5-12-12 Veintitres
Con la basura al cuello
Uno de los principales problemas es que no se aplican las leyes
vigentes. Soluciones para reciclar y tecnología para reducir la cantidad
de desechos que se entierran en la provincia de Buenos Aires. Las dudas
en torno la promesa que Macri le hizo a Scioli.
El problema de la basura es tan antiguo como la civilización. El
consumo desmedido y la industrialización agravaron la cuestión hasta
extremos peligrosos, en especial en las grandes ciudades, donde se
concentra mayor densidad de población. Aunque es un tema prioritario,
porque mal administrado puede tener consecuencias graves para la salud y
el medio ambiente, hasta ahora las autoridades de los distritos más
poblados del país eludieron las soluciones de fondo. Especialistas y
políticos consultados por Veintitrés coincidieron en que la solución es
sencilla y está al alcance de todos los ciudadanos: separar los residuos
antes de desecharlos. Una vez separados, la recolección también debe
ser diferenciada, para garantizar que la tarea realizada en los hogares
continúe luego en las plantas de reciclaje. Es decir, como en otros
temas, también en este, la educación juega un papel preponderante. Un
plan integral de gestión de los residuos urbanos es imposible sin una
campaña educativa para que se lleve a cabo la separación en origen. Es
el primer eslabón para lograr que disminuyan los residuos que se vuelcan
a diario en los rellenos sanitarios ubicados en la provincia de Buenos
Aires.
Como la capacidad del Complejo Ambiental Norte III, que recibe alrededor de 16 millones de toneladas diarias de residuos provenientes de la Capital Federal y el conurbano, está colmada, el problema de la basura regresó esta semana a las primeras planas de los matutinos. “Mi paciencia tiene un límite y los rellenos también”, le advirtió Daniel Scioli a Mauricio Macri. El gobernador le dio un ultimátum al alcalde porteño por varios motivos. Decidió ponerse a la vanguardia de un problema que preocupa a intendentes y legisladores provinciales no sólo para obtener rédito político de cara a 2013, sino para arrancarle un compromiso a los porteños. “Con ese objetivo cumplido, ahora será más fácil negociar un nuevo espacio para habilitar otro relleno”, afirmó una fuente con llegada al gobernador. Y explicó que lo ideal sería habilitar pequeños rellenos regionales, una meta que se había propuesto el Ceamse en sus orígenes, para evitar las consecuencias de tener grandes concentraciones de desechos en un solo lugar.
Como la capacidad del Complejo Ambiental Norte III, que recibe alrededor de 16 millones de toneladas diarias de residuos provenientes de la Capital Federal y el conurbano, está colmada, el problema de la basura regresó esta semana a las primeras planas de los matutinos. “Mi paciencia tiene un límite y los rellenos también”, le advirtió Daniel Scioli a Mauricio Macri. El gobernador le dio un ultimátum al alcalde porteño por varios motivos. Decidió ponerse a la vanguardia de un problema que preocupa a intendentes y legisladores provinciales no sólo para obtener rédito político de cara a 2013, sino para arrancarle un compromiso a los porteños. “Con ese objetivo cumplido, ahora será más fácil negociar un nuevo espacio para habilitar otro relleno”, afirmó una fuente con llegada al gobernador. Y explicó que lo ideal sería habilitar pequeños rellenos regionales, una meta que se había propuesto el Ceamse en sus orígenes, para evitar las consecuencias de tener grandes concentraciones de desechos en un solo lugar.
Pero “hoy el problema es que los intendentes no quieren lidiar
con la basura en sus municipios y para extender el relleno se necesita
autorización del gobierno nacional”. Algo que por ahora parece inviable.
Con
la promesa de Macri en la manga, tal vez Scioli tenga chances de
solucionar el problema de espacio. Sin embargo, al cierre de esta
edición abundaban las dudas sobre la veracidad del compromiso porteño,
porque desde que Macri asumió al frente del Ejecutivo no sólo no hizo
nada para reducir el volumen de desechos, sino que desarmó lo realizado
durante la gestión de Aníbal Ibarra.
Después del ultimátum de Scioli,
las autoridades porteñas se comprometieron a reducir en 18 meses un 78
por ciento la cantidad de basura que envía la ciudad a los rellenos
sanitarios de la provincia. “Es una meta imposible de cumplir en esos
plazos, sin separar en origen”, afirmó una fuente del Ceamse consultada
para esta nota, en sintonía con la opinión de una especialista de
Greenpeace en la materia, Lorena Pujo, quien insistió en que la solución
es aplicar la Ley de Basura Cero aprobada en 2005 por la Legislatura
porteña y la ley bonaerense 13.592. Ambas normas prevén la separación en
origen de los residuos orgánicos de los secos (papel, latas, botellas),
la recolección diferenciada y el posterior reciclado. Sólo el resto
debería ir a parar al relleno sanitario. “Para bajar la cantidad de
residuos hay que cumplir la ley. Si se hubiera cumplido y se hubiera
invertido en plantas de tratamiento para reinsertar los secos en el
circuito comercial el volumen de basura hubiera disminuido
sustancialmente”, aseguró Pujo a esta revista.
En
sintonía, el legislador porteño del Bloque Proyecto Sur, Rafael
Gentilli, se preguntó: “Si Macri dice ahora que puede reducir la
cantidad de residuos que envía la ciudad al Ceamse, por qué no lo hizo
antes” y denunció que la Ley de Basura Cero no se cumple. “En 2010, el
compromiso era generar 1.050.000 toneladas, pero se generaron 2.110.000
toneladas. Y en 2012, en lugar de las 750.000 toneladas prometidas se
estiman 2.130.000 toneladas”, precisó el legislador. “A contrapelo de lo
que fijaba la ley, se aumentó el volumen de basura que se entierra. Así
no hay relleno que alcance”, confirmó Pujo. Estas cifras van a
contrapelo de la Ley de Basura Cero, que preveía una disminución
escalonada del volumen de los desechos que se vuelcan en los rellenos.
Un 30 por ciento menos en 2010 (de lo que se había enterrado en 2004) y
un 50 por ciento menos en 2012. Para alcanzar esas metas –antes y ahora–
es imprescindible empezar por separar los residuos en origen. Un primer
paso que hay que dar entre todos.
Pero si bien la
separación es clave, no basta para solucionar el problema. También es
imprescindible garantizar la recolección diferenciada para que la basura
separada, en orgánicos y secos, vaya a plantas de tratamiento distintas
para ser reutilizada. “La planta de tratamiento que prometió Macri con
tecnología MBT salió carísima y le seguirá costando carísima a la
ciudad, que pagará el doble por el traslado de los residuos, ya que los
camiones llevarán allí toda la basura sin separar y luego tendrán que
trasladar por segunda vez los residuos que no se puedan reciclar. Por el
traslado de los mismos residuos se pagará dos veces”, explicó el
especialista del Ceamse.
Otra experta, directora política de Greenpeace,
dijo que la nueva planta tendrá “bajo nivel de recuperación porque
trabaja con basura mezclada”. También, la fuente del Ceamse reveló en
diálogo con Veintitrés que esa empresa gestionada por la ciudad y la
provincia “está desfinanciada”, es decir, carece de los recursos
necesarios para operar con mayor efectividad. “El tratamiento de una
tonelada de basura cuesta aproximadamente 270 pesos, pero los
intendentes pagan sólo 25 pesos por tonelada. Para que no puteen se
financia con partidas camufladas para obras. La diferencia se dibuja
hace 30 años. Así se financia a los intendentes y así administra también
las partidas el Gobierno de la Ciudad”, denunció la fuente. Además,
insistió en que el verdadero problema son los basureros a cielo abierto
que hay en otros lugares del país que nadie mira, donde ni siquiera se
tratan los líquidos que penetran directo en las napas de agua.
La
separación permite reciclar los secos para introducirlos nuevamente en
el mercado y los orgánicos para la producción de abono. Para reciclar
los orgánicos hay que invertir en centros verdes, donde con técnicas
sencillas se pueden lograr grandes resultados. El resto, sólo el resto,
es lo que debería terminar en el relleno sanitario. Actualmente sólo en
un área de la planta Norte III se recupera metano del relleno sanitario y
en La Matanza, donde para reducir el enterramiento se emprendieron
obras para la instalación del primer Centro Ambiental de Recomposición
Energética. Allí se transformarán residuos en combustible. La planta
funcionará en un predio de 5 hectáreas en González Catán, donde también
se prevé rellenar la primera tosquera con materiales recuperados (arena,
cascotes y ramas).
En otros lugares del mundo, donde no
hay espacio para enterrar más basura y donde, como en la Argentina, está
prohibida la incineración por sus consecuencias nocivas para la salud,
ya se aplican dos tecnologías desconocidas en el país: las antorchas de
plasma y el encapsulado. Se trata de métodos sin chimeneas. En el primer
caso, las antorchas de plasma, el convertidor de plasma es una antorcha aplicada a la basura
que, mediante un gas y electrodos, crea plasma, un cuarto estado de la
materia, un gas que se consigue a temperaturas altísimas. A esas
temperaturas las moléculas de la basura se rompen y sólo quedan los
remanentes elementales de las moléculas. Las moléculas orgánicas se
transforman en gases y el resto se derrite y se mezcla creando un
remanente vítreo. Con esta tecnología se pueden tratar todo tipo de
residuos, incluso contaminantes, según explicaron especialistas a esta
revista. Por otro lado, el encapsulado es un método utilizado en Brasil y
en Europa para generar energía. La basura se tritura y se coloca en
bolsones de plástico con ventilación para tomar los gases. No debe tener
contacto con el medio ambiente. Después de siete años, el remanente
puede ser reutilizado como abono.
Para aplicar estas y
otras tecnologías es necesaria voluntad política. Las 500 mil toneladas
mensuales de basura que generan los habitantes de la región
metropolitana siguen siendo una de las asignaturas pendientes de ambas
jurisdicciones. “El Ceamse está desaprovechado y es necesario
refundarlo”, confiaron fuentes del organismo que reclaman “una
planificación conjunta” de ambos distritos para reducir el tsunami de
desechos que desborda los rellenos. Todas las voces consultadas
rechazaron la incineración y apuestan a la separación como primer paso.
Disminuir la cantidad de basura es posible. Varios países lo
demostraron. Italia, Australia y Brasil, por ejemplo, no sólo redujeron
el volumen sino que hace años extraen energía de la basura. ¿No es hora
de confiarles a los ciudadanos acciones responsables para cuidar el
planeta? ¿No es hora de reclamar políticas de gestión de residuos en las
campañas previas a las elecciones?
http://veintitres.infonews.com/nota-5872-sociedad-con-la-basura-al-cuello.html
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