28-11-12 Infobae
Por Fernanda Jara | mjara@infobae.com
Los problemas económicos familiares son unas de las principales causas por las que los chicos dejan la escuela. Otras veces, el mismo sistema educativo parece dejarlos fuera. El análisis de especialistas para Infobae
Miles de adolescentes que hoy cursan sus estudios secundarios
padecen problemas económicos, y a veces familiares, que los hacen
alejarse de las aulas.
Si bien no se han brindado cifras exactas actuales que hayan sido comunicadas desde las respectivas carteras de educación a nivel nacional, provincial o porteño, especialistas en la materia aseguraron a Infobae que la deserción escolar media crece en forma lamentable, pero ¿a qué se debe?
El profesor Norberto Fernández Lamarra, director de Posgrados de la Universidad de Tres de Febrero, opinó que "no hay datos precisos sino contradictorios, que hacen suponer que el índice de deserción secundaria es muy alto" y remarcó que éste puede ser de "hasta el 60%, pero no hay una precisión".
Haciendo un amplio análisis de la historia del sistema educativo actual, Fernández Lamarra destacó que hoy los adolescentes provienen de familias que "son desorganizadas". A eso agrega que "la escuela media (a los estudiantes) no les significa un atractivo porque está lejos de los contenidos culturales que cada alumno como individuo necesita".
El especialista aseguró que desde "hace muchas décadas que los chicos no van a la escuela satisfechos, pero antes tenían la presión de la familia que insistían en la necesidad del progreso". A eso se le agrega un componente tan necesario como simbólico: las relaciones con el entorno, con los pares: "En la escuela se generaba una integración amistosa" que la convertía en un lugar óptimo.
Entre los grandes cambios sociales acaecidos en las últimas décadas, hoy sobresale uno: terminar la escuela media no pone al adolescente frente a la posibilidad de una futura mejor situación socioeconómica, y sus probabilidades de convertirse en un futuro desempleado son muy grandes.
A eso se añade que los adolescentes "tienen otros factores de socialización, como las redes sociales –como relación sana no convencional– y los menos sanos, como las barras de drogas".
Es por ello que Fernández Lamarra no ve sólo en las instituciones de hoy el lugar para el progreso ni el ámbito de socialización, porque "los contenidos no les interesan a los menores y porque los docentes no están acostumbrados a situaciones sociales complejas en los chicos".
Si hay que encontrar a un "culpable" a la deserción escolar media actual, no será otro que la estructura educativa antigua, "que no fue reformada en 150 años": "No hay un progreso claro ni contenidos interesantes ni profesores que estén preparados para atenderlos. ¡Eso lleva al concepto de educación de inclusión incluyente!".
Finalmente, el titular de Posgrados de la Universidad de Tres de Febrero calificó a éste como "un tema complejo" pero que necesita cambios para que la educación argentina sea exitosa: "Se cree que es bueno tener la misma escuela para todos y es un error. Hay que tener objetivos comunes a través de contenidos diferenciados según las diferencias culturales y sociales de cada alumno".
Hoy, los chicos que deciden dejar sus estudios secundarios provienen mayoritariamente de hogares carenciados, por ello el abandono de la educación lo condiciona severamente ante su afán de progreso. Esa decisión, a su vez, contribuye al incremento de marginales y aumenta la exclusión social.
Siempre hay una posibilidad cuando otra persona tiende una mano
Hay una frase que dice que al final del túnel está la luz; ella es, para muchos adolescentes, la que se les presenta de mano de una ONG para poder seguir sus estudios. Cimientos es una organización sin fines de lucro que apoya a los alumnos que tienen problemas para estudiar: desde lo académico hasta las becas, la ayuda es posible.
Agustina Cavanagh, directora Ejecutiva de la ONG, habló con Infobae y contó qué hacen desde Cimientos: "Acompañamos a 3 mil chicos en todo el país junto a otras organizaciones y junto a la red Cimientos a otros 700 más".
Tienen dos programas, uno de ellos es "Futuros Egresados" y desde allí buscan fortalecer a los chicos en las escuelas para ayudarlos a que terminen el secundario: "El mentor trabaja en bases a las habilidades o competencia de cada alumno –como técnicas de estudio o sobre cómo establecer propósitos mensuales–. Además, se trabaja sobre la autoestima, para que sepan que se pueden alcanzar sus metas".
Por ello es necesario fortalecer los vínculos con los padres, ya que serán quienes se transformen en el motor indispensable para que el chico logre graduarse. Desde Cimientos intentan generar ese tipo de lazos: "El trabajo con la familia es para mostrarle todo lo que tienen para dar a sus hijos, como tener interés por su escolaridad. Hay muchas cosas que pueden hacer los padres, y ésas son fundamentales porque generan el primer vínculo" en el logro escolar. El segundo se da con los actores escolares, "entre ellos, los mentores".
Los chicos "también tienen la posibilidad de acceder a una beca económica para mantenerse en la escuela". Ese dinero lo suelen utilizar para el transporte, los útiles o, si lo necesitan, para el hogar. El mecanismo es el siguiente: "Se abre una caja de ahorro a nombre de un responsable adulto y con una tarjeta de débito cada mes retiran el dinero que necesitan".
El dinero de las becas proviene de las donaciones particulares o de empresas y el resto se aplica en el acompañamiento. La relación que se genera entre los chicos y sus mentores es tan grande que suelen, una vez egresados, volver como voluntarios para colaborar con chicos que pasan por lo que ellos pasaron y en ese entendimiento la ayuda se acrecienta. "Otros apadrinan" a un estudiante, señaló Cavanagh.
"Cuando egresan pasan a formar parte de la red de egresados, entonces es cuando más se los ayuda a que encuentren lugar de pertenencia”. Desde Cimiento se mantienen comunicados con ellos, se les proponen y ofrecen oportunidades en el mercado: “Desde becas en universidades nacionales o privadas hasta capacitaciones de formación para el trabajo".
Por eso es tan importante que luego se acerquen a dar testimonios a otros chicos sobre lo mucho que fueron ayudados, es la manera de agregar un granito de arena en esta montaña de amor por los adolescentes y la educación.
Educar acompañando a quienes más lo necesitan
Cimientos está integrado por un grupo de profesionales, de los cuales muchos pertenecen a las Ciencias de la Educación, o son psicólogos o sociólogos y los acompañan en su camino. Hay otros que los coordinan para el trabajo del programa educativo.
Los chicos no tienen que presentarse físicamente, ya que al estar en todo el país, esta red no se maneja con un lugar físico, sino con uno virtual a través de un sistema de intranet. Allí se vuelcan los resultados de cada encuentro; además, se evalúa la asistencia de cada uno a su clase en la escuela. "No tienen sólo la tarea de lograr pasar de año sino la de completar la educación media. La titulación marca la diferencia y se ve el impacto de quiénes lo hacen y quiénes no", finalizó Cavanagh.
http://www.infobae.com/notas/677920-Desercion-escolar-por-que-los-chicos-abandonan-la-escuela.html
Si bien no se han brindado cifras exactas actuales que hayan sido comunicadas desde las respectivas carteras de educación a nivel nacional, provincial o porteño, especialistas en la materia aseguraron a Infobae que la deserción escolar media crece en forma lamentable, pero ¿a qué se debe?
El profesor Norberto Fernández Lamarra, director de Posgrados de la Universidad de Tres de Febrero, opinó que "no hay datos precisos sino contradictorios, que hacen suponer que el índice de deserción secundaria es muy alto" y remarcó que éste puede ser de "hasta el 60%, pero no hay una precisión".
Haciendo un amplio análisis de la historia del sistema educativo actual, Fernández Lamarra destacó que hoy los adolescentes provienen de familias que "son desorganizadas". A eso agrega que "la escuela media (a los estudiantes) no les significa un atractivo porque está lejos de los contenidos culturales que cada alumno como individuo necesita".
El especialista aseguró que desde "hace muchas décadas que los chicos no van a la escuela satisfechos, pero antes tenían la presión de la familia que insistían en la necesidad del progreso". A eso se le agrega un componente tan necesario como simbólico: las relaciones con el entorno, con los pares: "En la escuela se generaba una integración amistosa" que la convertía en un lugar óptimo.
Entre los grandes cambios sociales acaecidos en las últimas décadas, hoy sobresale uno: terminar la escuela media no pone al adolescente frente a la posibilidad de una futura mejor situación socioeconómica, y sus probabilidades de convertirse en un futuro desempleado son muy grandes.
A eso se añade que los adolescentes "tienen otros factores de socialización, como las redes sociales –como relación sana no convencional– y los menos sanos, como las barras de drogas".
Es por ello que Fernández Lamarra no ve sólo en las instituciones de hoy el lugar para el progreso ni el ámbito de socialización, porque "los contenidos no les interesan a los menores y porque los docentes no están acostumbrados a situaciones sociales complejas en los chicos".
Si hay que encontrar a un "culpable" a la deserción escolar media actual, no será otro que la estructura educativa antigua, "que no fue reformada en 150 años": "No hay un progreso claro ni contenidos interesantes ni profesores que estén preparados para atenderlos. ¡Eso lleva al concepto de educación de inclusión incluyente!".
Finalmente, el titular de Posgrados de la Universidad de Tres de Febrero calificó a éste como "un tema complejo" pero que necesita cambios para que la educación argentina sea exitosa: "Se cree que es bueno tener la misma escuela para todos y es un error. Hay que tener objetivos comunes a través de contenidos diferenciados según las diferencias culturales y sociales de cada alumno".
Hoy, los chicos que deciden dejar sus estudios secundarios provienen mayoritariamente de hogares carenciados, por ello el abandono de la educación lo condiciona severamente ante su afán de progreso. Esa decisión, a su vez, contribuye al incremento de marginales y aumenta la exclusión social.
Siempre hay una posibilidad cuando otra persona tiende una mano
Hay una frase que dice que al final del túnel está la luz; ella es, para muchos adolescentes, la que se les presenta de mano de una ONG para poder seguir sus estudios. Cimientos es una organización sin fines de lucro que apoya a los alumnos que tienen problemas para estudiar: desde lo académico hasta las becas, la ayuda es posible.
Agustina Cavanagh, directora Ejecutiva de la ONG, habló con Infobae y contó qué hacen desde Cimientos: "Acompañamos a 3 mil chicos en todo el país junto a otras organizaciones y junto a la red Cimientos a otros 700 más".
Tienen dos programas, uno de ellos es "Futuros Egresados" y desde allí buscan fortalecer a los chicos en las escuelas para ayudarlos a que terminen el secundario: "El mentor trabaja en bases a las habilidades o competencia de cada alumno –como técnicas de estudio o sobre cómo establecer propósitos mensuales–. Además, se trabaja sobre la autoestima, para que sepan que se pueden alcanzar sus metas".
Por ello es necesario fortalecer los vínculos con los padres, ya que serán quienes se transformen en el motor indispensable para que el chico logre graduarse. Desde Cimientos intentan generar ese tipo de lazos: "El trabajo con la familia es para mostrarle todo lo que tienen para dar a sus hijos, como tener interés por su escolaridad. Hay muchas cosas que pueden hacer los padres, y ésas son fundamentales porque generan el primer vínculo" en el logro escolar. El segundo se da con los actores escolares, "entre ellos, los mentores".
Los chicos "también tienen la posibilidad de acceder a una beca económica para mantenerse en la escuela". Ese dinero lo suelen utilizar para el transporte, los útiles o, si lo necesitan, para el hogar. El mecanismo es el siguiente: "Se abre una caja de ahorro a nombre de un responsable adulto y con una tarjeta de débito cada mes retiran el dinero que necesitan".
El dinero de las becas proviene de las donaciones particulares o de empresas y el resto se aplica en el acompañamiento. La relación que se genera entre los chicos y sus mentores es tan grande que suelen, una vez egresados, volver como voluntarios para colaborar con chicos que pasan por lo que ellos pasaron y en ese entendimiento la ayuda se acrecienta. "Otros apadrinan" a un estudiante, señaló Cavanagh.
"Cuando egresan pasan a formar parte de la red de egresados, entonces es cuando más se los ayuda a que encuentren lugar de pertenencia”. Desde Cimiento se mantienen comunicados con ellos, se les proponen y ofrecen oportunidades en el mercado: “Desde becas en universidades nacionales o privadas hasta capacitaciones de formación para el trabajo".
Por eso es tan importante que luego se acerquen a dar testimonios a otros chicos sobre lo mucho que fueron ayudados, es la manera de agregar un granito de arena en esta montaña de amor por los adolescentes y la educación.
Educar acompañando a quienes más lo necesitan
Cimientos está integrado por un grupo de profesionales, de los cuales muchos pertenecen a las Ciencias de la Educación, o son psicólogos o sociólogos y los acompañan en su camino. Hay otros que los coordinan para el trabajo del programa educativo.
Los chicos no tienen que presentarse físicamente, ya que al estar en todo el país, esta red no se maneja con un lugar físico, sino con uno virtual a través de un sistema de intranet. Allí se vuelcan los resultados de cada encuentro; además, se evalúa la asistencia de cada uno a su clase en la escuela. "No tienen sólo la tarea de lograr pasar de año sino la de completar la educación media. La titulación marca la diferencia y se ve el impacto de quiénes lo hacen y quiénes no", finalizó Cavanagh.
http://www.infobae.com/notas/677920-Desercion-escolar-por-que-los-chicos-abandonan-la-escuela.html
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