23|07|2012- Desde la Redacción de APAS La Plata
La dictadura financiera logró otro objetivo: que un nuevo país
se someta a sus designios. Como ya lo hicieran Grecia, Irlanda y
Portugal, España aceptó recibir un nuevo “salvataje económico” a cambio
de un recorte salvaje y la pérdida sensible de gran parte de su
soberanía.
Por David Garcia |
Tras 76 años, el pueblo
español parece renovar su ímpetu por ocupar las calles. Si en 1936 el motivo
era preservar la legitimidad de la Segunda República, en 2012 es por la defensa
de las conquistas sociales obtenidas. Sin embargo, la disputa de fondo es la
recuperación de la democracia.
En febrero de 1936, el Frente Popular -una coalición de izquierda- derrotó en las elecciones a la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA). A partir de ese momento, tanto los partidos de derecha, como los sectores más recalcitrantes de la iglesia católica y los militares, entendieron que la posibilidad de llegar al poder ya no era la vía democrática.
Así, entre el 17 y el 18 de julio de 1936, un sector del Ejército se levantó contra el gobierno de la Segunda República. Sin embargo, las milicias de anarquistas, comunistas y socialistas, sumados a la fidelidad de sectores de la Guardia Civil y la Guardia de Asalto hacia los republicanos, lograron ahogar la sublevación en gran parte del territorio español.
Si bien esta primera parte del Golpe de Estado fracasó, constituyó el inicio de la Guerra Civil, que se extendió hasta el 1º de abril de 1939, cuando Francisco Franco firmó el último parte de guerra en el que declaró su victoria. De esta manera, la dictadura franquista se mantuvo hasta la muerte del tirano, en 1975.
76 años después del comienzo de la Guerra Civil, la situación coyuntural parece ser otra, aunque la problemática de fondo es una lucha entre democracia y dictadura.
El 11 de julio, Mariano Rajoy anunció un nuevo recorte presupuestario por 65 mil millones de euros hasta 2014, a cambio del adelanto de 30 mil millones correspondientes a un nuevo -el cuarto- “rescate financiero”.
El gobierno español “ahorrará” 65 mil millones de euros aplicando recortes al por mayor. Entre las medidas más importantes se destaca el aumento del IVA del 18 por ciento al 21.
Otras medidas tomadas son la eliminación del aguinaldo de navidad de los empleados públicos, el aumento del precio de los combustibles, la reducción de del presupuesto destinado a sindicatos y partidos políticos y del subsidio al desempleo en un 10 por ciento a partir del sexto mes, y un recorte del 30 por ciento en el número de concejales.
Estos recortes, claro está, forman parte del pliego de “rendición” exigido por la Troika que conforman la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pero las condiciones que impuso la Troika no terminan en los recortes, sino que van más allá: el gobierno español recibirá una inspección trimestral que se encargará de controlar que se cumpla al pie de la letra el plan de ajuste.
Por otro lado, los inspectores europeos serán los encargados de supervisar que los fondos del “rescate” sean destinados al salvataje de las entidades financieras. No vaya a ser cosa que el dinero sea utilizado en pos de la recuperación económica del pueblo español.
Con respecto a esto, quien salió al cruce de las decisiones tomadas por el Ejecutivo español fue el líder de Izquierda Unida (IU), Cayo Lara: “Usted usa su látigo para castigar a la mayoría, mientras usa el guante blanco con los defraudadores”.
Así, al aceptar la intervención, España se sumó al club de los países rescatados e intervenidos por Bruselas, y cuya soberanía se ven gravemente afectadas: Grecia, Portugal e Irlanda.
“Los españoles no podemos elegir si hacer o no sacrificios. No tenemos esa libertad”, enfatizó Mariano Rajoy ante el Parlamento, el día del anuncio del nuevo paquete de recortes.
Además, el Mandatario agregó: “Soy el primero en hacer lo que no me gusta. Dije que bajaría los impuestos y los estoy subiendo. No estoy cambiando de criterio, cambiaron las circunstancias y tengo que adaptarme”.
Con estas declaraciones, Rajoy no hizo más que explicitar lo que realmente está ocurriendo en la Península Ibérica, que no es otra cosa que la pérdida de soberanía en manos de la dictadura que impone, desde Bruselas, el sector financiero.
Tal vez suene exagerado hablar de dictadura; sin embargo los hechos demuestran que no es tan descabellado. Tanto el eurosocialista José Luis Rodríguez Zapatero, como el derechista Rajoy no hicieron más que seguir los dictados de la Troika, sin siquiera preocuparse en cambiar el color del maquillaje.
Así como el 17 de julio de 1936 los españoles salieron a las calles para salvaguardar la democracia, el 19 de julio de 2012 la historia se volvió a repetir. Ochenta ciudades de todo el país fueron ocupadas por cientos de miles de ciudadanos que no sólo se niegan a ser quienes paguen la fiesta de otros, sino que además están en búsqueda de la democracia perdida.
http://www.apasdigital.org/apas/nota_completa.php?idnota=5626
En febrero de 1936, el Frente Popular -una coalición de izquierda- derrotó en las elecciones a la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA). A partir de ese momento, tanto los partidos de derecha, como los sectores más recalcitrantes de la iglesia católica y los militares, entendieron que la posibilidad de llegar al poder ya no era la vía democrática.
Así, entre el 17 y el 18 de julio de 1936, un sector del Ejército se levantó contra el gobierno de la Segunda República. Sin embargo, las milicias de anarquistas, comunistas y socialistas, sumados a la fidelidad de sectores de la Guardia Civil y la Guardia de Asalto hacia los republicanos, lograron ahogar la sublevación en gran parte del territorio español.
Si bien esta primera parte del Golpe de Estado fracasó, constituyó el inicio de la Guerra Civil, que se extendió hasta el 1º de abril de 1939, cuando Francisco Franco firmó el último parte de guerra en el que declaró su victoria. De esta manera, la dictadura franquista se mantuvo hasta la muerte del tirano, en 1975.
76 años después del comienzo de la Guerra Civil, la situación coyuntural parece ser otra, aunque la problemática de fondo es una lucha entre democracia y dictadura.
El 11 de julio, Mariano Rajoy anunció un nuevo recorte presupuestario por 65 mil millones de euros hasta 2014, a cambio del adelanto de 30 mil millones correspondientes a un nuevo -el cuarto- “rescate financiero”.
El gobierno español “ahorrará” 65 mil millones de euros aplicando recortes al por mayor. Entre las medidas más importantes se destaca el aumento del IVA del 18 por ciento al 21.
Otras medidas tomadas son la eliminación del aguinaldo de navidad de los empleados públicos, el aumento del precio de los combustibles, la reducción de del presupuesto destinado a sindicatos y partidos políticos y del subsidio al desempleo en un 10 por ciento a partir del sexto mes, y un recorte del 30 por ciento en el número de concejales.
Estos recortes, claro está, forman parte del pliego de “rendición” exigido por la Troika que conforman la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pero las condiciones que impuso la Troika no terminan en los recortes, sino que van más allá: el gobierno español recibirá una inspección trimestral que se encargará de controlar que se cumpla al pie de la letra el plan de ajuste.
Por otro lado, los inspectores europeos serán los encargados de supervisar que los fondos del “rescate” sean destinados al salvataje de las entidades financieras. No vaya a ser cosa que el dinero sea utilizado en pos de la recuperación económica del pueblo español.
Con respecto a esto, quien salió al cruce de las decisiones tomadas por el Ejecutivo español fue el líder de Izquierda Unida (IU), Cayo Lara: “Usted usa su látigo para castigar a la mayoría, mientras usa el guante blanco con los defraudadores”.
Así, al aceptar la intervención, España se sumó al club de los países rescatados e intervenidos por Bruselas, y cuya soberanía se ven gravemente afectadas: Grecia, Portugal e Irlanda.
“Los españoles no podemos elegir si hacer o no sacrificios. No tenemos esa libertad”, enfatizó Mariano Rajoy ante el Parlamento, el día del anuncio del nuevo paquete de recortes.
Además, el Mandatario agregó: “Soy el primero en hacer lo que no me gusta. Dije que bajaría los impuestos y los estoy subiendo. No estoy cambiando de criterio, cambiaron las circunstancias y tengo que adaptarme”.
Con estas declaraciones, Rajoy no hizo más que explicitar lo que realmente está ocurriendo en la Península Ibérica, que no es otra cosa que la pérdida de soberanía en manos de la dictadura que impone, desde Bruselas, el sector financiero.
Tal vez suene exagerado hablar de dictadura; sin embargo los hechos demuestran que no es tan descabellado. Tanto el eurosocialista José Luis Rodríguez Zapatero, como el derechista Rajoy no hicieron más que seguir los dictados de la Troika, sin siquiera preocuparse en cambiar el color del maquillaje.
Así como el 17 de julio de 1936 los españoles salieron a las calles para salvaguardar la democracia, el 19 de julio de 2012 la historia se volvió a repetir. Ochenta ciudades de todo el país fueron ocupadas por cientos de miles de ciudadanos que no sólo se niegan a ser quienes paguen la fiesta de otros, sino que además están en búsqueda de la democracia perdida.
http://www.apasdigital.org/apas/nota_completa.php?idnota=5626
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