viernes 4 de mayo de 2012- Argenpress
Vicent Boix (especial para ARGENPRESS.info)-
Investigador asociado de la Cátedra “Tierra Ciudadana -
Fondation Charles Léopold Mayer”, de la Universitat Politècnica de
València. Autor del libro El parque de las hamacas. Artículo de la serie
“Crisis Agroalimentaria”.
La crisis
está lejos de solucionarse y en los últimos meses se ha extendido a ocho
países del Sahel, donde se calcula que hay aproximadamente quince
millones de personas en riesgo grave de inseguridad alimentaria. Los
estados más afectados son Níger (5,4 millones, 35% de la población),
Chad (3,6 millones, 28% de la población), Malí (3 millones, 20% de la
población), Burkina Faso (1,7 millones, 10% de la población), Senegal
(0,85 millones, 6% de la población), Gambia (0,71 millones, 37% de la
población) y Mauritania (0,7 millones, 22% de la población), aunque la
zozobra también se ha propagado a Camerún y Nigeria. (4)
El incremento de los precios de los alimentos
Para
diversos organismos la causa de las tragedias en el Cuerno de África y
en el Sahel ha tenido su origen en el aumento de los precios de los
alimentos, en la sequía existente en la región y en las malas cosechas.
La realidad es que junto a los motivos coyunturales como la sequía o la
reducción de las siembras, habría que añadir otros “históricos” como la
desestructuración de las comunidades y de sus tradiciones agrícolas, una
deficiente política agraria, fomento de la agroexportación en
detrimento de la soberanía alimentaria y la agricultura campesina para
consumo propio y venta en mercados nacionales, etc.
Todo
ello ha ocasionado que muchos países africanos dependan de las
importaciones de comida, y con ello, de unos precios internacionales de
los alimentos que se han duplicado en menos de una década. Inicialmente
este aumento se quiso vincular, perversamente, con la oferta y la
demanda de alimentos y materias primas agrícolas (sobre todo cereales).
Pero con el paso del tiempo se ha reconocido que este incremento guarda
más relación con la inversión financiera en los mercados alimentarios de
futuros, como se puede ver en la gráfica.
De
esta forma el Parlamento Europeo reconocía en enero de 2011 que “…estos
acontecimientos están sólo en parte provocados por principios básicos
del mercado como la oferta y la demanda y que en buena medida son
consecuencia de la especulación (…) los movimientos especulativos son
responsables de casi el 50 % de los recientes aumentos de precios…”. (5)
En la misma dirección, Olivier de Schutter, relator de Naciones Unidas
para el derecho a la alimentación, manifestaba en septiembre que “El
apoyo a los biocombustibles, así como otros aspectos relacionados con la
oferta [como las malas cosechas o la suspensión de exportaciones] son
factores de una importancia relativamente secundaria, pero en el tenso y
desesperado estado de las finanzas mundiales desencadenan una
gigantesca burbuja especulativa”. (6)
Durante
décadas se promovió una agricultura exportadora de alimentos y materias
primas creando a su vez dependencia hacia las importaciones, lo que ha
originado dinámicas desastrosas como la anunciada por la FAO a inicios
de 2011, que supuso la antesala a la actual crisis alimentaria que vive
África: “…los países de bajos ingresos y déficit de alimentos han sido
golpeados con dureza por las subidas de los precios en los últimos años.
Debido a esta alza, muchos de estos países han tenido que pagar
facturas más elevadas por la importación de alimentos. Casi todos los
países africanos son importadores netos de cereales. Las personas más
afectadas por el alza de precios son los compradores netos de alimentos,
como los residentes urbanos y los pequeños campesinos, pescadores,
pastores y trabajadores agrícolas que no producen alimentos suficientes
para cubrir sus necesidades. Los más pobres de entre ellos destinan más
del 70-75 por ciento de sus ingresos en la compra de alimentos”. (7)
Las estrategias de superación
En
un reciente informe del Banco Mundial, se mencionan las denominadas
“estrategias de superación” para combatir el hambre. Estas mal llamadas
“estrategias” no son más que sacrificios que, de manera obligatoria ante
una situación de crisis alimentaria, deben realizar las personas para
saciar mínimamente sus necesidades nutricionales. Para dar más luz sobre
este controvertido tema, el propio organismo indica que “Los mecanismos
de superación no son universales, pero normalmente involucran
respuestas comunes entre las familias y los países. En primera
instancia, la respuesta implica alguna forma de ajuste en el consumo
(comer alimentos más baratos y reducir el tamaño y la frecuencia de las
comidas) y conductas de normalización del consumo (pedir dinero
prestado, comprar alimentos a crédito, vender activos y buscar más
empleo)…”.
En
principio se podría creer que el Banco Mundial únicamente informa sobre
algunas actuaciones desesperadas que aplica la gente en momentos de
emergencia. Pero realmente esta corporación llega a justificarlas y las
ve como una herramienta más para paliar el hambre, aseverando que “Las
estrategias de superación pueden atenuar algunos de estos riesgos, con
opciones que generen impactos muy positivos en el bienestar…”.
El
organismo multilateral acepta estas conductas, aunque no tiene más
remedio que confesar la realidad y reconocer que, el menor consumo de
alimentos y la incapacidad de costear una dieta equilibrada conducen a
una ingesta menor de micronutrientes. Asimismo confiesa que los niños,
las embarazadas y los enfermos crónicos requieren una alimentación más
nutritiva y variada, y por tanto disponen de menos mecanismos de
superación. Sin embargo el Banco Mundial, milagrosamente complementa sus
“estrategias de superación” con la caridad de los estados nacionales:
“…las intervenciones públicas deben considerar las conductas de
superación, complementar sus efectos positivos y mitigar sus
deficiencias. Por ejemplo, los programas de alimentación escolar pueden
reducir el incentivo de los padres de sacar a sus hijos de la escuela
para que trabajen, al igual que las transferencias en efectivo
condicionadas. Gracias a estas remesas puede no ser necesario saltarse
comidas y con programas nutricionales bien focalizados, se logra reducir
la insuficiencia de micronutrientes debido a la falta de comidas”. (8)
En
definitiva, algunas de las posibles soluciones propuestas por el Banco
Mundial ante las actuales crisis alimentarias, pasan por una reducción
en la ingesta de comida, el préstamo de dinero para comprarla y la
caridad a través de la ayuda alimentaria como complemento a las
“estrategias de superación”. Pocas cosas pueden añadirse a semejante
declaración de principios. Los especuladores que sigan incrementando sus
réditos en los mercados de futuros, los acaparadores que perpetúen la
colonización de los países empobrecidos y las multinacionales del
agronegocio que mantengan el control sobre la cadena alimentaria. Que
sigan siendo las personas y las naciones las que se sacrifiquen siempre.
Los otros que mantengan sus lucrativos negocios.
Notas:
1) SAVE THE CHILDREN y OXFAN: “Un retraso peligroso”, 18 de enero de 2012.
2) FAO: “Termina el hambre en Somalia pero la situación sigue siendo muy grave”, Nairobi, 3 de febrero de 2012.
3) FAO: “Llamamiento urgente de la FAO para el cuerno de África”, Roma, 23 de marzo de 2012.
4) FAO: “Urge ayudar a los agricultores y criadores de ganado afectados por la sequía en el Sahel”, Roma, 9 de marzo de 2012.
5) http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+TA+P7-TA-2011-0006+0+DOC+XML+V0//ES&language=ES
6) KNAUP, H., SCHIESSL y M., SEITH Y.A.: “El hambre cotiza en bolsa”, en El País, Madrid, España, 4 de septiembre de 2011.
7) FAO: “Guía para los países afectados por el alza de los precios alimentarios”, Roma, 15 de enero de 2011.
8)
BANCO MUNDIAL: “Tendencia en los precios mundiales”, febrero 2012, en:
http://www.bancomundial.org/temas/preciosalimentos/alerta/enero-2012.htmhttp://www.argenpress.info/2012/05/las-estrategias-de-superacion-del.html
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