Herminio Otero (CCS)
Desde los años 80, la pobreza infantil no ha dejado de aumentar también en los países enriquecidos: así sucede en 11 de los 15 países de la OCDE.
Si
esto sucede en un país considerado rico, ¿qué no pasará en el conjunto
de la población mundial? El verdadero significado del bienestar y de los
riesgos de la infancia en España no se puede entender sin incardinarlo
en la situación de la infancia en el mundo. Fernando Vidal resume
algunos datos generales de esa situación: más de un tercio de los niños
carece de vivienda adecuada; un quinto de ellos no accede a agua
potable; uno de cada siete menores no tiene servicios básicos de salud.
El 16% de la infancia mundial no se alimenta suficientemente, el 13%
nunca ha ido a una escuela, un tercio no vive en lugares con saneamiento
básico. En total carecen de alguno de estos derechos básicos mil
millones de niños.
De
los 3,6 millones de víctimas que desde 1990 han causado los conflictos,
el 45% eran niños. En la década de los 90 del pasado siglo, 20 millones
de niños tuvieron que exiliarse de sus hogares como refugiados por
causa de conflictos o genocidios.
Uno
de cada seis niños que nacen en países empobrecidos muere antes de los
cinco años (en los países enriquecidos es, de media, uno cada 167). Dos
millones fallecen anualmente por carecer de vacunas contra las
enfermedades más básicas. El hambre ocasiona la mitad de esas muertes.
Casi
dos tercios de las muertes infantiles en países empobrecidos se deben a
infecciones respiratorias, diarrea, sarampión o paludismo. Más de 300
millones de niños y niñas en los países en desarrollo carecen de
información y no tienen acceso a la televisión, la radio, el teléfono o
los periódicos. La explotación sexual afecta anualmente a 2 millones de
menores y 1,2 millones son víctimas de tráfico comercial.El informe de
UNICEF sobre el Estado mundial de la infancia 2012 se centra en los
niños y niñas en un mundo urbano, donde vive la mitad de la población
mundial, incluidos más de mil millones de niños. Y resume la situación
así:
“Muchos
niños disfrutan de las ventajas que ofrece la vida urbana, como la
educación, los servicios médicos y las instalaciones recreativas. Sin
embargo, son innumerables los que carecen de servicios esenciales como
electricidad, agua salubre y atención de la salud, a pesar de tenerlos
cerca. En lugar de asistir a la escuela, un inmenso número de niños y
niñas se ven obligados a trabajar en condiciones de peligro y
explotación”.
A
pesar de que hace 200 años los abolicionistas del siglo XIX lograron
que se promulgara una legislación que permitió poner fin a la trata
transatlántica de esclavos, la esclavitud afecta a millones de niños:
venta, prostitución, pornografía, trabajo, turismo sexual, utilización
de niños en fuerzas armadas, explotación de trabajadores migratorios,
adopción ilegal, trata de personas, tráfico de órganos humanos. Los
transplantes de órganos constituyen una nueva esperanza de vida para
cientos de miles de personas enfermas... y un lucrativo negocio para
unos pocos, como lo recuerda el director de la ONG Página de la vida
(proyectopv.org).
UNICEF
denunciaba a finales de siglo pasado la existencia de al menos 250
millones de niños entre los cinco y catorce años que se veían obligados a
trabajar en condiciones extremas, de infrahumanidad, de explotación, de
miseria y de esclavitud: 152,5 millones en Asia; 80 en África; 17,5 en
Iberoamérica y 0,5 en Oceanía. Esta realidad de explotación infantil no
es exclusiva de los países en desarrollo.
Los
propios niños acceden a estas atrocidades debido a su mala situación
social, a la carestía de alimentos y a su paupérrima economía. Como en
siglos pasados, esta esclavitud satisface la mercadería más cruel.
Herminio Otero es periodista y escritor.
http://www.argenpress.info/2012/07/ninos-la-mercaderia-mas-cruel.html
http://www.argenpress.info/2012/07/ninos-la-mercaderia-mas-cruel.html
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