sábado, 21 de julio de 2012

España- La “Marcha Negra”: los mineros muestran el camino

 15-7-12 Sin Permiso


Por Pello Erdoziain - Coordinador de la Fundación Andreu Nin de Catalunya y acompañó a los mineros a sus manifestaciones a Madrid

La marcha nocturna
La “Marcha Negra” llegaba a Madrid el 10 de julio. La habían iniciado, hacía veinte días, los mineros del carbón en Asturies, León, Castilla y Aragón, para expresar su rechazo a los recortes a las ayudas al sector, siempre con el recuerdo de sus compañeros encerrados en los pozos Candín y Santiago desde hace más de 45 días. La columna de mineros realizó, durante esa misma noche, una marcha nocturna entre Ciudad Universitaria y la Puerta del Sol. Ataviados con sus ropas de faena, linternas encendidas, cascos y lámparas de trabajo, la marcha nocturna fue el preludio de la gran manifestación que se celebró al día siguiente y que llenó el Paseo de la Castellana de miles de trabajadoras y trabajadores solidarios con la lucha minera. Previamente, durante la tarde de ese día, habían confluido en Aravaca las dos columnas que habían recorrido el trayecto desde sus comarcas mineras; la columna Norte, que reunía a mineros asturianos y leoneses, y la columna aragonesa. Una multitud en Madrid se volcó a recibirlos. “Madrid obrero saluda a los mineros”.La marcha hasta Madrid ha representado una catarsis para los colectivos que se consideran más apaleados por la crisis. “Mineros, sois cojonudos: sois nuestro orgullo”, se oyó gritar en la marcha nocturna.


Manifestación en Madrid: “Yo soy del carbón, del carbón, del carbón…..”

Desde las 10 de la mañana del 11 de julio, se concentraron en la Plaza de Colón miles de personas, llegadas en más de 200 autobuses, iniciando una manifestación en apoyo de las reivindicaciones de los mineros del carbón de las cuencas de Asturies, Aragón y Castilla y León. Ante el Ministerio de Industria, en el Paseo de la Castellana, culminaba una marcha a pie de más de 500 Km., iniciada por un grupo de mineros asturianos. Aquellas miles de personas habían acudido, desde muchos puntos del Estado, para apoyar el último tramo, por el momento, de la “Marcha Negra”; en defensa del trabajo en las minas de carbón. La lucha por la supervivencia y la dignidad de los mineros tomaba forma de manifestación y de cántico, de reivindicación, consigna y rabia enfrentada, entre el sentir del apoyo popular y la brutal represión policial. El rojo de las pancartas y banderas y el tricolor de la republicana, se agitaban con entusiasmo. Por supuesto tampoco faltaron banderas asturianas y del resto de territorios de los héroes del carbón.
La manifestación arrancó, en torno a las 11.00 horas, con los lemas 'Sí a la reactivación de las comarcas mineras' y 'No al cierre de la minería del carbón'. Al inicio de la marcha, los manifestantes dieron una larga ovación en apoyo a los mineros llegados a pie desde las cuencas y que, formados en cuatro columnas, encabezaban el cortejo. La multitudinaria manifestación fue protagonizada por el estruendo de los continuos petardos que los mineros lanzaban a su paso. Durante la marcha se gritaron pocas consignas, ya que el ruido de petardos centró un recorrido sólo interrumpido cada vez que los mineros cantaban su himno: "En el Pozu Maria Luisa”. Al inicio de la marcha se situó una furgoneta en recuerdo de los mineros que siguen encerrados desde hace más de 44 días en los pozos Candín y Santiago, en Asturias, que finalmente no acudieron a la manifestación.
Los mineros, visiblemente cansados, iban ataviados con camisetas con los lemas “Sí a la reactivación de las comarcas mineras” o “Quieren acabar con todo”. La protesta concluyó, sobre las 14.00 horas, con una carga policial frente al Ministerio de Industria, cuando aún estaban interviniendo los oradores del acto final de la marcha.
Concentrados alrededor de las vallas que rodeaban el perímetro de seguridad del ministerio, convertido en un auténtico búnker, los manifestantes corearon consignas como "El enemigo está dentro" y "No somos terroristas, somos mineros". Agentes de la Policía española que rodeaban la sede ministerial cargaron contra la multitud con el pretexto del lanzamiento de piedras y cohetes por parte de los mineros. Por su parte, los trabajadores de la minería denunciaron haber sido «víctimas de una campaña de criminalización por sus movilizaciones» y que la carga policial «estaba prevista por el Gobierno para ocultar con ella la respuesta popular». La Delegación del Gobierno en Madrid confirmó la detención de ocho personas a las que acusa de «desordenes públicos, altercados y desobediencia a la autoridad”.

Los mineros de la cuenca del Berguedà También desde Catalunya, los sindicatos mineros de la comarca del Berguedà organizaron un autobús que salió la noche anterior con trabajadores de la zona, a quienes se unieron gente de otras localidades que también querían manifestarse y expresar su solidaridad con los mineros. La cuenca minera del Berguedà tiene una acrecentada tradición de lucha por mejorar sus duras condiciones de trabajo, salariales y de seguridad laboral, lo que llevó a explosiones abiertamente revolucionarias en la comarca. Entre las más destacables, la revuelta anarquista del Alt Llobregat, en enero de 1932, y la huelga de 1977.
Para romper con la monotonía del viaje, el autobús, espontáneamente, se convirtió en una especie de asamblea permanente. Allí se compartieron experiencias y saberes de luchas pasadas y el modo de cómo afrontar las actuales; ante la pretensión capitalista de acabar con la mínima protección social y los derechos de los trabajadores, conseguidos con tanta sangre y tanto sufrimiento. Un futuro aterrador en el seno del capitalismo y una especial preocupación, de los más veteranos de las luchas, por el futuro de la juventud. Las hijas e hijos de la clase obrera, a quienes, tras grandes esfuerzos de sus familias en su formación, el capitalismo ha desahuciado socialmente y quiere mantenerlos en la cuneta. Por ser ésta una lucha contra el empeoramiento de las condiciones de vida, tienen más sentido, si cabe, unas formas de organización y de lucha obrera que los mineros han puesto de manifiesto y que los voceros oficiales pretendían como ya superadas. Que en la época de la sociedad globalizada de la información, con trabajadores desubicados y desideologizados, hayan tenido que ser los mineros, con sus herramientas de siempre, sus manos endurecidas y su fuerte conciencia colectiva, los que hayan echado a andar para que les sigamos, debería hacernos pensar qué nos ha pasado a los trabajadores, qué nos hemos dejado hacer durante los últimos años para haber llegado hasta aquí.

La madre de todos los recortes
Esa misma mañana, también en Madrid, en el Congreso, el gobierno empujaba más aún a la población trabajadora hacia el abismo. En un parlamento inoperante, amordazado y de espaldas a la realidad, se anunciaban los golpes que vienen; bajada del sueldo a las y los empleados públicos, recorte del subsidio por desempleo, subida del IVA... En la calle, a los mineros que luchan por sus puestos de trabajo, su futuro y el de sus familias, se les reprimía brutalmente con palos y pelotas de goma. La paradoja es que estos “vigilantes” del orden también van a sufrir los recortes salariales. El acto del Congreso constituye uno más de un sainete en el que se hace lo contrario de lo que se dice, se recurre al eufemismo para ocultar lo evidente y se vende el país a precio de saldo.
Durante el acto final de la “Marcha Negra”, los intervinientes calificaron de "brutales" e "irracionales" los últimos recortes del gobierno y anunciaron intensas movilizaciones durante julio y agosto, además de plantear la posibilidad de una huelga general para septiembre. Se anunció una respuesta sindical contundente a los recortes. Para ello realizarán conjuntamente un llamamiento a la sociedad civil para protestar en manifestaciones el próximo 19 de julio. Para asegurar, además, que la participación sea "masiva" desplegarán una intensa agenda de contactos y reuniones con el tejido social y cultural organizado, con el fin de comprometer al mayor número de personas y colectivos en la respuesta al plan de recortes del Gobierno.
El recorte del 63% en las subvenciones para el carbón este año, evidencia la aceleración del cierre de las minas de Asturias, León, Palencia, Aragón y Castilla-La Mancha. Para evitarlo, los mineros de todas estas cuencas reunidos en la capital, hace meses que solicitaron al ministro de Industria, José Manuel Soria, 200 millones con los que acabar 2012. El ministro les aseguró que estaba dispuesto a hablar de ayudas en 2013, pero no este año porque España necesita cumplir el objetivo del déficit. “No habrá 2013 si no hay 2012”, insistían en la calle los mineros. El gobierno central ve imposible sacar 200 millones de euros para salvar la minería, pero firmó la petición a la Unión Europea de ¡100 mil millones de euros! para salvar a los bancos quebrados.
Fuera de las minas el carbón es molesto: contamina y es caro. Mancha. Pero el debate ha rebasado el de su idoneidad como combustible, o como recurso estratégico para mantener a raya el precio del petróleo. El recorte de las ayudas llega de forma abrupta, ningún poder público ha desarrollado un plan para reconvertir el sector ni reubicar a los trabajadores. ¿A dónde han ido los fondos mineros? Las cuencas del carbón se ven al borde del abismo. Ante esta perspectiva, la “Marcha Negra” se ha proyectado por encima de la reivindicación inicial para aglutinar el descontento popular ante los retrocesos sociales y la incompetencia gubernamental ante la crisis.

Emocionantes escenas
Los mineros, defendiendo sus derechos, nos señalan con su ejemplo el camino del combate al resto de los trabajadores. “Como Sísifo, los mineros han robado el fuego sagrado de la rebelión a los dioses para entregárselo a sus hermanos de clase”. En la manifestación se respiraba el ambiente cargado de emoción, los asistentes expresaban su admiración hacia quienes completaban una parte de la etapa que no es el final del camino, “porque el de la clase trabajadora nunca termina y la emancipación colectiva es parte de un ejercicio que no se gana de una vez para siempre, sino que ha de ser defendido de forma permanente.”
Las escenas vividas en la manifestación minera en Madrid, la acogida, las palabras de ánimo, la solidaridad extendida por todo el país, en las calles y en las redes sociales y el acompañamiento en su protesta por tantos trabajadores; deberían ser un revulsivo, que fuera la punta de lanza en la nueva construcción de nuevos métodos de lucha y resistencias colectivas. Los rostros de aquellos hombres y mujeres quemados por el sol de la marcha, en alguno de los cuales se atisbaba alguna lágrima de emoción contenida por el tiempo transcurrido desde que abandonaron sus tierras y familias para llegar a Madrid a traer su rabia, reflejan la necesidad de la lucha. Las voces, los gritos, las consignas y los petardos fueron parte de esta nueva catarsis. Son la voz y el ejemplo de todo un pueblo que exige, ya, un cambio de ruta.
Hay algo de justicia histórica, de memoria, en el cariño recibido por los mineros, en la comprensión de sus reivindicaciones. Asturies no volverá a estar sola en mitad de la tierra. Por su condición popular de héroes de la clase obrera, parece natural que los mineros encuentren ese calor a su paso por los pueblos. En un momento de terror económico como el actual, cuando los trabajadores nos sentimos acorralados, desesperanzados y nuestra resistencia se limita a adivinar por dónde vendrá el siguiente golpe, la aparición en escena de los mineros puede ser la luz al final del túnel de la impotencia orgánica en que nos encontramos. Los mineros nos están dando una lección que no deberíamos dejar pasar y que va más allá de sus justas reivindicaciones. Es una forma de lucha.

La única lucha que se pierde es la que se abandona El gobierno no puede permitir que los mineros ganen este pulso. Su triunfo sería un mal ejemplo para el resto de trabajadores; que podríamos seguirlo para no ser pisoteados. Luchar, resistir, construir redes de solidaridad, ser firmes, llegar hasta las últimas consecuencias, tomar la calle, recuperarla…Por eso la durísima represión policial contra los mineros y su criminalización mediática.
Por las mismas razones, los trabajadores necesitamos que los mineros ganen este pulso. Su victoria despeja nuestro camino y, en cambio, su derrota nos dificultaría levantar la resistencia. Por eso hoy todos somos mineros y tenemos que estar con ellos. Por justicia, por historia, por memoria, porque lo merecen. Pero también por nosotros, porque estamos abocados al mismo futuro aterrador. Para vencer hay que moverse y para ello nos hemos de mover también el resto de los trabajadores. Los bomberos que les recibieron con cariño, los maestros y los profesionales de la sanidad, los del sector de la automoción, de la construcción, del metal, del cartón, de la banca, los precarios, los parados, los pensionistas y los que no han empezado aún a trabajar: todos.
Hay que imponer una nueva dinámica de luchas que genere un proceso de movilizaciones que confluya en una nueva huelga general, a la que le suceda una explosión de protestas coordinadas con un claro posicionamiento de clase. El objetivo es el derrocamiento de este gobierno y la puesta en marcha de un nuevo proyecto de izquierdas, capaz de coordinarse con el resto de trabajadores europeos hacia la derrota de los programas de austeridad y recortes sociales y que se niegue a pagar la deuda de los bancos.
La heroica lucha de los mineros nos ha devuelto al resto de los trabajadores nuestra identidad de clase. Es la lucha de clases la que entra, de nuevo, en escena, mientras enmudecen los discursos interclasistas y desideologizados. Tenemos muy claro lo que somos, clase trabajadora, muchos años antes de que algunos listillos la hayan descubierto. Quizás esta desafección de clase sea responsabilidad de muchos que no hicieron la transmisión intergeneracional, lo que pone en evidencia el abandono y traición a sus propias convicciones.
La marcha era compacta e “interminable”. Las voces de los que allí estábamos trascendieron la amplia avenida y superaron los altos edificios, como símbolos del final necesario de un ciclo histórico en descomposición, que ha legado un modelo de sociedad antihumana, excluyente, elitista y enemiga de la clase obrera.

Pello Erdoziain 
http://www.sinpermiso.info/articulos/ficheros/15chaves.pdf

No hay comentarios:

Publicar un comentario