martes, 13 de diciembre de 2011

CELAC- Integración Regional- Refundar Latinoamérica

09|12|2011- Es una alternativa a la OEA sin el enemigo adentro, es el sueño de los Libertadores del siglo XIX. Fue fundada durante la cumbre realizada en Caracas los días 2 y 3 de diciembre. Solidaridad e integración son la clave para devolver la fuerza a un continente.
Por Emilio Meynet | Desde la redacción de APAS 

“La declaración de Caracas”, acordada durante los días 2 y 3 de diciembre emerge como producto de una larga y centenaria lucha por la unidad y la integración de los pueblos de la región latinoamericana.
Se constituye también como
un documento histórico que no solo expresa la voluntad de unión de los treinta y tres países que adhirieron a ella, sino que también destaca que el hecho es mandato histórico legado por los Libertadores de América.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), fundada durante la cumbre realizada en Caracas puede pensarse en términos históricos como la culminación de un proceso de integración que tuvo su punto de partida en 1824, con la convocatoria de Simón Bolívar al Congreso de Panamá, para crear una federación de las recién independizadas repúblicas.
Hoy, la creación de esta entidad fue acordada por los gobernantes de la región en la cumbre de Playa del Carmen, México, el 23 de febrero de 2010, como una continuación del Grupo de Río y la Cumbre de América Latina y el Caribe.

Planteos principales
Respecto de la crisis financiera internacional el “Plan de Acción de Caracas” - documento esencial de la fundación de la CELAC-, propone prevenir las crisis al interior de la región y los impactos extra-regionales mediante el “mantenimiento de sólidas políticas fiscales y monetarias, además de incrementar el intercambio de información y experiencias de la región, y mejorar las capacidades de financiamiento del comercio intrarregional.
Por otra parte, la intención es generar una nueva arquitectura financiera regional sobre los principios de justicia, solidaridad y transparencia. En ese sentido se reconoce necesario rediseñar las instituciones financieras regionales para incrementar la voz y el voto de los países en desarrollo, eliminando o flexibilizando las condiciones en el otorgamiento de préstamos para que se respeten su soberanía, independencia y autodeterminación.
De esta manera
se generarían instituciones con distinto carácter a las fundadas por el nuevo orden mundial establecido luego de la última guerra inter-imperial finalizada en 1945, donde la nueva superpotencia norteamericana había creado las propias. Una de ellas es el Fondo Monetario Internacional, históricamente utilizado como instrumento de presión para el ajuste estructural de los países de producción semi-colonial o colonial, sumado a políticas monetarias ortodoxas para lograr préstamos que deriven en deuda externa.
El Tratado de Caracas también contempla la necesidad de
complementariedad y cooperación entre los mecanismos regionales y subregionales de integración, a través de cinco ejes: el económico-comercial, el productivo, el social, el cultural y el energético.
Entre las propuestas más importantes en lo económico-comercial, se encuentra
el desarrollo de una “Preferencia Arancelaria Latinoamericana y del Caribe” y la elaboración de un programa para facilitar el comercio en la región respecto del transporte, los procedimientos aduaneros y la digitalización de procedimientos.
Otro de los desafíos es
elaborar una Agenda Estratégica de Coordinación Regional para definir objetivos compartidos y proyectos prioritarios de la región, con el fin de obtener resultados de inclusión y desarrollo social, en el marco de la elaboración de un Plan de Acción Regional de políticas públicas en materia social.
Por último, sobre el
eje de energía, se propone crear una instancia conformada por las autoridades nacionales de cada país en materia energética para la integración energética regional.
Respecto de la infraestructura para la integración física del transporte, las telecomunicaciones y la integración fronteriza; el Plan se propone articular todos los proyectos y programas en curso para lograr “una estrategia para el desarrollo e integración de la infraestructura física, de la conectividad y de las regiones fronterizas en América Latina y el Caribe”, con el objetivo de “disminuir la “brecha de infraestructura” que caracteriza a América Latina y el Caribe”.
También
se ocupa del desarrollo social y la erradicación del hambre y la pobreza, para lo cual plantea la creación de un Foro que permita la articulación y complementación de las políticas públicas nacionales en materia social, y la implementación de planes, políticas o programas regionales comunes.
En este sentido se destacan las iniciativas para desarrollar un Programa Latinoamericano y Caribeño de Alfabetización y Post-alfabetización para erradicar el analfabetismo en la región para el año 2015.
En esta misma línea también se propone diseñar un Programa Latinoamericano y Caribeño para la erradicación del hambre sobre la base de experiencias exitosas en los países de la región. La misma propuesta de articulación de las políticas públicas nacionales se replica en materia ambiental.
Por último el Plan se encarga de
establecer propuestas sobre las tecnologías de información y comunicación para mejorar la infraestructura e integrar los sistemas de comunicación nacionales.
Brega para que las instituciones nacionales de telecomunicaciones coordinen con sus pares vecinos el uso de redes eléctricas para tender infraestructura de telecomunicaciones entre ellos. Además plantea como necesario analizar las
condiciones de roaming internacional y larga distancia, para consolidar áreas de cobro que reduzcan los precios en los servicios móviles de voz, texto y datos.
Vale destacar que el
plan contiene políticas para corto, mediano y largo plazo; ya que al mismo tiempo que genera propuestas para generar espacios de intercambio de experiencias, entiende la importancia de coordinación regional en lo económico basado en la cooperación latinoamericana como si se tratara de un único territorio.
Comprende además que es el momento de
crear insituciones propias, que funcionen consignadas por los mismos valores mencionados (justicia, solidaridad, cooperación), para impulsar las economías nacionales; en lugar de buscar la subordinación de los menores (como sucedió en la Unión Europea).

La CELAC y sus antecedentes.
Lo primero que se debe entender es que la CELAC no sustituye a la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur) creada en 2004. En términos políticos, la Unasur sigue siendo el núcleo homogéneo y, desde allí se motorizó la creación de la CELAC. Al impulsar el nuevo organismo, brasileños y argentinos se cuidaron de no diluir a la Unasur, así como la Unasur no diluyó al preexistente Mercosur.
La creación del Mercosur por parte de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay el 26 de marzo de 1991, al cual se han asociado otras naciones, fue un primer paso a la integración luego de décadas de continuas dictaduras militares en el continente, todos procesos de rasgo liberal en lo económico.
Sin embargo, nunca planteó un desarrollo industrial estratégico en el largo plazo, ni una cooperación regional con motivo de acortar brechas entre países, para posicionar como polo de poder mundial al continente en su conjunto.
En tanto, el 14 de diciembre de 2004 había nacido la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), formada por Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Dominica, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda y Venezuela, con un programa integrador de nuevo tipo.
Chávez apeló a
las cifras de la Cepal sobre la región “CELAC”: 31 por ciento de reservas de biocombustibles mundiales, 13 por ciento de reservas de petróleo, 47 por ciento de la producción de cobre, 48 por ciento de la producción de soja, 31 por ciento de la carne y 23 por ciento de la leche, para reforzar su potencial.
Con sus 590 millones de habitantes y un Producto Bruto Interno (PBI) global de unos 6 billones de dólares, los integrantes de la CELAC tendrán un peso importante en el concierto de naciones. Estados Unidos tiene un PBI de 14 billones y 313 millones habitantes, Alemania de 3 billones y 80 millones de habitantes, la Unión Europea de 15 países tiene un PBI de 14 Billones y 500 millones de habitantes, y China 14 billones y 1350 millones de habitantes.
La presidenta Cristina Fernández remarcó: “Tenemos una oportunidad histórica de convertirnos en grandes protagonistas del siglo XXI. Pero necesitamos instrumentos que no se dan solamente en el campo de lo económico, sino también en lo político”, aclaró.
De ese modo, convocó a fortalecer la integración regional. Destacó que
hay un mercado de 600 millones de consumidores, pero el 80 por ciento del comercio se realiza en regiones extrazona (se realizan 160 mil millones de importaciones extra zona); y solo el 20 por ciento, 40 mil millones, son intra-CELAC.
Recordemos que
aún, dentro del territorio CELAC, existen países como México o Colombia que poseen firmados varios Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
El presidente cubano Raúl Castro, que calificó a la CELAC de la iniciativa más importante de los últimos 200 años, muestra otra cara del nuevo organismo. No reemplaza a la Organización de los Estados Americanos (OEA), que sí incluye a los Estados Unidos y tiene apartada a Cuba, pero sigue vaciando de contenido concreto a la OEA.
De lo que se habló en Caracas, los días 2 y 3 de diciembre, fue básicamente de
consolidar el bloque regional para defenderse en la unidad y crecer en la integración, mitigando las asimetrías sobre la base de la solidaridad de nuestros pueblos.
Las condiciones mundiales nos favorecen, los números nos alientan, y las relaciones entre mandatarios nos ilusionan.
Latinoamérica ha sido la periferia del mundo durante siglos. Llegó la hora de refundarla.

http://www.prensamercosur.com.ar/apm/nota_completa.php?idnota=5375

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