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Por Luis Manuel Arce |
08|10|2013
Un nuevo mundo, explica Boff en una entrevista exclusiva con Prensa Latina, es uno de los objetivos del Proyecto José Martí de Solidaridad Internacional, que celebró el 2 de octubre en Panamá la VIII Reunión de su Consejo Mundial, en un contexto de globalización y de crisis abarcadoras como la de Siria.
- Debe tener forjada una opinión de lo que está ocurriendo en Siria. ¿Le gustaría compartirla?
FB: Este es un caso muy complejo y yo personalmente no soy muy optimista, no creo que vaya a haber solución hasta que haya una reforma en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
- Pero la tensión ha disminuido
FB: En realidad la manera en como los gobiernos de Estados Unidos e Israel mantienen la cosa no me da mucha esperanza de que se va a lograr una solución pacífica, no solamente para Siria sino para los conflictos en el Oriente Medio, pero hay que estar atentos a lo que pase.
- Los presidentes Rouhani, de Irán, y Obama, de Estados Unidos, sostuvieron una conversación
FB: Ahora ha sido un aliento la llamada telefónica de Obama al presidente iraní Rouhani, pero no tiene ningún sentido de que Estados Unidos e Israel pueden tener armas atómicas e Irán no puede. ¿Por qué? ¿En qué ley está escrito que unos sí pueden y otros no? Yo personalmente estoy a favor de que la erradicación de armas atómicas sea completa pero para todo el mundo, al igual que con las armas químicas.
- En el caso de Siria, Estados Unidos usó el argumento de armas químicas, algo parecido a lo de Irak
FB: En el caso de Siria unos dicen que las lanzó la oposición, otros que el gobierno, pero el hecho es que nadie habla de exterminar completamente las fábricas de armas químicas como sucede en Pensilvania, Estados Unidos, y la gente quiere combatir los frutos cuando hay que ir a las raíces. Lo que sucede es que eso choca con los intereses de la industria estadounidense de armamentos a cuyos ejecutivos no les interesa que se hable de la erradicación de las armas químicas, y yo diría más, de todas las armas. Tenemos que crear un mundo en el que el ser humano no tenga que recurrir más a las armas.
- La crisis tiene esos ribetes militares, pero en el fondo es económica
FB: Estamos en un contexto en el que tenemos una desigualdad social muy grande; somos siete mil millones de personas, de los cuales cuatro mil millones viven por debajo de la línea de pobreza. Después, como usted bien ha dicho, hay una crisis porque se ha optado por la especulación y no por la producción. En las últimas décadas hubo una terrible flexibilización del trabajo, o sea, la mano de obra, sobre todo obreros y de servicios, es semiesclava y la gente no tiene derechos; los pocos derechos que se habían conquistado en los tiempos del Estado de bienestar social, que había sido implantado con miedo al comunismo en Europa y América Latina, se van perdiendo ahora. Cada vez hay menos derechos y todos hoy de alguna manera somos parte de una crisis económica mundial en donde los países desarrollados como España, Grecia, Portugal, por citar los más afectados por la crisis del euro, no sabemos hacia dónde van.
- ¿Qué sucede con las fuerzas de oposición?
FB: Nosotros somos militantes de una utopía, digamos que somos de izquierda, pero lamentamos que después del desplome de la Unión Soviética en Europa no haya una izquierda organizada, no haya grupos en condiciones de proponer alternativas viables. Eso me preocupa muchísimo y quizás el Consejo Mundial José Martí de Solidaridad Internacional pueda ayudar en esas reflexiones, no solamente sobre la crisis del capitalismo, sino también sobre la crisis de la izquierda en el mundo y no solo en Europa. Yo veo que el presidente "socialista" de Francia apoya las políticas de Obama, y nosotros nos indignamos. ¿Qué socialismo es ese y qué propuestas de alternativas tiene si ellos están en una conexión plena con las políticas agresivas de Estados Unidos?
- ¿Hacia qué ángulo estarían dirigidas esas reflexiones?
FB: Hay que reflexionar en primer lugar sobre qué pasa con nosotros. Estamos comprometidos con la búsqueda de un nuevo mundo, un mundo más libre, más justo en el que la gente pueda compartir los bienes y no haya estas brutales desigualdades que sabemos incluso agravadas en los Estados Unidos después de la crisis de 2008.
- En las circunstancias actuales, ¿podemos hablar de una nueva América Latina?
FB: Sí, pero sólo en cierto sentido podemos hablar de una nueva América Latina, porque en las últimas dos décadas hubo avances, y al menos desde el punto de vista político han sido significativos con los gobiernos de extracción popular de muchos de nuestros países. Están los casos de Venezuela, Uruguay, Brasil, Argentina, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, en fin, muchos países que se salieron de las manos del Consenso de Washington, de las manos del FMI, y el pueblo pudo elegir dentro de la democracia que tenemos en estos países, a jefes de Estado identificados con las aspiraciones populares. Pero es una situación todavía muy débil, muy frágil y nadie puede garantizar que esa es una conquista definitiva. Por el contrario, tenemos que estar muy atentos porque estamos queriendo trazar un rumbo nuevo pero en un abrigo viejo, o sea, las estructuras políticas de todos esos países de gobiernos progresistas son antiguas, neocolonialistas, que favorecen como vemos en Paraguay o aquí en Panamá, a aquellos que están más identificados con las políticas criminales de Estados Unidos. Eso es motivo de preocupación y tenemos que reflexionar sobre ello y cómo crear condiciones para garantizar la continuidad de esta democracia popular que se va construyendo en Mercosur, Unasur, Celac y todos esos organismos creados en los últimos años y que pusieron barreras a la intervención directa de la política imperialista de la Casa Blanca.
- Ahora aparece la Alianza del Pacífico como una cuña contra esos organismos de integración regional
FB: Bueno, veo eso como una reacción normal, porque no somos tan ingenuos de pensar que el neoliberalismo y la Casa Blanca no van a actuar duramente para evitar de cualquier manera los avances de los gobiernos progresistas y sus instituciones, que son una amenaza para los intereses de los Estados Unidos, una amenaza propia para el sistema capitalista de dominación. Usted ve ahora, por ejemplo, todas las denuncias de espionaje a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, a Petrobras que es nuestra empresa de petróleo, y debe haber muchas más cosas que nosotros no conocemos. Eso demuestra que nosotros vivimos en un mundo bajo la égida de Estados Unidos y que la Casa Blanca no tiene ningún respeto a la democracia, a los derechos humanos, a los principios morales, cuando se trata de defender sus intereses. Entonces, esa es una situación que nos obliga a ver cómo nos organizamos, porque no basta hacer estas denuncias y demostrar nuestra inclinación como estoy haciendo aquí ahora contigo. Tenemos que ser más profundos y organizar a la gente que tiene esperanza en una nueva América Latina, en un mundo nuevo y eso significa más trabajo de base, educación popular, una serie de medidas para hacer una autocrítica profunda de la tradición y trayectoria de la izquierda en América latina y acercarnos más al pueblo.
- En muchos lugares hay manifestaciones, huelgas, en Brasil las hubo...
FB: Es que los pueblos quieren gobiernos más progresistas, más populares, que esos gobiernos les garanticen mejores condiciones de vida, y es lo que pasó en Brasil con Lula y ahora Dilma, que les han permitido a la gente una vida mejor, pero ellos no quieren quedarse ahí, la gente quiere un mundo mejor, que es otra cosa, la gente quiere una vida mejor aunque sea dentro del sistema en el que viven. Entonces hay que pensar qué significa hacer un trabajo que la gente pueda superar este sistema que considera al capital por encima de los derechos humanos, cómo crear un mundo donde los derechos humanos estén por encima del capital y los derechos sociales por encima de los derechos privados, que son los privilegios, los cuales son muchísimos en este mundo tan desigual. Por eso pedimos a la gente de América que sean parte de este Proyecto de Solidaridad Internacional José Martí, porque es un espacio privilegiado de acercamiento de nuestros pueblos.
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