Desnutrición mortal / El hospital, sin capacidad de atención / Nota II y final
Reclaman al gobierno misionero por el cierre de una sala especial y los comedores
Daniel Gallo Jueves 4 de noviembre de 2010
Enviado especial
OBERA.- En una sala común de pediatría del hospital Samic dos chicos están en estado desesperante por la desnutrición. Sus cuerpitos parecen tener apenas meses, pero nacieron hace varios años. Están en una sala común, una definición que en cualquier centro médico indicaría un recinto preparado para la atención de la salud, pero que aquí se presenta como una habitación extremadamente pequeña, con camas inadecuadas y paredes que hace mucho dejaron de ser reparadas. Las sábanas llegan por donaciones y el empeño de las enfermeras logra instalar un mejor clima al lugar que no parece pertenecer a uno de los hospitales de cabecera regional.
Es una postal más de una situación que puso al peor rostro de la provincia de Misiones en el foco de la opinión publica. Esa que el propio gobernador, Maurice Closs, admitió que, aunque hubo una clara mejora con respecto a 2009, este año ya murieron más de 200 niños por desnutrición, y que otros 1000 están en una situación compleja por ese mismo motivo, de 6000 a los que los informes oficiales miden como chicos "con bajo peso".
El Samic de Oberá está tomado por los empleados de ATE. A sus reivindicaciones salariales y de condiciones laborales los trabajadores suman enojos por el cierre de la sala especial de atención para casos de desnutridos. "Las enfermeras que se habían preparado en cursos fueron desplazadas, al igual que los médicos; ése era el lugar en el que se contenía a las familias y ahora no está", denunció Claudia Kuzko, delegada de los empleados del hospital zonal.
La espera en la maternidad no es mejor. Las madres, muy jóvenes, que se hospedan allí para amamantar a sus bebes, tienen una sala con cuchetas de madera que se parece más a un pabellón de detenidas que a una sala hospitalaria. Las estructuras también aportan lo suyo en el panorama de la desnutrición.
Los dos chicos en estado desesperante forman parte de los ocho en condiciones críticas que reconoce el gobierno provincial. Otros 32 menores están internados en diferentes hospitales, con pronóstico estable. Esas cifras las expuso ayer el ministro de Derechos Humanos, Edmundo Soria Vieta, que en los últimos días se mostró más decidido a iniciar juicios a los periodistas que revelaron este duro panorama de la situación social local que en resolver el drama expuesto en las notas.
Pidió ese ministro que los medios de comunicación informen sobre la problemática con datos concretos: ofreció como cifras que 1572 chicos están protegidos por el plan Hambre Cero, mientras que 1362 recuperaron un peso adecuado gracias a ese programa de asistencia. Pero en su discurso también reconoció la existencia de problemas burocráticos que aumentaron los males. Soria Vieta prometió reformas que, probablemente, no llegarían si los casos graves se hubiesen mantenido fuera de la agenda pública nacional.
"Hemos escuchado casos de familias de cinco chicos que no cobran la asignación porque los padres no tienen el DNI. La semana que viene irá a Montecarlo [localidad donde Milagros Benítez, una niña de 15 meses que estaba dentro del plan Hambre Cero, murió por problemas derivados de su estado de desnutrición] una delegación del Registro Nacional de las Personas para solucionar ese problema", dijo ayer Soria Vieta, en una conferencia de prensa.
Reapertura de comedores
El reclamo por la reapertura de los comedores comunitarios es otra exigencia social que hicieron conocer vecinos de las zonas más castigadas por la falta de trabajo. Se instrumentó un sistema de cocina central, que hace llegar un plato de comida al día a menores cuyos padres no tengan un salario o carezcan de subsidios. Para los vecinos en zonas de mayores riesgos alimentarios, no fue ésa una solución adecuada. "Acá comen los que consiguen un favor político", dicen cerca de uno de los centros de reparto en Montecarlo.
Habrá un cambio en esa política de asistencia. "Los comedores habían sido reemplazados por tarjetas sociales y tickets, pero vamos a ver qué dice el gobernador", agregó Soria Vieta, que quedó como coordinador de todos los planes de ayuda.
El gobernador Closs ya habló. O al menos, escribió en su cuenta de Twitter. "Para casos extremos, pueden volver los comedores."
Closs piensa relanzar la semana próxima el plan Hambre Cero, con modificaciones. Sus funcionarios aseguraron que el mandatario provincial busca apoyo en figuras sanitarias y sociales con reconocimiento nacional para rearmar la red de contención de chicos en riesgo. "Vamos a implementar políticas universales focalizadas en salud y alimentos. Imaginamos el plan como un trabajo tipo hormiga, casa por casa", expuso Closs en Twitter.
La intención oficial es dar un paso hacia la protección de los menores a partir de la ayuda a todo su grupo familiar. Mientras el gobierno provincial piensa alternativas para solucionar la emergencia, en el hospital Samic de Oberá las enfermeras se desesperan por conseguir mejores condiciones para ayudar en los casos extremos que llegan cotidianamente. Están orgullosas de los pequeños que pudieron salvar, aunque cuentan que la suya es la última trinchera en la que se da la batalla por la vida.
En los barrios más periféricos de las ciudades misioneras la falta de trabajo abre las puertas a la desnutrición. Como informó LA NACION ayer, funcionarios provinciales reconocen que el problema es acuciante, aun cuando sostienen que el programa Hambre Cero se enfrenta a problemas sociales muy profundos y de larga data.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1321471&origen=NLInfoGral&utm_source=newsletter&utm_medium=titulares&utm_campaign=NLInfoGral
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