, o si los adultos descreen del relato, ya que en ocasiones los adultos plantean que los “chicos mienten”, entonces la víctima se retracta, y niega ante los demás el hecho o parte del mismo, niega su propia experiencia luego de haberla relatado

• Porque el acceso a la justicia resulta para los denunciantes un dispositivo engorroso y desalentador.

• Porque existen quienes sostienen que esto “ocurrió siempre”, y lo naturalizan.

• Porque aparecen intentos de desculpabilizar al violador, con el argumento pues él mismo fue víctima de abuso en su infancia. ,

• Porque persiste la idea de que los niños son propiedad de los padres, y que la familia es sagrada, o sea, plantean que no es posible de realizar cualquier intervención al interior de las familias.

•Porque encontramos obstáculos para implementar la Ley 26.150 por la que se crea el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ESI), promulgada en 2006, tanto desde el sistema educativo,como desde las posiciones de padres que aún consideran que nadie puede “meterse con sus hijos”.

Indicadores

“Las manifestaciones que puede presentar un niño o una niña víctima de abuso sexual en la infancia son diversas y dependen de múltiples factores: el tipo de abuso, la posible existencia de una violación, la frecuencia y duración de los abusos–hecho aislado o reiterado-, el nivel de intimidad y vinculación emocional existente entre víctima y victimario, la edad del niño/a, los recursos psicológicos del mismo y del entorno protector.” (Abuso Sexual en la Infancia: Guía para orientación y recursos disponibles en CABA yProvincia de Buenos Aires / Autoras: Dra. Mabel Bianco; Paula Wachter; Dra. NormaChiapparrone; Lic. María Beatriz Mülle)

Ginzburg (2013) propone el paradigma indiciario, como una forma de investigar, a partir de jerarquizar y atender a los detalles. Los vestigios son la impronta que deja el pie al pisar, la huella. Investigar se trata justamente de observar y seguir los vestigios y, las huellas.Por eso , es relevante poder identificar los indicadores.

Existen manifestaciones en las conductas de las víctimas que pueden ser indicios de Abuso Sexual, y podemos clasificarlas del siguiente modo: (Intebi,I. y Osnajanski, N. (2003). “Maltrato de niños, niñas y adolescentes. Detección e intervención”. BuenosAires. Familias del Nuevo Siglo, 2003.)

A. Indicadores altamente específicos de abuso sexual

1. Información confiable sobre conductas sexuales claramente inapropiadas de las figuras parentales o de otros adultos hacia el niño/a o de las que éste es testigo.(es decir, el relato de las víctimas)

2. Manifestación por parte del niño/a de haber sido objeto de abuso sexual.Su relato.

3. Informe médico que confirme la existencia de abuso o indicio de que está ocurriendo.

4. Presencia en el niño/a de alguno de los siguientes indicadores físicos:

• Lesiones en zonas genital o anal.

• Desgarros recientes o cicatrices del himen en las niñas.

• Diámetro del himen mayor que 1 cm en las niñas.

• Desgarro de la mucosa vaginal en las niñas.

• Dilatación anal y esfínter anal hipotónico.

• Sangrado por vagina o ano.

• Infecciones genitales o de transmisión sexual (sífilis, sida no preexistente al momento del nacimiento, condilomas acuminados – conocidos como verrugas genitales-, flujo vaginal infeccioso con presencia de gérmenes no habituales –clamidia, tricomonas- en la flora normal.

• Embarazos.

B. Indicadores de probable abuso sexual

La hipótesis de un supuesto abuso sexual debe ser valorada siempre, pues es posible ante:

1. Inflamaciones, enrojecimiento y lesiones por rascado en zonas genital o anal.

2. Conductas hipersexualizadas o autoeróticas infrecuentes en niños de su edad:

• Masturbación compulsiva: se advierte cuando es la actividad que más interés

despierta en el niño/a y ocupa la mayor parte de su tiempo. También cuando

no puede evitarla incluso en presencia de una figura que podría censurarlo.

• Conductas inapropiadas para cualquier edad como por ejemplo, investigar los

genitales –sobre todo el recto- de animales y/o intentar introducir objetos en

sus orificios.

• Variante particular de los juegos de “médicos”, “los novios” o “el papá y la

mamá”.

• Realización de juegos sexuales con otros niños/as, con representaciones o acti-

vidades concretas de sexo oral, coito anal o vaginal, inserción de objetos en ori-

ficios genitales o masturbación mutua.

• Utilización de la fuerza física o la coerción psicológica para conseguir la partici-

pación de otros niños/as en los juegos sexuales.

• Sexualización precoz: juegos sexuales tempranos acompañados de un grado de

curiosidad inusual para la edad.

• Realización de juegos sexuales con otros niños/as de edades inferiores o que

están en un momento evolutivo distinto.

• Acercamientos peculiares a los adultos: tratar de tocar u oler los genitales del

adulto; aproximarse por detrás a una persona agachada y, desde esa posición,

realizar movimientos copulatorios; acomodarse sobre un adulto en la cama y

simular movimientos de coito; pedir o tratar de introducir la lengua cuando besa.

• En adolescentes: promiscuidad sexual, prostitución o excesiva inhibición sexual

3. Conocimientos sexuales inusuales para la edad.

4. Manifestación por parte de una de las figuras parentales o un miembro de la familia

del niño/a de sus sospechas de que el abuso está ocurriendo.

5. Información o sospecha de conductas sexuales por parte de los adultos que viven

con el niño/a que resultan “dudosas” en cuanto a su adecuación. Las conductas hiper-

sexualizadas insinúan un conocimiento inusual del niño/a acerca de los comportamien-

tos sexuales adultos y revela erotización precoz. Poder distinguir en poco tiempo y con

el mayor grado de certeza posible si se trata de conductas exploratorias inofensivas o

indicadores de que está ocurriendo algo más grave, es de gran ayuda para la detección

del abuso sexual. En estos casos se aconseja consultar ante la sospecha a un profesional especializado.


C. Indicadores inespecíficos de abuso sexual

Estos indicadores no tienen necesariamente una relación causal con el abuso sexual y pueden aparecer sin que éste exista, pero dado que están estrechamente vinculados a situaciones de estrés elevado, su presencia es indicadora de sospecha y en estos casos la hipótesis de abuso sexual debe ser siempre tenida en cuenta y valorada.

1. Indicadores físicos:

- Ciertos trastornos psicosomáticos como los dolores abdominales recurrentes y los dolores de cabeza de causa idiopática.

- Trastornos de la alimentación (bulimia y anorexia nerviosa).

- Fenómenos regresivos como la enuresis y encopresis en niños que ya habían logrado el control de esfínteres.

- Infecciones urinarias repetidas sin causa orgánica o externa identificable.

2. Indicadores psicológicos y comportamentales:

• En la infancia temprana (tres años o menos):

- Retraimiento social.

- Alteraciones en el nivel de actividad junto con conductas agresivas o regresivas.

- Temores inexplicables ante personas o situaciones determinadas.

- Alteraciones en el ritmo de sueño.

En preescolares:

- Síndrome de estrés postraumático.

- Hiperactividad.

- Enuresis y encopresis.

- Trastornos del sueño como pesadillas, terrores nocturnos.

- Fobias o temores intensos. - Conductas compulsivas de distinto tipo.

- Fenómenos disociativos.

En niñas y niños de edad escolar y preadolescentes:

- Cualquiera de los trastornos observables en etapas anteriores.

- Dificultades de aprendizaje o alteraciones en el rendimiento de aparición brusca e inexplicable.

- Fugas del hogar.

- Retraimiento llamativo o, por el contrario, hostilidad y agresividad exacerbada en el hogar o con los amigos y compañeros de estudios.

- Sobreadaptación, pseudomadurez.

 Conflictos con las figuras de autoridad, y una marcada desconfianza hacia los adultos importantes.

- Pequeños robos.

- Mentiras frecuentes.

- Sentimientos de desesperanza y tristeza.

- Tendencia a permanecer en la escuela fuera del horario habitual.

En adolescentes:

- Conductas violentas de riesgo para su integridad física.

- Retraimiento, sobreadaptación.

- Fugas del hogar.

- Consumo de drogas.

- Delincuencia.

- Automutilaciones y otras conductas agresivas.

- Intentos de suicidio.

- Trastornos disociativos.

- Trastornos de la conducta alimentaria (anorexia, bulimia).

Principales Consecuencias a Corto Plazo del Abuso Sexual en la Infancia.

Otro abordaje posible para las señales de alerta, es la evaluación de las consecuencias del abuso sexual a corto plazo y sus síntomas en su correspondiente período evolutivo.

-Problemas de sueño (pesadillas)

-Cambios en los hábitos de comida

-Pérdida del control de esfínteres

-Consumo de drogas o alcohol

-Fuga del hogar

-Conductas autolesivas o suicidas

-Hiperactividad

-Bajo rendimiento académico

-Miedo generalizado

-Hostilidad y agresividad

-Culpa y vergüenza

-Depresión

-Ansiedad

-Baja autoestima

-Sentimientos de estigmatización

-Rechazo del propio cuerpo

-Desconfianza hacia los adultos

-Rencor hacia los adultos

-Trastorno de estrés postraumático


INFANCIAS

-Conocimiento sexual precoz o inapropiado para su edad

-Masturbación compulsiva

-Excesiva curiosidad sexual

-Conductas exhibicionistas

-Problemas de identidad sexual

-Déficit en habilidades sociales

-Retraimiento social

-Conductas antisociales

(Abuso Sexual en la Infancia- Guía de orientación y recursos disponibles en CABA y Provincia de Buenos Aires Autoras: Dra. Mabel Bianco , Dra. Norma Graciela Chiapparron, Lic. María Beatriz Müller , Paula Wachter) Abril 2015)

(Universidad de la República DE Uruguay Facultad de Psicología ABUSO SEXUAL INFANTIL Y DISOCIACIÓN COMO MECANISMO DE DEFENSA PSIQUICO

A ésta altura al observar conductas que nos parezcan indicios de ataques contra la integridad sexual, es importante:

• Investigar en forma integral: atender a todos los detalles.

• Contextualizar, recabar información, articular con otros aspectos de la conducta que observemos como indiciaria de abuso.

• Considerar que es un delito complejo, por lo cual se debe abordar en forma interdisciplinaria.

• Consultar y solicitar orientación a las personas especializadas en la problemtica, para analizar si lo observado, es indicio de abuso sexual.

Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.

Un cambio instituyente y trascendental es la Convención Internacional de los Derechos del Niño que viene a constituirse en un motor de transformaciones sociales.

Con el término Doctrina de la Protección Integral de los Derechos de la Infancia se hace referencia a un conjunto de instrumentos jurídicos de carácter internacional que expresan un salto cualitativo fundamental en la consideración social de la infancia (Derecho de la Infancia- Adolescencia en América Latina: de la Situación Irregulara la Proteccion Integral- Emilio García Méndez.)

La Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (Ley 26.068) a nivel nacional, basada en los postulados de la CDN (Convención Derechos del Niñx), garantiza que puedan disfrutar y ejercer en forma plena y permanente todos los derechos reconocidos por las normas nacionales y los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, como sujetos de derecho y no como objetos de tutela u objeto pasivo de la intervención del Estado, “siendo accesorios de los adultos y no existiendo jurídicamente”. 

No obstante, aún en la actualidad.comprobamos que no siempre son la leyes lo que rige y orienta las conductas humanas. Aún existen prácticas que silencian los delitos sexuales contra niños y adolescentes.

En éste sentido, Eva Giberti escribió : “el leve malestar social que produce la violación de una adolescente (arriesgando una generalización) puede transformarse en algo molesto y desagradable para la calma de las buenas personas que no tienen ganas de preocuparse por estos temas.” (“Las adolescentes violadas molestan , (Eva Giberti , Pagina 12, 2007 ).

Para que las Leyes no sean palabras muertas, los Estados tienen la obligación de garantizar su plena vigencia, y su aplicación integral, acorde a las normas nacionales e internacionales de Derechos Humanos. Pero además. destacamos la importancia de de que el compromiso sea asumido por toda la comunidad

ESI, Ley 26.150 - Programa Nacional de Educación Sexual Integral, sancionada en octubre del 2006

Es una herramienta fundamental que previene el abuso sexual de la infancia y la adolescencia

El desarrollo de la ESI en la escuela implica:

 Habilitar el relato, la puesta en palabras, la solicitud de ayuda

 Generar un espacio y , condiciones para que los niñxs puedan ser escuchadxs.

 Evitar distintos tipos de maltrato hacia los NNyA. a través de la detección temprana

 Registrar en el ámbito de la escuela indicios que orientan a investigar si se trata de abuso sexual

 Empoderar a las infancias para que ante cualquier vulneración de sus derechos, o de abusos en sus cuerpos, puedan pedir ayuda a alguien en quien confían.

 Frenar todo tipo de maltrato,a partir de que ese malestar, se haga público,en un espacio que respeta y contiene..

 la libertad como sujetos de derecho, , incluso, no guardar secretos que hacen daño.

 Trabajar temas sobre el propio cuerpo, el cual les pertenece, para que puedan decir que no, a lo que no quieren que les hagan.


Legislación

La intervención de la justicia, debe ser protectora, y fundada en el paradigma de Protección Integral.

Ley Piazza – Año 2011.-- Modifica el tiempo de prescripción para denunciar los delitos de abuso sexual contra niños/as y adolescentes. Hasta ese entonces los delitos prescribían a los 12 años de haber ocurrido el delito. . (aunque las víctimas fueran menores de edad) A partir de esta Ley, los 12 años se cuentan a partir de los 18 años..

Ley 27206 – Año 2015-- “Respeto a los tiempos de las víctimas.”--Se modificó el Código Penal y se suspende la prescripción mientras la víctima fuere menor de edad y hasta que habiendo cumplido la mayoría de edad formule por si la denuncia o ratifique la formulada por sus representantes legales durante su minoría de edad”.

Ley 27.352 – Año 2017--Modifica el artículo 119 del Código Penal (tipificación de abuso sexual )con el objetivo de precisar las acciones que implican el delito de abuso sexual y de esta manera acotar la interpretación de los operadores judiciales.

Ley 27455 – Año 2018-- La Ley determinó que los delitos de abuso sexual en la infancia son delitos de instancia pública. Este fue un gran avance, ya que previamente se consideraba delito de instancia "privada” Era entonces muy limitada y compleja la posibilidad de la denuncia , pues el delito en el 80% de los casos implica contextos intrafamiliares.

A partir de la reforma, el Estado no pide permiso y tiene la obligación de investigar toda denuncia de abuso.

La Imprescriptibilidad. Un tema en controversia.

El ex juez Carlos Rozanski y otros opinan que la prescripción del delito por abuso sexual, por las características del fenómeno, no puede ser aplicada para oponerse al avance de una denuncia. Otros jueces comparten el mismo criterio y encuentran puntos en común con los delitos de Lesa Humanidad, por su magnitud y gravedad social La matriz ideológica patriarcal genera estrategias de descalificación y persecución

Se descalifica a los niños al afirmar que : “Los niños mienten”., Veremos como la descalificación alcanza y afecta a los adultos protectores “todo se vuelve patas para arriba, no se cree en la palabra ni en los síntomas de los niños y las niñas, las madres protectoras son consideradas instigadoras y promotoras de mentiras, el abuso sexual queda invisibilizado, las víctimas se convierten en victimarios y el depredador en el ‘pobre padre que no puede ver a sus hijos’”(María Beatriz Müller)

SAP: Síndrome de alienación parental.

Comienza como un movimiento destinado a deslegitimar las denuncias de abuso basado principalmente en argumentos estandarizados, conformes a las ideas de Richard Gardner, un abusador norteamericano, que sostiene que los niños pueden ser manipulados para efectuar denuncias falsas y que sus madres lo hacen en un intento de vengarse de sus ex parejas.

En realidad, se pretende silenciar la voz de quienes relatan haber sido abusados

Es un falso síndrome que no existe. Ha sido rechazado por la OMS y la Asociación Americana de Psiquiatría por no reunir los requisitos metodológicos para ser considerado un síndrome.

También las asociaciones de profesionales de la psicología han declarado que el pretendido Síndrome de Alienación Parental (SAP) es antiético y prohíben su uso.

Sin embargo, se sigue aplicando bajos otros nombres

Las denuncias de abuso sexual no siempre presentan pruebas físicas. Pero sí existen y son reales. La voz de chicos y chicas que relatan sus historias de maltrato vividas , y que en la Argentina empezaron a escucharse a partir de 1983, con el regreso de la democracia.

Qué es el Backlash

La estrategia de los denunciados es descalificar la voz de sus denunciantes alegando que no es la palabra real de niños y niñas sino la de las madres (en la mayoría de los casos) que les llenan la cabeza a través del Síndrome de Alienación Parental (SAP). También invalidan, enjuician, amenazan, golpean o embargan a las psicólogas que peritan o atienden a los niños o niñas. El backlash es una respuesta de los acusados, y está dirigido contra quienes defienden los derechos de los niños y adolescentes víctimas de abuso,

.Las personas involucradas en procesos judiciales contra el abuso sexual soportan denuncias y acoso judicial por parte de los imputados , a través de hostigamiento a través de redes sociales,, con el propósito de desalentar la intervención en la defensa de niños y niñas abusados Tammbién atacan a organizaciones que trabajan contra la violencia y periodistas que visibilizan el abuso sexual.

Es una persecución , es una reacción violenta. Es fundamental detectarla para desarticularla.

El 17 de noviembre del 2006 se publicó en Página 12 : “No denunciarás”, en donde se informaba de la persecución a psicólogas que tenían que contratar seguros por la cantidad de juicios contra su patrimonio por parte de poderosos y adinerados acusados.

“De la desmentida de la palabra de los niños se ha pasado a la desmentida de la palabra de quienes trabajan en función de la protección de su subjetividad. ¿Cuál es la consecuencia? La vigencia de un alto grado de visibilidad de la victimización sexual de los niños y sus consecuencias, coexistiendo con el intento de paralizar e impotentizar a quienes deberían seguir siendo los portavoces de la auténtica palabra de los niños”, advertía la psicóloga (Alicia Ganduglia“, Las12”, suplemento de Página 12)

. La psicóloga Patricia Gordón, presidenta de la ONG enRED, de Mar del Plata, apunta: “El fenómeno del backlash crece paralelamente a todos los avances logrados por la lucha contra el abuso sexual y los derechos de los niños y las mujeres. Los profesionales que se comprometen con su saber pero también con su implicación seguimos siendo denunciados en los colegios profesionales en un claro intento de matar al mensajero

Por su parte, la psiquiatra infanto-juvenil Irene Intebi,( Psicóloga y docente de la Facultad de Psicología de la UBA). ex presidenta de la Sociedad Internacional para la Prevención del Maltrato Infantil (ISPCAN, por sus siglas en inglés), promueve un salto de calidad: “No creo que haya un significado único de la persecución de profesionales, creo que puede tener significados diferentes en los distintos contextos en que ocurre. Lo que sí puedo afirmar es que la falta de lineamientos comunes para la toma de entrevistas ante sospechas de abuso sexual infantil y la falta de capacitación dejan abierta la posibilidad de que la parte acusada impugne o cuestione el trabajo de quien confirma y que, eventualmente, pase a la persecución. Habría menos posibilidades de persecución si la evaluación se hiciera de manera similar en Buenos Aires, La Pampa o Córdoba y si el Poder Judicial o el Ministerio Público ofreciera capacitaciones obligatorias para sus profesionales, peritos externos y aspirantes”.

Algunos mecanismos para defenderse del estrago.

Ferenczi ya planteó que las situaciones de abuso sexual infantil son una práctica muy frecuente, y que generan muchos efectos en las víctimas, que perduran en el tiempo

Hoy ya se sabe que las situaciones de abuso sexual infantil al interior de la familia son más frecuentes de lo que nadie hubiera imaginado

Desarrollamos algunos conceptos, que son posibles y frecuentes consecuencias y efectos del abuso sexual, que se activan en las víctimas, para defenderse y poder sobrellevar acciones estragantes contra su integridad física y psicológica

- RETRACCIÓN

.Cuando un NNA es víctima de algún tipo de maltrato, una de las respuestas esperables es La Retractación.

Retractación es el cambio del. relato Niega que haya ocurrido el abuso, es decir, niega su propio testimonio, o lo modifica. A veces los niños sienten miedo , y superarlo o no depende de cómo se perciba el modo en que será escuchado cuando denuncia.,

En ocasiones, contar es percibido por el niño como traición , pues el abusador utilizó estrategias de sometimiento, y en general, pertenece a su entorno.

. También, debido a la a angustia que genera evocar y relatar, puede acudir a la retractación como defensa. Más aún, si luego de la primera vez que relata, no siente confianza, o percibe descreimiento, o cree que se producirá por su “culpa”, una crisis familiar.

Respecto de la Institución judicial, se tratará de que el relato en cámara Gesell sea la única vez en la que el niño deba declarar. El niño debe percibir de los adultos que le toman su testimonio, , que la Justicia le cree, y lo protege

- TRAUMA :

Dice Susana Toporosi: “que cuando un niño vive una situación que le resulta traumática (y esto no es solo para abuso sino para otras situaciones), siendo el abuso donde más se ve, traumático significa totalmente excesivo, que él no tiene herramientas para metabolizarlo, es como si le estallara una bomba en su cabeza con esto que le hacen en el cuerpo…”

Silvia Bleichmar sostiene ”En mi tesis doctoral acerca de los efectos psíquicos del abuso sexual infantil como problemática de la infancia en situación de riesgo, propuse que se trata de una catástrofe, ya que también allí para el niño todas las garantías constitucionales han sido abolidas y la clandestinidad a la que el adulto, con sus actos perversos lo somete, marcan la caída de toda legalidad que sitúe al adulto como alguien que debe proteger y cuidar al niño, y a éste como un sujeto de derechos que hay que respetar. Por lo tanto, podríamos pensar que los efectos psíquicos del abuso, en el psiquismo infantil, podrían equipararse a la caída del estado de derecho en una sociedad. Y como tal es una catástrofe social.

Silvia Resnizki escribe acerca de lo tarumático: : “ Este concepto posee una tradición filosófica muy rica. Dentro de la cultura griega pre-clásica, siglo VII A.C., aparece asociado a una experiencia de lo inasimilable que pone al sujeto a su merced. Trauma remite a la idea de un sujeto que es anonadado por una vivencia de lo real que lo invade El trauma produce la ruptura de la cotidianeidad, la pérdida de la ilusión de continuidad, como una suspensión de la vida emocional, una detención del movimiento El ingrediente común a todas estas elaboraciones es que algo aparece en forma súbita, brusca, y pone al sujeto frente a un peligro vital para el que no estaba preparado en absoluto. La sorpresa es característica de la naturaleza traumática de un acontecimiento porque el sujeto se halla, de pronto, frente a una realidad que no pudo anticipar

En los casos de abuso sexual, claramente se produce una situación de desvalimiento, de no hallar recursos de defensa, algo que invade , incontrolable, violento, disruptivo y paralizante.

Éstas situaciones que irrumpen en la vida de las víctimas, pueden producir secuelas a futuro.

- DISOCIACIÓN:

“La disociación al ser un mecanismo defensivo psíquico, permite convivir y

sobrevivir a situaciones gravemente traumáticas, conservando la adaptación normal al entorno.

No es que la víctima no recuerde, simplemente eso para ella no existió. De esta manera el objetivo de éste mecanismo es hacer sentir al niño que esa experiencia traumática no le ocurrió a él, o cree que lo vivido es producto de su imaginación, quedando entonces la vivencia abusiva disociada de lo vivido.

Por ejemplo, muchas víctimas cuentan diversas estrategias que utilizaban para “irse con la mente”, para poder desestimar el acercamiento del abusador, evitando quedar a solas con él, tapándose la cara con la frazada, dándose vuelta hacia la pared cuando estaban en la cama, repasando mentalmente las tablas de multiplicar, pensando en la tarea que debían preparar para la escuela, o simplemente se concentraban mirando el techo o una ventana.

Éstas estrategias fallan, y con el tiempo, aparecen los efectos del abuso, y también vuelve el recuerdo. (ABUSO SEXUAL INFANTIL Y DISOCIACIÓN COMO MECANISMO DE DEFENSA PSIQUICO. Universidad de la República de Uruguay)


Algunas reflexiones:

Sabemos que la JUSTICIA, y una condena justa al violador, es de algún modo reparatorio.

Estar atentos, comprometernos, es una posición ética.

Creemos que la responsabilidad es social, de toda la comunidad. Y también creemos que este es un principio del camino. Que unos pocos, solos, no vamos a poder.

Junto con todos los colectivos que luchan y se movilizan, podemos avanzar y dar la lucha contra el ABUSO SEXUAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA: un subproducto del patriarcado

Hablamos de algo que es mucho más grave que un abuso: es un estrago devastador para quienes lo padecen. Como dice Gabi Insua: “es el horror más silenciado”.


Bibliografía:

1-Insúa, Gabriela: Abuso sexual en las infancias y adolescencia. El horror más silenciado.

2-Capacete Laura, compiladora: jóvenes con conductas sexuales violentas.

3-Giberti Eva: Abuso sexual contra niños, niñas, y adolescentes.

El Instituto de la Prescripción y el Abuso Sexual Infantil Por Sigrid Elisabeth Kunath *: autora del proyecto de ley que dio origen a la Ley 27.206 de Respeto a los Tiempos de las Víctimas.

4- SUMMIT, Roland C. - “El síndrome de acomodación del abuso sexual de menores”. Rev.Child Abuse and Neglect, 7. 1983.

5-Rozanski, Carlos (2009). "La intervención del Estado y la protección de los derechos en los casos de abuso sexual infantil". En "Acceso justicia niños/as víctimas protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes víctimas o testigos de delitos o violencia" (pp. 157-

RIOS, Carlos Antonio - Abuso sexual gravemente ultrajante agravado en concurso real s/Recurso de Casación 6 https://www.pagina12.com.ar/202324-un-abusador-condenado-25-anos-despues-de 

6-Guía de abordaje integral ante situaciones de Violencia Sexual hacia Niños, Niñas y Adolescentes

7-Mitos que ponen en peligro a los/as menoresdurante las disputas por custodia.,Por Stephanie J. Dallam, RN, MS, FNP, and Joyanna L. Silberg,

8-PhDhttps://www.pagina12.com.ar/345622-denuncias-para-garantizar-el-silencio001)

9- Abuso Sexual Infantil- Revista Hamartia

10 “En carne viva. Abuso sexual infantojuvenil -Susana Toporosi -Editorial Topía

11-García Méndez, E. (2004). Infancia. De los derechos y de la justicia. Buenos Aires: Editores del Puerto

12-Susana Toporos, : “Con mis hijos no te metas” en Topia (https://www.topia.com.ar/sites/default/files/banner/toptopia.jpg)

13- Carlos Alberto Rozanski Abuso Sexual Infantil ¿Denunciar o Silenciar? 2003 Ediciones Bs Argentina - Buenos Aires

14- Denuncias para garantizar el silencio | Backlash: atacan a profesionales que asisten a víctimas de abuso sexual contra las infancias - https://www.pagina12.com.ar/345622-denuncias-para-garantizar-el-silencio

 Justicia para-Luna  “Es inhumano vivir así”:  tres madres que luchan contra la impunidad de sus parejas denunciadas por abuso sexual de sus hijos e hijas  “La justicia actúa con su ideología patriarcal y defiende a los abusadores”

miércoles, 16 de junio de 2021

La pandemia desde América Latina- M Svampa

 Enero-Febrero 2021 Rev Nueva Sociedad 291

La pandemia desde América Latina

Nueve tesis para un balance provisorio

Maristella SvampaEl balance, aún provisorio, de lo ocurrido en América Latina en tiempos de covid-19 deja un gusto amargo y una sensación ambivalente. La pandemia colocó en el centro cuestiones antes periféricas, pero las reacciones son todavía débiles para enfrentar la necesidad de cambios profundos derivada de la crisis socioecológica. Si no quiere ser hablada desde el Norte, América Latina debe ser parte de las grandes discusiones globales.


2020 no será un año para el olvido. Disruptivo y devastador como pocos, deja enormes heridas sin restañar en nuestros cuerpos, en nuestras subjetividades y memorias. Y aunque algunos esperan un 2021 más tranquilizador, nadie puede en rigor asegurar que lo que se abrió en este inicio de década con la pandemia de covid-19 vaya a cerrarse con una o más vacunas milagrosas. La dinámica desencadenada nos advierte sobre los contornos de una configuración civilizatoria cuyas características globales, regionales y nacionales todavía no están del todo definidas, pero cuyos ejes y puntos de referencia pueden vislumbrarse. Sobre algunos de ellos me gustaría reflexionar en este artículo, dividido en nueve «tesis».

1. La pandemia colocó en el centro aquello que estaba en la periferia: visibilizó el vínculo entre desigualdades sociales y dueñidad, así como la relación entre zoonosis, pandemia y crisis socioecológica.
La pandemia de covid-19 colocó en el centro de la escena problemáticas que antes estaban en la periferia, minimizadas o invisibilizadas. Por un lado, puso al desnudo las desigualdades sociales, económicas, étnicas y regionales y los altos niveles de concentración de la riqueza, haciéndolos más insoportables que nunca. Tras varias décadas de neoliberalismo, evidenció el retroceso de los servicios básicos, en relación no solo con la salud sino también con la educación (la brecha digital), en el acceso a la vivienda y la degradación del hábitat. La diseminación del virus mostró el fracaso de un modelo de globalización neoliberal consolidado en los últimos 30 años al calor de la Organización Mundial del Comercio (omc), lo cual no quiere decir que el neoliberalismo esté muerto o agónico; lejos de ello. La crisis desatada por la pandemia exacerbó las desigualdades extremas en todos los niveles. A escala latinoamericana, según un informe de Oxfam, las elites económicas y los superricos ampliaron su patrimonio en 48.200 millones de dólares, 17% más que antes de la aparición del covid- 19, mientras que la recesión económica provocaría que 52 millones de personas caigan en la pobreza y más de 40 millones pierdan sus empleos, impulsando un retroceso de 15 años para la región1. El virus mostró hasta qué punto estamos frente a un mundo de dueños, pues como sostenía la antropóloga Rita Segato ya antes de la pandemia, la palabra desigualdad no alcanza para graficar tamaña obscenidad: «Este es un mundo marcado por la dueñidad o el señorío»2.
En segundo lugar, la pandemia visibilizó el vínculo estrecho entre crisis socioecológica, modelos de maldesarrollo y salud humana. Hasta marzo de 2020, el término «zoonosis» no formaba parte de nuestro lenguaje y quizá para algunos todavía sea un concepto algo técnico o lejano, pero es la clave para entender el detrás de escena de la pandemia. Detrás del covid-19 se halla la problemática de la deforestación, esto es, la destrucción de ecosistemas que expulsa a animales silvestres de sus entornos naturales y libera virus zoonóticos que estuvieron aislados durante milenios, poniéndolos en contacto con otros animales y humanos en entornos urbanizados y posibilitando así el salto interespecie. Claro que el covid-19 no es el primer virus zoonótico que conocemos; ya hubo otros, incluso más letales (el ébola, el sars, la gripe porcina y aviar, el hiv)3. Y aunque el virus se manifestó primero en China, esto podría haber sucedido en cualquier otra región del planeta, porque lo que está en su base es un modelo productivo global enfocado en la alta productividad y en la maximización del beneficio económico, construido por las grandes firmas corporativas, que se acompaña con una degradación de todos los ecosistemas: expansión de monocultivos que conllevan la aniquilación de la biodiversidad, sobreexplotación de bienes naturales, contaminación por fertilizantes y pesticidas, desmonte y deforestación; acaparamiento de tierras, expansión de modelos alimentarios basados en la cría de animales a gran escala, entre otros.
Así, el elemento revelador es que el avance del capitalismo sobre los territorios tiene la capacidad de liberar una gran cantidad de virus zoonóticos, altamente contagiosos, que mutan con rapidez y para los cuales no tenemos cura. En suma, la pandemia mostró hasta qué punto hablar de «Antropoceno» o «Capitaloceno» no es solo una cuestión de cambio climático y calentamiento global, sino también de globalización y modelos de maldesarrollo. Resaltan así otros aspectos de la emergencia climática, no vinculados exclusivamente con el incremento en el uso de combustibles fósiles, sino también con los cambios en el uso de la tierra, la deforestación y la expansión de la ganadería intensiva, todas ellas fuentes de potenciales pandemias.

2. Las metáforas y conceptos que fuimos utilizando para tratar de captar y analizar la pandemia deben ser entendidos en un sentido dinámico. Hemos pasado de la metáfora del «portal» a la del «colapso», conservando en el centro del lenguaje político la metáfora bélica.
La activación del freno de emergencia como producto de la crítica situación sanitaria generó una crisis extraordinaria, de enormes consecuencias sociales, económicas y políticas. Desde el comienzo, la metáfora bélica, esto es, la alusión a la guerra contra el virus, recorrió el lenguaje político hegemónico. Desde mi perspectiva, su uso tiende a concentrarse en el síntoma y a desdibujar y ocultar las causas estructurales, más allá de que apunta a lograr la cohesión social frente al daño, de cara a un enemigo «invisible» y «desconocido». No voy a abundar en esto, pero vale la pena poner de relieve la persistencia de esta metáfora, pese a la información que circula sobre las causas de la pandemia4.
En realidad, me interesa volver sobre otras dos metáforas utilizadas: la del portal y la del colapso. Efectivamente, la crisis extraordinaria producida por el covid-19 abrió a demandas ambivalentes y contradictorias entre sí. Por un lado, demandas de transformación, de solidaridad y de cambio; por otro, demandas de orden y de retorno a la «normalidad». Así, la crisis extraordinaria nos instaló en un «portal», entendido como un umbral de pasaje, que produjo la desnaturalización de aquello que teníamos naturalizado. Como subrayó la poeta india Arundhati Roy en un notable artículo, nos invade el sentimiento de que dejamos un mundo atrás, la sensación de abrirnos a un mundo otro, diferente e incierto5. Pero la metáfora del portal también aludía a una encrucijada: o bien la crisis abría a la posibilidad de abordar todos aquellos debates civilizatorios que hasta ayer estaban en la periferia, tales como la dueñidad y la crisis socioecológica; o bien la humanidad consolidaba la ruta del capitalismo del caos, acelerando el colapso sistémico, con más autoritarismo, más xenofobia, más desigualdades, más devastación ecológica.
En suma, la metáfora del portal no tenía nada que ver con la posibilidad de un mundo reseteado, tarea imposible y descabellada. Más bien conllevaba una doble dimensión, pues si bien en un primer momento abría a un proceso de liberación cognitiva, que impulsaba la necesidad de concebir transformaciones mayores (la crisis como una oportunidad), también nos advertía sobre el peligro de clausura cognitiva, a través del repliegue insolidario y el afianzamiento de las desigualdades. Como recordaba la periodista y escritora Naomi Klein, la crisis podía ser una nueva oportunidad para repetir la fórmula del capitalismo del desastre o la «doctrina del shock», que define como la estrategia política de utilizar las crisis a gran escala para impulsar políticas que sistemáticamente profundizan la desigualdad, enriquecen a las elites y debilitan a todos los demás. En momentos de crisis, la gente tiende a centrarse en las emergencias diarias de sobrevivir a esa crisis, sea cual fuere, y tiende a confiar demasiado en quienes están en el poder.6
A nueve meses de declarada la pandemia, la sugestiva y potente metáfora del portal cayó en desuso y lo que se vislumbra bajo el nombre de «nueva normalidad» se parece más a un empeoramiento y exacerbación de las condiciones existentes –sociales y ecológicas–, algo que la figura del «colapso» sintetiza de un modo a la vez unívoco y pluridimensional. El colapso no es solo ecológico, como vienen anunciando tantos estudios científicos sobre la emergencia climática, sino también sistémico y global. Su tránsito involucraría diferentes niveles (ecológico, económico, social, político), así como distintos grados (no tiene por qué ser total) y diferencias geopolíticas, regionales, sociales y étnicas (no todos sufrirán el colapso de la misma manera)7. En fin, el ingreso en la era del colapso alienta diferentes visiones: en lo empírico, estamos ante la proliferación de imágenes catastrofistas y distópicas sobre el futuro, muchas de ellas desprovistas de un lenguaje político (o abiertamente antipolíticas), que aluden a la extinción y al caos; por otro lado, en cuanto a lo teórico y ensayístico, pareciera dar lugar a una nueva disciplina científica, hoy en ciernes, la «colapsología», creada por los franceses Pablo Servigne y Raphaël Stevens, que apunta a reflexionar sobre el fin de un mundo, este que conocemos, y propone discutir elementos y políticas para poner en marcha para atravesarlo «lo más humanamente posible»8.

3. La pandemia puso en cuestión el multilateralismo y los liderazgos mundiales por la vía del repliegue a las agendas nacionales, frente a la escasez de estrategias cooperativas e internacionalistas.
Desde marzo de 2020, suele afirmarse que asistimos a un retorno o relegitimación de un Estado fuerte. Sin embargo, el retorno de los Estados es también expresión de un repliegue hacia las agendas nacionales. En el marco de la pandemia, cada país ha venido haciendo su juego, mostrando con ello la variabilidad de las estrategias sanitarias y políticas disponibles. A escala nacional, el repliegue ilustró una conjunción paradójica, que combina el decisionismo hipermoderno (la concentración de las decisiones en el Poder Ejecutivo y la ampliación del control sobre la ciudadanía de la mano de las tecnologías digitales) con un fuerte proceso de fragmentación local (el cierre de las ciudades, provincias y Estados, a la manera del modelo de las aldeas medievales).
No hubo respuestas globales ante la emergencia de la pandemia sino una mayor fragmentación y escasa cooperación a escala internacional, algo que afectó incluso a la Unión Europea, acentuando –al decir de muchos– la pérdida de confianza en la integración. De la mano de Donald Trump, Estados Unidos renunció al rol de líder mundial sin que esto significara una mejor gestión de la pandemia en el ámbito nacional. Hacia afuera, esto se expresó en un incremento de la tensión geopolítica con China, así como con organismos multilaterales como la Organización Mundial de la Salud (oms); hacia adentro, en el enfrentamiento de Trump con los gobernadores de los diferentes estados. Por su parte, al inicio de la pandemia, China realizó una serie de vuelos para asistir sanitariamente a diferentes países (entre ellos, varios latinoamericanos). Hacia adentro, casi todos los países del globo sufrieron procesos de militarización que repercutieron muy especialmente sobre las poblaciones más vulnerables, en particular en América Latina (donde los controles son menos de orden digital y mucho más de orden físico y territorial); esto tuvo su agravante en algunos países emergentes (como la India), e incluso en eeuu se expresó, puertas adentro, en la centralidad que cobró el racismo como estructura de dominación de larga duración.
Por último, en esta enumeración incompleta, pese a que se habló mucho del regreso de un Estado fuerte y se subrayaron tempranamente sus ambivalencias (el Estado de excepción que coexiste con el Estado social), hubo escasa reflexión teórica y política sobre la posibilidad de su transformación para enfrentar la crisis económica y social, visto y considerando los límites que impone su evidente colonización por parte de las elites (la dueñidad).
La pandemia acentuó la competencia nacionalista en el marco del desorden global. Un reflejo de ello es la carrera por lograr una vacuna eficaz, pero también la carrera por agenciarse esas mismas vacunas. En los últimos meses, los países más ricos buscaron asegurarse el aprovisionamiento de las diferentes vacunas que hay en danza, comprando dosis por adelantado. Esta política de acaparamiento hace que entre 40% y 50% del suministro mundial ya esté en manos de los países más ricos, lo cual deja con menos chances a los países más pobres9. Uno de los ejemplos más escandalosos es Canadá, donde el primer ministro progresista Justin Trudeau, lejos de cualquier estrategia cooperativa, firmó contratos con siete farmacéuticas para obtener 414 millones de dosis, cinco veces más de las que se utilizarán en el país10. Mientras tanto, en diferentes países del Sur (sobre todo en América Latina), los gobiernos se desesperan por agenciarse alguna de las vacunas, frente al temido segundo brote del virus.

4. En América Latina, los Estados apostaron a intervenir a través de políticas públicas sanitarias, económicas y sociales, pero el devenir de la pandemia puso al desnudo las limitaciones estructurales y coyunturales.
La pandemia y los horizontes que abre plantean numerosos interrogantes. A escala global, parece haber llegado la hora de repensar la globalización desde otros modelos y de sentar las bases de un Estado fuerte, eficaz y democrático, con vocación para reconstruir lo común, articulando la agenda social con la ambiental. Sin embargo, en los niveles regional y nacional, frente a los impactos económicos, la pregunta salta a la vista: ¿hasta dónde los Estados periféricos tienen las espaldas anchas para avanzar en políticas de recuperación social?
Así, en América Latina, el virus acentuó aún más las desigualdades sociales y territoriales existentes y exacerbó las fallas estructurales (el hacinamiento y falta de acceso a la salud, la insuficiencia de la estructura sanitaria, la informalidad, la brecha de género), lo que dio lugar a un cóctel potencialmente explosivo. Una vez pasada la primera ola en Europa, América Latina, con 8% de la población mundial, se convirtió en el epicentro de la pandemia, con más muertes en el mundo, al menos hasta el arribo de la segunda ola, que afectaría a los países europeos a partir de noviembre11.
Casi todos los países de la región adoptaron medidas económicas y sanitarias destinadas a contener la crisis social y sanitaria. Según un reciente informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en total son 26 los programas temporales de transferencias monetarias adoptados por 18 países de la región, entre los cuales se destaca el caso de Honduras con la asistencia ofrecida a trabajadores independientes, la extensión hasta diciembre del programa de transferencias Ingreso Solidario de Colombia, el incremento en el valor y la expansión de cobertura del Ingreso Familiar de Emergencia chileno y las nuevas disposiciones para la protección al empleo en Nicaragua (uno de los últimos países en implementar este tipo de respuesta)12. En Brasil, Jair Bolsonaro dejó de lado la ortodoxia e implementó una «renta básica» de 600 reales (unos 112 dólares) para unos 60 millones de personas. En el caso de Argentina, el gobierno implementó hasta diciembre de 2020 un Ingreso Familiar de Emergencia (ife) para desocupados, informales y trabajadores autónomos de las categorías más bajas, que alcanza a 7.854.316 personas; incrementó la ayuda alimentaria en comedores y lanzó algunas medidas ligadas al crédito para contener la crisis de las pymes, que son la principal fuente de trabajo en el país. También implementó un Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción, destinado a pagar 50% de los sueldos de empresas (pequeñas, medianas y algunas grandes). Pero, como afirma el economista Rubén Lo Vuolo, «quienes más sufren la pandemia son las actividades declaradas como ‘no esenciales’, las pequeñas y medianas unidades productivas y la fuerza de trabajo informal y precarizada; que además, coincide con los grupos que registran mayores déficits habitacionales y menor acceso a servicios públicos básicos, incluyendo los sanitarios»13. Este diagnóstico podría extenderse a toda la región, dadas las características del mercado laboral (54% es fuerza de trabajo informal, según datos de la Organización Internacional del Trabajo, oit). Si sumamos los cambios ocurridos en el mundo del trabajo, en relación con la expansión del teletrabajo así como las llamadas economías de plataformas, el panorama indicaría que la precarización ha ido en aumento. En todo caso, según el ya citado informe de Unicef, en América Latina el desempleo saltó de 5,4% en diciembre de 2019 a 13,5% en diciembre de 2020, afectando a un total de 44,1 millones de personas. En su Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) prevé una contracción promedio de 7,7% para 2020 –la mayor en 120 años– y un rebote de 3,7% en 202114. Asimismo, considera que los impactos de la crisis económica no son de corto, sino de mediano plazo.
Por otro lado, en un contexto de fragmentación, no hubo instituciones regionales que estuvieran a la altura del desafío. En términos políticos, la crisis del covid-19 encontró a América Latina fragmentada, sin hegemonías neoliberales ni tampoco progresistas, muy distante del crecimiento económico experimentado durante el boom de los commodities. Ni la experiencia de Andrés Manuel López Obrador en México (muy desconectada del ciclo progresista anterior), ni la vuelta del peronismo en Argentina (como una suerte de progresismo de baja intensidad), ni la reciente recuperación institucional en Bolivia, con el nuevo triunfo del Movimiento al Socialismo (mas), pueden ser interpretadas sin más como el advenimiento tout court de una segunda ola progresista. Una parte importante de los progresismos están bastante agotados, luego del ciclo hegemónico extendido entre 2000 y 2015 aproximadamente, cuyo balance –desigual, según los países– todavía sigue siendo debatido en la región. A esto hay que agregar la emergencia de una extrema derecha en Brasil, lo cual dispara la reflexión sobre la existencia de corrientes sociales y políticas fuertemente autoritarias y antiderechos, que recorren otros países de la región.
En suma, lo novedoso en América Latina es que, a la fragilidad del escenario político emergente, se agrega una triple crisis: sanitaria, económica y social. Como sostiene el título de un libro reciente, América Latina pasó de «la implosión social a la emergencia sanitaria y social post-covid»15. En ese marco, es posible que estemos ingresando en un «tiempo extraordinario», en el cual la liberación cognitiva de las multitudes mueva las placas tectónicas de la transición, pero a ciencia cierta, en un contexto post-covid 19 caracterizado por el incremento de las desigualdades y la aceleración del neoextractivismo, no sabemos hacia qué transición nos estamos dirigiendo. No solo los tiempos políticos se han acelerado, sino que además, en su vertiginosidad, el hartazgo de las sociedades amenaza con mutaciones bruscas y violentas del escenario político, a imagen y semejanza de la crisis climática actual.

5. Aunque el covid-19 hizo que se activara el freno de emergencia, el neoextractivismo no cesó. Más aún, para los países latinoamericanos, la aceleración del extractivismo forma parte esencial de la apuesta por la reactivación económica y la llamada «nueva normalidad».
Durante 2020, no pocos celebraron que la paralización de diferentes actividades económicas se tradujera en una reducción de 7% de la emisión de gases de efecto invernadero. Como aquellos animales que salieron de sus nichos y se atrevieron a recorrer las ciudades en época de confinamiento, sabemos que el fenómeno, por no buscado, es sencillamente pasajero; apenas un efecto colateral de corto alcance. Por otra parte, el freno de emergencia activado fue relativo. Así, por ejemplo, el extractivismo no se detuvo; todo lo contrario. En América Latina, pese a la importancia cada vez mayor de los conflictos socioambientales y la amplitud de las problemáticas que estos incluyen, las políticas públicas de los diferentes gobiernos no apuntaron a fortalecer las demandas ambientales. No pocas de las actividades extractivas fueron declaradas esenciales (como la minería), avanzaron el desmonte y la deforestación, y con ello también los incendios. Durante la pandemia continuaron los asesinatos de activistas ambientales, reafirmando con ello que América Latina –particularmente países como Colombia, Brasil y México– sigue siendo la zona más peligrosa del mundo para los defensores del ambiente.
La política neoextractivista continúa desbordando cualquier grieta ideológica. Así, el «lobby del fuego» desató su furia más que nunca. Por ejemplo, el Pantanal brasileño, el humedal continental más grande del planeta, que cubre gran parte de los estados de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, registró 16.000 incendios en 2020, que se convirtió en el año más castigado por el fuego según datos del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inpe)16. Durante 2020, Argentina ocupó el segundo lugar a escala global por la cantidad de focos de incendios que afectaron a humedales y bosques nativos, detrás de los cuales se encuentran los lobbies sojero, minero y de los grandes agentes inmobiliarios (urbanizaciones privadas). Los incendios afectaron 14 provincias y arrasaron más de un millón de hectáreas17. Asimismo, pese a la caída de la demanda de combustibles fósiles (que hizo que en algún momento su precio fuera negativo), en países como Argentina continuaron los subsidios a las empresas petroleras. El colmo fue la aprobación del impuesto a las grandes fortunas –una medida que costó instalar frente a la oposición cerril de la derecha–, que se suponía iría a paliar exclusivamente los males de la pandemia. Sin embargo, el proyecto aprobado destina nada menos que 25% del monto recaudado a financiar el gas del fracking que se extrae en el megayacimiento de Vaca Muerta.
En México, en septiembre de 2020, Víctor Toledo, uno de los grandes referentes continentales de la ecología política, tuvo que dimitir de su cargo en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Toledo es un defensor de la agroecología y de la transición ecosocial, y bajo su mandato impulsó la prohibición del glifosato y criticó el proyecto del Tren Maya, uno de los emblemas del «desarrollo» del gobierno de López Obrador, que atropella los derechos de las comunidades ancestrales. Su renuncia dejó al descubierto, una vez más, los límites del progresismo selectivo latinoamericano.
Por último, mientras en Colombia continúa la lucha contra la práctica del fracking, tanto en Ecuador como en Argentina se profundizó el embate de la minería, pese a que esta no cuenta con licencia social y que la ciudadanía movilizada busca activar dispositivos institucionales disponibles (consultas públicas en Cuenca, Ecuador; iniciativas ciudadanas en Chubut, Argentina), los cuales son negados y/o retaceados por las autoridades. Así, el avance de la minería, en alianza con los gobiernos provinciales y nacionales, en nombre de la reactivación económica, muestra la consolidación de la nefasta ecuación: «a más extractivismo, menos democracia»18.
No hay que olvidar que, en las últimas décadas, los gobiernos latinoamericanos buscaron oponer lo social y lo económico a lo ambiental. Por ejemplo, los progresismos justificaron el neoextractivismo y la depredación ambiental en nombre del desarrollo y de la reducción de las desigualdades, lo cual generó una situación paradójica, a partir de la instalación de una agenda selectiva de derechos, que negaba o desestimaba las demandas socioambientales y gran parte de los reclamos indígenas por tierra y territorio. Hoy sabemos que una porción importante del crecimiento económico experimentado en América Latina durante el boom de los commodities fue capturado por los sectores más ricos de la sociedad. Datos de la revista Forbes muestran que la riqueza de los multimillonarios latinoamericanos (con fortunas superiores a 1.000 millones de dólares) creció a un ritmo de 21% anual entre 2002 y 2015, un incremento seis veces superior al del pib de la región (3,5% anual)19. En 2013-2014, según Oxfam, el 10% de las personas más ricas de la región se quedaba con 37% de los ingresos; pero si se consideraba la riqueza, estos datos ascendían de modo abrumador: el 10% más rico acumulaba 71% de la riqueza, mientras que el 1% más privilegiado se quedaba con 41%20.
Todavía hoy se sigue oponiendo lo social a lo ambiental, como si hubiera una contradicción entre ambos aspectos, desestimando el hecho de que quienes más sufren los daños ambientales en nuestras latitudes son los sectores más vulnerables, porque habitan en zonas expuestas a fuentes de contaminación y carecen de los medios económicos y humanos para afrontar las consecuencias, resistir los embates del extractivismo y sobrellevar los impactos del cambio climático (inundaciones, sequías, tormentas). En suma, resulta increíble que en plena emergencia climática y atravesando una pandemia de raíz zoonótica, las elites políticas y económicas latinoamericanas continúen negando la importancia de la crisis socioambiental y el indudable lazo que existe entre la salud del planeta y la salud humana. En realidad, prevalecen la ceguera epistémica y el analfabetismo ambiental, ligados a una determinada visión del desarrollo, del crecimiento económico indefinido y del progreso, responsable de la actual situación de catástrofe ecológica. Por supuesto, hasta dónde la ceguera epistémica, combinada con intereses económicos, impide leer la realidad depende del contexto. La conclusión es que, pese a que los hechos ponen en tela de juicio la mirada desarrollista, para la mayoría de los gobiernos latinoamericanos el extractivismo continúa siendo visto como una tabla de salvación en medio de la crisis.

6. La pandemia habilitó discusiones sobre la transición ecosocial, la reforma tributaria y diferentes formulaciones sobre el ingreso básico universal.
En la medida en que el covid-19 puso en el centro aquello que estaba en la periferia, habilitó también los debates sobre la urgencia de la transición ecosocial. Así, aquello que aparecía reservado a unos pocos especialistas y activistas radicales entró en la agenda pública. Propuestas integrales elaboradas en años anteriores fueron actualizadas al calor de la pandemia. Científicos e intelectuales de todo el mundo promovieron manifiestos y propuestas que incluían desde una agenda verde y un ingreso básico hasta la condonación de la deuda de los países más pobres.
Sería imposible relevar las diferentes propuestas de transición ecosocial que se han difundido en estos meses. No es mi interés tampoco presentar una cartografía de ellas, por lo cual solo me concentraré en algunas. La primera, por su proyección, es aquella del Green New Deal (Nuevo Pacto Verde) promovido por el ala izquierda del Partido Demócrata de eeuu, que tiene como referentes a Bernie Sanders y a Alexandria Ocasio-Cortez y es sostenida por intelectuales como Naomi Klein21. Esta propuesta apunta a la descarbonización de la economía y a la creación de empleos verdes, para lo cual propone un Estado planificador y democrático. Durante 2020, la propuesta se tradujo en un «Plan Estímulo Verde» cuyo objetivo es recuperar la economía utilizando recursos públicos para la transición energética (energía, transporte público y viviendas verdes, salud y educación). En todo caso, como sostiene la politóloga Thea Riofrancos, una de las autoras de A Planet to Win: Why We Need a Green New Deal [Un planeta por ganar. Por qué necesitamos un Nuevo Pacto Verde]22 y de las más activas en esa plataforma, el reciente triunfo del demócrata Joe Biden abre un escenario de disputa que permite anticipar que «ha comenzado la década del Nuevo Pacto Verde».
En el plano internacional, se constituyó la Internacional Progresista, bajo el lema «Internacionalismo o extinción», lanzado entre otros por el célebre lingüista Noam Chomsky. Esta tuvo su primera cumbre virtual entre el 18 y el 20 de septiembre pasado, ocasión en la cual el ex-ministro de Economía griego Yanis Varoufakis sostuvo que «ya estamos entrando en una etapa poscapitalista», y el dilema es si su economía «será autoritaria y oligárquica o democrática y social». Ante el desastre ambiental, planteó un «acuerdo ecológico internacional» que, con un presupuesto de ocho billones de dólares anuales, podría llevar a cabo la transición de las energías fósiles hacia las energías renovables, disminuir el consumo de carne y apostar a los alimentos orgánicos. Desde su perspectiva, se trata de un reto análogo a la reconstrucción de Europa luego de la Segunda Guerra Mundial, aunque no solo se trate de reconstruir sino de crear nuevas tecnologías23.
Sin embargo, más allá del llamado global contra el avance de las extremas derechas y las apelaciones al poscapitalismo, la Internacional Progresista reúne a un conglomerado muy heterogéneo de figuras intelectuales y políticas: desde connotados ecologistas que promueven la transición ecosocial hasta la flor y nata del progresismo extractivista latinoamericano (Rafael Correa, Álvaro García Linera, entre otros), reconocidos por la persecución a sectores ambientalistas de su país. En razón de ello, no queda claro cuál sería el rol de la transición social-ecológica o cuál su visión sobre la articulación entre justicia social y justicia ambiental.
Otras iniciativas, provenientes de intelectuales y reconocidas organizaciones ambientalistas –como Ecologistas en Acción, en España, o Attac Francia–, han promovido propuestas integrales que abordan la temática del decrecimiento. Por ejemplo, Attac Francia publicó, en mayo de 2020, un libro titulado Ce qui dépend de nous. Manifeste pour une relocalisation écologique et solidaire [Lo que depende de nosotros. Manifiesto por una relocalización ecológica y solidaria]24, en el cual propone refundar los servicios públicos por y para el cuidado, repensar las necesidades y planificar el decrecimiento, inventando un proceso democrático de planificación ecológica para hacer sostenible nuestro sistema de producción. Eso implica decrecer para algunos sectores y crecer para otros. Antes que un ingreso básico, propone financiar un «ingreso de transición ecológica» para sostener a aquellos actores que se involucren en actividades ecológicas (agroecología, eficiencia energética, ecomovilidad, low tech, entre otros).

7. En América Latina, desde la sociedad civil y, excepcionalmente, desde algunos partidos políticos, surgieron propuestas de llamados a la transición ecosocial, no todas ellas vinculadas a referentes ambientales.
Son varias las propuestas de transición ecosocial elaboradas desde América Latina. Entre ellas, quisiera destacar el Pacto Ecosocial e Intercultural del Sur, que me involucra de modo personal y colectivo. Se trata de una propuesta promovida por diferentes activistas, intelectuales y organizaciones sociales de países como Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú, Venezuela y Chile, vinculados a las luchas ecoterritoriales del continente.
El Pacto Ecosocial fue lanzado en junio de 2020 y tuvo diferentes inflexiones y agendas, según los países y articulaciones sociales logradas. Sus ejes son el paradigma de los cuidados, la articulación entre justicia social y justicia ecológica (ingreso básico, reforma tributaria integral y suspensión de la deuda externa); la transición socioecológica integral (energética, alimentaria y productiva) y la defensa de la democracia y la autonomía (en clave de justicia étnica y de género). Se trata de una plataforma colectiva que invita a construir imaginarios sociales, acordar un rumbo compartido de la transformación y una base para plataformas de lucha en los más diversos ámbitos de nuestras sociedades25.El pacto ecosocial dialoga con otras propuestas en danza, como el Nuevo Pacto Verde, el decrecimiento o los manifiestos de relocalización ecológica y solidaria. Pero se trata de una apuesta ecosocial, económica, intercultural, pergeñada desde el Sur, que rechaza que este continúe siendo hablado y pensado solo desde el Norte, incluso cuando se trata de propuestas de transición, que por lo general no colocan en el centro la cuestión de la deuda ecológica y, en algunas ocasiones, tampoco van más allá de la descarbonización de las sociedades. Desde el Pacto Ecosocial se afirma que los problemas de América Latina son diferentes de los del Norte, que existen fuertes asimetrías históricas y geopolíticas; que al calor de la crisis socioecológica y del aumento del metabolismo social, la deuda ecológica del Norte aumentó de modo exponencial en relación con el Sur. En esa línea, nos advierte también sobre las falsas soluciones, sobre la imposibilidad de subirnos sin más al carro de cualquier transición, si esta promueve un modelo corporativo y concentrado y no un modelo democrático y popular que asegure una transición justa para el Sur. Así, sostiene que es necesario debatir qué se entiende por transición. Por último, lejos de tratarse de una propuesta abstracta, se entronca con las luchas, con los procesos de reexistencia y los conceptos-horizontes forjados en las últimas décadas en el Sur global y en América Latina en particular, entre ellos, derechos de la naturaleza, buen vivir, justicia social y redistributiva, transición justa, paradigma del cuidado, agroecología, soberanía alimentaria, posextractivismos y autonomías, entre otros.
Hubo también otras propuestas, entre ellas «Nuestra América Verde», un movimiento que se une al Nuevo Pacto Verde bajo la consigna «realismo científico, cooperación internacional y justicia social»26, que contiene 14 propuestas del Plan de Recuperación Económica con Justicia Social y Ambiental 2020-2030, con dos capítulos, uno internacional y otro social/ambiental. El plan postula 100% de energías limpias para 2050, junto con el compromiso de la eficiencia energética y cambios tributarios. Y aunque incluye a legisladores de partidos progresistas de Brasil, Argentina y Chile y algunos de sus firmantes están lejos de ser referentes en temas ambientales, revela la importancia que tiene en el contexto actual la generación de programas integrales ligados a la transición ecosocial.
Vale la pena agregar también que una de las pocas instituciones regionales que estuvo presente en el debate fue la Cepal, para la cual no es posible desarrollar una política de austeridad. Según este organismo, la crisis dejó en claro que la política fiscal vuelve a ser la herramienta para enfrentar choques sociales y macroeconómicos. Para ello es necesario aumentar la recaudación tributaria, mediante la eliminación de espacios de evasión y elusión tributaria que alcanzan 6,1% del pib. Asimismo, hay que consolidar el impuesto a la renta a personas físicas y corporaciones, y extender el alcance de los impuestos sobre el patrimonio y la propiedad, a la economía digital, así como correctivos, como impuestos ambientales y relacionados con la salud pública27. La propuesta de la Cepal incluyó la recomendación a los gobiernos latinoamericanos de implementar un ingreso básico universal de modo gradual, primero incluyendo a los sectores más afectados por la pandemia. La inflexión no es casual y muestra, como señalan Rubén Lo Vuolo, Daniel Raventós y Pablo Yanes, que «hoy el debate sobre la renta básica ya no es en torno de ‘experimentos’ acotados a grupos seleccionados como ‘pilotos’, sino en relación con políticas y con intervenciones de escala nacional»28.
En suma, en América Latina no son los gobiernos, sino las organizaciones, activistas e intelectuales quienes, desde la sociedad civil, habilitaron la discusión sobre programas de transición ecosocial. Para los diferentes gobiernos de la región, lo ambiental continúa siendo un saludo a la bandera, algo meramente decorativo, un adjetivo («desarrollo sustentable»), una columna más en el balance contable de las empresas, algo que se cree poder resolver con un par de soluciones tecnológicas (la razón arrogante), que no apunta por supuesto a las causas de la crisis, y que permite continuar con la fuga hacia adelante, sin cuestionar la visión hegemónica del desarrollo.

8. La pandemia puso en la agenda el paradigma de los cuidados y develó que esta es la clave de bóveda para la construcción de una sociedad resiliente y democrática.
La pandemia mostró la necesidad de transformar la relación entre sociedad y naturaleza, de superar el paradigma dualista y antropocéntrico que concibe a la humanidad como independiente y externa a la naturaleza, concepción y vínculo que está en el origen de los modelos de maldesarrollo que hoy padecemos, e incluso de una visión instrumental y objetivista de la ciencia. No es casual, por ello, que nuestra mirada preste cada vez más atención a otros paradigmas o narrativas relacionales, que colocan en el centro la interdependencia, el cuidado, la complementariedad y la reciprocidad. En esa línea, una de las grandes contribuciones de los ecofeminismos, de los feminismos populares del Sur y de la economía feminista, junto con los pueblos originarios, es el reconocimiento de otros lenguajes de valoración, otros vínculos posibles entre sociedad y naturaleza, que colocan el cuidado y el sostenimiento de la vida en el centro.
La pandemia visibilizó la importancia de los cuidados en sus múltiples dimensiones. Por un lado, lo hizo en la dirección más general del cuidado de los territorios, de los ciclos de la vida, de los ecosistemas. Así, en tiempos del covid-19, asistimos a una verdadera explosión de foros y conversatorios en la región latinoamericana sobre los cuidados, protagonizados por diferentes lideresas, activistas y organizaciones de diferentes corrientes feministas, territoriales, comunitarias y socioambientales sobre el cuidado y la relación con los cuerpos y los territorios, las prácticas de cuidado, las semillas y la agroecología, el cuidado y la soberanía alimentaria, el cuidado y las tareas de la autogestión comunitaria.

Por otro lado, la pandemia puso en evidencia la insostenibilidad de su actual organización, que recae sobre las mujeres, especialmente sobre las mujeres pobres. En América Latina y el Caribe, desde antes de la pandemia, «las mujeres dedicaban el triple de tiempo que los hombres al trabajo de cuidados no remunerado, situación agravada por la creciente demanda de cuidados y la reducción de la oferta de servicios causada por las medidas de confinamiento y distanciamiento social adoptadas para frenar la crisis sanitaria»29. Así, en estos meses se multiplicaron las reflexiones acerca de los cuidados como un derecho, temática impulsada particularmente desde la economía feminista. Hace unos años, la abogada argentina Laura Pautassi, impulsora de un enfoque de derechos en relación con el tema, hablaba del periodo 2010-2020 como «la década de los cuidados»30. Hoy esto está más presente que nunca. La necesidad de pensar políticas públicas activas, mediante sistemas integrales de cuidados, que conciban el cuidado como un derecho y reduzcan la brecha de género, resulta clave para pensar en la recuperación pospandemia.
Por último, el paradigma de los cuidados, como base de una transición ecosocial, apunta a ser concebido desde una perspectiva multidimensional, incluyendo la articulación con las diferentes esferas de la vida social: cuidado y salud, cuidado y educación, cuidado y trabajo, cuidado y acceso a la vivienda, cuidado y gestión comunitaria, entre otros. En suma, lejos de ser una moda, el paradigma de los cuidados como clave de bóveda de la transición ecosocial revela la potencia de los diferentes feminismos hoy movilizados en la escena social y política, en su cuestionamiento radical al patriarcado, en su denuncia del capitalismo como una máquina de guerra contra la vida y en su apuesta por la sostenibilidad de la vida digna.

9. La pandemia generó cambios importantes en la conciencia colectiva en América Latina y la expansión de un ambientalismo popular en varios países de la región.
Pese a que los gobiernos latinoamericanos han profundizado su ceguera epistémica, los cambios generados en la sociedad civil, en términos de conciencia colectiva, son significativos. Por ejemplo, el avance de la destrucción y los incendios de la selva amazónica, que incluye varios países latinoamericanos, generó que, desde los diferentes pueblos de la región, se realizara la primera Asamblea Mundial por la Amazonía, «para compartir un deseo de cambio, una postura de unidad, con un llamado global para frenar el modelo político extractivista e invasor». En ese foro se escucharon denuncias sobre las quemas de la selva, la expansión ganadera y agroindustrial, la deforestación, la minería legal e ilegal, la industria petrolera, las hidroeléctricas, la violencia de los grupos armados, las amenazas y asesinatos de líderes y lideresas sociales, en fin, «el listado de toda la estrategia que han emprendido gobiernos y compañías multinacionales, el último centenio, para apoderarse de la selva amazónica»31.
En Argentina, la cuestión ambiental volvió a irrumpir en la agenda pública, revelando la conexión entre crisis sanitaria, neoextractivismo y emergencia climática: de un lado, hubo numerosas movilizaciones que denunciaron los incendios en los humedales del Delta y la acción de los lobbies empresariales que hay detrás de la negativa a sancionar una ley protectora. De otro lado, asistimos a un amplio rechazo ambientalista al proyecto promovido por la Cancillería argentina que busca instalar 25 megafactorías de cerdos para vender carne a China32. Como ya sucedió con la soja, la minería a cielo abierto o el fracking, el gobierno busca avanzar sin llevar a cabo estudios de impacto ambiental y sanitario, sin abrir la discusión pública ni promover la participación de la sociedad. Numerosas investigaciones indican que las megafactorías de cerdos, además de consolidar un modelo cruel de explotación de los animales y conllevar riesgos ambientales y sanitarios, son un caldo de cultivo de potenciales pandemias. Por último, se sumó el rechazo a la introducción del trigo transgénico, en el que confluyen organizaciones ambientales y científicos autoconvocados por la salud33.
Como afirman las agrupaciones juveniles, muy presentes en estas luchas, la crisis nos enfrenta a otros «mandatos de deconstrucción», no solo en las relaciones de género sino también en lo ecológico34. El tema no es menor, pues una parte importante de las ciencias sociales y humanas, sea por indiferencia, por comodidad o por pura negación, ha venido dándoles la espalda a las problemáticas socioambientales, las cuales aparecen confinadas a ciertos «nichos» (ecología política, economía ambiental, sociología de los movimientos sociales, geografía crítica, entre otros), cuando no solamente reservadas a especialistas de las ciencias naturales o ciencias de la Tierra, como si lo ambiental no hablara del planeta, de nuestra casa común, y solo remitiera a un aspecto parcial, una variable más, abordable desde una de las tantas disciplinas existentes. Sucede que como la problemática ambiental incomoda y cuestiona los credos desarrollistas preexistentes y supone levantar el velo sobre los modelos de apropiación, de producción, de consumo y de desechos que todos reproducimos, no son pocos quienes prefieren no abandonar la zona de confort. Más aún, para una parte importante de las ciencias sociales latinoamericanas, vinculadas al campo progresista, colocar la atención sobre lo ambiental no solo conllevaría un cuestionamiento de sus credos desarrollistas, implicaría también interrogarse sobre los alcances de sus adhesiones políticas.
En tiempos de Antropoceno, esto conlleva consecuencias desastrosas, pues obstaculiza la posibilidad de construcción de un lenguaje transdisciplinario, de un enfoque integral que dé cuenta de la complejidad y transversalidad de la problemática socioecológica.

***

El balance aún provisorio de lo ocurrido en América Latina en tiempos de covid-19 deja un gusto amargo y una sensación ambivalente. Por un lado, los impactos económicos, sanitarios y sociales son tan extensos que todavía resulta difícil avizorar un horizonte de recuperación. Pero es claro que los gobiernos no se proponen avanzar en la transformación de la matriz productiva y apuestan, una vez más, a reactivar la economía de la mano de las falsas soluciones, profundizando el extractivismo. Tampoco se avanzó en reformas tributarias significativas que apunten a financiar políticas públicas de recuperación económica. Por otro lado, son cada vez más las personas que se suman a diferentes movimientos y colectivos de la sociedad civil en pos de un llamado a la transición ecosocial, desmontando con ello la falsa oposición entre lo económico y lo ecológico.
Nadie dice que la deconstrucción en clave ecológica y la transición ecosocial sean algo simple o lineal, mucho menos en un contexto de potenciación de la dueñidad, de destrucción de los ecosistemas y de peligrosa expansión de las extremas derechas. Pero no nos queda otra alternativa que navegar estas aguas turbulentas, pues es muy probable que en 2021 los tiempos no sean mejores. Los gobiernos latinoamericanos deben abrir cuanto antes la discusión sobre todos estos temas, pues el riesgo es que, en un contexto de aceleración del colapso, y en lo referido a la hoja de ruta de la transición ecosocial, sigamos siendo hablados por y desde los gobiernos del Norte, por y desde una transición corporativa, en detrimento de nuestras poblaciones y territorios.


https://nuso.org/articulo/la-pandemia-desde-america-latina/




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    Ibíd., p. 85.

  • 21.

    El Nuevo Pacto Verde tuvo un origen reformista-conservador, asociado a ciertos sectores partidarios de la economía verde. Surgió entre 2007 y 2008, en Europa, en el marco del Plan 20-20-20 (20% de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y 20% de energías renovables para 2020), que buscaba ubicar a la ue a la vanguardia para afrontar el cambio climático. Este aparecía más ligado al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (2009), diseñado en la Conferencia de Río+20 en torno de la economía verde, un modelo de modernización ecológica que profundiza la mercantilización en nombre de una economía limpia. El Partido Verde alemán y otros partidos verdes europeos lo adoptaron entonces como plataforma política. Sin embargo, en febrero de 2019, fue Ocasio-Cortez quien logró darle una vuelta de tuerca radical. Para el tema, v. M. Svampa y E. Viale: El colapso ecológico ya llegó. Una brújula para salir del (mal)desarrollo, Siglo Veintiuno, Buenos, Aires, 2020.

  • 22.

    Kate Aronoff, Alyssa Battistoni, Daniel Aldana Cohen y T. Riofrancos: A Planet to Win: Why We Need a Green New Deal, Verso, Nueva York, 2019.

  • 23.

    Y. Varoufakis: «¿El poscapitalismo ya está aquí?» en Nueva Sociedad edición digital, 9/2020, www.nuso.org.

  • 24.

    «Ce qui dépend de nous – manifeste pour une relocalisation écologique et solidaire», Attac Francia, 24/6/2020.

  • 25.

    V. https://pactoecosocialdelsur.com/ y https://pactoecosocialyeconomico.blogspot.com/.

  • 26.

    Puede encontrarse más información en www.nuestraamericaverde.org/.

  • 27.

    «No es posible tener austeridad, se requiere política fiscal expansiva: Cepal» en Milenio, 6/10/2020.

  • 28.

    R. Lo Vuolo, D. Raventós y P. Yanes: «Renta básica, pandemia y recesión» en Público, 31/3/2020.

  • 29.

    ONU Mujeres, Cepal y Covid-19 Respuesta: «Cuidados en América Latina y el Caribe en tiempos de covid-19. Hacia sistemas integrales para fortalecer la respuesta y la recuperación», Naciones Unidas, Santiago de Chile, 19/8/2020.

  • 30.

    L. Pautassi: «Del ‘boom’ del cuidado al ejercicio de derechos» en Sur vol. 13 No 24, 2016.

  • 31.

    Camilo Chica: «Una gran minga, así fue el 1er día de la Asamblea Mundial por la Amazonía» en Foro Social Panamazónico, 19/7/2020.

  • 32.

    Ver Soledad Barruti, Inti Bonomo, Rafael Colombo, Marcos Filardi, Guillermo Folguera, M. Svampa y E. Viale: «10 mitos y verdades de las megafactorías de cerdos que buscan instalar en Argentina», 2020, disponible en https://drive.google.com/file/d/1vx-hjktexu8u_eieu3-wfhivmjvfl1og/view">https://drive.google.com/file/d/1vx-hjktexu8u_eieu3-wfhivmjvfl1og/view.

  • 33.

    «Contra el trigo transgénico: científicxs y organizaciones populares convocan a una audiencia pública este viernes» en La Izquierda Diario, 17/12/2020.

  • 34.

    La expresión es de Ana Julia Aneise, miembro de Jóvenes por el Clima de Argentina, un movimiento que adhiere a Fridays for Future, fundado por Greta Thunberg. Ver M. Svampa: «¿Hacia dónde van los movimientos por la justicia climática?» en Nueva Sociedad No 286, 3-4/2020, disponible en www.nuso.org.