lunes, 11 de junio de 2012- Argenpress
CONICET-
Verónica
Vidarte Asorey- Es
becaria doctoral de CONICET en el Instituto de Investigaciones en
Comunicación de la UNLP y está además realizando el doctorado en
Comunicación de la misma universidad. Formación Verónica
Vidarte Asorey es Lic. en Comunicación Social en la Universidad
Nacional de La Plata (UNLP). Tiene una maestría en Planificación y
Gestión de Procesos Comunicacionales (UNLP), y es profesora adjunta de
Cátedra del Seminario Permanente de Tesis de la Facultad de Periodismo y
Comunicación Social de la UNLP
Verónica
Vidarte Asorey estudia los procesos sociales que acompañan las
temáticas relacionadas con la vivienda y la tenencia de tierra en el
conurbano bonaerense, especialmente Isla Maciel, Avellaneda. En su tesis
“Comunicación, ciudad y estigma: procesos de estigmatización en el sur
de Buenos Aires” analiza además el rol que tienen los medios de
comunicación en la discriminación de los más humildes. “Juegan un papel
muy desigual y muy pobre en este punto”, asegura.
- ¿Cómo te comenzaste a interiorizar en los temas relacionados con segregación social?
Entré
en la temática a través del análisis literario de relatos policiales.
Apenas me recibí empecé a estudiar la literatura durante la dictadura de
Onganía, porque me interesaba entender cómo se colaban en la cultura
estos conceptos naturalizados que nos permiten marginalizar a otros. Una
de las primeras cosas que noté es que en los ’60 no había en el
discurso una diferencia tan tajante entre el concepto de revolución y el
de golpe de estado. A partir de ahí descubrí cómo la cultura nos va
modelando para ir adoptando como propias conductas que nos permiten
discriminar a otras personas.
- ¿Se modificaron las políticas públicas hacia los sectores menos favorecidos?
Se
nota una diferencia grande en los últimos 10 años en las políticas
públicas que apuntan a transformar la pobreza. Hay cambios sustanciales
como la Asignación Universal por Hijo o la ampliación jubilatoria, que
modificaron drásticamente la calidad de vida de los sectores populares
urbanos.
- Estos cambios en materia de políticas sociales, ¿como impactan en la vida de la sociedad?
Poder
asegurar la ingesta diaria, vestimenta y otras cuestiones muy básicas
lleva a otras transformaciones: aumentaron por ejemplo la matrícula de
escolaridad y las consultas médicas en las salitas de salud barriales.
Son pequeñas cosas que hacen que las familias puedan un poco
reconfigurarse alrededor de la vivienda y del territorio, cuestiones que
en los ’80 y los ’90 se habían dado por perdidas.
De
hecho hoy se puede ver una transformación en la familia popular
relacionada con el mejoramiento de las condiciones de vida. Las familias
de las clases populares se reestructuraron como clanes, grandes
familias con una estructura muy fuerte de lazos solidarios y sociales
que en los ’90 los investigadores pensábamos que estaban completamente
rotos y que era imposible de reestructurar. Creíamos que estábamos yendo
hacia la marginación absoluta de ciertos sectores sociales y eso ha ido
cambiando.
- ¿Se da el mismo fenómeno en materia habitacional?
El
cambio no es tan marcado porque el tema es más complejo. A lo largo de
su historia estos sectores fueron expulsados y se terminaron asentando
en las zonas marginales, muchas de ellas en el conurbano.
Estos
sectores son los que tienen menos capacidad de decisión para
transformar la situación. Ahí también cabe un rol de concientización
porque todos estigmatizamos y discriminamos. El papel de los sectores
populares es intentar seguir visibilizando sus necesidades y a la vez
tratar de acompañar las políticas públicas que sí son para transformar
la situación.
- ¿Cómo contribuyen los medios de comunicación?
Creo
que tienen un rol importantísimo en todos los procesos que tienen que
ver con la construcción del sentido social. Y juegan un papel muy
desigual y muy pobre en este punto. Pocos se ocupan más allá de la
noticia que intensifica la estigmatización, como la noticia policial o
la noticia tragedia. Los que tratan de ver la problemática como un
proceso y desde otro punto de vista son muy pocos y no hay una
preocupación por acompañar la transformación de los sectores populares.
Se mueven entre dos mitos: el del villero delincuente y el del villero
distinto. El que es bueno es el distinto, y el otro es un criminal, esto
propicia imaginarios estigmatizadores y acentúa la exclusión social.
http://www.argenpress.info/2012/06/argentina-ciclo-de-entrevistas-conicet.html
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