martes, 29 de mayo de 2018

Arg Trabajo, Salud y Ejercicio Ciudadano en la Argentina Urbana (2010-2017)

mayo 2018 ODSA UCA

“Trabajo, Salud y Ejercicio Ciudadano en la Argentina Urbana (2010-2017)"

El presente Documento Estadístico “Análisis del trabajo, la salud y el ejercicio ciudadano en la Argentina urbana (2010-2017)”, forma parte de esta nueva serie de estudios abordando en este caso aspectos cruciales a los procesos de integración social: el mundo del trabajo y la seguridad social, el modo en que se desarrolla y se cuida la salud psicofísica y el pleno ejercicio ciudadano en democracia.

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http://wadmin.uca.edu.ar/public/20180528/1527503774_2018-Observatorio-Doc-Estadistico-Trabajo-Salud-Ciudadania.pdf

Arg- Características de los Trabajadores del Sector Micro-Informal y Efectos sobre el Desarrollo Humano. 2010-2017- ODSA UCA

Mayo 2018 ODSA UCA


Trabajo, Salud y Ejercicio Ciudadano en la Argentina Urbana


El Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Pontificia Universidad Católica Argentina, tiene el agrado de informar que se encuentran disponibles en soporte digital los siguientes informes basados en datos generados por la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA-Bicentenario, 2010-2016 y EDSA-Agenda para la Equidad, 2017-2025) para el período 2010-2017.
"Características de los Trabajadores del Sector Micro-Informal y Efectos sobre el Desarrollo Humano. 2010-2017" (pdf)

Según los resultados referidos al tercer trimestre de 2017, sólo el 43,9% de la población económica activa de 18 años y más logró acceder a un empleo pleno de derechos. Asimismo, el 18,5% de esta población de referencia se encuentra en una situación de subempleo inestable (realizando changas, trabajos temporarios o no remunerados, o siendo beneficiarios de programas de empleo con contraprestación), el 27,8% cuenta con un empleo precario (desarrollan actividades con continuidad laboral, tienen niveles de ingresos superiores a los de subsistencia pero no participan en el Sistema de Seguridad Social) y el 9,8% se encuentra abiertamente desempleado.

bajar PDF en http://wadmin.uca.edu.ar/public/20180528/1527503766_2018-Observatorio-Doc-Investigacion-Trabajo-Sector-Informal.pdf

http://wadmin.uca.edu.ar/public/20180528/1527503774_2018-Observatorio-Doc-Estadistico-Trabajo-Salud-Ciudadania.pdf


Mundo- Renta Basica Renta Maxima

27/05/2018 Sin Permiso

Renta básica y renta máxima


Hay ricos y pobres. Una constatación trivial. Las causas aducidas para explicar o justificar la existencia de ricos y pobres son tan abundantes como las setas en otoño (o a finales de verano cuando la meteorología es propicia). Hay quien encuentra esta realidad tan natural como la atracción sexual o la ley de la gravedad. Y la justifica normativamente: por méritos, por capacidad de iniciativa e innovación, por motivación competitiva. Cristianos y religiosos en general, liberales doctrinarios, seguidores de la escuela austríaca, neoliberales, darwinistas sociales… han aportado distintas justificaciones filosóficas o pseudofilosóficas ante esta constante histórica de la existencia de ricos y pobres. Otros la critican a partir de criterios que pueden ir desde la “inmoralidad” de las grandes fortunas hasta la ineficiencia económica.

Para la concepción de la libertad republicana o “republicanismo” como se acostumbra a abreviar, los factores o elementos explicativos interesantes son, aunque puedan diferir en la formulación según los autores y las épocas, muy sencillos de explicar. Para la variante democrática del republicanismo, la libertad política y el ejercicio de la ciudadanía no son compatibles bajo relaciones de dominación. Y ¿qué es la dominación para el republicanismo? La dominación ­–el dominium en la literatura republicana histórica- es por supuesto proteica, pero la forma de regular la propiedad[1] ha sido la cuestión más relevante que ha prevalecido y ha conformado los distintos diseños institucionales que hemos conocido. La “distinción principal” dirá Aristóteles ya hace más de 2300 años, para entender cualquier sociedad, es la que se establece entre ricos y pobres. Y lo que separa a unos y otros en esta distinción fundamental es la propiedad, la cuestión relevante. Entiéndase bien: relevante no quiere dar a entender que me refiero a única. La dominación la ejercen los ricos propietarios sobre todas aquellas personas que no tienen la existencia material garantizada porque no disponen de propiedad. Lo que equivale a decir que en una relación de dominación como la que viven la mayor parte de las personas no ricas, estas no pueden ser libres.

Los grandes ricos, debido a una configuración política de los mercados pro domo sua que este dominio les posibilita, inciden directamente en el imperium, es decir, en la degeneración despótica de las instituciones que podían ser una contención del dominium. No es escasa precisamente la literatura proveniente de los más diversos campos académicos sobre la capacidad de los grandes ricos propietarios para poner a su servicio las instituciones públicas. Lo de las puertas giratorias sería solamente una manifestación de las más visibles, pero tan solo una más.

Informe tras informe constata las inmensas riquezas que de forma constante y creciente está acumulando una ultraminoría de nuestra especie. Por ejemplo el The Wealth Report 2018 que vale la pena consultar. También son conocidos los de Capgemini y los de Oxfam. La tendencia implacable: los ricos incrementan en los últimos años su riqueza, los demás la ven decrecer. Que la crisis ha ido mal a todo el mundo es una broma malintencionada. Solamente un dato entre muchos referido al Reino de España: en los años 2012 y 2013, calificados como los más duros de la crisis económica, la diferencia entre los que ganaban más y los que ganaban menos aumentó. Las grandes diferencias entre las fortunas y la total carencia de las mismas crea algo bien reconocido hasta por las mentes más proclives a justificarlo todo: desigualdad. Pero para el republicanismo democrático hay si cabe algo políticamente más importante: el peligro para la libertad de la mayoría no rica que estas grandes desigualdades suponen.

La propuesta de la renta básica, una asignación monetaria incondicional a toda la población, podría significar una gran medida para la mayor parte de la población no rica. Cierto. Porque esta gran mayoría dispondría de las bases mínimas para la existencia material, condición para ejercer la libertad. Y eso es mucho. Pero, quizás a diferencia de otras interpretaciones, lo que podría esperarse de la renta básica en un mundo como el actual tampoco sea demasiado. Hace unos trece años, antes por tanto de la gran crisis económica y las políticas económicas que atacaron aún más las condiciones de vida de la mayoría no rica, escribía con una amiga y un amigo que ya no está con nosotros:

“¿Qué puede esperarse, en un mundo así, de una propuesta modesta como es la de una renta básica? No mucho, si la renta básica es concebida solamente como un conjunto de medidas contra la pobreza. Menos aún, si es entendida como una dádiva para los desposeídos del primer mundo; o como un amortiguador de la crisis de los Estados de Bienestar europeos.”

Y poco después:

“Ahora bien; una buena renta básica aumentaría la libertad de la ciudadanía; haría a los pobres y a los desposeídos más independientes. Más independientes, y por lo mismo, más prontos también a organizarse. Más capaces de resistir a los procesos de desposesión y de forjar autónomamente las bases materiales de su existencia social: (…) y más capaces, también materialmente, de fomentar el asociacionismo y el cooperativismo, de llevar a cabo iniciativas como las de la recuperación de fábricas y empresas abandonadas o echadas a perder por la incuria especulativa de sus propietarios[2]. Más capaces de luchar contra las políticas neoliberales, promotoras de la polarizada desigualdad entre los países ricos y los países pobres, y dentro de cada país, entre los ricos y los pobres.”

Que la renta básica es una propuesta que formaría parte de un conjunto de otras medidas de política económica y social, incluso de la política sin calificativos, se ha repetido muchas veces. Es algo elemental puesto que nadie en su sano juicio pretende que la renta básica puede hacer frente a todas las realidades que, al menos para las personas de izquierda, son muy importantes y decisivas en la configuración de nuestras vidas y existencia. Como ejemplos: el enorme poder de las grandes fortunas y de las transnacionales que atentan a las condiciones de existencia material de toda la población no rica, la acelerada degradación ambiental de nuestro planeta, la política monetaria para embridar al sistema financiero, las condiciones de trabajo asalariado cada vez más literalmente semejantes al “esclavismo a tiempo parcial” de Aristóteles y recuperado por Marx, las condiciones de muchas mujeres en el ámbito público y privado (es decir, no solamente en la vida familiar sino en la empresa privada que, según la perspectiva republicana, nunca ha sido un lugar público) y, para terminar en algún sitio, una realidad política en muchos lugares completamente apartada del laicismo y la existencia de monarquías aún legales.

Detengámonos solamente en una medida para hacer frente a una realidad que configura nuestras vidas. Así, algunos defensores republicanos de la renta básica, la propuesta debe ir acompañada de una renta máxima. Entiéndase bien: no se está diciendo que la renta básica o “va junto a” o no vale la pena, sino que si “va junto a” más interesantes beneficios según la concepción de la libertad histórica republicana democrática puede tener. Renta máxima: a partir de determinada cantidad no se puede ganar más, es decir, 100% de tasa impositiva. Liberales, simpatizantes de izquierda respetuosos del orden existente, técnicos de lo viejo conocido, peritos en legitimación… reaccionan contrariamente ante esta propuesta porque aducen problemas del tipo: la ingeniería fiscal permitirá eludir la medida, se producirá fuga de capitales, no incentivará la iniciativa… Republicanamente las grandes fortunas que por la lógica de las cosas a su dominium agregan el imperium a su conveniencia, son incompatibles con la libertad de la gran mayoría. De ahí precisamente que la neutralidad republicana, a diferencia de la liberal que se conforma con que el estado no tome partido por una concepción determinada de la buena vida en detrimento de las otras que puedan existir, exige acabar con los grandes poderes privados que tienen la capacidad (y la ejercen) de imponer su concepción privada de la buena vida y de disputarle al estado esta prerrogativa. Cierto que lo más frecuente no es que disputen al estado esta imposición del bien privado como público, sino que le dicten lo que debe hacer[3], una muestra de imperium que cualquiera con ojos de ver puede constatar.

Garantizar la existencia material de toda la población, condición para ejercer la libertad, impedir que los grandes poderes privados sean capaces de imponer a su arbitrio los destinos públicos, condición también para ejercer la libertad, y dos medidas para ello: la renta básica incondicional y la renta máxima. No son las únicas medidas para combatir el dominium y el imperium, pues algunas más deberían acompañarlas como, por ejemplo, determinadas propuestas realizadas con acierto provenientes del feminismo, la teoría económica y el ecologismo. Se convendrá, empero, que una renta básica y una renta máxima conformarían una sociedad que, para la inmensa mayoría de la población, sería más libre. Esta es la razón por la que muchas personas creen que vale la pena el esfuerzo de luchar por ello.

[1] La concepción de la propiedad que el liberalismo hizo posteriormente suya (hasta hoy) fue la de William Blackstone: “el dominio exclusivo y despótico que un hombre exige y ejerce sobre las cosas externas del mundo, con exclusión total de cualquier otro individuo en el universo”. Por supuesto muy diferente a otras concepciones de la propiedad que ya contemplaba el derecho civil romano, por no decir la que tenían republicanos contemporáneos de Blackstone como Maximilien Robespierre.
[2] Este artículo fue escrito para Le Monde Diplomatique del cono sur en unos momentos en que algunas fábricas y empresas argentinas habían sido abandonadas por sus dueños y seguían funcionando por la actividad autogestionaria de sus trabajadores y trabajadoras.
[3] Rutherford Birchard Hayes, 19 presidente de EEUU, dejó dicho al respecto algo difícil de igualar en claridad: “este gobierno es de las empresas, por las empresas y para las empresas”. Actualmente podría decirse lo mismo de muchos gobiernos sin necesidad de forzar un ápice la realidad.

Daniel Raventós
es editor de Sin Permiso, presidente de la Red Renta Básica y profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona. Es miembro del comité científico de ATTAC. Sus últimos libros son, en colaboración con Jordi Arcarons y Lluís Torrens, "Renta Básica Incondicional. Una propuesta de financiación racional y justa" (Serbal, 2017) y, en colaboración con Julie Wark, "Against Charity" (Counterpunch, 2018).Fuente:
www.sinpermiso.info, 27-5-18

http://www.sinpermiso.info/textos/renta-basica-y-renta-maxima

EEUU- Dónde están? Incertidumbre sobre el paradero de miles de niños migrantes

mayo 2018 Annur

Se desconoce el paradero de casi 1.500 niños migrantes que cruzaron solos la frontera hacia territorio estadounidense.

VER VIDEO en

https://youtu.be/a4jBNWzHeug

https://mail.google.com/mail/u/0/#inbox/163a99e0415ccaae

Arg Democradura- J Natanson

Mayo 2018 - rev Nueva Sociedad

Democraduras

Venezuela y Brasil atraviesan una profunda crisis democrática, especialmente significativa dado que se trata de dos países que durante la etapa del giro a la izquierda funcionaron como ejemplos de transformación social, como el espejo en el que se miraban otras experiencias latinoameriacanas e incluso más allá de la región.
Por Jose Natnson


 Cuando en 1986 se publicó en español Transiciones desde un gobierno autoritario, sus autores, Guillermo O’ Donnell, Philippe Schmitter y Laurence Whitehead, señalaron que América Latina estaba dejando atrás el ciclo de las dictaduras para construir «alguna otra cosa incierta», a la que muy cautelosos, y no sin titubeos, se atrevían a llamar democracia. Tres décadas después de la aparición de esa investigación fundamental, cuando algunos problemas parecían resueltos y ciertos debates saldados, verificamos una regresión autoritaria –un angostamiento de los límites democráticos– en diferentes países de la región pero especialmente en dos, en el primer caso como consecuencia de la decadencia de la izquierda y en el segundo como resultado del giro anti-democrático de la derecha.
Veamos.
Caribe
Aunque las raíces del declive venezolano pueden rastrearse tan lejos como hasta el Caracazo de 1989, la última etapa, en particular desde la muerte de Hugo Chávez en 2013, se caracteriza por el agravamiento del cuadro de recesión económica, carencias sociales, militarización del poder, autoritarismo y corrupción. Pese a ello, el chavismo venía garantizando elecciones razonablemente competitivas, en las que, aunque no se privaba de inclinar la cancha mediante la descarada utilización de todos los recursos estatales a su alcance, existía presencia real de la oposición, y cuyos resultados eran verificados –y avalados– por instituciones como el Centro Carter y las Naciones Unidas.
Si la democracia puede definirse como un tipo de régimen en el que no sólo hay elecciones sino que además no se sabe de antemano quién las va a ganar, si la democracia comporta en definitiva un cierto grado de incertidumbre, Venezuela era todavía una democracia; en el límite, pero democracia al fin. De hecho, al chavismo se lo podía acusar de muchas cosas salvo de no celebrar elecciones y de no reconocer sus derrotas en los pocos casos en los que ocurrían (cosa que por otra parte no hacía la oposición, acostumbrada a denunciar fraude cuando pierde pero no cuando gana, y siempre con el mismo sistema electoral, las mismas urnas electrónicas y el mismo tribunal).
¿Qué sucede hoy? ¿Siguen siendo aceptablemente democráticas las elecciones en Venezuela? La respuesta no puede ser más caribeña: depende. Lo fueron las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015 (ganó la oposición) y las regionales de octubre de 2017 (ganó el chavismo), pero no las de la Asamblea Constituyente que se realizaron entre unas y otras, en julio de 2017, bajo un curioso esquema mixto de representación territorial-sectorial que sólo admitía la victoria del oficialismo. Previsiblemente, el resultado no fue la redacción de una nueva Constitución sino la instalación de una instancia suprapoder con facultades de neutralizar a los órganos dominados por la oposición (Asamblea Nacional, Fiscalía General, algunas gobernaciones).
La secuencia ayuda a entender las cosas: tras el sorpresivo triunfo opositor en las parlamentarias de 2015, el chavismo pospuso las siguientes elecciones hasta que encontró una salida con la Constituyente, un año y medio sin comicios durante el cual enfrentó –y derrotó– una amplia movilización popular, aunque al costo de desatar una represión inédita desde su llegada al poder y descender un escalón más en su camino de decadencia. Luego, con la situación relativamente controlada, convocó a las elecciones regionales que venía postergando desde hacía un año y que ganó limpiamente, y ahora adelanta las presidenciales, que tenían que realizarse en diciembre y se pasaron a mayo.
La fórmula podría resumirse así: el chavismo convoca a elecciones cuando cree que las puede ganar, y la oposición sólo las reconoce cuando gana.
Es en este contexto en el que se realizarán las presidenciales del 20 de mayo. Las principales figuras de la oposición, incluyendo sus últimos candidatos a presidente, se encuentran exiliadas (Manuel Rosales), inhabilitadas (Henrique Capriles, Corina Machado) o presas (Leopoldo López). La Mesa de Unidad Democrática, dividida por acoso del chavismo pero sobre todo por su propia incompetencia, la dificultad de sus dirigentes para conectar con las mayorías populares y su incapacidad para construir una salida política, decidió no presentarse, en un nuevo intento, seguramente frustrado, por vaciar de legitimidad los comicios. En disconformidad con la decisión, el ex gobernador Henri Falcón, apoyado por un pequeño grupo de partidos, anunció que enfrentará a Nicolás Maduro, que aparece como el favorito. El signo de la campaña es sin embargo la apatía social, una especie de oscura resignación, junto a una creciente demanda de normalización económica y política.
Trópico
Como se sabe, Dilma Rousseff fue desplazada de su cargo mediante un impeachmentque cumplió prolijamente todos los pasos previstos en la Constitución y fue avalado por la justicia en tres oportunidades, incluyendo el fallo de un Tribunal Supremo integrado en su mayoría por jueces designados por el PT, pero que ocultaba el pequeño detalle de que… no había delito. Asumió el vice, Michel Temer, que se apuró a desplegar un programa en buena medida opuesto al votado en la campaña. Y que hoy, aprovechando las debilidades de una sociedad históricamente poco proclive a expresarse en las calles, la desmovilización del PT y el apoyo cerrado del poder económico y mediático, lidera un gobierno de elite que se sostiene básicamente en su habilidad para manejar el Congreso (Temer es el verdadero Frank Underwood latinoamericano).
Mientras el presidente hacía el trabajo sucio, la justicia avanzaba en la causa del Lava Jato hasta lograr la detención de Lula, primero en todas las encuestas. Aunque es cierto que en el mismo megaproceso judicial han caído dirigentes de diferentes partidos, incluyendo a Eduardo Cunha, responsable del juicio político a Dilma, e importantes empresarios, como Marcelo Odebrecht, lo cierto es que la endeblez de las pruebas contra el ex presidente, sustentadas solo en indicios, sin un solo documento o papel de respaldo, la celeridad del proceso, que avanzó a una velocidad inusitada, y la impunidad de otros políticos, empezando por el mismo Temer, alimentan la idea de proscripción: no es difícil detectar detrás de esta especie de «mani pulite selectivo» los destellos guillotinezcos de la venganza de clase.
Como en Venezuela, parece difícil que los comicios presidenciales alcancen para devolverle a la democracia brasilera la normalidad perdida: el problema de las elecciones con proscripción no es sólo que le impiden a un sector de la población optar libremente, sino que lo empujan a impugnar al sistema como un todo, a menudo mediante estrategias extra-institucionales, vaciando de legitimidad a quien finalmente resulta elegido.
La cuestión militar, felizmente resuelta en otros países, potencia las dificultades. En Venezuela las fuerzas armadas forman parte constitutiva del dispositivo chavista y, convenientemente integradas a los negocios lícitos e ilícitos de la economía rentista, son quienes en buena medida garantizan la continuidad del gobierno. Brasil, en tanto, asiste asombrado a la súbita manía tuitera de sus generales: con la sutileza propia de un adoquín, el jefe del Ejército advirtió sobre los «riesgos de la impunidad» el día anterior al fallo del Tribunal Supremo que tenía que confirmar o rechazar la prisión de Lula.

Regresiones
Venezuela y Brasil atraviesan una profunda crisis democrática, tanto más significativa cuanto que se trata de los países que durante la etapa del giro a la izquierda funcionaron como ejemplos de transformación social, como el espejo en el que se miraban otras experiencias: radicalización con reforma constitucional en el caso del chavismo, conciliación con continuidad institucional en el del lulismo. Por supuesto, no son los únicos lugares donde la democracia se tensa: ¿cómo definir el impeachment impulsado por el fujimorismo contra el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski? ¿Cómo calificar la decisión de Evo Morales de presionar por un fallo del Tribunal Supremo que lo habilitara para un nuevo mandato… después de perder el plebiscito? ¿Cómo entender la arbitrariedad de la prisión preventiva contra ex funcionarios kirchneristas en Argentina?
Rebobinemos antes de concluir. La democracia puede definirse de mil maneras pero es en esencia un tipo de régimen, un conjunto de reglas y normas que regulan el acceso al poder y su ejercicio, lo que por supuesto implica un piso mínimo de derechos civiles y políticos garantizados (quizás también sociales). Frente a las visiones pavas o antiguas que conciben a la democracia como el sistema que despliega el contenido ideológico favorito de quien formula la definición, la perspectiva procedimental –la democracia como regla– permite incluir dentro de la misma categoría a gobiernos con orientaciones distintas, es decir aceptar la alternancia. Aunque entre la perfecta democracia sueca y «esa otra cosa incierta» descripta pioneramente por O’Donnell hay un mundo de grises, un debate informado exige consensuar una frontera, ponerse de acuerdo en la línea que, de cruzarse, convierte a un gobierno en una no-democracia. La degradación que experimentan Venezuela y Brasil nos lleva a preguntarnos si algunas democracias merecen seguir llamándose de ese modo o si no hemos entrado en una era de democraduras.

(Publicado originalmente en Le Monde Diplomatique- Cono Sur)
http://nuso.org/articulo/democraduras/

lunes, 21 de mayo de 2018

ALatina- El ciclo dependiente cuarenta años después

19-5-18 Pagina de Claudio Katz

El ciclo dependiente cuarenta años después

La teoría de la dependencia afronta otro escenario en América Latina. Los ciclos y crisis impactan sobre una industria debilitada y un consumo fragmentado. La primacía de la exportación agro-minera potencia los desequilibrios en todos los modelos.
La explotación de la fuerza de trabajo ha sido más determinante que la apertura comercial en el contraste con Corea del Sur. La relación con China recrea subordinaciones y no existe el manejo estatal de la renta que se observa en otros países.
La acción geopolítica tiene efectos contradictorios sobre el desarrollo. Clases dominantes, burocracias y gobiernos actúan bajo severos condicionamientos. Una reconsideración general indica cómo renovar y ampliar el dependentismo marxista.

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https://katz.lahaine.org/el-ciclo-dependiente-cuarenta-anos-despues/

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Arg- O ellos o nosotros - Katz

 20-5-18 Viento Sur
O ellos o nosotros
| Claudio Katz 14/05/2018

Siempre se supo que Macri gobernaba para los ricos y que su modelo económico desembocaría en una gran crisis. La primera afirmación quedó corroborada por la redistribución regresiva del ingreso perpetrada en los últimos dos años. La segunda comenzó a verificarse con la corrida cambiaria de la última semana.
Está temblando un modelo neoliberal asentado en enormes desequilibrios externos y fiscales solventados en el endeudamiento externo. Todos imaginaban que la financiación iba a durar hasta el 2019, pero el fin de la película se adelantó en forma imprevista.
Wall Street anunció en marzo que no aceptaría más bonos. El gobierno maquilló esa negativa con un engañoso anuncio de mayor financiación local, pero los capitales golondrinas captaron de inmediato el significado de la sequía. Emitieron la orden de retirada y comenzó la incontenible trepada del dólar.
La financiación se ha cortado por la desconfianza de los acreedores. Intuyen la futura insolvencia del deudor argentino. Por eso las calificadoras bajaron el pulgar, el riesgo país aumenta y la prensa especializada describe escenarios dramáticos.

Una consecuencia del modelo
La fragilidad del sector externo es el punto más crítico del esquema actual. Los bancos retiraron los créditos, al notar la ausencia futura de los dólares requeridos para sostener el endeudamiento. Observan la magnitud el déficit externo, que el año pasado superó los 30.000 millones de dólares (5% del PBI).
El bache central se localiza en la esfera comercial. El desbalance de 8.000 millones del 2017 marcó un récord histórico. Ha sido generado por las fantasías librecambistas del oficialismo, que abrió el mercado a todo tipo de importaciones.
Mientras que en el mundo impera una dura negociación de aranceles, Argentina se ha transformado en un depósito de cualquier excedente. Para colmo, las exportaciones se frenaron, como resultado de la apreciación cambiaria que genera el ingreso de capitales especulativos.
El desbalance en el plano financiero es igualmente dramático. La salida de divisas acompaña a Macri, desde el mismo día que imaginó la incumplida la lluvia de dólares. La remisión de utilidades ha sido tan sostenida como la fuga de capital. Ese drenaje es congruente con la eliminación de todas las regulaciones a la actividad financiera. Los controles en el circuito bancario fueron desarmados, con la misma velocidad que se anuló la obligación de liquidar los dólares de la exportación.
En la misma desprotección se asienta la bicicleta financiera de los fondos que lucran con la altísima rentabilidad de los bonos argentinos. Las delirantes tasas de interés que aseguran ese negocio, destruyen cualquier posibilidad de inversión productiva. El malgasto de las divisas ha incluido también el despilfarro en el turismo. Esa hemorragia fue incluso celebrada por varios ministros como un maravilloso ejemplo del “retorno al mundo”.
El agujero fiscal es también impresionante. Bordea el típico porcentual del PBI (6-7%), que tradicionalmente precipitó los grandes terremotos de la economía. El gobierno resalta la envergadura de ese déficit y lo presenta como un mal ajeno que debe administrar. Con gestos de compasión, afirma que debió mantenerlo para financiar el gradualismo y evitar mayores sacrificios de la población. Pero oculta que todos los desequilibrios derivan del modelo en curso y no del ritmo de su implementación. Si hubiera apretado el acelerador del mismo combo neoliberal, el desastre sería infinitamente superior.
Cuando los funcionarios despotrican contra la costumbre de gastar más de lo que ingresa, ubican todas las desgracias en el primer componente. Olvidan que la recaudación quedó seriamente afectada por la reducción de los impuestos a los exportadores. Tampoco señalan que el blanqueo no revirtió la evasión. Argentina figura en el quinto puesto mundial de ese flagelo y la moda oficial de proteger patrimonios en empresas “off shore”, ilustra quiénes son promotores de la estafa al fisco.
El oficialismo también olvida registrar cómo el pago de intereses deteriora las cuentas públicas. Sólo en el primer trimestre del año esas erogaciones aumentaron 107% en comparación al 2017.
El modelo neoliberal genera descalabros que el gobierno no puede encarrilar. El desastre en curso no fue desencadenado por la nueva alícuota del impuesto a las ganancias sobre los títulos, sino por la aterrorizada reacción del Banco Central. En pocos días incineró varios manuales de política monetaria. Recurrió a todos los instrumentos conocidos para frenar una corrida y no acertó con ninguno. Incluso apeló infructuosamente al judicializado mercado del dólar futuro.
La crisis internacional no ha sido hasta ahora determinante del temblor argentino. Persiste la liquidez financiera global y no se observa una repetición del efecto tequila sobre las economías latinoamericanas. Ciertamente el incremento de las tasas de interés de Estados Unidos altera todas las inversiones en el mundo. Pero ese reacomodamiento tiene por el momento efectos acotados.
Si Argentina padece ese resfrío como una grave neumonía es por el pánico que suscita su alocado endeudamiento. El país encabezó en los últimos dos años el tablero mundial de colocación de títulos y es penalizado por ese descontrol. Pero el grueso de la población no es responsable de ese desmanejo. El culpable es Macri y los CEOs de su gabinete, que engrosaron los caudales de la clase capitalista. Para ocultar ese delito los comunicadores del oficialismo achacan a todos los argentinos, un desfalco consumado por esa minoría de privilegiados.

Retorno al mismo fondo
Las cifras de mayo retratan la gravedad de la crisis: devaluación del 20%, tasas de interés del 40%, pérdidas de 8.000 millones de dólares de las reservas. El temor por un dramático desenlace se acrecienta, con algunos síntomas de traslado de esa tensión a los bancos.
El gobierno se burla de la población emitiendo mensajes de tranquilidad. Pretende crear la ilusión de una simple corrección de la flotación cambiaria, sin consecuencia alguna. Todavía repite que el nivel de endeudamiento es bajo en comparación al PBI, como si esos genéricos porcentuales (y no la capacidad efectiva de pago del deudor) determinaran la actitud de los acreedores.
Mientras el discurso oficial minimiza la crisis, los financistas del exterior no cuidan las formas, en sus convocatorias “a escapar de la Argentina” (Forbes). La tranquilidad del gobierno es una burda estrategia, para evitar el despertar colectivo frente a la grave situación.
La decisión de volver al FMI confirma el dramatismo de la coyuntura. Es una medida desesperada que sorprendió a los propios popes del Fondo. Ilustra el pánico de un gobierno que busca blindajes a cualquier precio para frenar la corrida. La decisión fue tan imprevista, que anunciaron el retorno sin programa, ni cambio de ministro.
Los funcionarios peregrinan por Washington desconociendo las condiciones de los préstamos que mendigan. En el contexto de bajas tasas internacionales y cierta recuperación de la crisis del 2008, muy pocos países recurren al FMI. Los que eligen esa salida no tienen otro refugio.
Es totalmente ridículo imaginar la existencia de otro FMI. Esa institución es manejada por los mismos expertos en demoler conquistas populares. Los países atados a su tiranía atraviesan por el peor de los mundos. Es el caso de Grecia que no pudo desembarazarse de la auditoría del Fondo.
Los helenos ya padecieron cuarto rescates de sus bancos y tres agudas recesiones que retrotrajeron un 25% la renta nacional. La tasa de desempleo bordea ese mismo porcentaje, la deuda pública ha trepado al 180% de PBI y las pensiones sufrieron 14 recortes.
Argentina afronta las mismas perspectivas. El FMI será durísimo con el país. De las tres variantes crediticias que tiene disponibles sólo ofreció la versión más intragable. Descartó la línea flexible (que recibieron Colombia y México) y la modalidad de precaución (utilizada por Macedonia y Marruecos). A la Argentina sólo le otorgarán el conocido stand by por un monto aún desconocido.
Los 30.000 millones dólares que pide el gobierno superan todo lo asignado a los 13 países con planes de estabilización. La suma final llegará igualmente a cuenta gotas, para evitar su rápida conversión en divisas fugadas al exterior.
Cada porción utilizada de ese crédito será rigurosamente auditada por los enviados del Fondo. Esa revisión simboliza el brutal retorno a los años 90. Los expertos del FMI volverán a desembarcar trimestralmente para constatar su insatisfacción y exigir mayores ajustes.
No hay ningún misterio en los reclamos inmediatos de esa delegación. En diciembre pasado elaboraron un detallado ultimátum de reducción del gasto social, con mayor flexibilidad laboral, reforma previsional y despidos de empleados públicos. La paulatina privatización del ANSES (Administración nacional de Seguridad Social) y el drástico recorte de los presupuestos provinciales figuran al tope de esa agenda. En las conversaciones actuales habrían añadido un nuevo blanqueo y sobre todo una mega-devaluación con recesión que permita efectivizar la mejora real del tipo de cambio.
El ritmo y la aplicación de ese paquete dependerán de la intensidad de la crisis, que será testeada el próximo martes. Ese día el Banco Central afronta un enorme vencimiento de títulos (LEBACS). El volumen total de esos bonos equivale al monto de las reservas y al total del circulante. Si una parte de sus tenedores resuelve liquidarlos para refugiarse en el dólar, la corrida puede alcanzar otro pico de tensión.
Si por el contrario esa emergencia queda superada con la aterradora tentación de cobrar un 40% de interés, las mismas disyuntivas reaparecerán en los próximos meses. Como la cotización de todos los bonos argentinos se encuentra en franca picada, ya es evidente la gran desvalorización de activos que sufrirán las instituciones oficiales (empezando por el ANSES), que atesoran esos títulos.
En cualquier escenario el pacto firmado con el diablo del FMI empuja a la economía argentina al precipicio. Ya se avizora el círculo vicioso de ajustes que contraen la actividad productiva, deterioran la recaudación, potencian el déficit fiscal y desembocan en nuevos ajustes. El espejo de Grecia está a la vista, con eventuales elementos de estanflación.
Los anticipos de ese cuadro despuntan en el nuevo piso de inflación anual del 30%. Si la tasa de interés no baja rápidamente la recesión será inevitable. El gobierno cortó 30.000 millones de pesos de la obra pública, pero el FMI exigirá una paralización total. En los próximos meses nadie recordará la ficción estadística de menor pobreza que difundió el gobierno. Basta observar la pavorosa expansión de la mendicidad en las calles, para observar cuál es el panorama social que afronta el país.

Reaccionar a tiempo
El manejo de la bomba que ha plantado el gobierno dependerá de la memoria y capacidad de reacción popular. El rechazo total al acuerdo con el FMI fue anticipado por las encuestas previas a la negociación. Entre el 75% de los consultados que rechaza el convenio figura la gran mayoría de los votantes del Cambiemos.
El retorno al FMI tiene un significado emotivo enorme. Recrea todo lo sucedido en el 2001. Por eso ya se difunden tantas analogías con el blindaje De la Rúa. Es imprescindible trasformar ese bagaje en rechazo activo, movilización y propuestas alternativas.
El punto de partida es ganar la calle para generar una drástica reversión del curso actual. El clima de tácita aceptación de las desregulaciones -que propagan los grandes medios de comunicación- desguarnece a la economía. Para evitar el agravamiento de la crisis hay que reintroducir todas las regulaciones eliminadas por oficialismo. Son medidas básicas frente a la emergencia.
El control de cambios es tan urgente como la prohibición al libre ingreso y salida de los capitales. Los depósitos de los pequeños ahorristas deben ser protegidos, mientras los grandes bancos y tenedores cargan con las pérdidas de los bonos desvalorizados. Hay que erradicar todos los mitos sobre la adversidad de un “cepo cambiario”. Los dólares no son un bien privado de libre disponibilidad. Sin controles a su atesoramiento y circulación no hay forma de lidiar con las corridas.
En lugar de volver al FMI corresponde investigar la deuda contraída en los últimos años y enjuiciar a los responsables de esa aventura. Caputo, Dujovne y Sturzzeneger deberían estar desfilando por los Tribunales. Mientras se revisa el estado real de las cuentas públicas hay que frenar la hemorragia de divisas que impone el pago de los intereses. La crisis actual empezó con el sometimiento a los fondos buitres y no puede resolverse sin ajustar cuentas con los depredadores del tesoro nacional. El manejo estatal del sistema financiero es una condición para emerger de la delicada situación actual.
Sólo por ese rumbo el costo de la crisis recaerá sobre sus causantes y no sobre la mayoría popular. Ese camino requiere una frontal batalla de ideas con todos los economistas de la derecha que han copado la televisión. Ensalzan el acuerdo con el FMI como una nueva justificación del mega-ajuste y lo presentarán como una necesidad para “cumplir con el mundo”. El mismo atropello que el oficialismo preparaba para después del 2019 será expuesto como un acto de responsabilidad hacia los acreedores.
Pero la factibilidad de esa maniobra se ha reducido drásticamente. El escenario político ha cambiado y las elecciones han quedado situadas muy lejos de la urgencia actual. Macri intentará golpear con el garrote y la zanahoria. Prepara el veto a la ley de restricción al tarifazo y buscará copiar el modelo brasileño de gobierno para-institucional.
Pero es consciente de su debilidad y recurrirá a los gobernadores y al PJ para lograr el mismo aval hacia el FMI, que obtuvieron para concertar el acuerdo con los fondos buitres. Sus socios ya le tendieron una mano en el Congreso al negarse a repudiar el retorno al FMI, aprobando una ley de liberalización del mercado de capitales en plena tormenta financiera.
La intensidad de la movilización definirá quién gana la partida. En pleno desconcierto popular frente al temblor financiero, esa reacción es por ahora limitada. Está pendiente la reaparición de gran fuerza lograda en calles durante diciembre. Esa potencia de la lucha podría recuperarse en las batallas contra el tarifazo y el techo a las paritarias. Pero el rechazo al FMI ocupa ahora el primer lugar de cualquier demanda.
Es urgente frenar la mayor agresión contra las conquistas populares de los últimos años. El tan anunciado mega-ajuste finalmente se avecina. Frente a la artillería que prepara el gobierno, el FMI y los capitalistas hay que erigir las defensas populares a toda velocidad. Como ya ocurrió en el pasado nuevamente son ellos o nosotros.

13-5-2018
Claudio Katz, es economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz

http://vientosur.info/spip.php?article13809

Arg- Grave situación de Abuso Sexual Infantil en la CABA

20-5-18 Politicas de Infancia

Grave situación de Abuso Sexual Infantil en la CABA*
José **Machain*

La CABA es el distrito con mayor cantidad de denuncias de *Abuso Sexual
Infantil*, según el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación,
que cuenta con un programa específico, creado en 2006, que brinda atención
a las víctimas de abuso o malos tratos.

De las víctimas atendidas (a febrero de 2018), *el 42% es de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires*, mientras que el 40% de los casos provienen de la
Provincia de Buenos Aires.


El años pasado decíamos *#LxsPibesTenianRazón*, ya que una de las demandas
de lxs estudiantes secundarixs que impulsaron las *#Tomas* era la plena
implementación de Educación Sexual Integral
<http://www.buenosaires.gob.ar/educacion/docentes/educacionsexual>,
consagrada por la Ley 2110
<http://www.buenosaires.gob.ar/sites/gcaba/files/ley2110.pdf> sancionada en
el año 2006 por la Legislatura CABA.

Pero *el GCABA del #PRO tanto con #Macri como ahora con #Larreta se niegan
a poner en marcha e implementarla en todas las escuelas públicas o privadas*.

En esa línea es que la respuesta de de la Ministra Acuña ante las tomas fue
solo prometerles “Talleres” excepcionales, que para nada dan cumplimiento a
sus obligaciones como máxima responsable de la Educación en CABA.

En la línea nacional 0800-222-1717 fueron atendidas 3.049 víctimas de abuso
sexual (incluyendo adultos y niños, niñas y adolescentes), hubo 2..842 casos
y se recibieron 5.706 llamadas.

Del total de denuncias recibidas para atención a todos los delitos contra
la integridad sexual, *el 69%* (más de 2.100 casos) *corresponde a niños,
niñas y adolescentes*. De ese total, *el 70%* de las víctimas menores de 18
años *son niñas*. El rango etario con más víctimas es el de 12 a 17 años.


Del relevamiento puede advertirse que la mayoría de las NNyA víctimas
atendidas sufrió “tocamiento sexual”, mientras que la segunda forma
pertenece a víctimas de “violaciones por cualquier vía”.

Además, *el 64% de los abusadores son personas vinculadas al ámbito
familiar de la víctima* (padre, padrastro, tío, abuelo, entre otros).
Toda esa información confirma la relevante importancia de la *EDUCACIÓN
SEXUAL INTEGRAL como forma preventiva* de este flagelo.

Es responsabilidad de la Ministra de Educación, *​​SOLEDAD ACUÑA,* y del Jefe de Gobierno
*​​HORACIO RODRÍGUEZ LARRETA* que nuestrxs pibes dejen de seguir siendo
expuestos a tanto horror y ​que les ​violen sus #derechos.


*A LXS NIÑXS #NO HAY QUE AMARLOS, SINO QUE SE LES ​GARANTICEN SUS*
*DERECHOS.*
*José **Machain*
* * Miembro del Observatorio Derechos de Infancia EDUARDO BUSTELO *

<https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimwbkQD0K2ukNwstGPWQNDWj6FjbgYAbKayIZsjlWdh_SA4VQmpUj_kcwWRyQm8ogV576zGGddW1K2W0eGi7kbl7x_9sVsTqn6Xjbk6t-IhETMDb8EYzAfobfb_W8dmqsniUz60meE4EZ3/s1600/nina_muneca-300x200.jpg>

viernes, 18 de mayo de 2018

Mexico- Cada dia 4 niñxs desaparecen en Mexico

15-2-18 Contralinea.com.mx - Periodismo de Investigacion

Estado mexicano, incapaz de proteger la vida de niños y adolescentes

AUTOR: 

Diariamente, en el país se registran cuatro desapariciones y tres asesinatos de menores de edad, desde que fue declarada la “guerra” contra el narcotráfico. En 9 años se cometieron más de 11 mil homicidios contra la población infantil y adolescente. Rebasado e ineficiente, el sistema de protección gubernamental


La imagen de Nadia, una pequeña de 6 años, circula en el portal de la Alerta Amber. Suma 13 días en calidad de desaparecida. Estaba acompañada de su hermana María, apenas 4 años mayor que ella, de quien tampoco se tiene rastro. Ambas niñas dejaron de ser vistas desde el 30 de enero pasado. Se “considera que la integridad de la menor se encuentra en riesgo toda vez que puede ser víctima de la comisión de un delito”, advierte el boletín de búsqueda AAMX952.

La violencia en México ha provocado que diariamente desaparezcan cuatro niños y/o adolescentes mexicanos; mientras, otros tres son asesinados, documenta la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim). Es el México en el que el Estado ha abandonado a la infancia y adolescencia, pese a los compromisos internacionales asumidos y los pactos institucionales plasmados en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, dicen defensores de la infancia.

El año que recién concluyó, “México se enfrentó a la emergencia nacional”, indica la Redim, en su Balance Anual 2017, silencios, vacíos y retrocesos en los derechos de la infancia en México. Y es que de acuerdo con su análisis y documentación, 2017 fue el de “mayor vulnerabilidad” para los niños y adolescentes, en tanto que el Estado no dio avances significativos para erradicar la violencia en su contra.

“La epidemia de niñez desaparecida, el crimen organizado y el escaso cumplimiento de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, se traducen en cifras desalentadoras que se transforman en retos a superar para el siguiente gobierno”, menciona el documento.

“Tenemos una realidad muy compleja, somos un país muy grande con muchos Méxicos en perspectiva de la desigualdad y con un gran rezago institucional en el marco de la protección de derechos de niños y niñas”, dice en entrevista Juan Martín Pérez García, director ejecutivo de la Redim.

Esta violencia se desató a partir de la llamada guerra contra el narcotráfico, desatada por el presidente panista Felipe Calderón. Las cifras de la Redim exponen que de 2007 a 2016, los homicidios contra la población infantil y adolescente suman 11 mil 749 casos. Tan sólo en 2016, 1 mil 126 niños y adolescentes fueron víctimas de homicidio, a nivel nacional. Los principales estados donde mayor violencia se registra son: Estado de México, Guerrero y Chihuahua, documentó la organización con base en las Estadísticas de mortalidad, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Un ejemplo de la violencia en contra de los niños se muestra con el caso de Lupita, a quien en redes sociales se le conoció como “la niña de las calcetitas rojas”. Las investigaciones de la periodista Frida Guerrea, quien se ha encargado de documentar el mapa de feminicidios en el país, reveló que la pequeña, de 5 años de edad, había sido asesinada por su padrastro, con la complicidad de su madre.


Lupita nació el 16 de enero de 2013 en Nezahualcóyotl, Estado de México. Era la cuarta hija de “Monse”… “proveniente de una madre con problemas de drogadicción en un mundo donde la pobreza y la dejadez institucional se palpan a diario sin buscar realmente la manera de atender tan grave problema”, describe la periodista en su blog.

Luis Alberto Muñoz, de la Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia (ODDI), agrega que en México se está pasando una situación grave de vulneración a derechos humanos en general, “tendríamos que partir de ese escenario. Sin embargo, el Estado tiene una obligación de protección especial para los niños, niñas y adolescentes, lo que hace que cuando se vulnera esta población sea todavía más grave. Este tipo de violaciones las vemos en todos los escenarios: desapariciones; homicidios y migrantes”.
Ley, inhabilitada

El 4 de diciembre de 2014, se echó a andar la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. A la fecha, representantes de diversas organizaciones critican la falta de acciones para hacer efectiva la protección a este sector.

A partir de entonces, y con dicha ley, pareciera que hay un sistema de protección a los derechos de la niñez y los adolescentes; pero “el contexto indica que este sistema no está siendo efectivo aún, es muy nuevo, y sin duda está haciendo un trabajo importante, pero todavía hace falta fuerza y voluntad política importante para garantizar una protección integral como lo refiere la ley”, dice Nancy Ramírez Fernández, coordinadora de incidencia política en Save de Children México.

A través de ésta, se obliga a crear y regular la integración, organización y funcionamiento del Sistema Nacional de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, “a efecto de que el Estado cumpla con su responsabilidad de garantizar la protección, prevención y restitución integrales de los derechos de niñas, niños y adolescentes que hayan sido vulnerados”.

El primer derecho que marca la Ley en su artículo 13 es el del “Derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo”; en tanto que en su párrafo VIII se estipula el “Derecho a una vida libre de violencia y a la integridad personal”. “el contexto que les estamos dando sin duda, no es un contexto de protección, es un contexto que responde a la violencia generalizada que se vive en el país”, dice la integrante de Save de Children.

La misma ley, establece la creación de una Procuraduría Federal de Protección, que va a estar dentro del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), y procuradurías locales de cada estado. El primer problema, dice Muñoz López, de la ODDI, ha sido que éstasEl artículo 123 de la Ley indica que para solicitar la protección y restitución integral de los derechos de niños y adolescentes, las Procuradurías de Protección deberán, entre otros procedimientos, “Determinar en cada uno de los casos identificados los derechos que se encuentran restringidos o vulnerados” (párrafo III). Así como: “Elaborar, bajo el principio del interés superior de la niñez, un diagnóstico sobre la situación de vulneración y un plan de restitución de derechos, que incluya las propuestas de medidas para su protección” (párrafo IV); y “dar seguimiento a cada una de las acciones del plan de restitución de derechos, hasta cerciorarse de que todos los derechos de la niña, niño o adolescente se encuentren garantizados” (párrafo VI).
Mecanismos tardíos

Uno de los casos exhibidos en medios de comunicación y redes sociales, en fechas recientes, fue la desaparición del adolescente Marco Antonio Sánchez Flores, quien fue “encontrado” 5 días después de que se había registrado en un video su detención por parte de policías de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México.

La presión social promovió la búsqueda del estudiante de la Escuela Nacional Preparatoria 8 Miguel E Schulz, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pero la Alerta Amber se emitió 5 días más tarde de su desaparición.

Simón Hernández León, abogado del Instituto de Justicia Procesal Penal y quien lleva el caso del joven practicante de taekwondo, dice en entrevista que el caso de Marco Antonio ha sido difícil de acompañar porque las autoridades han venido minimizando el tema, aunque “hay un contexto de desaparición forzada y criminalización de juventudes que no está siendo considerado”.

Agrega que culpabilizar a las víctimas se ha vuelto en una política gubernamental. La relevancia en este caso es que él apareció, dice, aunque sabemos que esto fue gracias a la presión social. Y esto pudo facilitar que fuera localizado con vida.

El abogado y su equipo, relatan, han tenido dos fases de tratamiento por parte de la Procuraduría. Mientras él estuvo desaparecido e, incluso, cuando el caso estaba en la Fiscalía Antisecuestros, la clasificación legal era de “persona extraviada”, aunque se sabía de la participación de agentes del Estado.

En el segundo momento, expone, una vez que ya fue localizado, “la lógica de seguir mediatizando el caso, de presentar elementos de la investigación de manera sesgada, nos parece también muy preocupante: se va a ir construyendo una narrativa para culpabilizar a Marco Antonio, exonerar toda posible participación de autoridades y relativizar que esto haya sido un caso de desaparición forzada”. entren en funcionamiento. Se tardaron un par de años para echarlas a andar. Y las que entraron, “no sé si es falta de capacitación o recursos pero no están haciendo el trabajo que deberían de hacer”, comenta.

Todo adolescente víctima de delito tiene una serie de derechos de protección a la honra, el nombre, a su propia imagen, “que no están siendo respetadas por la Procuraduría en esta reiterada mediatización o exposición pública de su imagen e incluso en contra de una resolución de un juez de amparo”.

“No tuvimos una actividad de la Procuraduría en Protección de la Infancia, que debería ser algo relevante a la luz de la promulgación de la Ley General sobre Desaparición Forzada, que establece obligaciones para distintas autoridades y una de ellas tiene que ver con la coordinación institucional, con los mecanismos de búsqueda y localización y con garantizar que estas denuncias y las subsecuentes búsquedas sean de manera inmediata sin ningún tipo de obstáculos, como sucedió en el caso de Marco Antonio”, explica Hernández León.

El abogado recuerda que parte de la dificultad de la familia radicó en que, incluso, teniendo datos de qué policías lo habían detenido, la agencia del Ministerio Público les comentó que tenían que esperar 48 horas para recibir una denuncia, lo cual supone una violación a la Ley General de Desaparición Forzada e incluso a las sentencias en las que México ha sido sentenciado en la Corte Interameriana.

Otro error de la Procuraduría, dice el abogado, fue señalar que emitir la Alerta Amber podía poner en riesgo a Marco Antonio, que fue la manifestación que le hicieron a la familia y por eso no se activó en lo inmediato sino ya que existía presión inmediata de localización.

“Nos parece que esto también es una de las deficiencias estructurales que da cuenta del tratamiento inadecuado en los casos de desaparición forzada, es decir que las autoridades siguen desconociendo sus obligaciones legales y constitucionales; segundo, teniendo un trato muy indolente hacia las víctimas e incluso revictimizante, que generan obstáculos innecesarios y configuran afectaciones para acceder a la justicia. Entonces, el tema de que no se haya activado la alerta con la debida diligencia supone que la búsqueda fue obstaculizada.”

El tema de criminalización es algo más sistémico en la práctica de las corporaciones policiacas hacia los jóvenes, acusa. “En los últimos 5 años, justamente, 7 mil menores de 18 años han desaparecido y nos parece que tiene esto tiene un vínculo directo con la política de seguridad y las consecuencias que ha tenido la participación de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, como la política de combate al narcotráfico, la estrategia desarrollada por el gobierno federal en los últimos 10 años, vinculada a otros factores que son parte de la violencia hacia este sector de la población”.
Inequidad social

Otro de los aspectos que destacan los especialistas, así como el Balance Anual de la Redim, es la inequidad social en que se desenvuelve este sector de la población mexicana. Datos del Consejo Nacional de Población (Conapo) indican que en el país, 20.7 millones de niñas, niños y adolescentes se encontraban en situación de pobreza, durante 2016. De acuerdo con las estratificaciones de pobreza que se han evaluado oficialmente, el 51.1 por ciento de la población de entre 0 y 17 años era pobre; el 42.1 por ciento en pobreza moderada y el 9 por ciento en pobreza extrema.


Las cifras de Conapo indican que entre 2014 y 2016, a nivel nacional se observa una disminución de 2.8 puntos porcentuales de la población infantil y adolescente en condición de pobreza. Sin embargo, el porcentaje de población de 0 a 17 años en condición de pobreza extrema o moderada se incrementó en seis entidades (Veracruz, Oaxaca, Tabasco, Chiapas, Campeche y Ciudad de México) en el mismo lapso de tiempo.

Contralínea solicitó entrevista con Enrique Guerra García, titular de la Procuraduría Federal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, a través de la Unidad de Comunicación Social del DIF. Hasta el cierre de edición no se obtuvo respuesta.

Érika Ramírez

[BLOQUE: INVESTIGACIÓN][SECCIÓN: SOCIEDAD
https://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2018/02/15/estado-mexicano-incapaz-proteger-la-vida-ninos-adolescentes/

2017 Un año de claroscuros en los derechos humanos de América Latina

diciembre 2017 Sputnik News

Un año de claroscuros en los derechos humanos de América Latina

MONTEVIDEO (Sputnik) — El 2017 fue un año marcado en América Latina por el avance de procesos represivos ligados a políticas de seguridad en Argentina, por el asesinato de líderes sociales en Colombia y, sobre todo, por la salida masiva de la sociedad civil a las calles para reclamar derechos, según expertos consultados por Sputnik.
"Es difícil hacer el balance de manera positiva, porque el panorama en la región fue claramente regresivo en materia de derechos humanos", dijo a Sputnik la directora de la argentina Comisión por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires, Sandra Raggio.
Una victoria en materia de DDHH fue la sentencia del histórico juicio a los responsables del mayor centro clandestino de detención y tortura que funcionó en Argentina durante la última dictadura (1976-1983), la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA).

"Ha sido un paso muy importante, sobre todo en un contexto del país complejo, con el recrudecimiento de narrativas negacionistas o relativistas del genocidio de la dictadura y del cuestionamiento al proceso de justicia", señaló Raggio.

Tras cinco años de audiencia, el 29 de noviembre, se llegó a 54 sentencias por delitos cometidos contra 789 víctimas, con penas de entre ocho y 25 años de prisión y solo seis absoluciones.
"La sentencia avanzó en el esclarecimiento y condena de otras responsabilidades, como los pilotos que participaron en los vuelos de la muerte (…) se logró probar judicialmente su existencia, nadie puede seguir dudando", añadió Raggio, especializada en ciencias sociales y profesora de la Universidad de La Plata.
El colectivo Abuelas Plaza de Mayo, además de cumplir 40 años de trabajo buscando a nietos e hijos de personas desaparecidas en la dictadura, dio con el paradero de la nieta número 127 y alcanzó en 2017 a restituir la identidad de seis personas.
La seguridad
En 2017 dos sucesos pusieron en primera plana a las comunidades mapuches del sur argentino, cuando dos jóvenes terminaron muertos en operativos que involucraron a la Gendarmería.

Santiago Maldonado, un joven artesano argentino, desapareció en septiembre durante una represión de la Gendarmería contra una comunidad mapuche y fue hallado casi tres meses después en el río Chubut, en la austral Patagonia argentina.

La autopsia determinó que se había ahogado.
También acaparó los medios en los últimos meses la comunidad Lafken Winkul Mapu, que ocupó un parque nacional situado en la localidad rionegrina de Villa Mascardi, en la Patagonia, y en un operativo de Gendarmería contra esa ocupación, fue asesinado por la espalda el joven mapuche Rafael Nahuel, de 27 años.
"Las dos muertes que se produjeron en la Patagonia en el marco de las acciones represivas a la comunidad mapuche y sus reclamos territoriales tiene su correlato en la militarización de la Araucanía chilena y la criminalización de los pueblos originarios de la región", opinó Raggio.
Ambos casos tuvieron repercusión internacional  y las personas salieron masivamente a las calles a reclamar que se supiera la verdad sobre la muerte de ambos jóvenes.
Derechos de las mujeres en 2017
En América Latina y el Caribe al menos 12 mujeres son asesinadas cada día por el simple hecho de ser mujeres, según un estudio de 2016 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

Este año se realizó por primera vez el Paro Internacional de Mujeres el 8 de Marzo, cuando millones de personas de 55 países del mundo se adhirieron a la primera huelga global para protestar contra la desigualdad y la violencia de género.
"Son movimientos que desde abajo activan para la democratización de las sociedades y renuevan la agenda en materia de derechos humanos y también sus repertorios de acción", opinó Raggio.
Femicidios en ALatina
El 2017 también estuvo marcado por la avalancha de denuncias en EEUU sobre abusos y acoso sexual a las mujeres en la industria del cine, el espectáculo, la política y las grandes empresas.


Fiscalía de Ecuador investiga 74 casos más de abuso sexual a menores en colegiosorias.
En Chile, la presidenta Michelle Bachelet promulgó en septiembre una ley que despenaliza el aborto en tres causales, después de una larga tramitación legislativa.
En Uruguay se sancionó una ley contra la violencia de género, que establece más políticas de prevención y atención, en un país donde siete de cada 10 mujeres aseguran haber sufrido violencia de género en algún momento de sus vidas.
Menores- 
Este año estuvo marcado también por casos que tuvieron como protagonistas a los niños.
"Si bien en los últimos años se ha avanzado en el reconocimiento de niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho, e incluso eso se ha expresado en el plexo normativo, lo cierto es que las políticas públicas no han acompañado la letra de la ley", opinó Raggio.
Ecuador 74 casos de ASI en colegios 
En Ecuador, se conoció este año que 100 niños fueron abusados en un colegio público de Guayaquil (oeste) y al menos 84 en otro de Quito, y solo con estos casos masivos, más uno ocurrido en una academia de ballet, sumaban 327 víctimas.
Al momento se conocen, según la fiscalía, 4.500 denuncias de abusos a menores de edad, de los cuales 717 ocurrieron en el sistema educativo, aunque el número real sería mayor.
En marzo de este año, en Guatemala, un incendio en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, situado en el municipio rural de San José Pinula, a 22 kilómetros de la capital guatemalteca, provocó el fallecimiento de 41 adolescentes.
"No ha habido una inversión sostenida ni la creación de dispositivos eficaces que protejan los derechos de las infancias, por el contrario, siguen siendo los más castigados", dijo la experta.
Derechos de los migrantes
Los derechos de los migrantes dieron varios pasos atrás por las medidas del presidente de EEUU, Donald Trump, contra el ingreso de extranjeros, el desmantelamiento de programas para regularizar a residentes y su decisión de construir un muro en la frontera con México.
"Trump solo ha profundizado la criminalización del migrante y lo ha hecho con un discurso muy agresivo", señaló Raggio.
En su opinión, el migrante es tratado cada vez más como un sujeto que atenta contra la seguridad  y los derechos de los nacionales, y esta estigmatización es la base de su persecución.
2017 Año en que se debilitaron los derechos de migrantes en America
El vicepresidente del Comité de Derechos de Trabajadores Migrantes de la Organización de las Naciones Unidas, Pablo Ceriani, dijo a esta agencia que “la región sudamericana este año ha tenido varios desafíos en materia de derechos humanos: la reforma por decreto y a través de los vetos de la nueva ley migratoria brasileña por el actual Gobierno, el caso de Argentina y el desplazamiento de venezolanos”.
Para Ceriani la región está enfrentando desafíos novedosos a partir de una serie de reformas, “como ha pasado en Brasil con el golpe de Estado o en Argentina, que han impactado seriamente en derechos laborales, sociales y civiles como la libertad de expresión y el ejercicio pacífico de la protesta”.
El año cerró con el indulto concedido este mes al expresidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000) quien cumplía pena de 25 años por 25 asesinatos cometidos por un escuadrón militar que actuó bajo sus órdenes en los años 90.
https://mundo.sputniknews.com/americalatina/201712301075137055-latinoamerica-politica-seguridad-sociedad/

Argentina en brazos del FMI- Dossier

13/05/2018  Sin Permiso

Argentina en brazos del FMI

Rolando Astarita 

Fabian Kovacic 

Fernando Rosso 

Leandro Mora Alfonsin 


Rolando Astarita- Profesor de economía de la Universidad de Buenos Aires.
En una nota anterior, publicada a fines de marzo, decíamos que el sostenimiento de la demanda basada en alto déficit fiscal y de cuenta corriente, financiados con entrada de capitales especulativos y deuda creciente, era insostenible en el mediano plazo, y agregábamos: “se sabe cómo suele terminar esta historia: llega un punto en que comienza la salida precipitada de los fondos especulativos (en una situación de fragilidad económica el disparador puede ser cualquier elemento que los inversores consideren negativo), con las consecuencias de violentas devaluaciones cambiarias y profundas crisis financieras” (aquí).
Pues bien, la salida de capitales se desató mucho antes de lo que preveíamos en esa nota, a partir de la suba de la tasa de interés en EEUU y la agudización de diferencias y tensiones, no solo entre la oposición y el Gobierno, sino al interior de la misma coalición de Cambiemos. Desde que se inició la corrida, el Banco Central perdió el 8% de sus reservas, el peso se devaluó en un solo día (el 3/05) un 8%, y la sangría solo fue frenada, parcialmente, con una suba de la tasa de interés de referencia de 1250 puntos básicos, desde el 27,5% al 40%. Sin embargo, no se trata solo de la corrida cambiaria: también cayeron los bonos de la deuda (el riesgo país aumentó desde 397 a 471 puntos básicos en menos de un mes) y las acciones se derrumbaron. Al momento de escribir esta nota el dólar sube a $23,5 y el Merval se hunde más del 4%. Hasta el presente, más que “volatilidad” hubo caída libre. Y está abierto el escenario para una crisis financiera.
Subrayamos: es imposible sostener indefinidamente un elevado déficit de cuenta corriente con entrada de capitales especulativos. Incluso la historia de años recientes muestra que cuando el déficit de cuenta corriente se acerca al 5% del PBI, las crisis llamadas sudden stop (interrupción brusca de la entrada de capitales de portfolio, y salida de los mismos) se hacen casi inevitables. Ocurrió en México 1994, en Tailandia 1998 y en Argentina 2001. El gobierno de Cambiemos apostó a la entrada de esos capitales ofreciéndoles altas rentabilidades con la bicicleta financiera, pero por esta vía no hay salida. Precisamente, en referencia al carry trade, en abril del año pasado escribíamos:
“… la entrada de capitales financieros especulativos ahora aprecia la moneda argentina. No es entonces una apreciación que sea expresión de una mejora estructural de la economía, basada en el desarrollo de las fuerzas productivas, en el aumento de la productividad. De hecho, la inversión productiva sigue sin repuntar: en 2016 la inversión bruta fija (medida a precios corrientes) fue de apenas el 14,8% del PBI, el nivel más bajo de la serie del Indec desde 2004. Dada la baja productividad de la industria, muchos empresarios dicen que con este dólar no pueden competir. De ahí también el ataque del Gobierno y las cámaras empresarias al salario –perdió por lo menos seis puntos porcentuales solo en 2016- y a las condiciones de trabajo. Los acuerdos de productividad por sector, realizados con la complicidad de la burocracia sindical, son una muestra. Una vez más se comprueba que la política monetaria “dura” es un arma puesta al servicio del aumento de la explotación del trabajo. La alternativa, de todas maneras, sería una fuerte devaluación, acompañada de una política de contención de salarios” (aquí).
Y aunque en 2017 hubo un cierto repunte de la inversión, estamos muy lejos de un crecimiento sostenido de la acumulación de capital productivo.  Por eso el subdesarrollado capitalismo argentino solo puede insertarse en la economía mundial a partir de bajos salarios, y solo en algunas y contadas ramas.
En consecuencia, vuelve a plantearse –lo han expresado funcionarios del gobierno- la meta de ganar competitividad con salarios permanentemente devaluados en términos de la moneda mundial. Para esto, el gobierno de Cambiemos, los gobiernos provinciales y las cámaras empresarias intentarán, con la colaboración de la burocracia sindical, mantener los aumentos promedio del 15% frente a una inflación que seguramente superará el 25%. Es lo que el marxismo llama un aumento de la tasa de plusvalía, o sea, de la relación entre la plusvalía (ganancias, intereses, rentas) y el valor de la fuerza de trabajo.
De manera que el conflicto en torno al salario está en el centro de la agenda en las próximas semanas. El gobierno y las cámaras patronales amenazarán con la desocupación.  Con una economía estancada, o en descenso, aumenta la presión del desempleo sobre la clase trabajadora. En el mismo sentido juega el chantaje de la huelga de inversiones –“si los trabajadores no aceptan tal o cual condición, no invertimos”. A su vez, la suba de la tasa de interés y la salida de capitales ponen presión para llevar adelante un “ajuste” del gasto público. Lo que potenciará la desocupación y debilitará aún más la demanda. Agreguemos que la devaluación aumentará el peso de la deuda externa, que ha crecido sin parar en los dos últimos años.
Alternativamente, si la lucha de clases obligase a conceder aumentos salariales, los empresarios descargarán esos aumentos en los precios. Si a su vez la clase obrera recupera salarios con nuevas luchas reivindicativas, se entraría en una espiral inflacionaria, reflejo monetario de la agudización del conflicto entre el capital y el trabajo. Y si la inflación sigue su curso, se desembocaría en una crisis similar a la de finales de los 1980 (que legitimó ante la opinión pública las políticas del menemismo). En esos escenarios, el discurso de la clase dominante es que “los trabajadores y su egoísmo son los culpables de la inflación”.
En cualquier caso, en tanto subsiste el sistema capitalista, las crisis siempre la pagan los trabajadores. No es posible superarlas con medidas parciales, o votando alguna ley milagrosa que evite los padecimientos para los millones de personas sometidas a la lógica de la ganancia y del capital. Los problemas de fondo exigen soluciones de fondo, esto es, modificar las relaciones de producción subyacentes, la propiedad privada del capital.

Bicicleta financiera con rumbo al FMI
Por Fabián Kovacic- Periodista. Corresponsal del semanario uruguayo Brecha en Buenos Aires.
El anuncio de una vuelta al regazo del Fondo Monetario Internacional (Fmi) por el presidente Mauricio Macri confirmó los peores pronósticos de la revista Forbes: es hora de salir de Argentina. En las últimas semanas el peso argentino se depreció de manera acelerada frente al dólar y se generó una corrida cambiaria a pesar de la drástica suba de la tasa de referencia, que alcanzó el 40 por ciento. El barco empieza a hacer agua, pero, aseguran los economistas, las condiciones para una posible quiebra de la economía como ocurrió en 2001 aún están lejos.
En los dos minutos y medio que duró su discurso, el pasado martes, el presidente se vio obligado a explicar por qué decidió recurrir al Fmi 12 años después de que su país cancelara todos los pagos con la institución: Mauricio Macri reconoció la fragilidad de la economía argentina y su dependencia de los mercados externos. Bajo su gobierno, la deuda externa creció a partir de la emisión de bonos desde 2016 y la fuga de capitales sumó 40.000 millones de dólares –a raíz de la salida del país de crecientes capitales especulativos y de ahorros dolarizados hacia bancos extranjeros y paraísos fiscales–, estos dos factores han llevado a la economía argentina a una situación de iliquidez, algo que derivó en el pedido al Fmi de los dineros negados en los mercados financieros.
Cuando el ex ministro de Economía Domingo Cavallo reapareció en los medios en la noche del miércoles 2, encendió las alarmas. Artífice de la paridad cambiaria durante el menemismo y “superministro” de Economía del presidente Fernando de la Rúa, su protagonismo en la historia económica reciente argentina despertó recuerdos del incendio nacional en las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001. Esos días el pueblo salió a la calle en rechazo al corralito financiero impuesto por Cavallo quien, junto a De la Rúa, era la figura más repudiada. Su retorno no fue ni casual ni inocente; su aparición coincidió con el momento en que uno de sus discípulos, el actual titular del Banco Central de la República Argentina (Bcra), perdía la interna en el gobierno. Federico Sturzenegger venía haciendo malabares contradictorios en el Bcra, subiendo y bajando tasas en los últimos cuatro meses, generando cortocircuitos permanentes en el desdoblado Ministerio de Hacienda y Finanzas con sus dos titulares Nicolás Dujovne (Hacienda) y Luis Caputo (Finanzas), y también con su enemigo el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quien aspiraba a ocupar su lugar en el Bcra.
El escenario así montado recordaba a los años liberales de la fiesta menemista, con especulación financiera como previa a la crisis de 2001.
Estampida cambiaria
“Es hora de dejar la Argentina y salir corriendo”, sostuvo un artículo publicado en la revista de negocios Forbes (en su edición de la primera quincena de mayo) en referencia al fin del romance de los fondos especulativos con la política económica implementada por el macrismo. La publicación pronosticó “una reedición de lo ocurrido en 2001” a partir de los marcados ascensos y descensos en la tasa de crecimiento entre 2009 y 2017, con un crecimiento de 10 por ciento en 2009 seguido por una baja al 2 por ciento al año siguiente y varios picos de “montaña rusa” hasta fines de 2017, según datos del propio Bcra y del Ministerio de Economía. Lo cierto es que las operaciones denominadas carry trade, que permitían a fondos especulativos introducir dólares al país, cambiarlos por pesos, comprar Lebac (bonos del Banco Central con vencimiento mensual y cuyos pagos son totales al momento del vencimiento), recuperar pesos y comprar dólares a tasas bajas para reiniciar el ciclo, parecen haber llegado a su fin. Con una economía que no crece y una inflación aún no dominada, el gobierno decidió a partir de mayo imponer un gravamen a la renta financiera de los capitales extranjeros. Esa fue la luz roja y las alarmas se dispararon cuando la tasa de interés en Estados Unidos subió a fines de abril. En ese momento las monedas de países emergentes decidieron acompañar esa suba del dólar, menos Argentina que de la mano de Sturzenegger decidió clavar el dólar por indicación expresa de Macri para evitar un crecimiento de la inflación que impactara en los productos de la canasta básica de alimentos. “Eso retrasó el valor del dólar en Argentina y quedamos mal parados frente al resto de la región y otras economías emergentes”, señalaron economistas como José Luis Espert y Juan Carlos de Pablo, que suelen estar en sintonía con el gobierno.
Secuelas de la desregulación
Sin embargo, para otros analistas (véase entrevistas con Matías Kulfas, Arnaldo Bocco y Mercedes Marcó del Pont) la situación se remonta a los comienzos del ciclo macrista, cuando la Casa Rosada decidió desregular la economía, eliminando impuestos a las mineras, la producción rural, el sector financiero y abrir la economía de par en par a las importaciones. “La desregulación económica le quitó herramientas al Estado para operar sobre este tipo de contingencias financieras”, aseguró Arnaldo Bocco a Brecha.
El mediodía del pasado martes Mauricio Macri anunció la reanudación de relaciones económicas con el Fmi a través de una cadena de préstamos disponibles a la brevedad. “Nuestra economía depende de los flujos externos y esas son variables que no dominamos”, dijo y reconoció que la creciente valorización del dólar, las subas en el precio internacional del petróleo y una trasmisión de ganancias de países emergentes hacia países centrales industrializados han generado cambios en la economía mundial. “Con eso no podemos hacer nada”, concluyó en su discurso. La eliminación de regulaciones a la economía con la idea de generar una lluvia de inversiones extranjeras de grandes firmas fue anunciada por Macri ya en la reunión del Foro Económico Mundial de Davos en enero de 2016, cuando participó como presidente. Desde entonces decretos y leyes acompañadas por buena parte de la oposición, fueron eliminando regulaciones para los actores económicos más importantes, como los productores rurales y el sector financiero y bancario. No así para las industrias locales y extranjeras que ya en marzo de 2016 advirtieron sobre los riesgos de una apertura indiscriminada de la economía nacional.
Los de entonces y los de ahora
Para Macri la fragilidad argentina depende de las variables económicas de los mercados, por eso se hace necesario recurrir al Fmi. Su lenguaraz en Hacienda, Nicolás Dujovne, dio una conferencia de prensa en el ministerio, en la que apenas pudo maquillar los dichos de su jefe. Apoyado en la escritora argentina Poldy Bird y su libro Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos, ensayó una explicación: “El Fmi no es el mismo de hace 20 años, como tampoco somos los mismos nosotros porque aprendimos de la experiencia”. La idea es alejar cualquier recuerdo de aquellas relaciones con el Fmi, encabezado por Michel Camdessus en tiempos menemistas, que resultaron en el estallido social argentino de 2001. Dujovne no aportó más precisiones: no saben cuánto dinero van a pedir, ni en qué condiciones, porque en definitiva “es una línea de créditos preventiva”, aseguró. Filtraciones a la prensa ubican, sin embargo, en 30.000 millones de dólares aproximadamente el pedido de Dujovne a Christine Lagarde. En la noche del martes una comitiva argentina partió a Washington para arreglar los pormenores del acuerdo y negociar las condiciones.
Argentina ingresó como socio del Fmi en 1956, durante el gobierno de la llamada Revolución Libertadora que derrocó a Juan Domingo Perón un año antes. Desde entonces la relación siempre fue tensa y con derrotas para la economía del país. El presidente Arturo Frondizi fue el primero en solicitar dineros para implementar un plan de desarrollo industrial: la condición del Fmi fue ubicar al liberal Álvaro Alsogaray como ministro de Economía. Las dictaduras de Juan Onganía y Jorge Videla aceptaron a rajatabla sus recetas, los presidentes radicales Arturo Illia y Raúl Alfonsín ensayaron gestos infructuosos de rebeldía y el peronismo de 1973 cuestionó la permanencia del país en la institución. Los peronistas Carlos Menen y Eduardo Duhalde firmaron acuerdos de refinanciación de deuda y sólo Néstor Kirchner pagó toda la deuda con el Fmi, en 2006, para evitar condicionamientos económicos durante su gobierno. Ahora Macri retoma la senda del endeudamiento y el consiguiente ajuste con una previsible agudización del conflicto social.
Brecha, 11 de mayo 2018

La hegemonía era un bluf
Por Fernando Rosso - periodista y director de La Izquierda Diario. Forma parte del comité de redacción de la revista Ideas de Izquierda. Escribe en diversas publicaciones como Le Monde Diplomatique (Edición Cono Sur), Panamá Revista, el diario de Río Negro y Tiempo Argentino (desde que está recuperado por sus trabajadores). Es coautor del libro “¿Existe la clase obrera?” (Capital Intelectual, 2017), en el que analiza el crecimiento durante el kirchnerismo de las comisiones internas de izquierda en fábricas y empresas.
“Hegemonía”, dijeron analistas políticos al definir el panorama posterior al triunfo electoral de Cambiemos hace seis meses. ¿Cuáles eran, y son, los factores que ponen en duda la existencia real de una supremacía macrista?
Giro inesperado, cambio brusco, golpe intempestivo, alteración repentina y, como no, “cisne negro”. Estas fueron algunas de las respuestas ensayadas en las vertiginosos horas de corrida cambiaria, precedida por una crisis política provocada por los tarifazos. Ambos factores pusieron en cuestión la “gobernanza” macrista y empujaron en unos pocos días a una variación drástica de la orientación económica que implicó una devaluación de hecho, la pérdida del 10% de las reservas, un alza violenta de las tasas de interés del Banco Central -con el consecuente impacto recesivo sobre la economía-, un ajuste fiscal y recorte de obra pública y una vuelta repentina a ese Mercader de Venecia odiado por la gran mayoría de los argentinos en la búsqueda desesperada de un rescate: el Fondo Monetario Internacional. El paquete de conjunto decretó lisa y llanamente la muerte en dos tiempos del tan mentado gradualismo: Nicolás Dujovne le dio un golpe que lo dejó grogui sin destilar y Mauricio Macri le dio el tiro de gracia.
Que todo lo sólido se desvanece en el aire o que predecir es muy difícil, especialmente si se trata del futuro, pueden servir de consuelo para aquellos que depositaron excesiva confianza o expectativas exageradas en el experimento Cambiemos. Pero ¿era tan sólido lo que parece desvanecerse? y ¿no estaba el futuro repitiendo el pasado?
La crisis financiera (que no es sólo financiera) y la furiosa corrida contra el peso, así como en diciembre pasado la tormenta política motorizada por la contrarreforma previsonal, revelaron que -de mínima- fue apresurado hablar de una nueva “hegemonía” del PRO y su coalición, luego del aparente Hiroshima de 2015 confirmado por el Nagasaki de 2017.
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“El error en el que se cae frecuentemente en el análisis histórico-político consiste en no saber encontrar la relación justa entre lo orgánico y lo ocasional. Se llega así a exponer como inmediatamente activas causas que operan en cambio de una manera mediata, o por el contrario afirmar que las causas inmediatas son las únicas eficientes. En un caso se tiene un exceso de ‘economismo’ o de doctrinarismo pedante; en el otro, un exceso de ‘ideologismo’; en un caso se sobrestiman las causas mecánicas, en el otro se exalta el elemento voluntarista e individual.”
La sentencia pertenece al hombre que -aunque no fue el primero ni el único que problematizó la cuestión de la hegemonía- sí le otorgó una centralidad en su pensamiento teórico: Antonio Gramsci. También fue quien más seriamente la trabajó antes de que un ejército de pensadores y divulgadores de todo tipo y color abusara del concepto hasta transformarlo en una categoría que al explicar todo, no explica nada.
Este error recurrente se manifestó en los análisis del macrismo al considerar que la complejidad de la política se agotaba en la astucia para ganar elecciones y que triunfo electoral se traducía inmediatamente en hegemonía.
Este tipo de pensamiento se complementaba con otro que extraía un sólo elemento (la “hegemonía”, en una versión reducida) y le daba un valor sin límites separándola del conjunto del sistema teórico y del método al que está íntimamente relacionada. Un método que contiene otros factores esenciales como las condiciones que impone la estructura económica general, las relaciones de fuerzas sociales o las condiciones internacionales.
Pero además, estas lecturas se apropiaron de una versión amputada de la hegemonía que tiene sus precursores en los anales del eurocomunismo y a uno de sus últimos representantes en el fallecido Ernesto Laclau: la hegemonía es reducida a “batalla cultural” y la batalla cultural a mera contienda electoral. Con el mismo prisma se leyeron los años kirchneristas y la misma vara se usó para pensar qué es el experimento Cambiemos.
Las explicaciones que afirmaban que Cambiemos había logrado “desconectar” la política de la economía con el manejo aceitado de los instrumentos comunicacionales de una posmodernidad líquida estaban inspiradas en estas concepciones. La relativa autonomía de la política se convertía en independencia absoluta del relato y el big data, la microsegmentación y el marketing electoral terminaban transformados en el último grito en materia de estrategia política.
La construcción de hegemonía tiene lugar cuando una clase dominante (o una fracción de clase) se torna dirigente de alguna manera. Es decir, tiene la capacidad de otorgar concesiones materiales a las clases sobre las que ejerce la hegemonía para lograr esa combinación “virtuosa” de coerción y consentimiento. Como señalaba el comunista sardo “es indudable que tales sacrificios y tal compromiso no pueden afectar lo esencial, porque si la hegemonía es ético-política, no puede dejar de ser también económica”.
Si aceptamos por un instante que esta teoría elaborada originalmente para pensar una estrategia para la lucha de las clases subalternas en general y de la clase obrera en particular -puede ampliarse para pensar cómo domina la clase dominante- no es adecuado amputar sus elementos esenciales.
Ninguna de estas características se manifestó en el proceso que llevó al macrismo al poder ni en la experiencia de estos dos años de administración Cambiemos.
En primer lugar, el esquema económico heredado por el kirchnerismo acumulaba contradicciones insostenibles que empujaban a dos opciones polares: o se aplicaba un ajuste profundo que “corrigiera” los desequilibrios (déficit fiscal, comercial, productividad) o se avanzaba en dirección de afectar intereses empresariales fundamentales con una salida opuesta. A diferencia de las “hegemonías” que llegaron a instaurar el menemismo o el kirchnerismo, Macri no tuvo la “ventaja” de una crisis catastrófica que al no encontrar salida termine agobiando y desmoralizando a la sociedad para resignarla a aceptar un ajuste inevitable, previa derrota de luchas emblemáticas que ofrecían resistencia (por ejemplo, en el caso del menemismo, las privatizaciones). Carente de las crisis que habilitaron al menemato o, 2001 de por medio, el ajuste duhaldista que (ayudado por las condiciones mundiales) permitió la expansión kirchnerista, el macrismo se encontró con un límite difícil de sortear para instaurar algo parecido a una hegemonía.
En segundo lugar, y relacionado con lo anterior, los triunfos de Macri y su coalición en 2015 y 2017 estuvieron basados -en gran parte- en la promesa “aspiracional”, no en la épica del ajuste y en un “consenso negativo” alcanzado por el rechazo a las figuras, los métodos o la orientación económica de la administración anterior. Como afirmó el filósofo francés Daniel Bensaïd, el concepto de hegemonía implica “la articulación de un bloque histórico en torno a una clase dirigente y no la simple adición no diferenciada de la categoría de descontentos (…)”.
Estos dos aspectos condicionaron o directamente impidieron que tenga lugar otro factor indispensable para la hegemonía: que la filosofía de Cambiemos, para decirlo en un sentido amplio (y suponiendo que ese conjunto de cualunquismos pueda calificarse como “filosofía”), se convirtiera en cosmovisión de masas y sus intereses particulares se transformen en intereses universales o nacionales.
En tercer lugar, si la fórmula hegemónica implica que el grupo que pretende asumirla debe convertirse en “dirigente” de las clases aliadas y dominantes de las clases enemigas, el modelo económico macrista viene ofreciendo nada más que ajuste para los de abajo (aunque haya sostenido programas sociales para los más empobrecidos) y un abismo en el horizonte para la fracción del empresariado que, a falta de mejor nombre, podríamos denominar como “no monopolista” o dependiente del Estado y el mercado interno, y a la que se supone debería conducir. Los roces con este sector ya se venían expresando alrededor de los tarifazos o en el tímido cuestionamiento a la apertura económica indiscriminada.
En cuarto lugar, la relación de fuerzas, pese a los avances indiscutibles en aspectos del ajuste, no fue modificada cualitativamente en los términos que necesitaban y reclamaban los “mercados”, un eufemismo para denominar a lo más concentrado del capital nacional e internacional.
Es verdad que en la crisis actual, por ahora, “los de arriba” tienen un rol mucho más activo: los mercados, el capital financiero o Clarín; pero esa es sólo la foto. La película indica otra cosa: la crisis social y las movilizaciones de diciembre contra la mal llamada reforma previsional culminaron con un triunfo pírrico en el terreno legislativo pero con una derrota política y dejaron su marca tanto en Cambiemos como en el conjunto de las fuerzas políticas (todas las encuestas certificaban la caída).
Después de diciembre, Macri retrocedió: pasó del reformismo permanente –siempre en el plano discursivo- que había anunciado, casi con soberbia, a pocos días del triunfo electoral de octubre pasado, a realizar un elogio del gradualismo que manifestó con un tono mucho más moderado y con menos convicción en el discurso de inauguración de las sesiones del Congreso este año.
Cuando avanzó el plan de tarifazos, las primeras contradicciones surgieron de referentes de la misma coalición oficial (que sufrían el “síndrome diciembre” y percibían el malestar general) y luego se extendieron hasta alcanzar incluso al justicialismo colaboracionista. Uno de los motores de la corrida y la extorsión de los “mercados” residió precisamente en el cuestionamiento al gradualismo que le permitió al Macri perdurar o hacerse políticamente viable pero no mostraba ningún resultado económico sustancial. El “ruido” político ante la posibilidad de un empantanamiento del plan de quite de subsidios (tarifazos) en el Congreso y la consecuente reducción del déficit fiscal estuvo entre los últimos factores que aceleraron la corrida. Por la tanto, de manera laberíntica y distorsionada, la relación de fuerzas y el malestar de “los de abajo” no dejó de manifestarse con persistencia y obstinación. No hay que perder de vista que el quietismo cómplice de la dirigencia sindical cumplió un rol fundamental para que este malestar evidente no se transforme en acción callejera.
Finalmente, aunque no menos importante, el escenario internacional (que favoreció de distintas maneras a las “hegemonías” menemista o kirchnerista) evidenciaba un panorama adverso para la orientación programática de Cambiemos. Macri buscó abrirse al mundo en el preciso momento en que el mundo se cerraba sobre sí mismo. La suba de la tasa de interés en EEUU no es más que una de las manifestaciones coyunturales de este marco general. En las últimas horas, el macrismo culpó a la difícil situación internacional y el presidente afirmó en su escueto mensaje por una virtual cadena nacional que “las condiciones mundiales están cada día más complejas”. Lo que no dijo es que esas condiciones y sus tendencias ya estaban ahí cuando arribó a la Casa Rosada.
En síntesis, ni las condiciones políticas o económicas nacionales, ni el evidente complejo escenario internacional, ni la relación de fuerzas, ni el precario consenso de los triunfos electorales coyunturales permitían hablar de una nueva hegemonía. 
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Lo que se manifiesta en la actualidad y se expresó con todas las distorsiones del caso durante estos dos años es un escenario de “empate catastrófico” (tomando el concepto de Juan Carlos Portantiero) donde cada bloque tiene la capacidad de veto sobre el proyecto del otro, pero carece de la fuerza suficiente para imponer hasta el final el propio. El famoso gradualismo no era una elección estratégica producto de la virtud de la craneoteca cambiemita, sino una imposición de las circunstancias que determinaban que podía ser todo lo neoliberal que permitía la relación de fuerzas. Que Cambiemos construya el relato de sus deslumbrantes capacidades políticas es relativamente esperable, que ellos mismos se lo crean empieza a complicar las cosas, pero que quiénes se le oponen compren llave en mano las supuestas habilidades magistrales del autodenominado “mejor equipo de los últimos 50 años” es verdaderamente preocupante.
Parafraseando a Borges, se puede sentenciar que la realidad no es ni buena, ni mala, ni incorregible, es simplemente inevitable.
Revista Anfibia, mayo de 2018

Es por abajo
Por Leandro Mora Alfonsín- Economista, es Director Ejecutivo de FAIMA Argentina y profesor de la Universidad de Buenos Aires.
13 de julio de 2014. Final del mundo. Argentina enfrenta a Alemania. Un país expectante. Minuto 112. Toni Kross le daba un pase a Schurrle. Gago miraba cuando el último se la devolvía al primero. No presionó a Kross ni marcó a Schurrle, quien aprovecho la distracción del cinco albiceleste para escaparse en un pique fresco, recibir, correr, superar a Zabaleta y al hasta ese momento 99,9% de las veces infalible Mascherano. Luego pudo centrar perfecto al pecho de Goetze, quien dominó y definió. Fin de un sueño. A la restricción externa económica que ya asomaba desde 2011 se le sumaba una restricción en finales futbolísticas que hasta hoy perdura.
16 de diciembre de 2015. Prat Gay anuncia que se levanta el cepo. La medida, símbolo de la sintonía fina prometida a fines de 2011 que no fue, se despidió con casi USD 28.000 MM de déficit de cuenta corriente cambiaria entre 2013 y 2015, un mercado de cambios paralelo y remisiones de divisas contenidas. La salida del cepo llevo al dólar a un nuevo piso, en torno a los $13,50 y el posterior acuerdo con el grueso de los holdouts (buitres y no buitres) permitió el inicio de un proceso de “vuelta a los mundo”. Entre 2016 y el primer trimestre de 2018, el sector público nacional asumió compromisos en moneda extranjera por cerca de USD 115.000 MM. El mundo nos da la bienvenida prestándonos a tasas competitivas y el bajo nivel de apalancamiento permite financiar la estrategia económica del gobierno, basada en un fuerte plan anti-inflacionario, el ajuste de tarifas públicas y un plan de reducción del déficit fiscal que incluye el sacrificio de percepción de algunos impuestos (retenciones a ciertos productos agroindustriales y minería).
28 de diciembre de 2017. En conferencia de prensa, Peña, Sturzenegger y Dujovne anuncian que se modifican las metas de inflación, pasando de un 12% de imposible cumplimiento a un 15% de irreal cumplimiento para 2018. El BCRA relaja en consecuencia su política monetaria. El mercado responde dolarizando carteras y llevando el tipo de cambio a un nuevo piso en torno a los $20,5. Esta depreciación y una nueva tanda de ajustes de tarifas afectan el ritmo de desinflación, principal objetivo económico del gobierno, que en marzo alcanza 2,3%. Semanas después, un alza de las tasas internacionales y la depreciación consecuente de monedas emergentes desata turbulencias que recortan el campo de acción; los inversores comienzan a migrar a activos “más seguros”, se desarman en títulos argentinos, lo que hace asomar la cabeza al riesgo país y pone presión tanto sobre el tipo de cambio (que va buscando un nuevo piso en torno a $23) como sobre nuestra capacidad de acceso a dólares y el cumplimiento de los objetivos desinflacionarios. Para imprimir confianza afuera, se recurre al FMI. El mundo nos recuerda que más allá de las cálidas bienvenidas, el financiamiento externo no solo tiene el riesgo de la carga de los pagos, sino de las condiciones de oferta, que pueden ser cambiantes. Una alta dependencia de financiamiento externo para tu estrategia económica te expone a menor capacidad para amortiguar shocks. Afuera empieza a llover, pero las goteras del living son problemas de nuestra losa.
¿Qué hubiese pasado si Gago presionaba o mantenía su marca en lugar de mirar? ¿Qué hubiese pasado si en el casi minuto 97 Palacio definía por abajo? ¿Y si Messi? ¿Y si Higuain? ¿Y si el línea? Probablemente seriamos más felices. Probablemente no. Ejercitar ucronías suele implicar esperar que las mismas nos devuelvan el mejor escenario posible ¿Cómo hubiese funcionado una política de tasas reales positivas y sintonía fina en lugar de cepo en el último gobierno kirchnerista? ¿Hubiese habido mejor capacidad de respuesta a un ajuste de tasas internacionales si no se anunciaba un cambio de metas en diciembre de 2017? ¿Se subestimó la restricción externa como condición para entender el momento macroeconómico argentino al asumir? Todas estas preguntas cuentan con la injusticia de tener leído el diario del lunes. Sobre ellas no conviene detenerse pero si sobre su base intentar apreciar donde estamos parados y que escenarios pueden pensarse en adelante. Analizar implica marcar y anticipar alternativas. Y no solo mirar, como supo hacer Gago con Schurrle en una final del mundo.
La restricción herencia
Así como es exagerado decir que toda política “difícil” llevada adelante por el actual gobierno y sus efectos es consecuencia de la mentada pesada herencia recibida, es justo establecer que las condiciones macroeconómicas iniciales para cualquier candidato que asumiera en diciembre de 2015 no solo no eran ideales, sino que estaban (y siguen estando) condicionadas por el viejo fantasma de la restricción externa, que asomaba como condición de entorno a la economía argentina ya en pleno descorche kirchnerista tras el 54%.
La restricción externa es la menor capacidad que tiene una economía para generar las divisas (dólares) necesarias para afrontar sus necesidades de importaciones para el consumo, la inversión, la remisión, el pago de deuda y el atesoramiento. Cuando las necesidades de divisas crecen y las fuentes de las mismas no lo hacen en la misma cuantía, afloran presiones sobre el tipo de cambio, su correlato sobre precios y costos, estancamiento o caída de la inversión, congelamiento de la creación de empleo y, en definitiva, la ralentización del crecimiento económico. No puede decirse que este sea un fenómeno nuevo, ya que la historia argentina se caracteriza por episodios recurrentes de restricción externa. Pero el vigente período iniciado en 2011/12, tras romper records históricos de producción y crecimiento, deja un sabor en el paladar a oportunidad perdida difícil de tapar con el gusto a latex de globos de colores.
Básicamente, hay dos canales a través de los cuales un país (que no imprime dólares) puede hacerse con divisas: sus exportaciones y el financiamiento en moneda extranjera.
Si observamos el desempeño de las exportaciones argentinas en los últimos años, vemos un aspecto claro de estas restricciones. Si bien en 2017 se quebraron 6 años consecutivos de caídas y el 2018 arrancó con exportaciones crecientes, las ventas argentinas al mundo son un 29,6% menos que en 2011, cuando alcanzaron un pico de casi USD 83.000 MM. Este devenir está íntimamente relacionado con el impacto que la grave crisis que Brasil arrastró el último lustro tuvo sobre nuestro país. El país vecino es el principal destino de nuestras exportaciones, sobre todo las industriales que implican mayor tecnología y agregación de valor; la menor actividad y caída de consumo brasileñas se tradujeron en menor demanda de manufacturas argentinas. La incipiente recuperación mostrada por Brasil ya empezó a impactar positivamente en nuestras exportaciones, pero queda un largo trecho que recorrer. No obstante, la relación con el líder regional no se basa solamente en una sociedad comercial, sino también en una competencia; la depreciación del real abarata los productos brasileños que compiten con los argentinos en el resto del mundo sumando presión al frente comercial. Es por esto que un esquema de tipo de cambio flotante como el actual, ante depreciaciones del real, el peso acompaña. Y esto, luego, impacta en la inflación, apreciando el tipo de cambio real y alimentando así nuevas presiones de los sectores exportadores para ganar competitividad precio frente al dólar. Un loop que parecía controlado hasta estas últimas turbulencias.
Del otro lado está el financiamiento externo, el cual ahora empieza a encarecerse tanto por el aumento de la tasa internacional como el spread de riesgo que Argentina muestra. Tomar deuda no es algo necesariamente malo; la clave es cómo se canalizan esos fondos. La toma de deuda para obras públicas estratégicas que mejoren la competitividad estructural del país (energía, vialidad, ferrocarril, hidrovía) es algo deseable porque mejora las condiciones de exportación y, por ende, de generación genuina de divisas. Pero el país necesita dólares para funcionar, unos USD 45.000 MM corrientes por año donde el impacto de servicios como turismo, déficit energético y formación de activos externos del sector privado (a.k.a “fuga”). El déficit de cuenta corriente se ha profundizado llegando a 4,5% del PBI. La respuesta ensayada por el gobierno kirchnerista a este problema, ya vigente en 2011, fue el trazo grueso del cepo, cuando había un gran margen de maniobra para intentar otras alternativas que mixturen financiamiento externo y una política de tasas locales reales positivas. El resultado fue el peor, como se resumió en la introducción de esta nota. Por su parte, el gobierno de Cambiemos financia este déficit con financiamiento externo. Y estos necesarios dólares hoy son más caros. En la búsqueda de mejorar la confianza es que entra en escena el acercamiento al FMI. Pero para entrar en este punto, conviene posar la lupa sobre los últimos meses.
Nubes, lluvias y goteras
En el último período entre mundiales se llegó a dos finales de Copa América, ambas perdidas ante Chile. Llegar a tres finales en menos de cuatro años es un lujo que solo te podés dar si contás con un equipo rico en cualidades. Perder una final es parte de lo posible. Sin embargo, la falta de criterio para ordenar prioridades y una crisis institucional gravísima en el seno de la AFA nos condujo a una situación delicada en vistas a la clasificación mundialista que logramos a último momento. Es paradójico que una selección finalista tres veces cambie tres técnicos en tres años y no se termine de consolidar un equipo con impronta definida. No importa que tan fuertes sean los rivales si nosotros nos jugamos en contra. Afuera puede parar de llover pero, si adentro nos llenamos de goteras estructurales, no alcanzan los baldes para dar solución al problema. Esto también aplica a nuestros últimos meses de gestión económica.
Christine Lagarde, entre cenas con Dujovne y llamadas a deshoras, ha caracterizado recientemente la existencia de “nubarrones” en el panorama económico mundial; la combinación de altos niveles de deuda, vulnerabilidad financiera ante cambios bruscos del mercado y las amenazas a la cooperación internacional que la incipiente “guerra comercial” entre China y Estados Unidos propone, dibujan un cuadro diferente al de la última década post crisis 2009. Un escenario en que la tasa de interés internacional tiende a elevarse, como pudo verificarse en los bonos del tesoro norteamericano a 10 años. Es decir, se encarece el financiamiento en dólares y, a la vez, los inversionistas se desprenden de activos de países emergentes, migrando hacia activos de “mayor calidad”. Atentos a esto, en los mercados de países emergentes como Brasil, Rusia o México se han verificado depreciaciones en el tipo de cambio estos días ¿Cómo respondió Argentina?
Lo cierto es que Argentina dio una respuesta tartamuda. Entrampada en sus objetivos de política económica, las señales que se dieron en las últimas semanas fueron confusas y agravaron la situación. Post 28 de diciembre de 2017, el relajamiento de la política monetaria, la depreciación del dólar e incrementos tarifarios dieron marco al más notorio traspié de la estrategia antiinflacionaria del gobierno, plasmado en el 2,3% de incremento mostrado por el IPC de marzo. A esto se sumó la entrada en vigencia del impuesto a la renta financiera, que vuelve menos atractivo el rendimiento de LEBACs. Ante este escenario y el deterioro de las condiciones internacionales, con la mirada puesta en contener la suba generalizada de precios, el BCRA primero indicó la posibilidad de endurecer la política de tasas en caso de que no mengüe la inflación. Y en la misma línea de cuidar que no se escapen los precios, operó en la contención del tipo de cambio a través de intervenciones vendiendo reservas. En una semana se sacrificaron casi USD 8000 MM de reservas para contener el precio del dólar en lo que fue una fuertísima pulseada contra el mercado, que compraba todo lo que se ponía sobre la mesa. Luego se subió la tasa de política monetaria a 33,25%, en vistas de dar señales de que a la autoridad monetaria no le tiembla el pulso si observa sobrerreacciones del mercado y todo un mensaje de independencia dirigido a la jefatura de gabinete. Una pulseada contra dos brazos.
Sin embargo, el comportamiento del mercado no fue de mesura ante el endurecimiento de tasas. Por el contrario, mostró que seguía dispuesto a comprar cuanto dólar se ofreciese ¿Por qué esa persistencia? Porque el utilizar reservas para contener el tipo de cambio mientras se consolida un contexto internacional desventajoso donde los demás países deprecian su moneda, da la señal de que en algún momento ese ajuste de precio se tiene que dar. Es decir, existe un factor externo que le hace percibir al mercado que un dólar a $21 o a $21,5 sigue siendo barato. En términos de acción y reacción; si el mercado espera que el tipo de cambio se mueva para acompañar la depreciación de Brasil, entonces va a comprar todos los dólares que pueda a $21 para tener ganancias de corto plazo. Si bien los industriales pueden parecer “llorones” a los ojos del gobierno, los agentes del mercado se mostraron poco leales a la hora de echar una mano.
Es así como el BCRA se vio obligado a subir aún más la tasa, llevándola a un 40% y a dejar libre el dólar hasta cierto techo que parece acomodarse en $23. Un ajuste cambiario más profundo sería nocivo para los objetivos de controlar la inflación, cuya meta del 15% ya pasó de ser engañosa a un imposible completo.
En un marco donde toda acción tiene un potencial impacto negativo: soltar al dólar impacta en inflación, frenarlo con reservas resta confianza y no es sostenible y subir la tasa endurece financiamiento local y enfría recuperación; el gobierno conoció los límites de su estrategia económica. Abrirse al mundo no está exento de riesgos y contradicciones. Es difícil que un proceso de desinflación no tenga algo de apreciación cambiaria; por ende, ajustar el tipo de cambio para acompañar el shock externo hace retroceder casilleros e impacta en la confianza de los agentes. Nuevamente, las goteras son bien nuestras.
Esta merma en la confianza pudo observarse en la caída de títulos y acciones locales tanto en el Merval como en la bolsa de Nueva York. El riesgo de este desarme de posiciones de los inversores es que se alimente un círculo vicioso de pérdida de confianza. Y es ahí que entra en juego el acercamiento al FMI. Más allá de que tomar dinero del fondo es una contingencia ante los shocks explicados, el optar por esta cercanía cuando era rechazada de plano hasta hace un mes y medio atrás se vincula con el mensaje que se quiere dar afuera. Se confía en que si el FMI te presta a una tasa más baja que el mercado, la señal que se lee permite que no se siga calentando el riesgo país. Pasando en limpio, volvemos al FMI por condiciones exógenas y necesidad de dólares para financiar el déficit externo. En qué medida tanto la política de tasas como el acercamiento al Fondo impactarán sobre la confianza del “personalista” mercado se podrá observar el 14 de mayo, cuando deban renovarse las suscripciones de casi la mitad de las LEBAC en circulación.
No obstante este racconto y análisis, pueden empezar a apreciarse los impactos que estas semanas rápidas y furiosas dejarán en el camino. Por un lado, el aumento de costos que implica un nuevo piso en el valor del dólar va a trasladarse a precios, volviendo cada vez más rígido el proceso de desinflación. En virtud de lo observable, cerrar 2018 con una inflación en torno al 24% ya califica como “meta deseable”. Por otro lado, de mantener un alto nivel de tasas, nos encontraremos con condiciones más rígidas para el financiamiento, lo que puede afectar a la inversión, sobre todo en PyMEs y sectores mercado internistas. A los ya anunciados recortes en obra pública para acelerar el ritmo de las metas fiscales, habrá que ver qué condiciones señalará el FMI a cambio de su apoyo monetario. Cobran tamaño en el horizonte nuevamente la reforma laboral y un esquema aún más acelerado de apertura comercial.
Si bien no hay condiciones para hablar de crisis hoy, dado el nivel de reservas y condiciones financieras; sin dudas el escenario de estas semanas muestra los límites de la estrategia económica del gobierno, que puede llegar a la búsqueda electoral de su segundo mandato con menos capital de confianza en mercados y votantes. Es este sentido ¿Hasta dónde se rompe “el contrato” con el votante de cambiemos tras anunciar recorte de $ 30.000 millones en obra pública? ¿Cuánto más ajuste puede pedir el FMI como condicionamiento de su apoyo financiero?
Los sacudones de hoy se suman a los problemas estructurales que se vienen arrastrando. Encontrar un camino estable que mitigue los shocks es en parte repensar las prioridades y estímulos que se dan en una economía cada vez más rígida y sobre-exigida. Hoy podemos recibir financiamiento barato del FMI y calmar la corrida, pero de nada sirve si no atendemos la base de nuestros problemas. Es el mismo camino que recorre el equipo de fútbol nacional, que a 36 días del mundial aun no muestra certezas sobre el equipo a presentar más que el brillo de su estrella. Sin embargo, a corto plazo, siempre se puede ganar. Tal vez el problema es que después de Messi, no parece haber en el futuro nada más. En el fútbol y en la economía lo que necesitamos es resolver lo estructural. Es por abajo, Palacio.
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