31-x-13 Diarios: Tiempor Arg- Pagina 12- La Nacion
Importa destacar las DIVERSAS y SESGADAS LECTURAS que realizan 3 diarios sobre la misma noticia !!
PJ
Nueve de cada diez adolescentes que viven en las villas estudian- El 98,6% lee y escribe
Lo revela un relevamiento presentado ayer realizado por Unicef, que destaca, además, que la mayoría valora a su barrio como lugar de pertenencia y resalta a la violencia como un aspecto negativo con el que deben convivir.
Por:
Gustavo Sarmiento- Tiempo Arg- 31-x-13
La mayoría de los adolescentes de villas y asentamientos de la Ciudad de Buenos Aires (CABA) y el Conurbano es optimista sobre el futuro de su país y su familia, nueve de cada diez estudian, y valoran a su barrio como lugar de pertenencia, aunque destacan a la violencia como aspecto negativo. Estos son algunos de los puntos del informe "Las voces de los adolescentes en villas y asentamientos de Buenos Aires", un relevamiento que apunta a las estigmatizaciones que recaen sobre los habitantes de estas zonas, dándoles voz sobre sus condiciones de vida, incluyendo el alto grado de acceso a consumos tecnológicos. En el trabajo, coordinado por Unicef Argentina, la organización TECHO y con asesoría de la consultora Analogías, más de 300 voluntarios encuestaron a 1100 chicos, tanto varones como mujeres, de entre 12 y 16 años, que residen en 128 villas y asentamientos del área metropolitana. El objetivo fue "tomar en cuenta las voces de los adolescentes más postergados como insumo para el diseño, la implementación y la evaluación de las políticas públicas".
El índice de hacinamiento refleja que hay 3,2 personas por ambiente en que se duerme, unas 6,4 por casa. El 89% de los encuestados es nacido en la Argentina, prácticamente todos (un 98,6%) saben leer y escribir, 9 de cada 10 poseen DNI, y únicamente 3 de cada 100 adolescentes tienen hijos (el 2,8%). Un 17% comparte su cama con otros, pero solo en el 2% de esos casos la otra persona es su pareja. El 36% no convive con su padre y el 32% está solo con su madre, un actor esencial en esos barrios. El 42% afirmó que (la madre) es la persona con la que más hablan sobre los temas que les interesan, y es la figura que mayoritariamente cena con ellos. También están presentes los hermanos y los abuelos. El padre, en cambio, es la cuarta persona buscada para dialogar, "tal vez porque las obligaciones laborales lo mantienen fuera del hogar en jornadas más extendidas". De hecho, manifiestan que casi no comparten comidas con él. "El rol protagónico evidenciado de las madres plantea el desafío de empoderar y capacitar a estas mujeres, siguiendo modelos como la Red de Madres contra el Paco", destaca el estudio.
Dos de cada diez no charlan sus problemas con la familia, y los que lo hacen abordan temas como la escuela (40,3%), las actividades del día (39,6%), y un 21,4% tocan la política y economía, del país y familiar, un número alto teniendo en cuenta la edad de los chicos. La inseguridad y la violencia sólo son tratadas en la familia por un 9,8% de los jóvenes, aunque en otra pregunta la citan ( a la violencia)como el aspecto más negativo del barrio (25%), seguido por el alcohol y la droga.
Casi 7 de cada 10 presenció alguna escena violenta en los últimos seis meses, y la mitad de los chicos considera que hay muchos o bastantes lugares inseguros en el barrio. "Ellos no ven en general al barrio como peligroso, sino que identifican 'zonas conflictivas' como una calle, pasajes oscuros, o una esquina", remarcó Ignacio Gregorini, director del Centro de Investigación Social en TECHO.
Un dato geográfico y de acceso a la educación se entrecruza con la violencia sufrida: cuanto más lejos queda la escuela de la casa, más casos de robo sufren los chicos en el camino. Más de la mitad del 8% que afirmó haber sido víctima de un robo o hurto camino al colegio se traslada más de 16 cuadras para ir a la escuela. Sin embargo, más del 75% que presenció escenas de inseguridad aseguró que le gusta su zona, aunque igualmente el 82% aspira a mudarse a otro barrio en el futuro, y la mitad lo haría hoy si pudiera. Los amigos y los vecinos son lo que más los lleva a no querer irse. De hecho, el desarraigo es uno de los reiterados reclamos de las familias de varios asentamientos precarios, como los linderos al Riachuelo, cuando les ofrecen la relocalización lejana adonde hoy viven.
Los amigos son con quienes concretan la mayoría de las actividades (60%), pero la falta de espacios públicos incide en que el deporte sea menos elegido que consumos tecnológicos, incluida la playstation. Para María José Ravalli (especialista en Comunicación de Unicef), "acá hay un montón de cosas relacionadas a la cotidianidad de los chicos que no siempre se reflejan. Los adolescentes usualmente están asociados a noticias sobre violencia como víctimas o victimarios."
La mitad de los chicos consideró buena o muy buena la situación actual del país, y nueve de cada diez es optimista con la realidad presente de su familia. Los futuros seis meses les resultan aun más esperanzadores. El 69% opinó que el país estará mucho mejor, mejor o igual de bien que ahora y el 94% dijo lo propio de su entorno. Los más optimistas son los que trabajan; y los varones que viven en la CABA que tienen entre 12 y 14 años.
El 89,6% de los adolescentes relevados está escolarizado actualmente (en los jefes de hogar es mucho menor), y la escuela como institución es muy valorada, donde aprenden mucho o bastante. El 95% afirmó que la escuela ayuda a tener una vida mejor en el futuro. "Es significativo que aún en los chicos que no asisten al colegio la valoración de la escuela es alta", destacó Ravalli.
Otro dato a tener en cuenta es el trabajo infantil. Casi el 40% de los adolescentes de 15 a 16 años manifestó estar trabajando o buscando trabajo. Un 9% de los menores de 15 ya está trabajando –más en Capital que en el Conurbano–, y existe una fuerte asociación entre el trabajo y la no concurrencia a la escuela: el 40% de quienes no van al colegio hoy trabaja, el 33% lo hace más de siete horas por día, al menos cinco días a la semana.
Casi tres de cada diez trabajan en el rubro construcción; luego vendedor en kiosco o almacén. Pero es interesante que, indagados por el trabajo que se imaginan a futuro, prevalecen el de docente, médico y policía.
"La participación en espacios comunitarios es, por lo general, muy baja, pero también lo es la oferta de espacios en donde hacerlo", continúa el informe. La institución líder es la iglesia o el templo, donde asisten casi la mitad, sobre todo los de menor nivel educativo. Segundo viene el club deportivo. "Me gustaría que el barrio tenga una sociedad de fomento más cerca, para que tengan juegos para los chicos y para que las madres se entretengan allá, que tengan clases de costura", cita el estudio a Gonzalo, de 12 años.
Esteban Fernández, coordinador de trabajo de campo de los voluntarios, relató: "Cuando llegabas y les decías a los chicos que querías oír su voz, tener sus testimonios, se emocionaban y querían participar, llamaban a amigos a que se sumen. Es notoria la importancia que le dan a ser escuchados y que puedan transmitir lo que piensan." «
"quiero que el barrio mejore"
Jacqueline Daniela tiene 13 años, y vive en el Barrio Iapi, en Quilmes. "Ahora estamos sin agua en casa, el gas es con garrafa, y la luz está conectada de un poste." Son cinco integrantes en su familia: su abuela, su tía, su prima de once años, su hermano de siete, y ella, que dice optar por su abuela para hablar en la casa. Los temas que más le interesa charlar son los del barrio, la situación de sus otros dos hermanos que viven a cinco cuadras, y "los problemas que tengo en la escuela", donde cursa 8º año. Sus inconvenientes son las discusiones que mantiene con compañeros y también con profesores. "Me dicen que haga algo, y me encapricho y no lo hago." Y continúa: "A mí me preocupa que mis hermanos estén bien, que el barrio mejore, porque hay muchos que roban."
Igualmente, dice ser optimista de su familia, del futuro, de ella. Un aspecto de lo que cuenta coincide con la encuesta. No engloba a todo el asentamiento como un todo violento, sino que puntualiza los sitios que todos los vecinos asumen como peligroso. "Se drogan en la esquina de mi casa, el humo nos hace mal, tienen que sacarlos."
Se queja de que "ningún político viene hasta acá", pero se alegra de que el jueves pasado recibió la netbook en la escuela media 13 a la que asiste. "Hoy la usamos en la escuela con la de Dibujo, escribimos algo y después hicimos un dibujo con la computadora, un paisaje imaginario."
Todavía no la usó para entrar a Internet porque "no hay mucha conexión", aunque ya tenía la posibilidad de entrar desde su celular. "Pasa que mi celular se cayó y se rompió, lo mandé a arreglar, la otra semana lo tengo que retirar." Eso sí, cuando tiene acceso a Internet no para de estar en Facebook, tal como lo refleja la encuesta: "Entro todo el día, las 24 horas, veo lo que comentan los demás, quién está conectado, si están mis hermanos." Hoy sus días pasan más entre la familia, las amigas y las tecnologías.
acceso a la tecnología
Otro dato importante del informe es el consumo de tecnología que tienen los chicos, como sentimiento de pertenencia, formación y posibilidad de hacerse oír. "Con respecto al celular, la computadora y las nuevas tecnologías encontramos resultados similares a los que se vienen realizando sobre los jóvenes en general", expresó María José Ravalli, especialista en comunicación de Unicef. El 66% tiene teléfono celular, en particular las chicas. Como es de esperar, el porcentaje aumenta en la franja de 15-16, llegando a un 78 por ciento. Seis de cada diez celulares cuentan con acceso a Internet, pero sólo el 34% lo utiliza para esa función, probablemente por el "factor económico", indica el estudio.
En cuanto a computadoras, el 63% tiene una en su casa. En las de Capital llega a un 79 por ciento. Y el texto agrega: "Otro dato relevante es la incidencia en estos números del programa Conectar Igualdad: el 32,8% accedió a su computadora a través de este plan, y en la CABA ese porcentaje llega al 54,5%." El 73% del total de los consultados generalmente usa Internet, con alto protagonismo de los cyber o locutorios en un 31 por ciento.
Las actividades que más realizan en Internet son la de entrar a redes sociales o chatear (81%), y la escuela (59%). Entre las redes sociales más utilizadas, se destaca ampliamente Facebook, con un 89%, seguido de Youtube, 39%, y Twitter, con el 12 por ciento.
Esta alta participación en el uso y la conectividad es "una oportunidad para la difusión y construcción participativa de políticas públicas y el acceso a la información por parte de las/os adolescentes", subraya el informe.
La mayoría de los adolescentes de villas y asentamientos de la Ciudad de Buenos Aires (CABA) y el Conurbano es optimista sobre el futuro de su país y su familia, nueve de cada diez estudian, y valoran a su barrio como lugar de pertenencia, aunque destacan a la violencia como aspecto negativo. Estos son algunos de los puntos del informe "Las voces de los adolescentes en villas y asentamientos de Buenos Aires", un relevamiento que apunta a las estigmatizaciones que recaen sobre los habitantes de estas zonas, dándoles voz sobre sus condiciones de vida, incluyendo el alto grado de acceso a consumos tecnológicos. En el trabajo, coordinado por Unicef Argentina, la organización TECHO y con asesoría de la consultora Analogías, más de 300 voluntarios encuestaron a 1100 chicos, tanto varones como mujeres, de entre 12 y 16 años, que residen en 128 villas y asentamientos del área metropolitana. El objetivo fue "tomar en cuenta las voces de los adolescentes más postergados como insumo para el diseño, la implementación y la evaluación de las políticas públicas".
El índice de hacinamiento refleja que hay 3,2 personas por ambiente en que se duerme, unas 6,4 por casa. El 89% de los encuestados es nacido en la Argentina, prácticamente todos (un 98,6%) saben leer y escribir, 9 de cada 10 poseen DNI, y únicamente 3 de cada 100 adolescentes tienen hijos (el 2,8%). Un 17% comparte su cama con otros, pero solo en el 2% de esos casos la otra persona es su pareja. El 36% no convive con su padre y el 32% está solo con su madre, un actor esencial en esos barrios. El 42% afirmó que (la madre) es la persona con la que más hablan sobre los temas que les interesan, y es la figura que mayoritariamente cena con ellos. También están presentes los hermanos y los abuelos. El padre, en cambio, es la cuarta persona buscada para dialogar, "tal vez porque las obligaciones laborales lo mantienen fuera del hogar en jornadas más extendidas". De hecho, manifiestan que casi no comparten comidas con él. "El rol protagónico evidenciado de las madres plantea el desafío de empoderar y capacitar a estas mujeres, siguiendo modelos como la Red de Madres contra el Paco", destaca el estudio.
Dos de cada diez no charlan sus problemas con la familia, y los que lo hacen abordan temas como la escuela (40,3%), las actividades del día (39,6%), y un 21,4% tocan la política y economía, del país y familiar, un número alto teniendo en cuenta la edad de los chicos. La inseguridad y la violencia sólo son tratadas en la familia por un 9,8% de los jóvenes, aunque en otra pregunta la citan ( a la violencia)como el aspecto más negativo del barrio (25%), seguido por el alcohol y la droga.
Casi 7 de cada 10 presenció alguna escena violenta en los últimos seis meses, y la mitad de los chicos considera que hay muchos o bastantes lugares inseguros en el barrio. "Ellos no ven en general al barrio como peligroso, sino que identifican 'zonas conflictivas' como una calle, pasajes oscuros, o una esquina", remarcó Ignacio Gregorini, director del Centro de Investigación Social en TECHO.
Un dato geográfico y de acceso a la educación se entrecruza con la violencia sufrida: cuanto más lejos queda la escuela de la casa, más casos de robo sufren los chicos en el camino. Más de la mitad del 8% que afirmó haber sido víctima de un robo o hurto camino al colegio se traslada más de 16 cuadras para ir a la escuela. Sin embargo, más del 75% que presenció escenas de inseguridad aseguró que le gusta su zona, aunque igualmente el 82% aspira a mudarse a otro barrio en el futuro, y la mitad lo haría hoy si pudiera. Los amigos y los vecinos son lo que más los lleva a no querer irse. De hecho, el desarraigo es uno de los reiterados reclamos de las familias de varios asentamientos precarios, como los linderos al Riachuelo, cuando les ofrecen la relocalización lejana adonde hoy viven.
Los amigos son con quienes concretan la mayoría de las actividades (60%), pero la falta de espacios públicos incide en que el deporte sea menos elegido que consumos tecnológicos, incluida la playstation. Para María José Ravalli (especialista en Comunicación de Unicef), "acá hay un montón de cosas relacionadas a la cotidianidad de los chicos que no siempre se reflejan. Los adolescentes usualmente están asociados a noticias sobre violencia como víctimas o victimarios."
La mitad de los chicos consideró buena o muy buena la situación actual del país, y nueve de cada diez es optimista con la realidad presente de su familia. Los futuros seis meses les resultan aun más esperanzadores. El 69% opinó que el país estará mucho mejor, mejor o igual de bien que ahora y el 94% dijo lo propio de su entorno. Los más optimistas son los que trabajan; y los varones que viven en la CABA que tienen entre 12 y 14 años.
El 89,6% de los adolescentes relevados está escolarizado actualmente (en los jefes de hogar es mucho menor), y la escuela como institución es muy valorada, donde aprenden mucho o bastante. El 95% afirmó que la escuela ayuda a tener una vida mejor en el futuro. "Es significativo que aún en los chicos que no asisten al colegio la valoración de la escuela es alta", destacó Ravalli.
Otro dato a tener en cuenta es el trabajo infantil. Casi el 40% de los adolescentes de 15 a 16 años manifestó estar trabajando o buscando trabajo. Un 9% de los menores de 15 ya está trabajando –más en Capital que en el Conurbano–, y existe una fuerte asociación entre el trabajo y la no concurrencia a la escuela: el 40% de quienes no van al colegio hoy trabaja, el 33% lo hace más de siete horas por día, al menos cinco días a la semana.
Casi tres de cada diez trabajan en el rubro construcción; luego vendedor en kiosco o almacén. Pero es interesante que, indagados por el trabajo que se imaginan a futuro, prevalecen el de docente, médico y policía.
"La participación en espacios comunitarios es, por lo general, muy baja, pero también lo es la oferta de espacios en donde hacerlo", continúa el informe. La institución líder es la iglesia o el templo, donde asisten casi la mitad, sobre todo los de menor nivel educativo. Segundo viene el club deportivo. "Me gustaría que el barrio tenga una sociedad de fomento más cerca, para que tengan juegos para los chicos y para que las madres se entretengan allá, que tengan clases de costura", cita el estudio a Gonzalo, de 12 años.
Esteban Fernández, coordinador de trabajo de campo de los voluntarios, relató: "Cuando llegabas y les decías a los chicos que querías oír su voz, tener sus testimonios, se emocionaban y querían participar, llamaban a amigos a que se sumen. Es notoria la importancia que le dan a ser escuchados y que puedan transmitir lo que piensan." «
"quiero que el barrio mejore"
Jacqueline Daniela tiene 13 años, y vive en el Barrio Iapi, en Quilmes. "Ahora estamos sin agua en casa, el gas es con garrafa, y la luz está conectada de un poste." Son cinco integrantes en su familia: su abuela, su tía, su prima de once años, su hermano de siete, y ella, que dice optar por su abuela para hablar en la casa. Los temas que más le interesa charlar son los del barrio, la situación de sus otros dos hermanos que viven a cinco cuadras, y "los problemas que tengo en la escuela", donde cursa 8º año. Sus inconvenientes son las discusiones que mantiene con compañeros y también con profesores. "Me dicen que haga algo, y me encapricho y no lo hago." Y continúa: "A mí me preocupa que mis hermanos estén bien, que el barrio mejore, porque hay muchos que roban."
Igualmente, dice ser optimista de su familia, del futuro, de ella. Un aspecto de lo que cuenta coincide con la encuesta. No engloba a todo el asentamiento como un todo violento, sino que puntualiza los sitios que todos los vecinos asumen como peligroso. "Se drogan en la esquina de mi casa, el humo nos hace mal, tienen que sacarlos."
Se queja de que "ningún político viene hasta acá", pero se alegra de que el jueves pasado recibió la netbook en la escuela media 13 a la que asiste. "Hoy la usamos en la escuela con la de Dibujo, escribimos algo y después hicimos un dibujo con la computadora, un paisaje imaginario."
Todavía no la usó para entrar a Internet porque "no hay mucha conexión", aunque ya tenía la posibilidad de entrar desde su celular. "Pasa que mi celular se cayó y se rompió, lo mandé a arreglar, la otra semana lo tengo que retirar." Eso sí, cuando tiene acceso a Internet no para de estar en Facebook, tal como lo refleja la encuesta: "Entro todo el día, las 24 horas, veo lo que comentan los demás, quién está conectado, si están mis hermanos." Hoy sus días pasan más entre la familia, las amigas y las tecnologías.
acceso a la tecnología
Otro dato importante del informe es el consumo de tecnología que tienen los chicos, como sentimiento de pertenencia, formación y posibilidad de hacerse oír. "Con respecto al celular, la computadora y las nuevas tecnologías encontramos resultados similares a los que se vienen realizando sobre los jóvenes en general", expresó María José Ravalli, especialista en comunicación de Unicef. El 66% tiene teléfono celular, en particular las chicas. Como es de esperar, el porcentaje aumenta en la franja de 15-16, llegando a un 78 por ciento. Seis de cada diez celulares cuentan con acceso a Internet, pero sólo el 34% lo utiliza para esa función, probablemente por el "factor económico", indica el estudio.
En cuanto a computadoras, el 63% tiene una en su casa. En las de Capital llega a un 79 por ciento. Y el texto agrega: "Otro dato relevante es la incidencia en estos números del programa Conectar Igualdad: el 32,8% accedió a su computadora a través de este plan, y en la CABA ese porcentaje llega al 54,5%." El 73% del total de los consultados generalmente usa Internet, con alto protagonismo de los cyber o locutorios en un 31 por ciento.
Las actividades que más realizan en Internet son la de entrar a redes sociales o chatear (81%), y la escuela (59%). Entre las redes sociales más utilizadas, se destaca ampliamente Facebook, con un 89%, seguido de Youtube, 39%, y Twitter, con el 12 por ciento.
Esta alta participación en el uso y la conectividad es "una oportunidad para la difusión y construcción participativa de políticas públicas y el acceso a la información por parte de las/os adolescentes", subraya el informe.
UN ESTUDIO MUESTRA COMO PIENSAN, SIENTEN Y VIVEN LOS ADOLESCENTES EN ASENTAMIENTOS DEL AREA METROPOLITANA
El informe que derriba mitos y estigmas de los chicos de las villas
Seis de cada diez cuentan con una computadora en su
casa. El 80 por ciento de los de 15 y 16 años tiene celular. La mayoría
valora mucho la escuela como institución. Y quieren ser maestros,
médicos o policías. Un relevamiento de Unicef muestra la forma de vida
de los chicos de entre 12 a 16 años de esos barrios.
Por Mariana Carbajal- Pag 12- 31-x-13
El 63
por ciento de los adolescentes que viven en asentamientos y villas del
área metropolitana tiene una computadora en su casa y, si bien sólo el
39 por ciento tiene acceso a Internet en su domicilio, el 74 por ciento
se conecta a la web; casi cuatro de cada diez lo hace desde un cíber o
locutorio. Facebook es el sitio que más visitan. Los datos surgen de una
encuesta coordinada por Unicef, la organización Techo y la consultora
Analogías entre 1.100 chicos y chicas de 12 a 16 años que habitan en 128
de esos barrios. El relevamiento encontró que el impacto del Programa
Conectar Igualdad es muy significativo: el 32 por ciento de los
encuestados accedió a una notebook a través de ese plan en el conurbano,
mientras que en la ciudad de Buenos Aires ese porcentaje llega a 54,4
por ciento.
El 6,4 por ciento no estudia ni trabaja. Ese porcentaje llega al
diez por ciento de los varones y al 14 por ciento de las mujeres, en la
franja de 15 y 16 años. Por otra parte, casi el 40 por ciento de los
adolescentes mayores manifestó estar trabajando o buscando trabajo (ver
aparte). La encuesta encontró por otra parte que el 66 por ciento tiene
teléfono celular, la mayoría con acceso a Internet, aunque no suelen
navegar –seguramente por una cuestión de costos– y lo usan
fundamentalmente para mandar mensajes de texto.
El estudio apuntó a conocer cómo piensan, sienten y viven los
adolescentes en villas y asentamientos del área metropolitana. Los
chicos y chicas encuestados valoran mucho la escuela como institución
–incluso el diez por ciento que no asiste a clases–, con la persona que
más conversan es su mamá, y lo que menos les gusta de su barrio es el
problema de la inseguridad, en primer lugar, y en segundo, las drogas y
el alcohol, y especialmente el paco. Tienen una mirada optimista en
relación con su situación personal y frente al contexto que los rodea.
¿Qué es lo que más les gusta del barrio y de la escuela? Los amigos.
“Los resultados de la encuesta nos alejan de la estigmatización y el
lugar común que se cae cuando tendemos a ver a los adolescentes de
villas y asentamientos como casos especiales. La cotidianidad de la vida
que tienen es muy similar a la de otros adolescentes. Antes que otra
cosa son chicos y su comportamiento antes que cualquier otra
caracterización es la de chicos”, destacó Andrés Franco, representante
de Unicef Argentina, durante la presentación de la encuesta.
Franco estuvo acompañado por María José Ravalli, especialista en
Comunicación de Unicef, e Ignacio Gregorini, director del Centro de
Investigación Social de Techo (antes Un Techo para Mi País), entre otros
referentes de las entidades.
El 60 por ciento de los encuestados vive con ambos padres, el 32 por
ciento con su mamá y el 4 por ciento con su papá. El promedio de
familiares por hogar es de 6,4 personas, y si bien las familias son
numerosas, más del 60 por ciento de las viviendas tiene menos de tres
habitaciones sin contar el baño y la cocina.
El nivel educativo del jefe/a del hogar es bajo: el 20 por ciento no
completó la escuela primaria; el 34 por ciento tiene primaria completa;
el 22 por ciento, secundaria incompleta; y sólo el 18,8 por ciento
terminó la educación secundaria o más. Entre los que respondieron la
encuesta, nueve de cada diez adolescentes está escolarizado.
En cuanto al trabajo, el estudio confirma una fuerte asociación
entre el empleo de los chicos y la no concurrencia a la escuela. El 40
por ciento de quienes no van al colegio, trabaja, y si bien tres de cada
diez lo hace en el rubro construcción, los chicos sueñan con otras
profesiones. Cuando se les preguntó en qué se imaginaban trabajando
“cuando fueran grandes”, mencionaron que les gustaría ser maestros,
médicos y policías, en los primeros lugares.
De acuerdo con la encuesta, la distancia que recorren los y las
adolescentes entre su casa y el colegio podría asociarse a la exposición
a la inseguridad. De los chicos escolarizados, casi el diez por ciento
fue insultado y el ocho por ciento sufrió un robo en los últimos seis
meses en el camino a la escuela. Más de la mitad de estos adolescentes
que afirmó haber sido víctima de un robo o hurto se traslada más de 16
cuadras. En el tres por ciento de los casos mencionaron haber recibido
disparos o quedar atrapados en un tiroteo. “El de la violencia es otro
tema importante para ellos. Pero cuando se refieren a ese problema no
hablan del bullying en las escuelas, que es más alto en colegios de
sectores medios y altos, sino de la violencia en la calle. Pero tampoco
podemos caer en estigmatizar como si todo el barrio fuera violento, lo
que muestra la encuesta es que tienen identificados los lugares o
sectores de su barrio que son inseguros”, señaló Franco. Calles oscuras,
ciertos callejones, algunas áreas son los que señalan los chicos y
chicas como más problemáticos.
El otro aspecto que subrayó el representante de Unicef de los datos
que surgen del estudio es “el alto acceso a la tecnología” observado
entre los adolescentes relevados.
El uso del celular se eleva entre los 15 y los 16 años a ocho de
cada diez. Si bien el 61 por ciento del total de celulares tiene acceso a
Internet, sólo el 34 por ciento de los chicos utiliza las funciones de
navegación para consultar sitios web, usar redes sociales, chatear o
escuchar música online y ver videos. Las actividades en Internet más
mencionadas fueron la participación en redes sociales y chats. La
encuesta ratifica otras mediciones que ubican a Facebook como el sitio
más utilizado por los chicos.
El trabajo lleva como título “Las voces de los adolescentes en
villas y asentamientos de Buenos Aires”. Las encuestas fueron realizadas
entre noviembre de 2012 y febrero de 2013 por más de 300 voluntarios,
en 128 barrios precarios, de la Ciudad, y 29 municipios del primer,
segundo y tercer cordón del conurbano. Esteban Fernández, coordinador
del trabajo de campo, destacó la buena disposición que encontraron entre
los chicos y chicas para responder. “Cuando les explicábamos que la
encuesta era para conocer su voces se emocionaban, llamaban a algún
amigo, se re entusiasmaban”, apuntó.
Unicef informó que los resultados del estudio fueron compartidos ya
con referentes de la Secretaría de Niñez de la provincia de Buenos
Aires, del Ministerio de Desarrollo Social del gobierno porteño y de
varias intendencias.
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-232556-2013-10-31.html
El 63
por ciento de los adolescentes que viven en asentamientos y villas del
área metropolitana tiene una computadora en su casa y, si bien sólo el
39 por ciento tiene acceso a Internet en su domicilio, el 74 por ciento
se conecta a la web; casi cuatro de cada diez lo hace desde un cíber o
locutorio. Facebook es el sitio que más visitan. Los datos surgen de una
encuesta coordinada por Unicef, la organización Techo y la consultora
Analogías entre 1.100 chicos y chicas de 12 a 16 años que habitan en 128
de esos barrios. El relevamiento encontró que el impacto del Programa
Conectar Igualdad es muy significativo: el 32 por ciento de los
encuestados accedió a una notebook a través de ese plan en el conurbano,
mientras que en la ciudad de Buenos Aires ese porcentaje llega a 54,4
por ciento.
El 6,4 por ciento no estudia ni trabaja. Ese porcentaje llega al
diez por ciento de los varones y al 14 por ciento de las mujeres, en la
franja de 15 y 16 años. Por otra parte, casi el 40 por ciento de los
adolescentes mayores manifestó estar trabajando o buscando trabajo (ver
aparte). La encuesta encontró por otra parte que el 66 por ciento tiene
teléfono celular, la mayoría con acceso a Internet, aunque no suelen
navegar –seguramente por una cuestión de costos– y lo usan
fundamentalmente para mandar mensajes de texto.
El estudio apuntó a conocer cómo piensan, sienten y viven los
adolescentes en villas y asentamientos del área metropolitana. Los
chicos y chicas encuestados valoran mucho la escuela como institución
–incluso el diez por ciento que no asiste a clases–, con la persona que
más conversan es su mamá, y lo que menos les gusta de su barrio es el
problema de la inseguridad, en primer lugar, y en segundo, las drogas y
el alcohol, y especialmente el paco. Tienen una mirada optimista en
relación con su situación personal y frente al contexto que los rodea.
¿Qué es lo que más les gusta del barrio y de la escuela? Los amigos.
“Los resultados de la encuesta nos alejan de la estigmatización y el
lugar común que se cae cuando tendemos a ver a los adolescentes de
villas y asentamientos como casos especiales. La cotidianidad de la vida
que tienen es muy similar a la de otros adolescentes. Antes que otra
cosa son chicos y su comportamiento antes que cualquier otra
caracterización es la de chicos”, destacó Andrés Franco, representante
de Unicef Argentina, durante la presentación de la encuesta.
Franco estuvo acompañado por María José Ravalli, especialista en
Comunicación de Unicef, e Ignacio Gregorini, director del Centro de
Investigación Social de Techo (antes Un Techo para Mi País), entre otros
referentes de las entidades.
El 60 por ciento de los encuestados vive con ambos padres, el 32 por
ciento con su mamá y el 4 por ciento con su papá. El promedio de
familiares por hogar es de 6,4 personas, y si bien las familias son
numerosas, más del 60 por ciento de las viviendas tiene menos de tres
habitaciones sin contar el baño y la cocina.
El nivel educativo del jefe/a del hogar es bajo: el 20 por ciento no
completó la escuela primaria; el 34 por ciento tiene primaria completa;
el 22 por ciento, secundaria incompleta; y sólo el 18,8 por ciento
terminó la educación secundaria o más. Entre los que respondieron la
encuesta, nueve de cada diez adolescentes está escolarizado.
En cuanto al trabajo, el estudio confirma una fuerte asociación
entre el empleo de los chicos y la no concurrencia a la escuela. El 40
por ciento de quienes no van al colegio, trabaja, y si bien tres de cada
diez lo hace en el rubro construcción, los chicos sueñan con otras
profesiones. Cuando se les preguntó en qué se imaginaban trabajando
“cuando fueran grandes”, mencionaron que les gustaría ser maestros,
médicos y policías, en los primeros lugares.
De acuerdo con la encuesta, la distancia que recorren los y las
adolescentes entre su casa y el colegio podría asociarse a la exposición
a la inseguridad. De los chicos escolarizados, casi el diez por ciento
fue insultado y el ocho por ciento sufrió un robo en los últimos seis
meses en el camino a la escuela. Más de la mitad de estos adolescentes
que afirmó haber sido víctima de un robo o hurto se traslada más de 16
cuadras. En el tres por ciento de los casos mencionaron haber recibido
disparos o quedar atrapados en un tiroteo. “El de la violencia es otro
tema importante para ellos. Pero cuando se refieren a ese problema no
hablan del bullying en las escuelas, que es más alto en colegios de
sectores medios y altos, sino de la violencia en la calle. Pero tampoco
podemos caer en estigmatizar como si todo el barrio fuera violento, lo
que muestra la encuesta es que tienen identificados los lugares o
sectores de su barrio que son inseguros”, señaló Franco. Calles oscuras,
ciertos callejones, algunas áreas son los que señalan los chicos y
chicas como más problemáticos.
El otro aspecto que subrayó el representante de Unicef de los datos
que surgen del estudio es “el alto acceso a la tecnología” observado
entre los adolescentes relevados.
El uso del celular se eleva entre los 15 y los 16 años a ocho de
cada diez. Si bien el 61 por ciento del total de celulares tiene acceso a
Internet, sólo el 34 por ciento de los chicos utiliza las funciones de
navegación para consultar sitios web, usar redes sociales, chatear o
escuchar música online y ver videos. Las actividades en Internet más
mencionadas fueron la participación en redes sociales y chats. La
encuesta ratifica otras mediciones que ubican a Facebook como el sitio
más utilizado por los chicos.
El trabajo lleva como título “Las voces de los adolescentes en
villas y asentamientos de Buenos Aires”. Las encuestas fueron realizadas
entre noviembre de 2012 y febrero de 2013 por más de 300 voluntarios,
en 128 barrios precarios, de la Ciudad, y 29 municipios del primer,
segundo y tercer cordón del conurbano. Esteban Fernández, coordinador
del trabajo de campo, destacó la buena disposición que encontraron entre
los chicos y chicas para responder. “Cuando les explicábamos que la
encuesta era para conocer su voces se emocionaban, llamaban a algún
amigo, se re entusiasmaban”, apuntó.
Unicef informó que los resultados del estudio fueron compartidos ya
con referentes de la Secretaría de Niñez de la provincia de Buenos
Aires, del Ministerio de Desarrollo Social del gobierno porteño y de
varias intendencias.
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-232556-2013-10-31.html
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-232556-2013-10-31.html
El trabajo, las ocupaciones- Del total de adolescentes encuestados, un 13 por ciento refirió trabajar, pero ese porcentaje fue mayor entre aquellos de 15 a 16 años (19 por ciento) en comparación con los de 12 a 14 años (9 por ciento). Entre los mayores, otro 19 por ciento dijo estar buscando trabajo. Del 12 por ciento que trabaja, casi 3 de cada 10 lo hace en el rubro construcción; luego aparecen ocupaciones como vendedor en un kiosco o almacén (15 por ciento); como empleada doméstica (6,6 por ciento) y niñera (6,6 por ciento). Entre los adolescentes que trabajan, el 40 por ciento no asiste a la escuela. http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/232556-65544-2013-10-31.html
Expectativas por el futuro- Se les preguntó a chicos y chicas “¿Cómo creés que es la situación del país hoy?”: la mitad consideró que es buena o muy buena y la otra mitad que es mala o muy mala. Esta percepción, en realidad, contrasta con el altísimo nivel de satisfacción respecto de la situación de sus familias al preguntarles “¿Cómo creés que es la situación de tu familia hoy?”: 9 de cada 10 sienten que es buena o muy buena. En ese sentido, al preguntarles sobre sus expectativas para el futuro del país y sus familias en los próximos 6 meses, casi 7 de cada 10 opinó que el país estará mucho mejor, mejor o igual de bien que ahora. “Esto quiere decir que hay mayor optimismo hacia el futuro que satisfacción con el presente del país (50 por ciento). Y las expectativas futuras sobre la familia son nuevamente más optimistas: el 94,6 por ciento considera que estará mucho mejor, mejor o igual de bien que ahora”, señala el estudio “Las Voces de los adolescentes en villas y asentamientos de Buenos Aires”. http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/232556-65545-2013-10-31.html
Las relaciones con la familia- La familia es valorada por los y las adolescentes de villas y asentamientos del ámbito metropolitano sobre todo por la unión y la comunicación entre sus miembros. En la encuesta realizada por Unicef, Techo y Analogías surgió que los aspectos que menos les gustan de sus familias son “los castigos, que me reten, que no me den permiso para salir, que no me dejen jugar” (30 por ciento); la falta de armonía y violencia verbal (23 por ciento), la violencia física (2,8 por ciento). Entre los temas que habitualmente conversan en familia, la mayor cantidad de respuestas espontáneas mencionó la escuela (40 por ciento) y las actividades realizadas o a realizar durante el día (40 por ciento), también aparecieron temas familiares (29 por ciento), cosas que vieron en la televisión (22 por ciento) y temas de política y economía del país y familiar (21,4 por ciento). La importancia de las madres es muy notable: es la persona con quien más comparten. También con quien más conversan: el 42 por ciento de las menciones espontáneas indicó a la madre, en un lejano cuarto lugar aparece el padre, con 8,8 menciones. http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/232556-65546-2013-10-31.html
La opinión de los adolescentes- http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/232556-65547-2013-10-31.html
El 82,7% de los adolescentes de las villas desea mudarse de su barrio -La Nacion 39-x-13
El
70% presenció "escenas de violencia en los últimos seis meses"; surge
de una encuesta de Unicef, la asociación civil TECHO y la consultora
Analogías; se encuestaron a 1100 chicos
El 82,7 por ciento de los adolescentes que habita en
villas de Capital Federal y el Gran Buenos Aires desea mudarse a otro
barrio y el 50% lo haría hoy si pudiera. Sin embargo al 77% de los
entrevistados le gusta mucho o bastante el barrio. Si bien esto puede
parecer contradictorio, se explica en el apego de los adolescentes al
barrio, al hogar, la familia y los amigos.
Así lo reveló una encuesta realizada por Unicef Argentina,
la asociación civil TECHO y la consultora Analogías, para la cual
entrevistaron a 1100 chicos entre 12 y 16 años de 128 villas, 11 de la
ciudad de Buenos Aires y 117 del Conurbano.
Según el relevamiento, difundido en una conferencia de
prensa celebrada en la sede porteña de Unicef, en la que participó DyN,
el 51,4 por ciento de los adolescentes consultados considera que "hay
muchos lugares inseguros" en las zonas en las que residen, como "los
pasillos, los lugares en los que se consume droga, las esquinas y las
calles mal iluminadas".
Ese porcentaje se eleva a 64 por ciento en el caso
específicamente de los chicos que viven en las villas de la ciudad de
Buenos Aires y baja a 47 por ciento en el primer cordón del Conurbano
bonaerense.
Siete de cada diez entrevistados manifestó haber presenciado alguna
"escena de violencia en los últimos seis meses" y, en el mismo lapso, el
26,3 por ciento sufrió "agresiones verbales" y el 14 por ciento padeció
un ataque físico.
Vivir lejos del colegio
El 35,5 por ciento de los adolescentes se traslada a
más de 16 cuadras para ir a la escuela y esa distancia "parece asociarse
a la exposición a la inseguridad o la violencia: cuanto más lejos queda
el colegio, más casos de robo o hurto sufren los menores en el
trayecto".
El 56 por ciento de los chicos que dijo haber sido víctima de un robo o un hurto recorre más de 16 cuadras para ir a la escuela.
El 43,5 por ciento de ellos sufrió "agresiones físicas"
y, en los casos más extremos, "mencionaron haber recibido disparos o
que quedaron atrapados en medio de un tiroteo".
Por otra parte, el promedio de familiares por hogar es
de 6,4 personas, mientras el 60 por ciento de los adolescentes vive con
ambos padres, el 32 por ciento, con su madre; y el 4 por ciento, sólo
con su padre.
Más del 60 por ciento de las viviendas tiene menos de
tres habitaciones, sin contar el baño ni la cocina, y el índice de
hacinamiento es de un promedio de casi tres personas por ambiente.
Agencia DyN-
http://www.lanacion.com.ar/1633978-el-827-de-los-adolescentes-de-las-villas-desea-mudarse-por-la-inseguridad
La vida en las villas: el 83% de los chicos quiere mudarse a otro lugar
Según
un relevamiento de Unicef y Techo, la mitad de los jóvenes teme por la
inseguridad; la madre es la principal figura de la familia
Por Mauricio Giambartolomei
| LA NACION 31-x-13
La cifra habla por sí sola. El
83% de los adolescentes de entre 12 y 16 años que viven en villas o
asentamientos de la ciudad y el conurbano bonaerense desean mudarse a
otro barrio y, si fuera posible, la mitad de ellos lo haría hoy
mismo. Por otro lado, y aunque parezca contradictorio, el 77% admite que
le gusta vivir en su barrio, producto del sentimiento relacionado con
el arraigo y la amistad.
Los datos surgen de la encuesta
"Las voces de los adolescentes en villas y asentamientos de Buenos
Aires", coordinada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia
(Unicef) y la organización Techo.En el relevamiento, el 51% de los jóvenes considera que la zona que habitan es insegura y ese porcentaje crece entre quienes viven en la Capital.
Para el 93% de los chicos consultados, la madre es la persona con mayor presencia en la familia. La figura paterna aparece en el quinto lugar en las consideraciones, detrás de la madre, hermanos, abuelos y tíos. En el 32% de los casos, los padres no viven con sus hijos.
Además, el 13% de los menores encuestados trabaja.
"Lo más interesante de la alianza de Unicef y Techo es poder levantar la voz de los chicos que viven en situación de vulnerabilidad", dijo en la presentación María Julia Gabosi, directora social de Techo. "Los adolescentes se sintieron escuchados y ahora tenemos el poder de seguir funcionando como un amplificador de sus voces", agregó.
Me gusta, pero me voy
Según el relevamiento, la mitad de los entrevistados vivió siempre en el mismo lugar. Y a pesar de que la gran mayoría desea mudarse en un futuro, el 77,5% admitió que le gusta mucho vivir en su barrio. Aunque eso suene contradictorio, la respuesta encuentra explicación en el apego de los chicos al lugar que los vio nacer, a la familia y a los amigos.Los aspectos menos valorados del barrio giran en torno a la inseguridad. Más del 75% de los entrevistados dijeron haber presenciado escenas de inseguridad y 7 de cada 10 manifestaron haber visto al menos un episodio de violencia en los últimos seis meses, como peleas entre vecinos o discusiones. Asaltos, robos y crímenes (27,6%); alcohol y drogas, principalmente el paco (12,4%), y problemas no violentos con los vecinos, como distanciamiento o falta de solidaridad (12%), son los aspectos más negativos en la consideración de los jóvenes. Sin embargo, estos parámetros no influyeron en una percepción similar sobre el barrio.
La encuesta -en la cual también trabajó la consultora Analogías- puso énfasis en la familia y arrojó, en ese punto, datos para tener en cuenta. El promedio de personas por hogar es de 6,4; el 59,5% de adolescentes viven con ambos progenitores; el 32% lo hace con la madre, pero sin el padre, y el 4% sólo con el padre. De los números totales se concluye que el 36% de los chicos no comparten la vivienda con los padres.
Esos guarismos dan sustento al hecho de que la madre aparezca como el miembro de la familia con principal presencia en el hogar: un 93% de los jóvenes la puso por encima de los hermanos (83,7%), los abuelos (82,8%) y los tíos (73,6%) en la preferencia. El padre recién aparece en el quinto lugar, con el 60,8 por ciento. "Este parámetro puede ser indicativo de la ausencia del progenitor como jefe de hogar por cuestiones de trabajo o porque, simplemente, no está en la familia", explicó Ignacio Gregorini, director del Centro de Investigación de Techo.
Trabajo infantil
La ley 26.390, de prohibición del trabajo infantil y protección del trabajo adolescente, establece que la edad mínima de admisión del empleo es de 16 años. Y los adolescentes que trabajan deben hacerlo acompañados de un adulto.Sin embargo, la encuesta demostró que el 13% de los 1100 entrevistados de entre 12 y 16 años manifestó tener un empleo y que sólo el 4,3% lo hace junto a un mayor. En resumen, 114 chicas y chicos trabajan sin haber alcanzado la edad mínima para hacerlo.
Un 19% de los chicos de entre 15 y 16 años consultados (84 de 440) admitió que está buscando trabajo. En tanto, 57 de 642 chicos de entre 12 y 14 años (el 9%) participantes en el estudio están en la misma búsqueda.
Tres de cada diez chicos tienen empleos relacionados con la construcción; le siguen vendedor en un quiosco o almacén (14,8%), empleada doméstica (6,6%) y niñera (6,6%).
En cuanto a cómo esperan ganarse la vida en el futuro, las profesiones universitarias fueron las más elegidas por los chicos encuestados, con un 23,7%; le siguieron docente (12,8%), y policía (9,9%). Al sumar otras opciones, casi un 25% piensa que tendrá un empleo relacionado con los servicios a la comunidad.
Acceso a la tecnología
Los adolescentes que viven en villas o asentamientos tienen un amplio acceso a teléfonos celulares, ya que 66% cuenta con al menos un aparato. Lo utilizan, principalmente, para enviar mensajes de texto, hablar y escuchar música.Además, el 63% cuenta con acceso a una computadora en su casa, y el 66% cuenta con la posibilidad de conectarse a Internet. Casi el 90% de los jóvenes cuenta con una PC del programa Conectar Igualdad. El mayor uso que les dan a las computadoras es para navegar en las redes sociales y para estudiar.
Los números de una zona crítica
- 40% De los chicos que trabajan no van a la escuela. Por otro lado, el 90% del total de la muestra dijo asistir a clases
- 14% Es el porcentaje de jefa o jefe de hogar que se encuentra desocupado. El 77% de los encuestados dijo tener un empleo, mientras que el 4,3% ya es jubilado
- 61,3% De las viviendas tienen menos de tres ambientes. El promedio de personas por ambiente es de 2,8, y de 3,2 por dormitorio o habitación en que se duerme
- 21,4%De los jóvenes conversan con su familia de política y economía. Sólo el 2% habla del futuro y los proyectos familiares; además, el 16% debate sobre cuestiones del barrio
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