La UCA detectó una baja en las tasas de pobreza e indigencia
La proporción de hogares que no pueden cubrir la canasta básica alimentaria es del 3,3% (2,2 millones de personas) y la pobreza en hogares es del 13,6% (8,5 millones). Destacan el impacto de la AUH, pero advierten por la inflación.
Por: Equipo de Sociedad
La tasa de indigencia en áreas urbanas disminuyó del 9,2% al 5,4% entre
el último trimestre de 2010 y el mismo período de 2011. Así lo demostró
el informe Barómetro de la Deuda Social Argentina 2012: Asimetrías en el
Desarrollo Humano y Social, presentado ayer por el Observatorio de la
Deuda Social Argentina de la Universidad Católica (UCA). Serían,
entonces, 2 millones de personas las que no cuentan con ingresos que
cubran una canasta básica alimentaria de 36 pesos por día para una
familia de dos adultos y dos niños.
En cuanto a la tasa de pobreza por ingresos, se evidenció una caída del 26,6% al 21,9 durante el mismo período, lo cual significa una mejora social real, señala el informe. Sin embargo, 8,5 millones de personas todavía no contarían con suficientes ingresos que les permita a una familia tipo de dos adultos y dos niños cubrir una canasta básica total diaria de $ 74 (equivalente a $ 720 por adulto por mes). La proporción de hogares indigentes también descendió del 5,2% al 3,3% en el último año, mientras que la de pobreza en hogares retrocedió de 17,1% al 13,6 por ciento.
El informe aprecia el impacto de las mejoras en el monto y la cobertura de la Asignación Universal por Hijo (AUH), la recuperación de la demanda del empleo y las mejoras salariales. Destaca otros avances, como una disminución del 32,2 al 31,1% en la insuficiencia de ingresos para mantener el nivel de vida entre 2007 y 2011, y un incremento del 16,5 al 17,6% de la capacidad de ahorro. Pero, aclara, esta “dinámica positiva se atenuó como consecuencia del aumento de la tasa de inflación”, entre otras variables.
“Los sectores más pobres no pueden darse la posibilidad del desempleo frente a las urgencias de la subsistencia”, dijo Agustín Salvia, investigador jefe del Observatorio de la Deuda Social Argentina, a Tiempo Argentino. “Si bien la pobreza no se limita a los aspectos económicos y materiales, dichos elementos resultan fundamentales para que las personas puedan acceder a condiciones que aseguren una vida digna como miembros activos de una comunidad económica, social y política”, destacó Salvia.
Aunque entre 2007 y 2011 la problemática del hacinamiento retrocedió ligeramente tanto en los hogares cuyo principal sostén económico era un varón como en aquellos otros donde dicho rol estaba a cargo de una mujer, en este último caso para todos los años el indicador se ubicaba 2 puntos por debajo del valor de los hogares con jefes varones. También se observó que el promedio del ingreso total familiar se mantuvo casi constante entre los años 2007 y 2010. Sin embargo, en el último año (2010-2011) tuvo lugar una recuperación de la capacidad adquisitiva de los hogares, con aumentos del ingreso total familiar y per cápita del 10 al 15 por ciento.
El informe abunda en otros datos, como el miedo a la inseguridad. Este problema se agravó, según el trabajo, del 24,6% en 2007 al 29,3% en 2011. El miedo pasó del 72,5% al 82,2 por ciento. Si bien creció la conformidad con el funcionamiento de la democracia, la disconformidad es alta, del 40%. Y seis de cada diez consideran que no hay igualdad de oportunidades para la educación, el trabajo y la vivienda.
Según la mayor parte de los especialistas, el año 2007 fue el mejor momento del modelo político-económico posdevaluación a lo largo de la primera década del siglo XXI. Es "un parámetro ideal a partir del cual evaluar los eventuales logros o retrocesos". «
En cuanto a la tasa de pobreza por ingresos, se evidenció una caída del 26,6% al 21,9 durante el mismo período, lo cual significa una mejora social real, señala el informe. Sin embargo, 8,5 millones de personas todavía no contarían con suficientes ingresos que les permita a una familia tipo de dos adultos y dos niños cubrir una canasta básica total diaria de $ 74 (equivalente a $ 720 por adulto por mes). La proporción de hogares indigentes también descendió del 5,2% al 3,3% en el último año, mientras que la de pobreza en hogares retrocedió de 17,1% al 13,6 por ciento.
El informe aprecia el impacto de las mejoras en el monto y la cobertura de la Asignación Universal por Hijo (AUH), la recuperación de la demanda del empleo y las mejoras salariales. Destaca otros avances, como una disminución del 32,2 al 31,1% en la insuficiencia de ingresos para mantener el nivel de vida entre 2007 y 2011, y un incremento del 16,5 al 17,6% de la capacidad de ahorro. Pero, aclara, esta “dinámica positiva se atenuó como consecuencia del aumento de la tasa de inflación”, entre otras variables.
“Los sectores más pobres no pueden darse la posibilidad del desempleo frente a las urgencias de la subsistencia”, dijo Agustín Salvia, investigador jefe del Observatorio de la Deuda Social Argentina, a Tiempo Argentino. “Si bien la pobreza no se limita a los aspectos económicos y materiales, dichos elementos resultan fundamentales para que las personas puedan acceder a condiciones que aseguren una vida digna como miembros activos de una comunidad económica, social y política”, destacó Salvia.
Aunque entre 2007 y 2011 la problemática del hacinamiento retrocedió ligeramente tanto en los hogares cuyo principal sostén económico era un varón como en aquellos otros donde dicho rol estaba a cargo de una mujer, en este último caso para todos los años el indicador se ubicaba 2 puntos por debajo del valor de los hogares con jefes varones. También se observó que el promedio del ingreso total familiar se mantuvo casi constante entre los años 2007 y 2010. Sin embargo, en el último año (2010-2011) tuvo lugar una recuperación de la capacidad adquisitiva de los hogares, con aumentos del ingreso total familiar y per cápita del 10 al 15 por ciento.
El informe abunda en otros datos, como el miedo a la inseguridad. Este problema se agravó, según el trabajo, del 24,6% en 2007 al 29,3% en 2011. El miedo pasó del 72,5% al 82,2 por ciento. Si bien creció la conformidad con el funcionamiento de la democracia, la disconformidad es alta, del 40%. Y seis de cada diez consideran que no hay igualdad de oportunidades para la educación, el trabajo y la vivienda.
Según la mayor parte de los especialistas, el año 2007 fue el mejor momento del modelo político-económico posdevaluación a lo largo de la primera década del siglo XXI. Es "un parámetro ideal a partir del cual evaluar los eventuales logros o retrocesos". «
http://tiempo.infonews.com/2012/07/20/sociedad-81503-la-uca-detecto-una-baja-en-las-tasas-de-pobreza-e-indigencia.php
UCA: La sociedad crece y progresa pero no garantiza la inclusión social
Jueves 19 Jul 2012 | 12:01 pm Agencia Informativa Catolica Arg-AICA.org
Buenos Aires (AICA): El Barómetro de
la Deuda Social Argentina destaca que “son bien conocidos los avances
que se han hecho durante la última década en la ampliación de los
derechos sociales, sobre todo debido a la adopción de marcos legales más
inclusivos, el importante crecimiento que experimentó la economía, la
extensión de la asistencia pública y el mayor esfuerzo laboral
emprendido por los hogares particulares en función de aprovechar las
nuevas oportunidades de movilidad social”. Sin embargo, advierte que
“también es evidente que la marginalidad económica, la pobreza
estructural, la segregación social, el subempleo indigente, segregación
residencial, y los desacuerdos político-institucionales, entre otros
aspectos críticos, continúan siendo debilidades de una sociedad que
crece, consume y progresa pero que no garantiza un sendero inclusión
social para los sectores postergados”. Los datos específicos de esta
realidad argentina están incluidos en el informe sobre “Asimetrías en el
Desarrollo Humano y Social (2007 / 2010-2011). La presentación del
estudio será este jueves 19 de julio, a las 18.30, en el Auditorio San
Agustín, Edificio Santa María (avenida Alicia Moreau de Justo 1300,
subsuelo, Puerto Madero). Más información www.uca.edu.ar/observatorio
Los datos específicos de esta realidad argentina están
incluidos en el informe sobre “Asimetrías en el Desarrollo Humano y
Social (2007 / 2010-2011). Progresos económicos en un contexto de
vulnerabilidad persistente”, que elaboró el Observatorio de la Deuda
Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA).
La presentación del estudio será este jueves 19 de julio, a las
18.30, en el Auditorio San Agustín, Edificio Santa María (avenida
Alicia Moreau de Justo 1300, subsuelo, Puerto Madero), y estará a cargo
del presbítero Víctor Manuel Fernández, rector de la UCA, y el
coordinador general e investigador jefe del Programa Observatorio de la
Deuda Social Argentina (ODSA), Agustín Salvia. También habrá un panel
integrado por Ernesto Kritz y Daniel A. Sabsay, que será moderado por
Beatriz Balian de Tagtachian.
Síntesis del informe
Durante el segundo año del Bicentenario argentino (2010-2016) tuvo lugar una rápida recuperación del terreno perdido en materia económica después de los embates de la crisis internacional de 2009 y 2010.
En este marco, la comparación con 2007 brinda un adecuado punto de referencia para evaluar el impacto de estos procesos en materia de desarrollo social, es decir, sobre el nivel de vida de la población, las capacidades de florecimiento humano y las desigualdades sociales.
Según la mayor parte de los especialistas, 2007 fue el mejor momento del modelo político-económico post-devaluación a lo largo de la primera década del siglo XXI. Esto hace que dicho año se constituya en un parámetro ideal a partir del cual evaluar los eventuales logros o retrocesos alcanzados durante los dos primero años del Bicentenario argentino 2010-2011.
Son bien conocidos los avances que se han hecho durante la última década en la ampliación de los derechos sociales, sobre todo debido a la adopción de marcos legales más inclusivos, el importante crecimiento que experimentó la economía, la extensión de la asistencia pública y el mayor esfuerzo laboral emprendido por los hogares particulares en función de aprovechar las nuevas oportunidades de movilidad social.
Sin embargo, también es evidente que la marginalidad económica, la pobreza estructural, la segregación social, el subempleo indigente, segregación residencial, y los desacuerdos político-institucional, entre otros aspectos críticos, continúan siendo debilidades de una sociedad que crece, consume y progresa pero que no garantiza un sendero inclusión social para los sectores postergados.
Objetivos
El objetivo principal de este informe del Barómetro de la Deuda Social Argentina Año II, continúa siendo instalar en la agenda pública el reclamo por la “deuda social” existente. Mucho más cuando los agentes económicos, el gobierno y el conjunto social parecen festejar alrededor de los buenos resultados que arrojan hasta el momento los indicadores de actividad, consumo y riqueza. Pero ello no es posible hacerlo de cualquier manera.
“La investigación académica tiene reglas de inferencia no arbitrarias que forman parte de una ética y de un encuadre teórico-metodológico a través del cual resulta interpretable la información elaborada; de allí que el trabajo de investigación social tenga la obligación de transparentar los fines, objetivos y procedimientos que acompañan su desarrollo con el fin de someterse a la evaluación académica.
La misión del Observatorio de la Deuda Social Argentina es dar cuenta de las injustas deudas sociales que frenan o violentan los procesos de inclusión, desarrollo e integración humana en nuestro país. En tal sentido, el período del Bicentenario 2010-2016 constituye una oportunidad histórica, por demás convocante, para renovar esta responsabilidad y potenciar la labor de investigación científica entorno al fin propuesto.
Cabe destacar el valor específico de la investigación en cuanto a ofrecerle a la sociedad evidencias sistemáticas y de manera continua sobre el estado y la evolución del desarrollo humano y la integración social en nuestro país, al inicio de esta nueva etapa y oportunidad histórica que abre el período del Bicentenario 2010-2016. Está en el centro de las expectativas de los investigadores del Observatorio de la Deuda Social Argentina poder contribuir a tal fin.
Los temas abordados
Capacidades de subsistencia económica. Capacidad de consumo y de ahorro monetario. Los ingresos como recursos de subsistencia. Inseguridad alimentaria. Recortes en salud.
Condiciones de vida en el hábitat urbano. Disfrute de una vivienda digna y segura. Conexión a servicios domiciliarios de red. Acceso a infraestructura urbana básica. Condiciones medio ambientales saludables.
Satisfactores laborales y de protección. Situación laboral y riesgo de desempleo. Participación en el sistema de protección social. Los ingresos provenientes del trabajo.
Salud, recursos psicológicos y vida social. Estado y atención de la salud. Recursos psicológicos. Relación con otros.
Cultura democrática y vida ciudadana. Preferencias, conformidad y atributos de la democracia. Confianza en las instituciones ciudadanas. Participación ciudadana. Seguridad ciudadana.
¿Qué es la ODSA?
El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA tiene como objetivo elaborar de manera sistemática elementos de información y análisis destinados a servir a las nuevas y cruciales demandas que se plantean en la sociedad, y a participar activamente en la definición y resolución de los principales temas de la agenda social. El desarrollo de las actividades del Programa se ha organizado en dos áreas, una de ellas dedicada a la producción y análisis de indicadores relevantes de la situación social, y la otra a la realización de estudios académicos basados en información empírica primaria y secundaria.
Más información www.uca.edu.ar/observatorio .+
Síntesis del informe
Durante el segundo año del Bicentenario argentino (2010-2016) tuvo lugar una rápida recuperación del terreno perdido en materia económica después de los embates de la crisis internacional de 2009 y 2010.
En este marco, la comparación con 2007 brinda un adecuado punto de referencia para evaluar el impacto de estos procesos en materia de desarrollo social, es decir, sobre el nivel de vida de la población, las capacidades de florecimiento humano y las desigualdades sociales.
Según la mayor parte de los especialistas, 2007 fue el mejor momento del modelo político-económico post-devaluación a lo largo de la primera década del siglo XXI. Esto hace que dicho año se constituya en un parámetro ideal a partir del cual evaluar los eventuales logros o retrocesos alcanzados durante los dos primero años del Bicentenario argentino 2010-2011.
Son bien conocidos los avances que se han hecho durante la última década en la ampliación de los derechos sociales, sobre todo debido a la adopción de marcos legales más inclusivos, el importante crecimiento que experimentó la economía, la extensión de la asistencia pública y el mayor esfuerzo laboral emprendido por los hogares particulares en función de aprovechar las nuevas oportunidades de movilidad social.
Sin embargo, también es evidente que la marginalidad económica, la pobreza estructural, la segregación social, el subempleo indigente, segregación residencial, y los desacuerdos político-institucional, entre otros aspectos críticos, continúan siendo debilidades de una sociedad que crece, consume y progresa pero que no garantiza un sendero inclusión social para los sectores postergados.
Objetivos
El objetivo principal de este informe del Barómetro de la Deuda Social Argentina Año II, continúa siendo instalar en la agenda pública el reclamo por la “deuda social” existente. Mucho más cuando los agentes económicos, el gobierno y el conjunto social parecen festejar alrededor de los buenos resultados que arrojan hasta el momento los indicadores de actividad, consumo y riqueza. Pero ello no es posible hacerlo de cualquier manera.
“La investigación académica tiene reglas de inferencia no arbitrarias que forman parte de una ética y de un encuadre teórico-metodológico a través del cual resulta interpretable la información elaborada; de allí que el trabajo de investigación social tenga la obligación de transparentar los fines, objetivos y procedimientos que acompañan su desarrollo con el fin de someterse a la evaluación académica.
La misión del Observatorio de la Deuda Social Argentina es dar cuenta de las injustas deudas sociales que frenan o violentan los procesos de inclusión, desarrollo e integración humana en nuestro país. En tal sentido, el período del Bicentenario 2010-2016 constituye una oportunidad histórica, por demás convocante, para renovar esta responsabilidad y potenciar la labor de investigación científica entorno al fin propuesto.
Cabe destacar el valor específico de la investigación en cuanto a ofrecerle a la sociedad evidencias sistemáticas y de manera continua sobre el estado y la evolución del desarrollo humano y la integración social en nuestro país, al inicio de esta nueva etapa y oportunidad histórica que abre el período del Bicentenario 2010-2016. Está en el centro de las expectativas de los investigadores del Observatorio de la Deuda Social Argentina poder contribuir a tal fin.
Los temas abordados
Capacidades de subsistencia económica. Capacidad de consumo y de ahorro monetario. Los ingresos como recursos de subsistencia. Inseguridad alimentaria. Recortes en salud.
Condiciones de vida en el hábitat urbano. Disfrute de una vivienda digna y segura. Conexión a servicios domiciliarios de red. Acceso a infraestructura urbana básica. Condiciones medio ambientales saludables.
Satisfactores laborales y de protección. Situación laboral y riesgo de desempleo. Participación en el sistema de protección social. Los ingresos provenientes del trabajo.
Salud, recursos psicológicos y vida social. Estado y atención de la salud. Recursos psicológicos. Relación con otros.
Cultura democrática y vida ciudadana. Preferencias, conformidad y atributos de la democracia. Confianza en las instituciones ciudadanas. Participación ciudadana. Seguridad ciudadana.
¿Qué es la ODSA?
El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA tiene como objetivo elaborar de manera sistemática elementos de información y análisis destinados a servir a las nuevas y cruciales demandas que se plantean en la sociedad, y a participar activamente en la definición y resolución de los principales temas de la agenda social. El desarrollo de las actividades del Programa se ha organizado en dos áreas, una de ellas dedicada a la producción y análisis de indicadores relevantes de la situación social, y la otra a la realización de estudios académicos basados en información empírica primaria y secundaria.
Más información www.uca.edu.ar/observatorio .+
http://www.aica.org/post.php?id=2492
El empleo precario y el subempleo inestable, problemas argentinos
Jueves 12 Jul 2012 | 15:52 pm AICA.org
Entre 2007 y 2011, el porcentaje de población económicamente activa con
empleo pleno de derechos pasó de 46,3% a 44,8%, la desocupación de 9,3% a
9,1%, el empleo precario de 37,1% a 34,9% y el subempleo inestable de
7,3% a 11,2%, revela el informe sobre “Satisfactores Laborales y de
Protección Social”, elaborado por el Observatorio de la Deuda Social de
la Universidad Católica Argentina.
Este estudio forma parte del Barómetro de la Deuda Social Argentina 2012: “Asimetrías en el desarrollo humano y social (2007/2010-2011). Progresos económicos en un contexto de vulnerabilidad persistente”, que se presentará el próximo jueves 19 de julio a las 18.30 en el Auditorio San Agustín (avenida Alicia Moreau de Justo 1300, subsuelo, Puerto Madero).
Participarán del acto el rector de la UCA, presbítero Víctor Manuel Fernández, Agustín Salvia, Ernesto Kritz, Daniel Sabsay y Beatriz Balian de Tagtachian.
Según el informe, se evidencian de este modo la persistencia de un sector informal (que en 2011 alcanzó al 48,2% de los ocupados), la heterogeneidad de la estructura productiva y las limitadas posibilidades de acceso a un trabajo decente. En el marco de un mercado de trabajo segmentado, para el conjunto de los ocupados la marginalidad laboral afectó principalmente a los integrantes del hogar que no son jefes, los jóvenes y los adultos mayores, los habitantes de villas o asentamientos precarios, los residentes en el Gran Buenos Aires y los que no culminaron los estudios secundarios.
La alta rotación entre períodos de empleo y desocupación continúa siendo preocupante. Entre 2007 y 2011 el porcentaje de activos que no tuvo continuidad laboral en el último año se incrementó del 21,7% al 23,5%. Entre los trabajadores ocupados se sostuvo la tendencia a demandar más horas de trabajo. Como posible consecuencia de los bajos ingresos horarios y de trabajos a tiempo parcial involuntarios, entre 2007 y 2011 el porcentaje de ocupados que expresaron su necesidad de trabajar más horas sólo disminuyó de 22,2% a 21,4%.
Las condiciones laborales no satisfactorias para el trabajador determinaron que el porcentaje de ocupados que desean cambiar de trabajo pase de 24,5% a 26%, entre 2007 y 2011.
A pesar de las campañas para promover la registración laboral, el porcentaje de ocupados que no realizaba o no le realizaban aportes al Sistema de Seguridad Social disminuyó solamente, entre 2007 y 2011, de 46,6% a 45,9%. Dentro del grupo de asalariados se redujo en forma importante el no registro laboral (32,3% a 28,3%) pero aún perduró en forma elevada entre los no asalariados. Las inserciones de baja calidad en las actividades por cuenta propia determinaron que el 70,7% de los trabajadores asalariados no realizaran sus aportes jubilatorios.
La falta de participación de los trabajadores en el Sistema de Seguridad Social no sólo se encontró ampliamente extendida sino que se presentó asociada a un factor estructural como es la inserción sectorial, siendo esto independiente de las características sociodemográficas, educativas e, incluso, socioeconómicas que puedan presentar los trabajadores.
La falta de participación en el Sistema de Seguridad Social condicionó el acceso a la cobertura de salud y limitó la asistencia médica de algunos trabajadores a los servicios brindados por el sistema público.
Entre 2007 y 2011 sólo disminuyó de 36,8% a 30% el porcentaje de ocupados que carecían de cobertura de salud proveniente de obra social, mutual o prepaga; independientemente si esta cobertura se originaba en forma personal o familiar. Por otra parte, la falta de afiliación sindical de los asalariados disminuyó pero aún sigue siendo elevada. Entre 2007 y 2011 pasó de 62,6% a 56,3% del total de asalariados.
Más información www.uca.edu.ar/observatorio .+
Este estudio forma parte del Barómetro de la Deuda Social Argentina 2012: “Asimetrías en el desarrollo humano y social (2007/2010-2011). Progresos económicos en un contexto de vulnerabilidad persistente”, que se presentará el próximo jueves 19 de julio a las 18.30 en el Auditorio San Agustín (avenida Alicia Moreau de Justo 1300, subsuelo, Puerto Madero).
Participarán del acto el rector de la UCA, presbítero Víctor Manuel Fernández, Agustín Salvia, Ernesto Kritz, Daniel Sabsay y Beatriz Balian de Tagtachian.
Según el informe, se evidencian de este modo la persistencia de un sector informal (que en 2011 alcanzó al 48,2% de los ocupados), la heterogeneidad de la estructura productiva y las limitadas posibilidades de acceso a un trabajo decente. En el marco de un mercado de trabajo segmentado, para el conjunto de los ocupados la marginalidad laboral afectó principalmente a los integrantes del hogar que no son jefes, los jóvenes y los adultos mayores, los habitantes de villas o asentamientos precarios, los residentes en el Gran Buenos Aires y los que no culminaron los estudios secundarios.
La alta rotación entre períodos de empleo y desocupación continúa siendo preocupante. Entre 2007 y 2011 el porcentaje de activos que no tuvo continuidad laboral en el último año se incrementó del 21,7% al 23,5%. Entre los trabajadores ocupados se sostuvo la tendencia a demandar más horas de trabajo. Como posible consecuencia de los bajos ingresos horarios y de trabajos a tiempo parcial involuntarios, entre 2007 y 2011 el porcentaje de ocupados que expresaron su necesidad de trabajar más horas sólo disminuyó de 22,2% a 21,4%.
Las condiciones laborales no satisfactorias para el trabajador determinaron que el porcentaje de ocupados que desean cambiar de trabajo pase de 24,5% a 26%, entre 2007 y 2011.
A pesar de las campañas para promover la registración laboral, el porcentaje de ocupados que no realizaba o no le realizaban aportes al Sistema de Seguridad Social disminuyó solamente, entre 2007 y 2011, de 46,6% a 45,9%. Dentro del grupo de asalariados se redujo en forma importante el no registro laboral (32,3% a 28,3%) pero aún perduró en forma elevada entre los no asalariados. Las inserciones de baja calidad en las actividades por cuenta propia determinaron que el 70,7% de los trabajadores asalariados no realizaran sus aportes jubilatorios.
La falta de participación de los trabajadores en el Sistema de Seguridad Social no sólo se encontró ampliamente extendida sino que se presentó asociada a un factor estructural como es la inserción sectorial, siendo esto independiente de las características sociodemográficas, educativas e, incluso, socioeconómicas que puedan presentar los trabajadores.
La falta de participación en el Sistema de Seguridad Social condicionó el acceso a la cobertura de salud y limitó la asistencia médica de algunos trabajadores a los servicios brindados por el sistema público.
Entre 2007 y 2011 sólo disminuyó de 36,8% a 30% el porcentaje de ocupados que carecían de cobertura de salud proveniente de obra social, mutual o prepaga; independientemente si esta cobertura se originaba en forma personal o familiar. Por otra parte, la falta de afiliación sindical de los asalariados disminuyó pero aún sigue siendo elevada. Entre 2007 y 2011 pasó de 62,6% a 56,3% del total de asalariados.
Más información www.uca.edu.ar/observatorio .+
http://www.aica.org/post.php?id=2410
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