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Carlos*, de solo 8 años, camina todos los días en la zona 18 de la escuela a su casa, donde debe permanecer afuera hasta la noche cuando su madre llega de trabajar para abrirle la puerta. Durante la tarde permanece sentado afuera en una banqueta.
Por Evelyn De León
Su rostro denota tristeza y se encuentra expuesto a ser víctima de los pandilleros que pululan en el sector y que cada día utilizan más infantes para robar, traficar drogas y extorsionar.
El viceministro de Prevención y Niñez del Ministerio de Gobernación, Arkel Benítez, señala que un estudio indica que los niños son reclutados desde los 6 años para “transporte de drogas, armas y mensajes entre pandillas”.
Como Carlos, hay miles de niños en las zonas rojas de los departamentos. Algunos ya son parte de las maras, los cuales se volvieron sus familias. Este es el caso de Gerson, de 15 años, quien no vaciló en matar a su primo porque era de una pandilla rival y quien no muestra remordimiento, como confesó ante un psicólogo, lo volvería a hacer.
Una investigación realizada por el Ministerio de Gobernación advierte que los adolescentes de entre 13 y 17 años son forzados a cometer homicidios.
El viceministro Benítez, dice que no se les puede llamar sicarios, pues “ellos no ofrecen el servicio de matar, son obligados”.
El departamento de Guatemala concentra el mayor número de menores capturados, según cifras de la Policía Nacional Civil (PNC), principalmente quienes residen en las zonas rojas.
El caso de Carlos* comenta la directora de la escuela donde estudia Sucely Márquez, evidencia la vulnerabilidad a la que están expuestos los infantes. “Imagínese, ahí cualquiera se lo lleva o los pandilleros le dan resguardo”.
Sus maestras han notado el cambio, “ya no es el mismo que hace un año, ahora su conducta es violenta”.
Obligados y seducidos
La investigación social de Gobernación explica que los pandillleros amenazan y ofrecen incentivos a los pequeños como modalidades para atraerlos.
El homicidio perpetrado por menores es parte de un ritual donde se demuestra la filiación al grupo antisocial, se ha comprobado que desde los 11 pueden llegar a cometer asesinatos.
De enero a inicios de septiembre, la PNC detuvo a 22 menores acusados de participar en homicidios.
Hay otros que son seducidos por el dinero fácil; en un establecimiento de educación básica de la zona 1, las educadoras relataron el caso de una estudiante de segundo básico que aceptó llevar en su mochila un arma de fuego, por lo cual asegura le pagaron Q500.
No hay una denuncia, “recuérdese lo que le paso a la directora de Canalitos”, dice en voz baja una profesora que solicita el anonimato, quien se refiere al asesinato de la educadora Celia Ballesteros, perpetrado por adolescentes, presuntos estudiantes.
¿Por qué lo hacen?
Algunos jóvenes consultados por Siglo.21 a la salida de clases afirman que se involucran en actividades ilícitas o grupos pandilleros por la falta de atención de sus padres. “Uno busca salidas”, responde una de ellas, mientras sus compañeras lo atribuyen a las amigas o el novio.
Óscar López, estudiante de Bachillerato del Instituto Central para Varones en la zona 1, y que además preside la Asociación de Estudiantes, considera que la personalidad del joven determina el rumbo a seguir.
“Algunos aunque tengan apoyo de sus padres se involucran en pandillas, se quieren dar lujos que no tienen, a quienes les gusta llevar la contraria, a quienes no tienen metas ni sueños, el ambiente en que viven, algunos son obligados”, opina López.
Sin desacreditar a los padres de familia, los entrevistados coinciden en que los progenitores perdieron el control de sus hijos y permiten ciertas conductas por conveniencia o miedo.
“Los padres están permitiendo que los niños hagan esas actividades; por temor o porque hay más dinero”, señala el viceministro Benítez.
Basada en su experiencia, la directora de una escuela de la zona 18, Sucely Márquez, afirma que los padres defienden a sus hijos si hacen cosas malas como robar.
“Siempre hay una amiguita que las convence”, afirma una madre, que pidió no ser identificada, al referirse al involucramiento de menores en hechos delictivos.
Reconoce que tiene dificultades para conversar con una de sus tres hijas sobre el tema, “ella me ignora cuando le hablo y para que no se enoje mejor la dejo”, confiesa.
Los niños y adolescentes no solo son vulnerables en las colonias donde residen, en los establecimientos es donde ocurre con mayor frecuencia la adhesión.
Las autoridades descubrieron que en la zona 1, una joven que ayudaba en la tienda del instituto, era la encargada de atraer a las jóvenes.
Norma Cruz, de la Fundación Sobrevivientes, afirma que en los últimos 10 años las pandillas han atraído a un número no determinado de menores. “Ellos son codiciados y la Fiscalía debe empezar a procesar penalmente a aquellos que capten a menores de edad para realizar actos criminales”, afirma.
Así lo dijo
Noticias Sigloxxi Guatemala
“En los últimos 10 años, las pandillas han atraído a un número indeterminado de menores”. — Norma Cruz, Fundación Sobrevivientes “Los menores sirven como instrumentos para transporte de drogas, armas y mensajes entre grupos de pandillas”. — Arkel Benítez, Viceministro de la Prevención del Delito “Los padres defienden a sus hijos si hacen cosas malas como robar”. — Sucely Márquez, directora de una escuela en la zona 18
En Cifras
163 sentencias hasta julio ha emitido el OJ, frente a las 502 denuncias que se recibieron en este mismo período
http://www.s21.com.gt/nacionales/2013/10/02/pandillas-reclutan-ninos-partir-6-anos
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