América Latina | DWW- 06.12.2010
Tras 15 años de gestión, la ayuda al desarrollo de la UE hace balance durante los Días de Desarrollo. Los resultados no son necesariamente brillantes; lo que significa desarrollo no es lo mismo para todos.
Los grandes temas de desarrollo han estado presentes en la primera jornada de los Días Europeos de Desarrollo de 2010. Desde la seguridad alimentaria hasta la salud, la protección de las mujeres, la transferencia de tecnología, la defensa de los derechos humanos hasta poner en duda la misma ayuda al desarrollo se ha tratado en los debates. Tras 15 años de experiencia y después de millones invertidos en este rubro, los resultados no son necesariamente brillantes.
Sí, “hemos utilizado fondos en objetivos inciertos, en las personas equivocadas, en cosas que nadie quiere, en gobiernos corruptos”, reconoció Koos Richelle, director general de EuropeAid, la oficina de cooperación de la Comisión Europea. La efectividad de la ayuda y también los principios por los que se rige es cuestión de un debate. “Nos hemos regido por el criterio de gobiernos democráticamente electos”, subraya Koos Richelle. Y Gérard Latortue, ex primer ministro de Haití y ahora jefe de misiones en Costa de Marfil, Togo y Gabón responde con el poder de matar que tienen muchos Estados democráticamente electos en este momento. ¿Tiene sentido trabajar en desarrollo y en derechos humanos cuando los Estados están básicamente separados de sus ciudadanos?
¿Qué elecciones cuando no se sabe escribir?
Al respecto se pronuncia Eva Gamboa, del Consejo Nacional de la Mujer Indígena de Argentina. El término democracia le parece aún lejano. “Empecemos por las elecciones, muchas mujeres no tienen sus propios documentos para ir a votar y no saben leer ni escribir”, dice relativizando lo que es el principio fundamental de los valores europeos en ese tema. Para su comunidad, cuenta luego a Deutsche Welle, lo más importante no es la relación con el gobierno de su Estado sino lograr que se reconozca su espacio:
“¿Los derechos humanos? Para nosotros, intrínsecamente, eso es el derecho a la vida y al tierra; sin la tierra no hay vida y sin la vida no hay tierra”, resume. ¿Desarrollo? “Todavía la palabra desarrollo no la tenemos clara porque muchas palabras técnicas para nosotros no resultan. Para nosotros desarrollo sólo puede haber con la tierra; Creo que desde ese espacio, desarrollo puede haber con la tierra, desarrollo puede haber con una mujer amamantando a su hijo”. La función de la ayuda internacional se resume para esta representante de las luchas indígenas del continente en una sola cosa: “que nos escuchen y nos apoyen; queremos el respeto a la vida, el respeto al agua, no queremos ríos contaminados”. La autogestión es lo que pretenden, lo que para ellos no significa una separación del Estado, sino "sólo" autodeterminación.
Eva Gamboa, de la etnia huichí, siente que la gente de su comunidad para el Gobierno no está formada por ciudadanos de clase B: “eso es una categoría muy alta”. Ejemplifica su denuncia asesinatos de “hermanos” por defender su tierra: “No de hace diez o veinte años, de hace diez días. Para nosotros la ley no existe”, cuenta.
Tierra y voz
¿Qué hacer entonces? ¿Qué puede hacer la ayuda al desarrollo y la comunidad internacional en estos casos? Para Gamboa está claro: se trata de apoyarlos a tener su espacio, su autodeterminación, a que tengan un sistema educativo bilingüe de verdad –y no sobre el papel-, de darles voz. “Eso sería darle una dimensión real al derecho humano”, concluye. Y, por su parte, Thijs Berman, parlamentario europeo del comité de desarrollo y observador de los procesos en Afganistán y Etiopía, resume su crítica en una frase: “sí, puede que hayamos brindado alimentación, pero no les hemos brindado futuro”.
Autora: Mirra Banchón
Editor: José Ospina-Valencia
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