domingo, 21 de julio de 2013

EL PRECIO DE LA DESIGUALDAD: EL 1% DE LA POBLACIÓN TIENE LO QUE EL 99% NECESITA- Stiglitz, Joseph E.

3-7-13 Rev Economia Critica- REC

Stiglitz, Joseph E.
EL PRECIO DE LA DESIGUALDAD: EL 1% DE LA POBLACIÓN TIENE LO QUE EL 99% NECESITA
Ed. Taurus, Madrid, 2011, (498 pp.)
ISBN 9788430600694

Comentario del libro por Aurora López Fogués- 
Aurora.Fogues@nottingham.ac.uk
Early Stage Researcher Marie Curie FP7 bajo el programa
Eduwel – Education as Welfare
School of Education - University of Nottingham

En un momento en el que los políticos se aferran a datos y pronósticos
proporcionados por agencias estatales o internacionales para justificar el
endurecimiento de las medidas, el libro de Stiglitz se presenta como una tabla
a la que aferrase en un mar de desconcierto. Con casi 500 páginas, lo que
tenemos enfrente no es un manual del que extraer soluciones para hoy (o para
ayer), sino que es una llamada para replantear el modelo económico actual en
base a la creciente desigualdad que experimenta el mundo.
El análisis de Stiglitz
no se refugia bajo el paraguas de la crisis financiera o la venta de derivados,
sino que se une a los gritos de la calle para reivindicar, tal y como indica en el
título del último capítulo, que hay otros caminos por seguir y que otro mundo
es posible
. Por lo tanto nos encontramos ante una exhaustiva y esencial pieza
para entender que lo que ha sucedido no es una relación causa-efecto sino el
resultado acumulativo de la supremacía económica por encima del bienestar social.
El precio de la desigualdad aparece en un momento clave por dos motivos.
El primero porque se une al momento de reflexión y producción de documentos
alternativos que sirven de contrapeso a la corriente oficial.
Iniciativas como la
Universidad Nómada o la editorial Traficante de Sueños son ejemplos españoles
de la transformación de los movimientos sociales que hemos vivido a pie de
calle en propuestas concretas, o foros de debate en los que las estructuras
básicas de nuestra sociedad se plantean y replantean bajo diversos paradigmas.
La segunda razón por la que considero que el libro ve la luz en el momento
oportuno, es porque existe una pequeña ventana abierta a la voluntad de
buscar alternativas al modelo actual que traspasa el mundo académico o social
presentados anteriormente.
A raíz del estallido financiero, Organizaciones
internacionales del calibre (e influencia) del Fondo Monetario Internacional
(FMI) o la Organización para la Economía Cooperación y Desarrollo (OECD) han
reconocido que las políticas de crecimiento económico no son suficientes por sí
solas para asegurar el bienestar de una sociedad.
El informe “Divided we stand:
why inequalities keep rising” (OECD, 2011) (Nos mantenemos divididos: por
qué las desigualdades continúan aumentando) es un ejemplo de que el aspecto
de justicia social comienza a tener cabida en las esferas económicas más férreas
y rígidas.
En este sentido, Stiglitz debido a su experiencia profesional en los dos
bandos, organismos internacionales pero también implicación en movimientos
sociales y producción de artículos para el debate, es el autor idóneo para hacer
entender a todo tipo de público que la economía es necesaria pero no suficiente
(y viceversa) y que las personas no pueden dejarse al margen de ninguna
política

El libro se estructura en diez capítulos y en la versión española se dedica
un prólogo a nuestra situación.
A lo largo de estos, el autor va desgranando
argumentos que dan validez a la tesis central del libro. Las prácticas del
libre mercado centradas en un crecimiento económico (
léase en términos de
aumentar el producto interior bruto o disminuir la prima de riesgo) aumentan
la desigualdad entre habitantes y merman a corto pero también a largo plazo
la cohesión social necesaria para garantizar que cada persona pueda llevar una
vida digna y segura.

El primer capítulo se centra en el 1% de la población de Estados Unidos
y cómo éste corto porcentaje es el único para el que el sueño americano aún
tiene vigencia. Las barreras económicas que un ciudadano estadounidense
tiene para acceder a la sanidad, a la educación, o incluso para garantizar su
seguridad, sitúa a este país muy por detrás de otros europeos en términos de
movilidad social.
Por lo tanto, según el autor, el famoso dicho de que Estados
Unidos es el país de las oportunidades hace tiempo que dejó de ser cierto pues
dichas oportunidades van ligadas a quiénes son tus padres, tus contactos y/o
el barrio en el que naciste. El segundo examina el concepto de búsqueda de
rentas y la supeditación de las políticas gubernamentales a los intereses de
grupos corporativos.
Amparándose en el tan mal interpretado economista Adam
Smith, Stiglitz remarca la obligación de los gobiernos de corregir los fallos
del mercado para ajustar el balance entre recompensa privada y contribución
social.
Responsabilidad, que durante el boom económico no se adquirió (ni en
Estados Unidos ni en España), y que contribuyó tal y como evidenciamos, a que
las grandes empresas del sector inflaran el sector financiero y trasladaran el
dinero desde la base (la población) hasta la cúspide de la pirámide (el 1%).
La
tercera parte del libro se centra en los mercados y en desmitificar la creencia
neoliberal de que las desigualdades son necesarias y que siempre hay un goteo
de arriba hacia abajo
. Tomando como ejemplo la política fiscal, el autor repasa
algunas de las medidas llevadas a cabo tanto por gobiernos demócratas como
republicanos y como ambas han ido mermando el poder adquisitivo de la clase
media y favoreciendo a los súper ricos. Medidas como la reducción del tipo fiscal,
reducción de la plusvalía de capital, reducción del impuesto de patrimonios y
sucesión
, son familiares para el lector en un contexto español. Habiendo hecho
un análisis de la supremacía económica sobre el poder político y también judicial/
fiscal, los capítulos 4, 5, 6 y 7 s
e adentran en las consecuencias de sacrificar las
oportunidades de muchos en manos de la voluntad y beneficio de unos pocos,
así como en el papel de Estados Unidos en un mundo cada vez más globalizado
.
El cuarto capítulo examina un tema ampliamente tratado por Stiglitz. Desde una
perspectiva histórica retoma el concepto de globalización y en concreto el rol de
Estados Unidos como líder económico así como la paulatina pérdida de liderazgo
frente a otras potencias como por ejemplo China.
El capítulo 5, se sirve de la
alerta expuesta anteriormente sobre la mala gestión de la globalización y de
la dejadez de los valores universales (equidad, democracia, justicia social) en
favor de la riqueza, para argumentar el decline de la democracia en su conjunto
.
El autor se pregunta cómo en países democráticos es posible que los intereses
económicos de una minoría hayan controlado la voluntad (demostrada a través
de las elecciones) de una mayoría.
En el caso de los Estados Unidos la repuesta
está una vez más en la falta de separación de poderes. Los partidos, sin importar
su tendencia política, año y color, se financian masivamente por parte de lobbies.
De hecho es por todos conocida la utilización de propaganda y marketing así
como el despliegue de recursos e investigaciones en el campo de las ciencias
sociales que cada campaña electoral lleva tras de sí, y cómo estos mecanismos
son capaces de alterar las percepciones del público, generar opiniones de cambio
y moldear preferencias.
Para detallar todo este aparato conspiratorio, el título
del Capítulo “1984 está al caer” es, sin lugar a duda, el más esclarecedor
. Si
en los capítulos anteriores el libro se centraba más en el poder económico y
su influencia en las decisiones políticas, el capítulo 7 reflexiona sobre cómo la
desigualdad erosiona el imperio de la ley.
Stiglitz analiza las leyes y la normativa
que rige la sociedad estadounidense aportando una crítica sobre cómo éstas
se dirigen más en beneficio del dólar que del individuo.
El capítulo 8 se centra
en la batalla de los presupuestos y las incongruencias en los programas de
austeridad, más dirigidos a recortar a las clases media mientras las élites
políticas y financieras continuaron repartiéndose beneficios.
Para culminar su
análisis exhaustivo sobre las causas y consecuencias de la desigualdad para
el conjunto de la sociedad, el autor se desmarca de otros estudios y dedica un
capítulo a la política macroeconómica.
Dicho capítulo 9sirve como marco general
para todo el análisis y a la vez recordatorio de que la macroeconomía no puede
ir desligada de las políticas y alternativas sociales
. Stiglitz, pues reconoce que
el bienestar de la macroeconomía (representada como empleo y crecimiento)
así como la distribución de los ingresos de la misma, es vital para asegurar el
bienestar y oportunidades de la mayoría de los ciudadanos y en especial de
aquellos situados en los puntos de partida más desfavorables.
Por último, el
capítulo 10 se presenta como un hito de esperanza. Si a lo largo del libro el
lector ha ido corroborando con el ejemplo estadounidense que una sociedad
articulada política y judicialmente para favorecer el libre mercado blinda las
oportunidades reales de movilidad social, el último capítulo presenta una serie
de medidas para cambiar las reglas del juego
. El otro mundo posible que el autor
formula se vertebra sobre dos ejes: equidad y eficiencia social.
La economía, la
política y la jurisprudencia deberían articularse y complementarse en función de
estos dos ejes vertebradores
si queremos cambiar el rumbo actual y dirigirnos
hacia una sociedad en la que las personas cuenten con oportunidades reales.
Las implicaciones sociopolíticas de un libro como este hacen que
automáticamente se convierta en un libro de cabecera para todo ciudadano
comprometido en entender las fuerzas que rigen gran parte de su destino,

pero en especial para economistas y para todos aquellos con influencia en el
sector político y judicial.
La conclusión que el lector extrae es que muchas de
las soluciones propuestas para aliviar la crisis no hacen sino que ahondar en
las grandes diferencias entre sectores de la población. Revertir las dinámicas
económicas para complementarlas con la recuperación de los poderes políticos
y judiciales es pues un pre-requisito para comenzar una recuperación no solo a
nivel estadístico sino profundamente social.

Coincido plenamente con el autor en su crítica a las ideas de libre mercado
y en especial en las limitaciones que éstas tienen en términos de generar una
sociedad equitativa e incluso eficiente a medio y largo plazo
, ya que como
estamos experimentando la economía, por sí sola, únicamente beneficia a un
sector muy reducido de la población.
El libro por tanto tiene muchos aciertos
y ofrece una visión necesaria en un momento de cambio como el que está
experimentado Occidente. A modo de comentario final sólo me atrevo a
vislumbrar alguna carencia.
Es evidente que el autor acota el análisis al caso
más cercano y también más paradigmático, Estados Unidos, y es el lector el que
tiene que establecer el nexo entre la situación de su país y el rumbo al que se
dirige.
No obstante lo anterior, en el prólogo en el que se trata del caso español,
el autor se hace eco del movimiento de los Indignados como ejemplo de hastío
por parte de la gran mayoría de la población.
Utilizando la misma metáfora
de la tarta que el autor refiere, el concepto de indignado viene a responder al
desengaño y rabia que la sociedad
(en este caso la española pero aplicable a
muchas otras) siente tras la incapacidad de los economistas de explicar cómo,
si la tarta fue creciendo durante todos estos años, las colas en los comedores
sociales son mayores que antes del auge económico.
Lo que tal vez diferencia
el caso estadounidense del español, es una crisis de valores que va más allá del
pensamiento económico. El nivel de corrupción que vemos en nuestro país es
un mal endémico que requiere mucho más que un cambio del neoliberalismo
a otro modelo, digamos la social- democracia en un sentido renovado y no el
sucedáneo conocido.

Respecto a los ejemplos que se aportan para el caso estadounidense, la
tierra de las oportunidades, la tierra de los hombres hechos a sí mismos
y cómo ésta se ha convertido en la tierra de las desigualdades y estancamiento social,
los ejemplos son mayoritariamente relativos a parámetros socio-económicos
como el nivel educativo de los padres o los ingresos por hogar. Aspectos
individuales como el género, etnia o religión son axiomas que se deben sopesar
para entender cómo las oportunidades reales
(que no simplemente las formales
son inferiores en función de cada individuo y cómo el libre mercado es incapaz
de lidiar con eso por sí solo.
Para finalizar, aunque valoro la inclusión de un
capítulo sobre las medidas propuestas para redirigir nuestras sociedades hacia
modelos más justos y equitativos, como lectora me quedo con ganas de más y
en concreto con un último análisis de posibilidades. Después de 9 capítulos de
exhaustiva crítica al modelo actual, la esperanza necesita un poco más de las 25
páginas que se dedican al capítulo de Otro mundo es posible. Las extensas notas
y reseñas a obras y autores señalan, pero no se adentran, en las viabilidades y
o sinergias que otros paradigmas, como el enfoque de las capacidades, la renta
básica, o la economía de bien común, pueden (o no) constituir alternativas
para reformar nuestras economías en sólidas y estables, tendentes hacia
sociedades más justas y equitativas.
Con todo, el trabajo de aunar crítica con
soluciones y economía con sociedad es excelente. Es un libro que nuestros
mandatarios deberían tener en la mesilla de noche para recordarles mientras la
industria duerme, cual es el orden y lugar de todos los poderes y cuáles son sus
responsabilidades como representantes


http://www.revistaeconomiacritica.org/sites/default/files/revistas/n15/Resen2_AuroraLopez-Stiglitz.pdf

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