«Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030»Poner fin al trabajo infantil de niñas y adolescentes mujeres nos acercará a un mundo sostenible y sustentable
Cada 8
de marzo tenemos el deber de alzar más fuerte nuestra voz para unirnos y
hacer visible nuestro compromiso con los derechos de todas las mujeres,
en especial de las niñas y adolescentes mujeres que viven en
condiciones vulnerables y que son víctimas del trabajo infantil
peligroso y de sus peores formas.
Conmemoramos
el Día Internacional de la Mujer porque nos recuerda la lucha de las
mujeres trabajadoras para conseguir condiciones laborales y salariales
más justas, mejores oportunidades, acceso a la educación y formación
profesional y para rechazar el trabajo infantil. Esta causa constituye
una base sólida para un planeta 50-50, pues hasta el día de hoy en el
mundo del trabajo se ven manifestaciones de discriminación y exclusión
que afectan el desarrollo profesional y personal de las mujeres y
amenaza el futuro de las niñas y adolescentes mujeres.
En
América Latina y el Caribe todavía existen millones de niñas que no han
alcanzado la edad mínima para trabajar pero que se ven expuestas a
situaciones de violencia y acoso al realizar tareas domésticas durante
extensas jornadas en sus propios hogares, o al trabajar en casas de
terceros. Adolescentes mujeres que son víctimas de las peores formas de
trabajo infantil, explotadas sexual y/o laboralmente o víctimas de redes
de trata.
Aún son
varios los retos que se tienen para asegurar que niñas y adolescentes
mujeres accedan a una vida con igualdad de oportunidades. Uno de los
principales, es hacer visibles a las niñas y adolescentes mujeres en las
estadísticas de trabajo infantil, ello permitiría diseñar
intervenciones más efectivas y sostenibles para mejorar sus condiciones
de vida y asegurar el pleno respeto de sus derechos.
Si se
facilita a las mujeres, igualdad en el acceso a la educación, atención
médica, un trabajo decente y representación en los procesos de adopción
de decisiones políticas y económicas, se contribuye no solo a la
reducción del trabajo infantil, sino también a la construcción de una
sociedad más equitativa y justa para hombres y mujeres.
Continuemos
el camino emprendido en la lucha que empezó hace más de 100 años en pro
de la igualdad de derechos y oportunidades, de la no discriminación ni
violencia, de la búsqueda de la justicia social y de la paz.
Pensemos
con especial cuidado en las niñas y adolescentes mujeres que trabajan, o
que están en riesgo de hacerlo, para así cortar de raíz el círculo de
reproducción de la pobreza y la desigualdad, y generar acciones
concretas que hagan realidad la meta 8.7 de la Agenda para el Desarrollo
Sostenible al 2030: Poner fin al trabajo infantil en todas sus formas.
http://white.lim.ilo.org/ipec/alcencuentros/interior.php?notCodigo=2209
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