30/03/2011 En los últimos años el índice de infantes niños que viven y trabajan en la calle ha disminuido, reconoce expertos de la UdeG
Son hijos de todos y de nadie a le vez. En Jalisco como en otras ciudades de la República Mexicana y el mundo existen miles de niños y niñas de la calle olvidados y abandonados por sus padres y conocidos a su suerte y en donde resulta más fácil ignorarlos y cerrar los ojos que verlos como un problema social difícilmente de erradicar.
A diario es común observar en los cruceros de nuestra ciudad a decenas de niños y niñas que viven o trabajan vendiendo chicles, lavando coches o simplemente pidiendo una moneda para comer, sin embargo el panorama por el que a traviesan miles de ellos es poco alentador.
Agustín es un niño de tez morena, ojos cafés y nariz redonda su complexión es delgada y no pasa del metro 30 centímetros de estatura, su mirada es pérdida y algo cansada sin embargo esboza una ligera sonrisa cuando al igual que otros niños y jóvenes bromean y "chambean" en las avenidas principales de la Zona Metropolitana de Guadalajara.
Con tan sólo 10 años de edad Agustín mejor conocido entre sus cuates como "Agus" limpia y sacude los miles de autos que circulan a diario por las grandes calles de la perla Tapatía, con una botella de plástico llena de jabón y agua así como un trapo sucio que opaca su color natural rojo, torea a los carros en busca de poder obtener un par de monedas a cambio de dar una "boleadita" a los carros.
Los menores en situación extraordinaria, denominados así por el Sistema de Desarrollo Integral de la Familia Nacional (DIF) y la UNICEF, "son aquellos que por diferentes motivos, familiares, económicos se desenvuelven en un ambiente que no satisface los requerimientos mínimos para su desarrollo armónico", señaló José Gallegos Avendaño, director del Centro de Investigación y documentación para la Infancia Callejera (CIDINCA).
Es importante señalar que dentro de este fenómeno social existen tres subcategorías, el primero de ellos es el "niño de la calle", es decir, aquel que rompe totalmente lazos familiares dejando su hogar y comunidad, el segundo "niño en la calle" quien no rompe vínculos familiares simplemente realiza actividades de subempleo y finalmente está el menor que vive en situación precaria o forman familias desintegradas y altamente conflictivas.
Agustín al igual que 240 mil niños y niñas en el estado de Jalisco forman parte del 12 por ciento de menores de edad que por diferentes motivos dejan los cuadernos, libros, exámenes, y las aulas para adquirir una responsabilidad aún mayor, el llevar un sustento a sus hogares.
Sin embargo en los últimos años el índice de niños que viven y trabajan en la calle ha disminuido explicó la trabajadora social del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara (UdeG) Ana María Anguiano - quién además agregó- que durante una investigación realizada en el 2009 arrojó que el ingreso que obtienen los menores es mucho menor comparado con los adultos en edad productiva que también lavan y cuidan carros o venden algún producto en la calle, "el problema con esto es que algunos de estos niños tienen personas que los comandan" señaló Anguiano.
Pero para determinar el origen de esta problemática social se incluyen dos factores los internos y externos, según José Gallegos entre los externos están los sociales, los económicos y los políticos en tanto los internos se derivan en el seno familiar y recalca "que las limitadas alternativas que la familia ofrece hacia el niño, deriva que éste encuentre como ambiente natural las posibilidades que la calle le brinda y crea lazos de solidaridad precaria pero lo esencial para sobrevivir".
A las 10 de la mañana inicia su jornada laboral, con un pantalón de mezclilla azul, así como una playera tipo polo de rayas cafés y negras, sale de su casa a veces sin probar alimento alguno, recorre unas cuantas cuadras para llegar al punto donde se verá con los demás chavos con los que trabaja.
Una vez que llega a la avenida comienza la labor, la luz roja que se enciende en el semáforo le indica que es el momento de comenzar la búsqueda de automóviles que necesiten una "lavadita".
El peligro es inminente, correr entre los carros puede llevar a que el pequeño sea atropellado, incluso agredido física y verbalmente, sin embargo existen riesgos aun mayores pues esta propenso a ser explotado, a trabajar jornadas laborales extensas o la más grave a utilizar su cuerpo como una herramienta de trabajo.
"Existen personas sin escrúpulos que se van a la calle con este fin ¿no? para ver que se encuentran, sin embargo las más vulnerables ante esta situación son las niñas porque después de los 11 o 12 años se convierten en mujeres, y son ellas porque el ojo se lo ponen doblemente que al niño" expresó José Gallegos.
La carencia de interés por parte de la sociedad y el ver a los niños de la calle como algo común en nuestra comunidad es tal vez uno de los factores por los cuales el problema es difícil de controlar.
"La falta de sensibilidad que como comunidad tenemos sería uno de los factores, además creo que el problema se lo estamos dejando a las autoridades cuando no existe un apegó con la cultura de la denuncia, es decir si yo veo a alguien que está atacando a un menor o en situación de calle piensa para que me meto en problemas, mejor que la autoridad se haga cargo de lo que tenga que resolver, sin embargo yo como sociedad también tengo la obligación de salvaguardar el derechos de los niños".
Cuando al pequeño Agustín se le interroga el ¿por qué de trabajar en la calle en lugar de estudiar? Se limita a contestar con una sonrisa tímida que trabaja para estudiar y ayudar a sus padres, sin embargo al cuestionarle ¿en qué trabajan sus padres? Baja la mirada y guarda silencio, finalmente cuando se le pregunta ¿cuánto gana por día? Responde que entre 50 y 80 pesos, de los cuales utiliza para comprarse un lonche y un "chesco", la única comida fuerte durante el día.
Terminando el día que según el menor no tiene hora, regresa a su hogar donde señaló que se encuentra su madre y sus abuelitos.
La mayoría de los niños en situación de calle aparentan ser violentos y agresivos sin embargo, José Gallegos manifestó que esto suele ser tan solo el caparazón pues "una vez que convives con ellos son niños muy carentes de todo, cuando te aceptan tú conoces a otro niño común, normal, un niño de la calle es adaptable".
Y aunque a veces se piensa que un niño callejero tiene un estado de salud malo, la mayoría de éstos, suelen ser más fuertes que el organismo de un niño que vive en su hogar.
"Los niños de la calle creo yo son guerreros, tienen un sistema inmunológico fuerte, su organismos se va adaptando a comer cosas que a nosotros tal vez nos haría daño, su mismo organismo se va adaptando a estos métodos de alimentación".
Actualmente en Guadalajara existen más de 52 albergues en donde ofrecen al menor una alternativa de vida diferente, es decir seguridad, atención psicológica, de salud y educación, no obstante la mayoría de los menores se resisten a esta ayuda pues el estilo de vida que llevan es completamente diferente.
El objetivo de estas instituciones es integrar al menor a la sociedad "todos los niños tienen que ser reintegrados a la sociedad, la idea es magnifica sin embargo el mecanismo no lo es, pero para poder reintegrarlo a la escuela debe de existir un proceso porque el niño trae un léxico de palabras altisonantes además de otras costumbres".
Ante este panorama donde todos interactuamos y en donde el problema se convierte cada vez mayor, es importante que tanto autoridades como la sociedad en general tome conciencia de la importancia y el papel que los niños juegan dentro de la comunidad.
Los niños y niñas deben tener más implicación en la vida social y esto debe empezar en la familia y en la escuela, permitiendo que tengan voz y voto, no hay que olvidar que son personas y que tienen una vida que vivir con sus opciones, sus elecciones y sus consecuencias. Los niños son el futuro de pero también el presente de nuestro país.
Tal vez nuestras autoridades como primer punto deberían hacer algo para evitar que el problema de la calle siga creciendo, una buena medida sería proponiendo más programas verídicos para la protección de éstos niños y campañas que puedan proteger su salud sin costo alguno, así como sancionar a quienes violen sus derechos como menores.
Los niños de la calle son una realidad, que salieron del seno familiar buscando una opción de vida, encontrando en la calle la sobrevivencia y la marginación, muy parecida a la de su hogar; pero con una ventana mayor, su libertad.
http://www.oem.com.mx/eloccidental/notas/n2022168.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario