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Los abusos sexuales han dado lugar a que el número de embarazos y partos en niñas y adolescentes se incremente en las salas maternas de Guatemala, donde se reportan 40.000 gestaciones de ese tipo en los últimos tres años, de acuerdo con un monitoreo efectuado por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.
Si bien 67 por ciento de las menores que dan a luz en los hospitales nacionales se debe a la ausencia de una educación sexual y reproductiva, es preocupante que 30 por ciento sea por abuso sexual en su casa, en su vecindario o en la escuela, dice Mirna Montenegro, directora del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR).
Peor aún es que la violencia sexual sea cometida por un padre, un hermano, un tío o un conocido, como suele suceder en la mayoría de los casos descritos por la literatura especializada en este tema.
Las cifras crudas reflejan que, tanto el abuso sexual como la maternidad en niñas han contribuido a que, en los últimos tres años, hayan nacido 135.808 bebés, cuyas madres recién han cumplido los 10 años de edad o no superan los 17. De ese grupo, 40.742 niñas tuvieron un hijo como consecuencia de una violación sexual.
Médicos como Guillermo Ordoñez expresan a SEMlac que Guatemala necesita con urgencia una política de educación sexual, como confirman los resultados de un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San Carlos en 2008.
De acuerdo con esa investigación, los perfiles de esas niñas y adolescentes embarazadas pintan un panorama desalentador. El 40 por ciento de las que tuvieron hijos entre los 10 y 17 años de edad eran madres solteras, 60 por ciento no asistía a la escuela y 80 se desempeñaba en la economía informal.
Ese perfil no ha variado en 2012, agrega Montenegro. El vínculo entre maternidad temprana y pobreza conlleva una obstrucción escolar y reducción en la inserción laboral en condiciones que permitan un buen desarrollo para la madre y su hijo, y el círculo se repite.
La maternidad en este país centroamericano tiene rostro de niña, según el OSAR, porque 67 por ciento de las madres tuvo su primera relación sexual antes de los 18 años de edad, lo que explica que haya mujeres que a los 32 años tengan al menos siete hijos.
La Encuesta de salud materno infantil 2008-2009 reveló que en un 30 por ciento del dato dado a conocer por el OSAR, la pareja de esas niñas y jóvenes es un familiar.
Otra de las revelaciones tiene que ver con la falta de orientación, conocimientos y acceso a medios anticonceptivos. El OSAR señala que más de la mitad de las mujeres del país entre 10 y 19 años de edad no utiliza métodos de planificación familiar, lo que hace que esta nación sea considerada en Centroamérica como la de mayor crecimiento demográfico, con 4,2 hijos por cada mujer que vive en el área rural y 2,9 por cada una del área urbana.
Edilzar Castro, de la no gubernamental Asociación de Planificación Familiar, dijo a SEMlac que, aunque las inyecciones y la esterilización femenina son los métodos mayormente utilizados en Guatemala para planificar la familia, las mujeres aún se embarazan a temprana edad.
Estas dos formas de prevenir los embarazos no deseados desplazaron al uso de las pastillas anticonceptivas, que tuvo una marcada disminución en su demanda en los últimos 20 años.
De los ocho métodos anticonceptivos que se utilizan en el país, el ritmo y el retiro también se han vuelto parte de la práctica anticonceptiva. Y las que más hacen uso de estas formas de prevenir embarazos son las mujeres no indígenas, agrega Castro.
“Los embarazos en la niñez también visibilizan los abusos sexuales en Guatemala”, señala a SEMlac Yolanda Sandoval, fiscal de la mujer del Ministerio Público. De cada 10 denuncias que recibe la Fiscalía de la mujer, una es por abuso sexual, y a esta entidad llegan a diario en promedio 90 denuncias por violencia contra la mujer, precisa.
En Guatemala no está legalizada la interrupción del embarazo, acota Sandoval, ya que la ley solo permite el aborto terapéutico cuando la vida de la madre corre peligro.
Sicólogas como Miriam Alonzo advierten que muchas de las adolescentes que están dando a luz rechazan al bebé porque para ellas representa la consecuencia del abuso sexual. “Se sienten frustradas y culpables por lo que han sufrido”, comenta Alonzo.
Sandoval indica que la violencia sexual en Guatemala es tan grave que, incluso, ya fue creada una fiscalía especializada en delitos sexuales.
La ley contra el feminicidio penaliza de cinco a ocho años de prisión a quien agreda sexualmente y de forma continuada a una mujer. La ley contra la violencia sexual y trata de personas penaliza la violación sexual con similar tiempo de prisión.
Guatemala es considerado uno de los países de América Latina con mayor riesgo en lo que a la salud reproductiva se refiere. En los últimos siete meses, al menos 100 niñas fallecieron por complicaciones en el parto, destaca el OSAR.
En 2010 los hospitales nacionales reportaron 406 decesos de niñas al momento de dar a luz, mientras que en 2011 fueron 380 las menores de edad que fallecieron a causa de hemorragias o baja presión, entre otras situaciones, puntualiza Mirna Montenegro, directora del OSAR.
http://rotativo.com.mx/globales/guatemala-alarmante-numero-de-embarazos-en-ninas-por-abuso-sexual/109228/html/
http://alianzaportusderechos.org/article/guatemala-alarmante-numero-de-embarazos-en-ninas-p/
Los abusos sexuales han dado lugar a que el número de embarazos y partos en niñas y adolescentes se incremente en las salas maternas de Guatemala, donde se reportan 40.000 gestaciones de ese tipo en los últimos tres años, de acuerdo con un monitoreo efectuado por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.
Si bien 67 por ciento de las menores que dan a luz en los hospitales nacionales se debe a la ausencia de una educación sexual y reproductiva, es preocupante que 30 por ciento sea por abuso sexual en su casa, en su vecindario o en la escuela, dice Mirna Montenegro, directora del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR).
Peor aún es que la violencia sexual sea cometida por un padre, un hermano, un tío o un conocido, como suele suceder en la mayoría de los casos descritos por la literatura especializada en este tema.
Las cifras crudas reflejan que, tanto el abuso sexual como la maternidad en niñas han contribuido a que, en los últimos tres años, hayan nacido 135.808 bebés, cuyas madres recién han cumplido los 10 años de edad o no superan los 17. De ese grupo, 40.742 niñas tuvieron un hijo como consecuencia de una violación sexual.
Médicos como Guillermo Ordoñez expresan a SEMlac que Guatemala necesita con urgencia una política de educación sexual, como confirman los resultados de un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San Carlos en 2008.
De acuerdo con esa investigación, los perfiles de esas niñas y adolescentes embarazadas pintan un panorama desalentador. El 40 por ciento de las que tuvieron hijos entre los 10 y 17 años de edad eran madres solteras, 60 por ciento no asistía a la escuela y 80 se desempeñaba en la economía informal.
Ese perfil no ha variado en 2012, agrega Montenegro. El vínculo entre maternidad temprana y pobreza conlleva una obstrucción escolar y reducción en la inserción laboral en condiciones que permitan un buen desarrollo para la madre y su hijo, y el círculo se repite.
La maternidad en este país centroamericano tiene rostro de niña, según el OSAR, porque 67 por ciento de las madres tuvo su primera relación sexual antes de los 18 años de edad, lo que explica que haya mujeres que a los 32 años tengan al menos siete hijos.
La Encuesta de salud materno infantil 2008-2009 reveló que en un 30 por ciento del dato dado a conocer por el OSAR, la pareja de esas niñas y jóvenes es un familiar.
Otra de las revelaciones tiene que ver con la falta de orientación, conocimientos y acceso a medios anticonceptivos. El OSAR señala que más de la mitad de las mujeres del país entre 10 y 19 años de edad no utiliza métodos de planificación familiar, lo que hace que esta nación sea considerada en Centroamérica como la de mayor crecimiento demográfico, con 4,2 hijos por cada mujer que vive en el área rural y 2,9 por cada una del área urbana.
Edilzar Castro, de la no gubernamental Asociación de Planificación Familiar, dijo a SEMlac que, aunque las inyecciones y la esterilización femenina son los métodos mayormente utilizados en Guatemala para planificar la familia, las mujeres aún se embarazan a temprana edad.
Estas dos formas de prevenir los embarazos no deseados desplazaron al uso de las pastillas anticonceptivas, que tuvo una marcada disminución en su demanda en los últimos 20 años.
De los ocho métodos anticonceptivos que se utilizan en el país, el ritmo y el retiro también se han vuelto parte de la práctica anticonceptiva. Y las que más hacen uso de estas formas de prevenir embarazos son las mujeres no indígenas, agrega Castro.
“Los embarazos en la niñez también visibilizan los abusos sexuales en Guatemala”, señala a SEMlac Yolanda Sandoval, fiscal de la mujer del Ministerio Público. De cada 10 denuncias que recibe la Fiscalía de la mujer, una es por abuso sexual, y a esta entidad llegan a diario en promedio 90 denuncias por violencia contra la mujer, precisa.
En Guatemala no está legalizada la interrupción del embarazo, acota Sandoval, ya que la ley solo permite el aborto terapéutico cuando la vida de la madre corre peligro.
Sicólogas como Miriam Alonzo advierten que muchas de las adolescentes que están dando a luz rechazan al bebé porque para ellas representa la consecuencia del abuso sexual. “Se sienten frustradas y culpables por lo que han sufrido”, comenta Alonzo.
Sandoval indica que la violencia sexual en Guatemala es tan grave que, incluso, ya fue creada una fiscalía especializada en delitos sexuales.
La ley contra el feminicidio penaliza de cinco a ocho años de prisión a quien agreda sexualmente y de forma continuada a una mujer. La ley contra la violencia sexual y trata de personas penaliza la violación sexual con similar tiempo de prisión.
Guatemala es considerado uno de los países de América Latina con mayor riesgo en lo que a la salud reproductiva se refiere. En los últimos siete meses, al menos 100 niñas fallecieron por complicaciones en el parto, destaca el OSAR.
En 2010 los hospitales nacionales reportaron 406 decesos de niñas al momento de dar a luz, mientras que en 2011 fueron 380 las menores de edad que fallecieron a causa de hemorragias o baja presión, entre otras situaciones, puntualiza Mirna Montenegro, directora del OSAR.
http://rotativo.com.mx/globales/guatemala-alarmante-numero-de-embarazos-en-ninas-por-abuso-sexual/109228/html/
http://alianzaportusderechos.org/article/guatemala-alarmante-numero-de-embarazos-en-ninas-p/
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