NOTIFE lunes 6 de diciembre de 2010
El dato surge de los frecuentes y diarios operativos que realiza la División Trata de Personas de la Policía de la provincia de Entre Ríos. En la mayoría de los casos los fiolos son los maridos o parejas. La situación social empuja a niñas -algunas de ellas madres- a mudarse del otro lado del río a ejercer la prostitución. La relación con el mundo narco y el contacto con empresarios de la noche que explotan a jóvenes y venden drogas. Por otra parte, desde el Consejo del Niño de Entre Ríos se advierte que han aumentado los casos de chicos de nuestra ciudad buscan trabajo en la otra orilla.
Las chicas buscan el "punto" en Avenida Ramírez, alrededor de la terminal de ómnibus, saben que las zonas están divididas. En el camino al Parque Industrial paranaense están los travestis y las más viejas en el oficio. En el centro, como en la mayoría de las grandes urbes, funcionan los servicios de “scorts”, montados en departamentos, y en la zona de la barranca, frente al río, cercanos al Casino. El mapa de la prostitución es conocido en Paraná, donde los costos son más bajos y el mundo transa está más a la vista. Por cierto, un dato nuevo fue advertido por los agentes de la División Trata de Personas de la Policía de Entre Ríos, que hace un tiempo observa que cada vez más adolescentes que ejercen la prostitución en las calles paranaenses son de Santa Fe, el grueso, de la ciudad homónima.
El comisario José Zárate está al frente de la Dirección que intenta prevenir que el ejercicio de la prostitución se organice de manera tal que se transforme en proxenetismo. “Tenemos como premisa el control y la prevención en la calle y en los lugares públicos para salvaguardar la integridad física de las personas que se prostituyen. Hemos notado que se ha incrementado el número de casos que provienen de la vecina provincia. Por ejemplo, hace 10 días detuvimos a una mujer que al momento de identificarla descubrimos que tenía 16 años. Se estaba prostituyendo en Paraná y nos dijo que tenía dos hijos. Ese caso lo informamos a Minoridad de Entre Ríos”, indica Zárate.
El jefe de la División Trata de Personas aclara que no es fácil detectar quién es menor y quien no, porque “las apariencias engañan, por eso las trasladamos hasta una dependencia policial y las identificamos y en ese momento nos damos cuenta si nos engañaban o no, todo forma parte de la situación social”, aporta el comisario.
De acuerdo a los relevamientos de la policía, la mayoría de las chicas “llegan a Paraná por voluntad propia, la mayoría son madres de familia y con esta profesión mantienen sus hogares. Si tienen cafiolos, son los mismos maridos”, dice el funcionario.
La policía entrerriana suele realizar operativos de prevención en el marco de la ley de profilaxis, con ayuda de la justicia provincial. Pero como en la mayoría de las provincias, las investigaciones se truncan cuando hay que aplicar la ley de trata de personas, sancionada en 2006 y por la cual nadie en la provincia "del Supremo" fue condenado. “Es más difícil porque hay que trabajar sobre un estado de sospecha y convencer al juzgado federal para realizar un procedimiento, los magistrados federales disponen luego quienes hacen los allanamientos, ya que muchas veces nosotros no intervenimos, sino la Policía Federal o la Gendarmería”, señala Zárate, que cuenta con un equipo de 15 personas, coordinados por una subcomisario y dos comisarios. “Tenemos jurisdicción en toda la provincia, en el caso de la costa del (río) Uruguay, es distinto, porque allí las chicas llegan de Misiones, engañadas comienzan a trabajar en cabarets y se prostituyen. Es difícil entonces trabajar sobre el supuesto delito de trata de personas, pero sí hemos realizados importantes operativos por facilitar o promover la prostitución”.
Transa a dos orillas
Las ciudades de Santa Fe y Paraná están separadas por 33 kilómetros. Sin embargo muchos delitos encuentran vínculos entre ambas capitales. Algunos aseguran que esos contactos fluídos quedaron al descubierto cuando el año pasado la Dirección de Prevención y Control de Adicciones detuvo en la ruta nacional 168 un Ford Fairlaine, donde se trasladaban tres adultos y un menor. Arriba del viejo automóvil viajaba José Luis Vaillard, alias “Chiqui”, de 64 años, regente de dos whiskerías en Paraná: “Barrabás”, en calle Almafuerte 1760 y “Barracuda”, ubicada en las afueras de la ciudad, en la ruta nacional 18, kilómetro 14. Los hijos de “Chiqui” también estaban a bordo del Ford que llevaba 6 teléfonos celulares, $ 4.200, 457 gramos de cocaína, 54 gramos de marihuana y 6 microdosis de LSD. La detención de estos derivo en 12 allanamientos, 10 en Santa Fe.
Pudo comprobarse, a partir de la existencia de varias escuchas telefónicas autorizadas por el juzgado federal santafesino- que Vaillard, falleció el año pasado, tenía vínculos con varios integrantes del hampa de la zona norte de la capital. Por ejemplo, sobre la ruta 11, a la altura del clun La Perla del Oeste, los agentes antinarcóticos detuvieron a un hombre de 30 años, llamado Ariel Franco, que tenía un pedido de captura por robo calificado, extendido por el juzgado de instrucción de la séptima nominación el 30 de junio de 2006. Franco llevaba en el Fiat Corsa que manejaba 483 gramos de marihuana. Casi en simultáneo se allanó el domicilio de su hermano, Fernando, donde se secuestraron 1 kilo de marihuana y una bochita de cocaína. En el marco de la misma causa quedó detenido Diego “Tubito” Abaca, de 38 años. En la casa tenía 1,300 kilogramos de cocaína. En Pasaje Público al 5.500 se detuvo a un hombre de 61 años, Andrés Falcón con casi 5 kilos de marihuana.
Cuatro de los allanamientos (de los diez pedidos para Santa Fe), resultaron negativos, pero importantes para la causa. Los procedimientos llegaron hasta los cabarets de Vaillard en Paraná. No se encontraron drogas. En el local nocturno de Avenida Almafuerte, “Barrabás” de dos plantas y tres dormitorios, se hallaba una ciudadana paraguaya de 44 años, de apellido Torres, presunta administradora del bulín. En “Barracuda” tampoco encontraron estupefacientes pero sí una chica de 20 años, oriunda de El Dorado (provincia de Misiones).
La “Causa Vaillard” no llegó a debate oral en el Tribunal Federal de Santa Fe, porque se acordaron los montos de las condenas en juicios abreviados. El hermano de “Chiqui” Vaillard, Ariel Bernardo, fue condenado a 4 años de prisión por tenencia de drogas con fines de comercialización. Ariel y Fernando Franco fueron condenados a 6 años de cárcel por tráfico agravado por la intervención de tres o más personas. Por el mismo delito, dos mujeres y un hombre fueron condenados a la pena de tres años como partícipes secundarios. Diego Abaca recibió una condena de 6 años de cárcel por comercialización y tenencia simple de drogas. De los ocho condenados, el que menor castigo judicial recibió fue un hombre de apellido Romero, que fue sentenciado a dos años de cárcel efectivos.
Quedó entonces bien claro que proxenetas y pequeños dealers se vinculaban por medio de dos ilícitos que, potenciados, pueden habilitar pequeñas luchas intestinas entre bandas de un mismo barrio o de una misma ciudad. “La mayoría de los casos de homicidios en Santa Fe están motivados por la explotación sexual o el tráfico de drogas. Donde conviven estos dos elementos hay cero código”, informa un funcionario de la Defensoría del Pueblo de Santa Fe. Sin embargo, es conocido el acuerdo espurio que une a policías de la URI con los delincuentes. La impunidad se pacta en casi todos los casos con La División Seguridad Personal o con Investigaciones, acostumbrados a hacer equilibrios entre los malvivientes. "Si no transás, te arman el vacío y te expulsan, están organizados y el que no trae la moneda es un gil", opina un funcionario judicial santafesino con absoluta honestidad brutal.
Niños que buscan la moneda en Paraná
El presidente del Consejo Provincial de la Niñez de Entre Ríos, Raúl Solanas, dijo hace 15 días en una rueda de prensa que “hay una población de chicos que vienen siempre desde Santa Fe a Paraná, que están en situación de calle. Ya se los conoce, por lo que los operadores del Copnaf trabajan con ellos, se los atiende y se los asiste”, expresó Solanas que agregó: “normalmente, se toma contacto con la secretaría de Niñez de Santa Fe y con la propia familia, y los chicos vuelven. Se dan todas las garantías para que los chicos estén nuevamente en su ciudad y con su familia y con el resguardo que corresponde”.
Según se pudo saber, Solanas tomó contacto con las autoridades santafesinas que le informaron que “están tras una investigación junto con la Policía, para dar con un adulto, que sería el que organiza a estos chicos y poniéndolos en situación de explotación, obligándolos a pedir limosna, limpiar parabrisas”, consignó el diario digital APF, de Paraná.
Solanas expresó a varios medios entrerrianos que solicitaron a la policía santafesina que en la Terminal de Ómnibus Manuel Belgrano, no permita que ningún chico menor de 18 años ascienda sin la compañía de un adulto”.
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