Mexico: Infancia Precaria

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En los países latinoamericanos son numerosas las carencias en la provisión de cuidados para la infancia. La gripe porcina del año pasado las evidenció. Las principales afectadas son las mujeres trabajadoras que participan en el sector informal de la economía. Aquí algunas reflexiones de la antropóloga mexicana Mercedes de la Rocha, una reconocida estudiosa del comportamiento de las familias campesinas y urbanas.
En Argentina, la emergencia sanitaria desencadenada por la gripe porcina (Gripe A), en invierno del año pasado, puso en evidencia la escasa participación del Estado en la provisión de cuidados para la infancia, sobre todo en la falta de respuesta a la demanda de guarderías (ver Políticas de cuidado, el trabajo que no se ve).

La antropóloga mexicana Mercedes de la Rocha cree que son muchas las carencias que la influenza hizo visibles en los países latinoamericanos, aunque en México la situación de las guarderías infantiles 'está en la mira desde el incendio de 2008, cuando la falta de seguridad y de condiciones en las que operan muchos centros formales de cuidado infantil culminaron en una tragedia'. Perdieron la vida 49 niños y niñas y más de 70 resultaron con lesiones graves en este incidente fatal, ocurrido en una guardería privada de Hermosillo, Sonora, un estado fronterizo con Estados Unidos. La experta aclaró que 'a partir de entonces hay un esfuerzo por supervisar un poco más'.
De la Rocha reflexionó luego sobre la problemática de las guarderías y las principales afectadas: las madres trabajadoras. En México 'la mayoría de los centros de asistencia infantiles funcionan en casas particulares y son administradas por mujeres, pues ellas son las cuidadoras. Hay guarderías estatales pero son insuficientes para abastecer a los niños de las mujeres trabajadoras. Además hay un gran contingente de trabajadores que no tienen acceso a esos centros infantiles porque no forman parte del sector formal. La mayoría de las mujeres mexicanas trabajan en el sector informal de la economía, están desprotegidas y carecen de acceso a la seguridad social. Precisamente estas guarderías particulares que comenzaron a funcionar en 2007 vinieron a llenar ese hueco'.
Se trata de estancias infantiles, tal como se las conoce en México, y suman 9061 en todo el país, que atienden a más de 260 mil niños y niñas, y benefician a unas 239.685 madres. Tienen el objetivo de apoyar la entrada y permanencia de las madres trabajadoras en el mercado laboral, según el programa estatal que respalda su creación y funcionamiento (ver http://www.presidencia.gob.mx/programas/?contenido=34602)
Reparto de las tareas de cuidado
En México, como en el resto de los países latinoamericanos, el cuidado de los niños y niñas (también de las personas mayores y enfermas) es provisto mayoritariamente por mujeres. Es un trabajo no remunerado, y junto con las obligaciones domésticas impactan en el índice de participación femenina en el mercado laboral. 'Precisamente la mayor de las tensiones se produce en el campo del cuidado infantil', indicó Mercedes de la Rocha, quien amplió: 'Los servicios sociales están dirigidos a las poblaciones más necesitadas, pero en los países con menores recursos como los latinoamericanos estas políticas universales no necesariamente favorecen a las personas más pobres. En México hay estudios sobre ésto. Por ejemplo los servicios de salud o educativos están beneficiando a clases medias y clases medias bajas, pero no a los más pobres, donde son más las mujeres'.
Sobre la desigual distribución del trabajo no remunerado entre varones y mujeres, la antropóloga dijo que 'este problema es común a todos los países, incluso los más avanzados, por ejemplo en los nórdicos quienes realmente cuidan a los recién nacidos y niños pequeños son las madres; los padres participan más que los varones latinoamericanos en la crianza, pero el que las mujeres tengan que hacerse cargo se encuentra arraigado en las sociedades de una forma extrema'.
En ese marco De la Rocha reconoció que en México 'los programas de transferencia monetaria condicionada, como Oportunidades (ex PROGRESA), para mejorar la situación de las familias, han recargado de tareas a las mujeres. Personalmente he discutido con los coordinadores de estos programas sobre exigir más a los varones, y han respondido que es el primer programa en otorgar dinero a las mujeres, y si se ponen a exigirle a los varones, éstos plantearán que no reciben nada a cambio'. La experta estudió el funcionamiento de estos programas desde 1999 hasta 2008, por eso afirmó que 'las transferencias efectivamente se utilizan para que los niños coman mejor, tengan un mejor calzado y vestimenta, cuenten con medicamentos, es decir para apuntalar el bienestar de los niños. Llega el dinero a manos femeninas y se utiliza correctamente. Si se diera a los hombres, francamente terminaría en las cantinas, tal como ocurre con el programa Procampo'.
Mercedes de la Rocha es investigadora del CIESAS Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social desde 1982. Actualmente realiza sus tareas laborales en el CIESAS Occidental, en Guadalajara. Llegó a Argentina para participar en el Seminario internacional Políticas de cuidado, género y bienestar, organizado por UNFPA, IDES y UNICEF.