Según el informe sobre Derechos Humanos del Tribunal de Estrasburgo, no
solo en Rusia o en América Latina se violan los derechos humanos, sino
también en países europeos como Alemania e Italia.
“A primera vista, siempre se piensa que las violaciones a los derechos
humanos se producen en África, Asia o América Latina”, dice Wolfgang
Grenz, director de Amnistía Internacional (AI) de Alemania. Pero también
se los viola en Alemania, por ejemplo. Y aunque esos delitos se
diferencian por su menor intensidad y su gravedad, siguen siendo
atropellos contra los derechos humanos. Los más graves son los abusos
por parte de la policía, el maltrato a refugiados y la discriminación a
minorías.
Violencia policial
Un punto importante en las observaciones de AI en Alemania son los abusos por parte de la policía. En ese terreno, los informes al respecto siguen llegando a esa organización, señaló Wolfgang Grenz en conversación con DW. “Hemos constatado que se trata de hechos no clarificados, por un lado, porque los presuntos autores de los delitos no pueden ser identificados; y por el otro, porque no hay investigaciones independientes”, añadió. Por eso, Amnistía Internacional exige que se implemente la obligación de identificación de los agentes de policía. “No tiene que figurar precisamente su nombre en una placa, ya que también tenemos en cuenta que los policías deben protegerse. Pero pensamos que un sistema de identificación individual podría ayudar a aclarar los casos de maltrato”, opina Grenz.
Falta de sensibilidad de los responsables
Para ejemplificar mejor el asunto, el presidente de AI de Alemania relata un dramático caso, el de un empleado de St. Augustin, en las afueras de Bonn, que fue culpado por sus vecinos de posesión de armas y de contactos con la escena neonazi. En lugar de investigar el caso, la Policía lo persiguió por la autopista y lo detuvo. “El hombre fue golpeado brutalmente y sufrió lesiones tan graves que desde entonces no puede trabajar. El Estado de Renania del Norte-Westfalia tuvo que pagarle una indemnización”, asegura Wolfgang Grenz. Sin embargo, no fue posible identificar a los autores del delito. En ese caso, una identificación individual hubiese facilitado las cosas, subraya Grenz.
Hugh Williamson, director de la sección europea y de Asia-Central de la organización de derechos humanos Human Rights Watch observa, asimismo, una falta de conciencia frente a ataques racistas en Alemania. En conversación con DW, dijo que, por un lado, los ataques de la Policía a minorías étnicas no se investigan lo suficiente, y que, por el otro, incluso dentro de esa institución se discrimina a las minorías. “Hacen falta medidas de capacitación. No solo la Policía necesita un entrenamiento antidiscriminación, sino también los funcionarios estatales y los jueces”, advierte.
Deportaciones inhumanas en Italia
En Italia, Human Rights Watch critica, sobre todo, el trato que se les da a los inmigrantes y refugiados en busca de asilo. “Año tras año llegan miles de refugiados desde la costa de Grecia, en botes muy precarios o colgados de la parte inferior de camiones”. Muchos de esos refugiados son enviados directamente de regreso a su país de origen, a pesar de que, según Williamson, Italia sabe exactamente que esas personas no pueden esperar un proceso justo para obtener asilo. “En Grecia, a los refugiados se les niegan sus derechos humanos, y no se les ofrece un lugar adecuado para vivir. Encierran a niños y adultos todos juntos en habitaciones sumamente pequeñas”, denuncia el activista.
También Barbara Lochbihler, que preside la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento de la Unión Europea, critica el trato que se les da a los refugiados en Italia. En conversación con DW, la eurodiputada alerta sobre el maltrato a personas de las etnias sinti y romaní. “Especialmente durante el gobierno de Berlusconi, hubo expresiones abiertamente racistas y xenófobas, y hasta desalojos escenificados de asentamientos romaníes”, señala Lochbihler.
Según estima Marie von Möllendorf, observadora de AI de la situación de los derechos humanos en Italia, esa situación tampoco cambió luego de que Berlusconi se retirara del gobierno. El problema más grave es que los sintis y los romaníes están expuestos a desalojos ilegales. “Bajo el gobierno de Berlusconi se apeló a tradición nómade de esas etnias, con lo cual era mucho más fácil desalojarlas. En esa época se elaboraron planes que todavía se están cumpliendo”, señala von Möllendorf.Barbara Lochbihler, eurodiputada.
Sin advertencia ninguna, se destruían los asentamientos con aplanadoras en barrios en los que la gente vivía hace diez años y en donde sus hijos iban a la escuela, y donde, además, ya estaban integrados al mercado de trabajo.
Pero en Italia no solo hay ataques a las minorías étnicas de los romaníes. Según Aminstía Internacional, en ese país se cometen delitos contra homosexuales y transexuales, que casi no son tomados en cuenta por las autoridades. “No hay suficientes investigaciones independientes dentro de la Policía y tampoco se persigue penalmente a los autores de delitos pertenecientes a las fuerzas policiales”, dice Marie von Möllendorf. Incluso se están descubriendo errores decisivos en las bases jurídicas que reglamentan las sanciones en caso de maltratos por parte de la Policía. Italia todavía no incluyó la figura delictiva de la “tortura” en su código penal.
Autora. Günther Birckenstock/ Cristina Papaleo
Editora: Emilia Rojas-Sasse
DW.DE
http://www.dw.de/ai-critica-violaciones-a-dd-hh-en-europa/a-16551204?maca=spa-newsletter_sp_Titulares-2358-html-newsletter
Violencia policial
Un punto importante en las observaciones de AI en Alemania son los abusos por parte de la policía. En ese terreno, los informes al respecto siguen llegando a esa organización, señaló Wolfgang Grenz en conversación con DW. “Hemos constatado que se trata de hechos no clarificados, por un lado, porque los presuntos autores de los delitos no pueden ser identificados; y por el otro, porque no hay investigaciones independientes”, añadió. Por eso, Amnistía Internacional exige que se implemente la obligación de identificación de los agentes de policía. “No tiene que figurar precisamente su nombre en una placa, ya que también tenemos en cuenta que los policías deben protegerse. Pero pensamos que un sistema de identificación individual podría ayudar a aclarar los casos de maltrato”, opina Grenz.
Falta de sensibilidad de los responsables
Para ejemplificar mejor el asunto, el presidente de AI de Alemania relata un dramático caso, el de un empleado de St. Augustin, en las afueras de Bonn, que fue culpado por sus vecinos de posesión de armas y de contactos con la escena neonazi. En lugar de investigar el caso, la Policía lo persiguió por la autopista y lo detuvo. “El hombre fue golpeado brutalmente y sufrió lesiones tan graves que desde entonces no puede trabajar. El Estado de Renania del Norte-Westfalia tuvo que pagarle una indemnización”, asegura Wolfgang Grenz. Sin embargo, no fue posible identificar a los autores del delito. En ese caso, una identificación individual hubiese facilitado las cosas, subraya Grenz.
Hugh Williamson, director de la sección europea y de Asia-Central de la organización de derechos humanos Human Rights Watch observa, asimismo, una falta de conciencia frente a ataques racistas en Alemania. En conversación con DW, dijo que, por un lado, los ataques de la Policía a minorías étnicas no se investigan lo suficiente, y que, por el otro, incluso dentro de esa institución se discrimina a las minorías. “Hacen falta medidas de capacitación. No solo la Policía necesita un entrenamiento antidiscriminación, sino también los funcionarios estatales y los jueces”, advierte.
Deportaciones inhumanas en Italia
En Italia, Human Rights Watch critica, sobre todo, el trato que se les da a los inmigrantes y refugiados en busca de asilo. “Año tras año llegan miles de refugiados desde la costa de Grecia, en botes muy precarios o colgados de la parte inferior de camiones”. Muchos de esos refugiados son enviados directamente de regreso a su país de origen, a pesar de que, según Williamson, Italia sabe exactamente que esas personas no pueden esperar un proceso justo para obtener asilo. “En Grecia, a los refugiados se les niegan sus derechos humanos, y no se les ofrece un lugar adecuado para vivir. Encierran a niños y adultos todos juntos en habitaciones sumamente pequeñas”, denuncia el activista.
También Barbara Lochbihler, que preside la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento de la Unión Europea, critica el trato que se les da a los refugiados en Italia. En conversación con DW, la eurodiputada alerta sobre el maltrato a personas de las etnias sinti y romaní. “Especialmente durante el gobierno de Berlusconi, hubo expresiones abiertamente racistas y xenófobas, y hasta desalojos escenificados de asentamientos romaníes”, señala Lochbihler.
Según estima Marie von Möllendorf, observadora de AI de la situación de los derechos humanos en Italia, esa situación tampoco cambió luego de que Berlusconi se retirara del gobierno. El problema más grave es que los sintis y los romaníes están expuestos a desalojos ilegales. “Bajo el gobierno de Berlusconi se apeló a tradición nómade de esas etnias, con lo cual era mucho más fácil desalojarlas. En esa época se elaboraron planes que todavía se están cumpliendo”, señala von Möllendorf.Barbara Lochbihler, eurodiputada.
Sin advertencia ninguna, se destruían los asentamientos con aplanadoras en barrios en los que la gente vivía hace diez años y en donde sus hijos iban a la escuela, y donde, además, ya estaban integrados al mercado de trabajo.
Pero en Italia no solo hay ataques a las minorías étnicas de los romaníes. Según Aminstía Internacional, en ese país se cometen delitos contra homosexuales y transexuales, que casi no son tomados en cuenta por las autoridades. “No hay suficientes investigaciones independientes dentro de la Policía y tampoco se persigue penalmente a los autores de delitos pertenecientes a las fuerzas policiales”, dice Marie von Möllendorf. Incluso se están descubriendo errores decisivos en las bases jurídicas que reglamentan las sanciones en caso de maltratos por parte de la Policía. Italia todavía no incluyó la figura delictiva de la “tortura” en su código penal.
Autora. Günther Birckenstock/ Cristina Papaleo
Editora: Emilia Rojas-Sasse
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