martes, 30 de agosto de 2011

CHINA: Niños chinos son confiscados para entregarlos en adopción

Funcionarios de planificación familiar secuestran bebés y lucran con ellos
Casos salen a la luz por denuncias de ‘Caixin’, revista que desafía la autoridad
Conflicto entorno a políticas oficiales de planificación 29-8-11


Condado de Longhui, China.The New York Times.
Muchos padres y abuelos en esta región montañosa de campos de arroz y camote saben desde hace tiempo que deben tomar a sus bebés y encontrar el lugar más cercano para ocultarlos siempre que se aparecen los funcionarios de planificación familiar. Demasiados niños pequeños, dicen, han sido llevados por los funcionarios, y nunca fueron vistos de nuevo.
Sin embargo, Yuan Xinquan fue tomado por sorpresa una mañana de diciembre del 2005. Entonces un padre reciente a los 19 años, Yuan estaba cargando a su hija de 52 días de nacida en una parada de autobús cuando media docena de hombres salió de una camioneta blanca del Gobierno y le pidió su acta de matrimonio.
No la tenía. Tanto él como la madre de su hija eran menores a la edad legal para casarse. No tuvo los 6.000 renminbi, entonces unos $745, para pagar la multa que le demandaron si quería conservar a su hija. Lo dejaron con una bolsa de plástico con la ropa de su bebé.
“Son piratas”, dijo en julio en una entrevista en su casa, a media hora de camino por un estrecho sendero montañés entre arrozales en terrazas.
Seis años después, dijo, aún tiene esperanza de transmitir un mensaje a su hija: “Por favor, ven a casa lo más pronto posible”.

Confiscados.
La hija de Yuan estuvo entre al menos 16 niños confiscados por funcionarios de planificación familiar entre 1999 y fines del 2006 en el condado de Longhui, una empobrecida área rural en Hunan, provincia en sur de China, dijeron padres, abuelos y otros residentes.
El secuestro de niños es un problema que continúa en China, donde una persistente preferencia por los varones aunada a controles estrictos sobre el número de nacimientos ha ayudado a crear un lucrativo mercado negro.
Apenas hace unos meses la policía anunció que había rescatado a 89 bebés de manos de traficantes. El subdirector del Ministerio de Seguridad Pública criticó lo que llamó la práctica de “comprar y vender niños en este país”.
Los padres en Longhui dicen que en su caso los funcionarios del gobierno local trataban a los bebés como fuente de ingresos, imponiendo rutinariamente multas de 1.000 dólares o más, cinco veces el ingreso anual de una familia local promedio. Si los padres no podían pagar las multas, los bebés eran quitados ilegalmente a sus familias y a menudo dados en adopción a extranjeros, otra gran fuente de ingresos.
La práctica en Longhui llegó a su fin en 2006, dijeron los padres, solo después de que un bebé de ocho meses cayó desde el balcón del segundo piso de una oficina de planificación familiar local mientras los funcionarios trataban de arrebatarlo de los brazos de su madre.

Silencio.
Pese a unos cuantos reportes fuera de China continental sobre los raptos consentidos por el gobierno en Longhui y otras regiones, los medios controlados por el Estado en China ignoraron o suprimieron las noticias hasta mayo pasado, cuando Caixin, una intrépida revista china bien conocida por sus investigaciones inusualmente audaces, reportó los secuestros y provocó una investigación oficial.
Zeng Dingbao, que encabeza la Oficina de Inspección en Shaoyang, la ciudad que administra al condado de Longhui, prometió una investigación diligente, pero los indicios apuntan a un encubrimiento. En junio, dijo al Diario del Pueblo en Línea, la versión en Internet del periódico oficial del Partido Comunista, que la situación “realmente no era como los medios habían informado, con la compra y venta de niños pequeños”.
En vez de ayudar a rastrear y recuperar a los bebés, dicen los padres, las autoridades están castigando a quienes hablan del caso. Dos de los padres más vociferantes fueron detenidos por 15 días en Shaoyang bajo cargos de solicitar prostitutas en un burdel. Liberados en julio, los dos hombres, Yang Libing, de 47 años, y Zhou Yinghe, de 34, dijeron que les pusieron una trampa.
Yang dijo que era seguido constantemente por vigilantes del gobierno. Zhou dijo que el secretario del partido en su aldea le había advertido que dejara de hablar con reporteros sobre el rapto de su hija de tres meses en marzo del 2003 o tendría más castigos.
“Son como criminales organizados”, afirmó.

Excesivo poder.
Las políticas de planificación familiar de China, aunque están entre las más estrictas del mundo, prohíben la confiscación de niños a padres que excedan las cuotas de nacimiento, y los abusos a la escala de los ocurridos en Shaoyang son mucho menos comunes actualmente de lo que eran antes.
Aun así, los críticos dicen que los poderes otorgados a los funcionarios locales bajo las regulaciones nacionales de planificación familiar siguen siendo excesivos y propician la explotación.
“El asunto en su mayor dimensión es que la política de un solo hijo es tan extrema que alienta a los funcionarios locales a actuar de manera inhumana”, dijo Wang Feng, un investigador en el Instituto Brookings que dirige el Centro Brookings-Tsinghua para la Política Pública en Pekín.
El escándalo también ha renovado los interrogantes sobre si los estadounidenses y otros extranjeros han adoptado a niños chinos que fueron falsamente descritos como abandonados o huérfanos. Al menos una agencia estadounidense organizó adopciones en el orfanato de Shaoyang, operado por el gobierno.
Lillian Zhang, directora de China Adoption With Love, con sede en Boston, dijo por teléfono que la agencia había encontrado padres adoptivos en 2006 para seis niñas de Shaoyang, todas rebautizadas Shao por el nombre de la ciudad. Las autoridades chinas certificaron en cada caso que la pequeña era elegible para la adopción, afirmó, y su agencia no puede ahora investigar independientemente sus antecedentes sin una solicitud específica respaldada por evidencia.
El orfanato de la agencia de beneficencia de Shaoyang debe publicar un aviso de cada niño recién encontrado por 60 días en el Diario de Hunan, un periódico entregado solo a suscriptores en el condado de Longhui. Los niños no reclamados son rebautizados con el apellido Shao y se autoriza darlos en adopción. Los padres extranjeros que adoptan deben donar unos $5.400 al orfanato.

Discreto rencor.
Los reportes de que funcionarios de planificación familiar robaban niños, golpeaban a los padres, esterilizaban a la fuerza a las madres y destruían las casas de las familias sembraron un discreto terror en todo el Condado en la primera mitad de la década pasada.
Las víctimas de ese terror siguen llenas de dolor y rencor años después.
DYang Libing, uno de los dos padres acusados de solicitar prostitutas, dijo que era un trabajador migrante en la ciudad sureña de Shenzhen cuando su primera hija, Yang Ling, fue robada de la casa de sus padres en mayo de 2005 cuando tenía nueve meses.
Funcionarios de planificación familiar aparentemente vieron la ropa de Yang Ling colgada para secarse fuera de la casa de adobe. Su abuela trató de ocultarla, pero el abuelo, Yang Qinzheng, miembro del Partido Comunista, le impidió salir.
“No desobedezco. Hago lo que los funcionarios dicen”, afirmó.
Los padres de Yang Ling no habían registrado su matrimonio. Para conservar a la bebé, dijeron los funcionarios, el abuelo Yang tendría que pagar $1000 de inmediato. De otro modo, tendría que entregar a la niña con una declaración jurada falsa que declarara que él no era su abuelo biológico.
“Me sentí totalmente indignado”, dijo, pero “no tuve el valor para resistir. Ellos no juegan según las reglas”. Firmó el documento.
Yang Libing descubrió la pérdida de su hija durante su llamada telefónica mensual a casa desde un teléfono público en una calle de Shenzhen.
“¿Se está portando bien?”, preguntó alegremente. La respuesta, dijo, le enfermó .
¿Qué tal dos por uno? Después de apresurarse para ir a casa, rogó a los funcionarios de planificación familiar para que le permitieran pagar la multa. Le dijeron que era demasiado tarde. Cuando protestó, dijo, un grupo de más de 10 hombres lo golpearon. Después de eso, el director de la oficina le ofreció un compromiso: Aunque su hija se había ido para siempre, a los Yang les permitirían concebir dos hijos más.
“No puedo siquiera describir mi odio hacia esos funcionarios”, dijo Yang. “Los odio hasta mis huesos. Me pregunto si son padres también. ¿Por qué no nos tratan como humanos?”.
Al preguntarle si seguía buscando a su hija, respondió: “¡Por supuesto! No se trata de un pollo, o de un perro. Es mi hija”.

http://www.nacion.com/2011-08-28/Mundo/ninos-chinos-son-confiscados-para-entregarlos-en-adopcion-.aspx

No hay comentarios:

Publicar un comentario