Fuente: Data chaco. Argentina (24 mayo 2012)- Hnas OBLATAS
Texto
completo
27° Encuentro de Diócesis de Frontera en Gualeguaychú
Así lo aseguraron en un documento los 60 delegados de Brasil,
Paraguay, Uruguay y Argentina. Expresan su rotundo “no a la trata”.
Eso implica no al comercio sexual, no a la prostitución, no a la
explotación laboral de niños, niñas, adolescentes
y personas traficadas con ese fin.
Se realizó en Gualeguaychú, el 27° Encuentro de Diócesis
de Frontera, con la participación de 60 delegados de Brasil, Paraguay,
Uruguay y Argentina, que han reflexionado, entre otros temas, sobre la
“violación grave de la dignidad del ser humano, en la trata
de personas”, que aseguraron, “tiene modalidad de crimen organizado
y estructura “empresarial”.
Durante tres jornadas, las delgados de las Diócesis de Bagé,
Chapecó, Foz do Iguaçú, Santo Ângelo, Uruguaiana
(Brasil); Encarnación (Paraguay); Melo, Mercedes, Salto, Tacuarembó
(Uruguay); Concordia, Goya, Posadas, Gualeguaychú (Argentina) han
discutidos sobre las dimensiones que ha tomado este flagelo, y han elaborado
un documento, que es un aporte a dar luz y a comprometer el servicio de
las Iglesias particulares, para luchar contra este crimen que afecta a
tantas personas.
Entre otros conceptos, en el documento final, se considera que la trata
de personas, “tiene modalidad de crimen organizado y estructura
“empresarial”, maneja una alta movilidad de las personas y
considera al ser humano como un bien transferible y vendible según
la oferta y la demanda. Su alarmante crecimiento se refleja en un movimiento
anual de dinero que supera el del tráfico de armas, convirtiéndola
en la segunda actividad criminal más rentable en el mundo, después
del narcotráfico”.
Además de asumir compromisos comunes, los delegados diocesanos
de los cuatro países, expresan su rotundo “NO A LA TRATA.
Eso implica no al comercio sexual, no a la prostitución, no a la
explotación laboral de niños, niñas, adolescentes
y personas traficadas con ese fin y puestas en servidumbre; no al tráfico
de órganos, que también se da en nuestra zona”.
A continuación, el texto completo del documento final
27º Encuentro de Diócesis de Frontera, enGualeguaychú
– Entre Ríos – Argentina, del21 al 23 de mayo de 2012
sobre la trata de personas.
Los vecinos se encuentran
Iluminados por la Palabra de Dios: “Defiende el derecho, ama la
justicia y camina humildemente con tu Dios” (Miqueas 6,8), y urgidos
por una realidad que nos duele, 60 delegados de las Diócesis vecinas
de Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina, nos hemos encontrado “para
compartir y reflexionar sobre la dignidad de todo ser humano, y asumir
una actitud profética frente a la violación grave de la
misma en la trata de personas”.
Una realidad vergonzosa y ultrajante
La trata de personas tiene por fin la explotación comercial de
la persona con fines sexuales, laborales o de robo y venta de órganos.
Tiene modalidad de crimen organizado y estructura “empresarial”,
maneja una alta movilidad de las personas y considera al ser humano como
un bien transferible y vendible según la oferta y la demanda. Su
alarmante crecimiento se refleja en un movimiento anual de dinero que
supera el del tráfico de armas, convirtiéndola en la segunda
actividad criminal más rentable en el mundo, después del
narcotráfico.
La trata implica captar una persona, trasladarla, coaccionarla, venderla,
amenazarla, violentarla, usarla y descartarla. Hablamos de violencia física,
psicológica, de engaño o pseudo convencimiento, a veces
con intervención de familiares o personas con las que la víctima
está comprometida afectivamente.
Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay son países de origen, captación,
destino y tránsito de personas. Alertamos sobre la existencia de
mafias organizadas que recurren, a su vez, a subredes menores, presentes
en casi todas nuestras ciudades y pueblos, capitales o del interior.
El turismo sexual infantil opera tanto en la zona de la triple frontera
como en grandes ciudades, ofrece adolescentes, niñas y niños
para servicio sexual de extranjeros y en numerosos casos, los trafica
a otros países de América y a Europa Occidental, según
denuncias reiteradas de la Organización Internacional de las Migraciones,
Organización Internacional del Trabajo, así como organizaciones
de la sociedad civil que valerosamente luchan contra estos delitos.
Nuestras preocupaciones frente a esta realidad:
· La desinformación, el desconocimiento y a veces la indiferencia,
el silencio y aún la insensibilidad que existe en vastos sectores
de la sociedad.
· La situación de vulnerabilidad en que se encuentran muchos
niños, adolescentes y jóvenes, que los coloca en situación
de posibles víctimas.
· La falta de acción de parte de algunas autoridades, aún
frente a denuncias concretas.
· La corrupción que lleva a la complicidad de quienes tienen
que luchar para detener este crimen, que debería ser declarado
de lesa humanidad.
· La falta de herramientas y de coordinaciones adecuadas para una
lucha más eficaz: en políticas públicas, en el plano
jurídico, en recursos humanos y materiales de las autoridades,
en quienes son víctimas directas o indirectas o en quienes desde
su indignación y buena voluntad quisieran enfrentarse al problema.
· Las fallas del sistema educativo, de algunos medios de comunicación
social y de nuestra cultura contemporánea en proponer valores que
contribuyan al desarrollo auténtico de la persona y de la sociedad.
· La imposición, en algunos casos desde programas gubernamentales,
de una visión de la sexualidad fundada en el hedonismo.
· Los resabios de la cultura machista que denigra y rebaja a la
mujer. La demanda permanente de los “clientes” del comercio
sexual y la impunidad de estos prostituyentes, que con su demanda sostienen
este mercado criminal.
· En la Iglesia, la falta de propuestas adecuadas que atraigan
a los jóvenes, y la falta de una respuesta más decidida
y amplia a este problema.
Valoramos como signos de esperanza:
· Las diferentes manifestaciones en las que hoy se resalta el valor
de la persona, la dignidad de la mujer, la vida familiar.
· Todas las iniciativas a favor de la dignidad de la persona humana
y sus derechos por parte de las organizaciones de la sociedad civil.
· Las movilizaciones populares en reclamo de justicia y cumplimiento
de la ley.
· Los esfuerzos de las autoridades que actúan con la rectitud
moral y la dedicación que les corresponde para dotar a cada país
de los instrumentos jurídicos eficaces para detener este comercio
inicuo, capturar y castigar a quienes se benefician de él y contribuir
a la rehabilitación de las víctimas.
· La creación en algunos países de Promotores de
Justicia públicos, con nueva mentalidad.
· Los distintos canales de recepción de denuncias que van
apareciendo.
· La difusión de fotografías y datos de personas
desaparecidas.
· Las obras pastorales de diferentes miembros de la Iglesia Católica
y de otras comunidades de fe en los campos de la prevención, del
auxilio a quienes están necesitando ser liberados de esta esclavitud
y de la rehabilitación de las víctimas, y en la capacitación
de agentes pastorales para esos servicios.
· El servicio generoso y gratuito de todos los agentes pastorales
que asumen el riesgo de trabajar en un campo minado.
· La Pastoral del Niño y de la Niña (Pastoral da
Criança).
· El trabajo en redes que se va abriendo camino, aunando esfuerzos
de todos los que están actuando o quieren hacerlo.
Nos anima una palabra clara de la Iglesia
El Beato Juan Pablo II en el año 2002 nos iluminó diciéndonos
que “la trata de personas humanas constituye un ultraje vergonzoso
a la dignidad humana y una grave violación de los derechos humanos
fundamentales.” El Papa cita entonces el Concilio Vaticano II que,
en Gaudium et spes se había referido a la esclavitud, la prostitución,
la trata, así como las condiciones ignominiosas de trabajo en las
que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucro, no como
personas libres y responsables, que son "oprobios que, al corromper
la civilización humana, deshonran más a quienes los practican
que a quienes padecen la injusticia y son totalmente contrarios al honor
debido al Creador" (Gaudium et spes, 27).
Sigue diciendo Juan Pablo II: “Estas situaciones son una afrenta
a los valores fundamentales que comparten todas las culturas y todos los
pueblos, valores arraigados en la misma naturaleza de la persona humana.
El alarmante aumento de la trata de seres humanos es uno de los problemas
políticos, sociales y económicos urgentes vinculados al
proceso de globalización; representa una seria amenaza a la seguridad
de cada nación y es una cuestión de justicia internacional
impostergable.” (Juan Pablo II, Carta al Arzobispo Jean-Louis Tauran
con motivo de la Conferencia Internacional sobre el tema Esclavitud en
el siglo XXI: la dimensión de los Derechos Humanos en la trata
de Seres Humanos, 15 de mayo de 2002).
Nos comprometemos a:
· Hacer conocer esta realidad a través de publicaciones,
folletos, mesas redondas, debates, medios de comunicación, de forma
que la sociedad pueda percibirla como un problema social que nos involucra
a todos.
· Facilitar el primer auxilio y el acompañamiento a las
víctimas en su denuncia.
· Denunciar por los canales adecuados casos y situaciones que lleguen
a nuestro conocimiento.
· Promover el espíritu de familia, fomentando en nuestras
parroquias actividades que la reúnan y la unan.
· Realizar un trabajo preventivo con adolescentes y jóvenes,
ayudándolos a abrir los ojos para reconocer los riesgos y promoviendo
para ellos espacios de participación y crecimiento integral. Replantear
en la Iglesia los programas de Educación Sexual o Educación
para el Amor.
· Plantear esta temática en la formación de sacerdotes,
religiosos, religiosas y agentes pastorales laicos.
· Trabajar en las redes de organizaciones civiles y gubernamentales
en todo aquello que esté a nuestro alcance.
· Demandar los cambios necesarios en leyes obsoletas y el cumplimiento
de la ley.
· Adherir al abolicionismo de la prostitución.
· Animar, acompañar y fortalecer los esfuerzos pastorales
de comunidades religiosas y movimientos eclesiales comprometidos en esta
lucha.
· Destacar la fecha 23 de setiembre como Día Internacional
contra la Trata de Personas.
· Confiar en el poder del Bien, es decir de lo bueno, noble y justo,
por encima del mal.
Decimos claramente NO A LA TRATA. Eso implica no al comercio sexual, no
a la prostitución, no a la explotación laboral de niños,
niñas, adolescentes y personas traficadas con ese fin y puestas
en servidumbre; no al tráfico de órganos, que también
se da en nuestra zona.
Por la intercesión de Nuestra Madre, María Santísima,
suplicamos al Dios de la Vida nos conceda luz y fortaleza para servir
con generosidad en la causa de la dignidad ultrajada de tantas personas
y ser sembradores de Esperanza.
En Gualeguaychú, 23 de mayo de 2012
Diócesis de Bagé, Chapecó, Foz do Iguaçú,
Santo Ângelo, Uruguaiana (Brasil); Encarnación (Paraguay);
Melo, Mercedes, Salto, Tacuarembó (Uruguay); Concordia, Goya, Posadas,
Gualeguaychú (Argentina).
http://www.rigys.org/actua_argentina168.html
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