15 Jan 2012 Sociologia Contemporanea
Otro texto inédito (filtrado) de Pierre Bourdieu al
castellano aparece en la última entrega (núm. 151) de Le monde
diplomatique (Argentina). En esta ocasión se trata de Las
dos caras del Estado ("Les deux faces de l’Etat"), un escrito
perteneciente a la antología de cursos sobre el Estado (Sur l'Etat. Cours au
collège de France 1989-1992) publicada hace unas semanas.
Las dos caras del Estado
Por Pierre Bourdieu
Describir la génesis del Estado es describir la génesis de un campo social,
de un microcosmos social relativamente autónomo dentro del mundo social que lo
engloba, en el que se juega un juego particular: el juego político legítimo.
Tomemos como ejemplo la invención del Parlamento, lugar donde se debate sobre
cuestiones que oponen a grupos de interés, reglamentariamente, siguiendo reglas,
públicamente. Marx sólo había visto las bambalinas del asunto: el uso de la
metáfora del teatro, de la teatralización del consenso, oculta el hecho de que
hay personas que mueven los hilos y de que los verdaderos problemas, los
verdaderos poderes estarían en otra parte. Hacer la génesis del Estado es hacer
la génesis de un campo donde lo político va a actuarse, a simbolizarse, a
dramatizarse reglamentariamente.
Hay personas que tienen el privilegio de lo universal,
pero no se puede tener lo universal sin monopolizar al mismo tiempo lo
universal. Hay un capital de lo universalEntrar en este juego de lo
político legalizado, legítimo, es tener acceso a ese recurso gradualmente
acumulado que es "lo universal", en la palabra universal, en las posiciones
universales a partir de las cuales se puede hablar en nombre de todos, del
universum, de la totalidad de un grupo. Se puede hablar en nombre del
bien público, de lo que es bueno para el público y, al mismo tiempo,
apropiárselo. Eso está en el principio del "efecto Jano": hay personas
que tienen el privilegio de lo universal, pero no se puede tener lo universal
sin monopolizar al mismo tiempo lo universal. Hay un capital de lo universal. El
proceso según el cual se constituye esta instancia de gestión de lo universal es
inseparable de un proceso de constitución de una categoría de agentes cuya
propiedad es apropiarse de lo universal.
La cultura garantizada
La cultura legítima es la cultura garantizada por
el Estado, garantizada por esta institución que garantiza los títulos de
cultura, que emite los certificados que garantizan la posesión de una cultura
garantizadaTomo un ejemplo del campo de la cultura. La génesis del Estado
es un proceso durante el cual se opera toda una serie de concentraciones de
diferentes formas de recursos: concentración de los recursos de la información
(la estadística a través de las encuestas, los informes), de un capital
lingüístico (oficialización de un dialecto que es erigido como lengua dominante,
de modo que todas las demás hablas son sus formas depravadas, descarriadas o
inferiores). Este proceso de concentración va de la mano con un proceso de
desposeimiento: constituir una ciudad como capital, como lugar donde se
concentran todas esas formas de capital, es constituir la provincia como
desposeimiento del capital; constituir la lengua legítima es constituir todas
las demás lenguas como dialectos. La cultura legítima es la cultura garantizada
por el Estado, garantizada por esta institución que garantiza los títulos de
cultura, que emite los certificados que garantizan la posesión de una cultura
garantizada. El Estado se encarga de los programas escolares. Cambiar un
programa es cambiar la estructura de la distribución del capital, es hacer que
se deterioren algunas formas de capital. Por ejemplo, eliminar el latín y el
griego de la enseñanza es condenar al poujadismo a toda una categoría de
pequeños portadores de capital lingüístico. En todos mis trabajos anteriores
sobre la escuela había olvidado por completo que la cultura legítima es la
cultura del Estado…
Al mismo tiempo, esta concentración es una unificación y una forma de
universalización. Allí donde estaba estaba lo diverso, lo disperso, lo local,
está lo único. En un trabajo que realicé con Germaine Tillion, comparamos las
unidades de medida en diferentes pueblos cabilas en una área de 30 km:
encontramos tantas unidades de medida como pueblos. La creación de un patrón
nacional y estatal de unidades de medida es un progreso hacia la
universalización: el sistema métrico es un patrón universal que supone un
consenso, un acuerdo sobre el sentido. Este proceso de concentración, de
unificación, de integración es acompañado por un proceso de desposeimiento, ya
que todos esos saberes, esas competencias que se asocian a estas medidas
locales, son descalificadas. En otras palabras, el propio proceso por el que se
gana en universalidad es acompañado por una concentración de la universalidad.
Hay quienes quieren el sistema métrico (los matemáticos) y quienes son remitidos
a lo local. En el fondo, la génesis del Estado es
inseparable de la constitución de un monopolio de lo universal, cuyo ejemplo por
excelencia es la culturaEl propio proceso de constitución de recursos
comunes es inseparable de la constitución de esos recursos comunes como capital
monopolizado por parte de quienes poseen el monopolio de la lucha por el
monopolio de lo universal. Todo este proceso —constitución de un campo;
autonomización de ese campo respecto de otras necesidades; constitución de una
necesidad específica respecto de la necesidad económica y doméstica;
constitución de una reproducción específica de tipo burocrático, específico
respecto de la reproducción doméstica, familiar; constitución de una necesidad
específica respecto de la necesidad religiosa— es inseparable de un proceso de
concentración y de constitución de una nueva forma de recursos que pasan a
pertenecer a lo universal, en todo caso a un grado de universalización superior
a los que existían antes. Se pasa de un pequeño mercado local al mercado
nacional, ya sea a nivel económico o simbólico. En el fondo, la génesis del
Estado es inseparable de la constitución de un monopolio de lo universal, cuyo
ejemplo por excelencia es la cultura.
Todos mis trabajos previos pueden resumirse del siguiente modo: esta cultura
es legítima porque se presenta como universal, como disponible para todos,
porque en nombre de esta universalidad se puede eliminar sin temor a quienes no
la poseen. Esta cultura, que aparentemente une pero en realidad divide, es uno
de los grandes instrumentos de dominación, porque están aquellos que tienen el
monopolio de esta cultura, monopolio terrible puesto que no se puede reprochar a
esta cultura ser particular. Incluso la cultura científica no hace más que
empujar la paradoja a su límite. Las condiciones de la constitución de este
universal, de su acumulación, son inseparables de las condiciones de la
constitución de una casta, de una nobleza de Estado, de "monopolizadores" de lo
universal. A partir de este análisis, podemos proponernos como proyecto
universalizar las condiciones de acceso a lo universal. Por ende, es preciso
saber cómo: ¿hay que desposeer a los "monopolizadores" para lograrlo?
Claramente, no es por allí donde hay que ir a buscar.
Intercambios simbólicos
Para ilustrar lo que he dicho sobre el método y el contenido terminaré con
una parábola. Hará unos treinta años en una noche de Navidad, fui a un pequeño
pueblo de Béarn para ver un baile de campo. Algunos bailaban, otros no. Algunas
personas, de más edad que el resto y con un estilo campesino, no bailaban,
hablaban entre sí, disimulaban para justificar su insólita presencia. Deberían
estar casados, ya que cuando uno está casado ya no baila. El baile es uno de los lugares de intercambio
matrimoniales: es el mercado de bienes simbólicos matrimonialesEl baile
es uno de los lugares de intercambio matrimoniales: es el mercado de bienes
simbólicos matrimoniales. Había un alto porcentaje de solteros: 50% en el rango
de edad de 25-35 años. Intenté encontrar un sistema explicativo de este
fenómeno: antes había un mercado local protegido, no unificado. Cuando se
constituye lo que llamamos "Estado", hay una unificación del mercado económico a
la que el Estado contribuye con su política y una unificación del mercado de los
intercambios simbólicos, es decir, el mercado de la compostura, de la ropa, de
la persona, de la identidad, de la presentación. Estas personas tenían un
mercado protegido, con base local, en el que tenían un control, lo cual permitía
una especie de endogamia organizada por las familias. Los productos del modo de
reproducción campesino tenían sus chances en ese mercado: seguían siendo
vendibles y encontraban jovencitas.
En la lógica del modelo que he mencionado, lo que sucedía en ese baile era el
resultado de la unificación del mercado de intercambios simbólicos: el
paracaidista de la pequeña ciudad vecina que llegaba comportándose con
arrogancia era un producto descalificante, que quitaba su valor a ese competidor
que es el campesino. Dicho de otro modo, la unificación del mercado, que se
puede presentar como un progreso, al menos para las personas que emigran, es
decir las mujeres y todos los dominados, puede tener un efecto liberador. La
escuela transmite una postura corporal diferente, formas de vestir, etc., y el
estudiante tiene un valor matrimonial en ese nuevo mercado unificado, mientras
que los campesinos son desclasados. Allí se encuentra toda la ambigüedad del
proceso de universalización. En el caso de las jóvenes del campo que parten a la
ciudad, que se casan con un cartero, etc., hay un acceso a lo universal. Pero
ese grado de universalización superior es inseparable del efecto de dominación.
Esta unificación del mercado tiene como efecto prohibir de facto la
reproducción biológica y social a toda una categoría de personas.
En esa misma época había estado trabajando con un material hallado de
casualidad: los registros de las deliberaciones comunales de doscientos
habitantes durante la Revolución Francesa. En esa región, los hombres votaban
por unanimidad. Llegan decretos que dicen que hay que votar por mayoría.
Deliberan, hay resistencias, hay un bando y otro bando. Poco a poco gana la
mayoría: tiene tras de sí lo universal.
Hubo grandes discusiones en torno a este problema planteado por Tocqueville
en una lógica de continuidad/discontinuidad de la Revolución. Sigue habiendo un
verdadero problema histórico: ¿cuál es la fuerza específica de lo universal? Los
procedimientos políticos de esos campesinos de tradiciones milenarias muy
coherentes fueron arrastrados por la fuerza de lo universal, como si se hubieran
inclinado ante algo más fuerte lógicamente: procedente de la ciudad, una puesta
en discurso explícita, metódica y no práctica. Se han convertido en
provincianos, en locales.
Las actas de la deliberaciones se transforman: "Habiendo decidido el
prefecto…", "El Ayuntamiento se ha reunido…". La universalización tiene como
revés un desposeimiento y una monopolización. La génesis del Estado es la
génesis de un lugar de gestión de lo universal y a la vez de un monopolio de lo
universal y de un conjunto de agentes que participan del monopolio de hecho de
esa cosa que, por definición, pertenece a lo universal.
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